miércoles, 21 de marzo de 2007

El letrero que hay sobre el Bundestag


En el friso sobre la puerta del Bundestag hay un letrero que reza algo así como “Para el pueblo de Alemania”.
(Nota fotográfica: se ve oscuro, lo se, pero es que quise jugar con el efecto de las nubes y de la bandera que cuando tenía que ondear, pues no ondeó lo suficiente. Claro, o te ponen un grupo electrógeno, o repites la foto quice veces o te quedas con lo que hay y lo resulelves de la mejor manera posible. Y yo, la verdad, entre una nube bonita y una chorradica en alemán pues estácclaro lo que escojo, a ver. Me suena que hice otra parecida con mejor bandera y peor lo demás. Cualquier día tonto la cuelgo)

Al parecer, en su día fue el lema del Parlamento, pero ahora ha sido reconvenido por el más políticamente correcto “Para los ciudadanos de Alemania”, un ejercicio de cogérsela con papel de fumar o simplemente de cobardía e idiotez a partes iguales. Esto de llamar ciudadanos a las personas tiene demasiado tufillo revolucionario y neomasónico. Por el peligro, por el terrible mal que puede significar dar carta de ciudadanía a unos y privársela a otros, por decidir que a partir de hoy los que llevan gafas se quedan fuera o que los circuncidados mejor terminan en forma de pastilla de jabón. Además, ¿qué hacemos con los de campo? De campo aldea, quiero decir.
Está pendiente de que lo cambien, me parece, por el nuevo, que estas cosas de los pedruscos, cincel y martillo también llevan su tiempo, por muy alemanes que sean los picapedreros.
Por otra parte, o tal vez por eso mismo, lo del cambio de la nomenclatura, es un peligroso ejercicio de intromisión estatalista en lo personal, que no debería permitirse. Ustedes legislan para las cosas públicas, la cosa nostra, la de todos. Lo que nos une y tenemos en común, esto es, Alemania, nestro pueblo. El suyo, vamos, su proyecto común identitario y de futuro. Lo demás, o sea, el color de mis cortinas, mis afectos, mis aficiones, el cómo decido perder mi tiempo o si saco humo o no por mis pulmones es algo personal, privado, propio, en lo que ni el Bundestag ni su cúpula tiene por qué meterse. Pero claro, es guapo, moderno, in, fashion, qué se yo, decir sin decirlo que los negros y los moros son así, raritos, con sus cositas, mira que monos y tal, pero como nosotros de alemanes, faltaría más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues se me ocurre que los Alemanes tiene suerte porque en estas latitudes se habría rasgado más de una vestidura por no especificar en el cartel ciudadanos y ciudadanas de Alemania; al estilo de vascas y vascas, o sea.

Y entonces vas tú y les hablas del genérico. Y te contestan que no, que eso es lenguaje sexista. Y ésto te lo dicen los mismos que propugnan que las mujeres accedan al mundo laboral o a la representividad por cuota y no por méritos.

Que suerte tiene los ciudadanos de Alemania...