lunes, 30 de abril de 2007

Dark side on the Waters (II)

Descanso. Qué ironía.
Montamos un cuerpo expedicionario de tres voluntarios para ir a buscar unas cervezas para beber y pasar así la sofocante hora y media de calor que se nos venía encima. Aquello fue una batalla campal, para comprar unos vasos de plástico de litro de cerveza a 10 euros. ¿Cuantos vasos? Uno. Uno diez, dos, veinte, tres treinta, cuatro cuarenta. Lógica pura, sed a raudales, pasta por un tubo,las dos nenas que ponen los vasoa agobiadas, lo nomal. ¿Qué, cuántos? Pues tres para beber allí y uno que nos trincamos ahora, y dicho y hecho. Para cuando salíamos de allí a la carrera -dentro de un orden y procurando no darnos un baño de cerveza- ya empezaba a sonar la introducción en cuadrafónido de Dark side of the Moon.
Y como en lo anterior, vayamos por partes, porque no seria honesto decir según qué sin avisar: a mi DSOTM no me gusta. Y listo. Mucha obra maestra del sinfónico, mucho antes y después del rock serio, yo que sé, se ha dicho de todo de ese disco, pero a mi me gusta más el WYWH, el Animals, el directo de Ummagumma, el Piper, claro, medio Meddle -si, Echoes- o, posiblemente por encima de rodos, el directo en Pompeya. Siempre he dicho del DSOTM que me encanta como empieza y como termina, pero la parte central me cansa mucho. Y en directo todo fue igual, pero mucho, muchísmo mejor.
En un momento, cuando se acometía la parte final del disco, nos miramos dos de los porteadores cerveceros y nos sorprendimos porque ya se acababa. Y es que llevaban ya con casi treinta minutos del DSOTM y aún estábamos alucinando o alunizando, no se seguro. Ya había sonado Time y Breathe, sin duda lo mejor, el karaoke de Money, la negra -nada de negrita, que luego me critican los diminutivos: qué pedazo de mujer, oye- pegando gritos como una loca, que vale, que si, que menudo chorro de voz oiga, pero que nos va a dejar a todos teniente, y la ñoñez pringosilla de Us and them que dejaba paso otra vez al talento en las sublimes Any colour you like y en la preciosidad que es Eclipse, en mi opinión una de las que mejor equilibra en el repertorio floydiano texto y música, con aquello de que todo bajo el Sol está en armonía, pero la Luna lo eclipsó.
Bueno, tremendo. A estas alturas del Telediario, ya me se lo de la pantalla circular, lo de las películas que proyectaban cuando lo tocaban en directo, lo del sonido cuadrafónico, todo eso. Pero es que verlo, aunque sea en forma de sucedáneo pinkfloydiano es una maravilla. Ya digo, sigue siendo un disco que me gusta sólo a medias, pero verlo, oirlo y vivirlo en directo es una buena jugada de la suerte, así que gracias.
Tras el estallido de aplausos, ya sabéis, público agradecido, convencido de entrada y todo eso, llega la tercera parte del concierto, que son los bises propiamente. El bis es media hora larga dedicada al The Wall.

De hecho, ya habíamos comenzado con la apertura de ese disco, sin duda el más reconocido aunque no el más amado por la mayoría de los fieles de la banda. De todos modos, imosible ceder a la tentación de olvidarse de él. Waters presenta a la banda usando como base The happiest days of our lives, que nunca pudo pasar de ser un simple prólogo de Another brick in the wall (pt.2), la del coro de los críos, prohibida en Sudáfrica y tal, lo menos necesario que uno se puede imaginar en un concierto así. Es que han de tocarla. O no. De hecho, Gilmour no la toca. Total, si todos nos la sabemos, a mi me interesaría que se renovase el repertorio, que tuviese el valor de interpretar canciones que hace mucho o que incluso nunca llevaron el directo, no se, algo distinto, nuevo, emocionante. Claro, lo de la catarsis, anduve cantando como el primero, pegando unas voces que las de la negra se quedaron en nada y disfruté con los dos solos del disco y el intento del tercero, aquel que llevaron en los directos pero que no grabaron en el disco por falta de espacio de ganas o de algo. Luego tocó Vera, preciosísima pero que era una manera un tanto burra de decir, hala majos a tomar aire porque en dos minutillos vais a ver lo que viene. Después lo de Bring the boys back home, con el olor a chamusquina de los del mechero de antes convenientemente apagado por los Coros y Danzas del Ejército Ruso o así que sonaban de fondo, y ¡zas!, Comfortably numb.

