domingo, 18 de marzo de 2007

La vida abesugada

He terminado a trompicones un libro que me prestó hace unos días Yolanda. Se trata de la Mecánica de los tubos, un relato breve, escrito por Amelie Nothomb, que me dejó Yolanda cuando hablamos sobre las buenas críticas que está recibiendo por su última novela. Esto igual no interesa mucho a la concurrencia, lo de Yolanda, digo, porque lo de la brevedad y el éxito de la autora si parece importante para su consideración. La joven autora, desde su debú, está facturando una novela al año, poco más o menos. Tratándose de unos relatos de algo más de cien páginas, pues tampoco es para romperse las muñecas dándole a la tecla la verdad. Pero como ya dijo el clásico, la cuestión no estaba en el volumen, se supone.

La historia trata sobre las viviencias de una niña desde su nacimiento, cuando se convierte en el dios de su pequeño universo, hasta los tres añitos, cuando toma consciencia de la finitud de su existencia y vive una experiencia bastante peliaguda.

Sin duda se trata de un relato agradable, con un punto de vista relativamente original -el de la cría- que prooca una visión de las cosas bastante peculiar aunque un tanto forzada para resultar verosímil. A pesar de ello, la lectura no se resiente y más bien resulta simpática y en algunos momento divertida la manera de interpretar el mundo que tiene la narradora, las relaciones familiares un tanto peculiares, la paradoja de la identidad para unos belgas que viven en el Japón y chirría un tanto el tono entre pueril y mal educado sobre las cuestiones trascendentes y religiosas.

Sobre esas líneas se desaarrolla la trama fundamental de esta novela. En realidad, prácticamente la única ya que se podría discutir si estamos ante una novela breve o un relato, un cuento puro y duro.



La pequeña Amelie era una monada, da ganas de pellizcarle los mofletes.

Nada que ver con besugos, con carpas ni con otros bichos asquerosos.

Al final, resulta adolecer de un defecto muy habitual en las obras postmodernas con ínfulas de interpretación de lo actual y de espejo donde mirarse para intentar entender el mundo actual. Nothomb parte de una síntesis bien definida -la existencia de los seres-tubo, entre lombriz y carpa, y su irremisible e inútil final- sobre la que reconstruye una aventura vital para terminar llegando a ella. Pues como todo, ¿no?, como cualquier otro relato.Tal vez si, probablemente. Pero llama la atención lo simple del asunto, tanto como el tubo digestivo de la propia lombriz, falto de matices, de colores, de grandezas y de miserias como la propia postmodernidad de cartón piedra de la que esta obra parece hija.
De todos modos, y tal y como estásn las cosas, este tipo de obras termina siendo un termómetro de su propia situación, una especie de síntoma, para bien, regular o mal, de lo que hay. Una manera como cualquier otra de ver lo que pasa por ahí, lo que piensa la basca.
¿Y qué piensa la peña? ¿Que somos unos besugos, unas lombrices, que ni sabemos de dónde venimos ni nos preocupa dónde vamos porque nos asusta pensar en algo mayor que nuestro propio ombligo? Hay que ver la mala uva que gastamos los que gastamos mala uva.

Yolanda, no temas, que no lo tiraré a la piscina, ni al fondo del Sadar ni nada por el estilo. Es más, te voy a pedir otro. Ya lo he dicho.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo lo dejé (pero no lo tiré). A veces, como todos, no acierta. Pero se esfuerza. A mí me cae muy bien.

Anónimo dijo...

Desconozco que edición tendrás, pero el libro se llama [i]Metafísica de los tubos[/i] no [i]Mecánica de los tubos[/i].

Te recomendaría otro de Nothomb pero intuyo que sería una pérdida de tiempo por mi parte porque si has leído a [i]trompicones[/i] un libro tan ligerito y breve como el que nos ocupa, no creo que tuvieses capacidad de terminar algo que supere la extensión de un prospecto medicinal.

Aún así, una última anotación... Tu blog - o como quieras llamar a esta abominación de página web- es como tu bien has dicho [i]"como el tubo digestivo de la propia lombriz, falto de matices, de colores, de grandezas y de miserias como la propia pedantería de cartón piedra de la que esta obra parece hija"[/i]

Anónimo dijo...

Por cierto, como es evidente después de leer mi comentario, en tu patética página no se pueden utilizar códigos html para las cursivas, ya tienes tarea para mañana....

Nodisparenalpianista dijo...

Anónimo, que no lo has pillado, que si entrecomillas o intentas poner cursivas has de citar literalente. Que eso no es cosa del html, es la manera como se escribe, ya ves tú.
Es lo que me ha pasado a mi con lo del título, que de la Metafísica pasé a la Mecánica, como si la cosa fuese de taller de chapa y pintura.
Venga, deja de sufrir (pathos) por las cursivas y vuelve cuando quieras a ilustrarnos con tus perlas.

Anónimo dijo...

Bonita tilde, anónimo, sobre la "u" de tu "Aún así una última anotación...". ¿No te enseñaron, Amelio, que no se acentúa? ¿O es la viga que se te ha caído del ojo? ¿Una lombriz, acaso?

Anónimo dijo...

Mis queridos profes:

Tienes que ver qué pasa, sigue sin funcionarte el uso de la negrita y la cursiva.

Y para Pierrot Le Fou, querido, tienes razón, las prisas son malas, pero lo que me extraña es que me diga cómo escribir una persona tan jodidamente caótica en la puntuación.

¿Acaso no te enseñaron en el cole?

Bueno, espero con impaciencia tus próximas lecciones, esperemos que se lean mejor, la excitación de corregirme en público ha hecho que escribas sin ningún ritmo.

¿Eso de Amelio denota ira, burla o son ese tipo de nombres cariñosos que os ponéis el autor de esta página y tú cuando mordéis la almohada?