jueves, 1 de marzo de 2007

Señor Presidente


Señor Presidente:

ni yo soy Boris Vian, ni usted lo merece. Pero en realidad da un poco igual. Si al final sus sicarios o los de sus amigos de la paz deciden terminar con nosotros, seremos como el de la canción, nos dejaremos tirotear.

Señor Presidente, le debe usted una explicación a estos ciudadanos.

Vicente Romero

Juan García Jiménez

Esteban del Amo García

Fausto Escrigas Estrada

Eugene Kent Brown

Juan Mateos Pulido

Alberto Alonso Gómez

Vicente Domínguez González

Juan José Catón Vázquez

Juan Carlos González Rentero

Carlos Vesteiro Pérez

Ricardo Sáenz de Ynestrillas

Francisco Casillas Martín

Jesús Gimeno Gimeno

José Joaquín García Ruíz

Antonio Lancharro Reyes

Andrés José Fernández Pertierra

José Calvo Gutiérrez

Jesús María Freixes Montes

Santiago Iglesias Rodino

Carmelo B. Álamo

Miguel Ángel Cornejo Ros

Juan Ignacio Calvo Guerrero

Javier Esteban

Ángel de la Higuera López

Pero, vaya, se van a quedar sin ella, porque al parecer lo del mundo futuro a usted le deja bastante igual. Si al menos hablásemos de arquitectura... Pero no nos desviemos.

Ya que la de ellos se la ahorra, ¿qué tal si nos la da a los demás? Más que nada por despejar la incógnita, la X, ya sabe de lo que le hablo. Tendría una gracia putrefacta que al final la coalición fuese entre los hombres de paz y los de la colonia aquella tan nombrada que inspiraron los de su camada.

Pues nada, señor Presidente, si antes no nos liquidan o nos fríen en cal viva, tendremos una cita o dos dentro de poco. Que le vaya a usted bien, pero si no es mucho pedir, que a la justicia le vaya mejor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A Rodríquez.

Lamento disentir del pianista en el trato que le dispensa.

Por lo que a mí respecta ni es usted un señor, ni es usted presidente.

Para ser señor le faltan demasiados atributos de esos que uno se gana a pulso cada día. Uno no nace señor; se hace.

En cuanto a lo de presidente, se lo reconocería si hubiera usted ganado las elecciones de forma limpia y decente. Es decir, sin casuales atentados, sin tomar sedes de la oposición en jornada de reflexión, sin trapichear con sectores de prensa, y sin negociar la Moncloa con los hombres de paz.

Usted sobre mí usted sólo tiene poder, pero no autoridad porque no se la reconozco. Así que puede enterrarme en cal viva, quemarme como a aquel mendigo, o destinarme a las Chafarinas. Pero nunca podrá convencerme o doblegarme.

Le falta lo que nunca tuvo y a mí me sobra.

Que Dios le perdone.

kioskero dijo...

Que pena que exista gente que no respete la vida de los demas.
Ante esa gente es de justicia ser inflexible, pero parece que hay prohombres que no piensan así.
Es una verdadera desgracia.
De seguir de la misma manera esta realidad de realidades o nacion de naciones o nacion de realidades o como quieran que lo llamen se convertira en una taifa.

La mosca dijo...

Hola amigo acabo de posarme en tu página. Llevo unos días pensando en escribir algo para el Señor Zapatero y ya lo estoy haciendo.
Tengo una vecina, que me daba la apariencia de ser una buena persona, pero ya llevo demasiados años viviendo a su lado, al principio sus malos actos los achacaba a la ignorancia, a la falta de mundo, de experiencia, poco a poco me fuí dando cuenta de que era mala persona además de una descerebrada. El ejemplo como zapato a pie para nuestro "Señor Presidente"

Saludos amigo y hasta pronto