Estamos en lo de siempre. Uno ve, en el deubedé del 2002, a Gilmour tocándola y cantándola, con Robert Wyatt haciéndole las voces lastimosas en plan Abuelo Cebolleta desde su perenne silla de ruedas y es que es para ponerse de pie en señal de respeto. Luego se va a los extras y la ve con Gilmour igual y con Bob Geldof, haciendo las voces quejumbrosas de ultratumba y también se pone de pie, pero un poco apoyado en la pared. Claro, les ves a estos y disfrutas, te conmueve, cantas, te emocionas, te sientes plácidamente insensible, pero no es lo mismo. Uno decía, después que cada vez que arrancaba el sin par Snowy White con los solos, que deseaba que lo dejase, que total para qué. Bueno, a mi no me pareció tan mal, pero claro, es Miguel Ángel y un pintamonas de Arco. Es que es muy bueno. Ya vale, si, un pedazo de pan, pero yo me vuelvo a Roma ya mismito. Con todo, como irse a Roma pues pilla complicado a veces, uno disfrutó de Comfortably numb a tope, porque además de todo, sabía que se trataban de los últimos minutos de un conciertazo, porque las giras de los Floys son cada vez más complicadas, porque Gilmour persiste en no pisar un escenario español, el muy tonto, y porque más vale disfrutar del momentico, oyes, que nunca se sabe cuándo volverás a oir esas canciones en algún espacio mayor que el del comedor de casa y como mucho con doce amiguetes tajados en los últimos ratos de un verbenón salvaje, cuando el picú se queda libre porque la tropa está en otros menesteres, sin duda mucho más lamentables.

En resumen: todo estupendo, increíble, tan increíble que suena a raro. Sobre todo porque en un momento nos avisamos ¡eo, qué pasa! cuando vemos el plano corto de Waters en pantalla cuya boca no va con lo que está cantando. En buen plan piensas en un error de sicronización entre vídeo y audio, en un rollo de postproducción o algo así, pero la cosa es mucho más simple: le ha fallado el playback. O eso parece. Eso explicaría el milagro de la recuperación de su maltrecha voz en este tiempo. De todos modos, qué gran estrella no tira hoy de latas. Y, al fin y al cabo, todo sea por oirle cantar medio bien.
Por lo demás, la banda está mucho más próxima al sonido original de los Floyd, sin aventuras ni experimentos, fieles al original, y en eso ganan un montón. Algunos le critican que debía haberse ceñido mucho más a su repertorio personal. Si, claro, pero si os coloca If, dos del Radio KAOS, medio Amused to death y alguna más del Hitchicking hubiéseis dicho lo de hace cinco años, qué tío más plomo, sigue insistiendo en su carrera personal, cuando aquí la mitad de gente ni la conoce y lo que quiere oír son los clásicos floydianos. Esto me parece que es como lo de las alineaciones del furbo, que cada cuál haría la suya y sería la mejor, claro.
Decía en el taladro previo que deseaba que hubiesemos estado todos allí. Al menos los que estuvimos, creo que lo disfrutamos. Y ahora os lo contamos.
Como éste, al que aún no he leído para no dejarme influir y que, por lo que si he leído, os recomiendo fervientemente.

domingo, 29 de abril de 2007

Dark side on the Waters (I)

Entre los sinfónicos hubo un cierto desacuerdo. ¿Mejor ahora o en 2002? Sea como fuere si había acuerdo en algo, el concierto fue muy bueno. Extraordinario. En mi opinión, que es al fin y al cabo la de quien le da aquí a la tecla, es que este concierto mejoró en casi todos aspectos el de 2002.
De aquél, recordaba en un comentario
anterior, que sorprendía lo cascado de voz que estaba Waters y lo bonito que fue encontrarse con todo un mito musical. En esta ocasión, sorpresivamente, la voz de Waters ha estado mucho mejor, muchísimo. Después de oído cómo cantó en el Live 8, uno se imaginaba que iba a renunciar definitivamente a seguir cantando.

Pero vayamos por orden. El Palacio lleno, la reventa por las nubes. Un escenario enorme con una gran, gigantesca pantalla detrás. En ella se ve una botella de Johnnie Walker -o así-, el dial de una radio, una maqueta de un bombardero bimotor de hélice y un vaso. Las volutas del humo de un cigarrillo y de pronto la mano que lo sostiene. Son las nueve y media. Sintoniza la radio y suena el tachán con el que comienza el espectáculo: In the flesh.

Y desde ese momento todo era como previmos y todo es sorprendente a la vez. Lo previsto fue todo el repertorio y su misma interpretación. De hecho, es el mismo que esta llevando Roger Waters en su gira y que está siendo pirateado por todas partes de manera que no siguiendo los consejos de Teddy, uno puede disfrutar de su actuación en Nueva York. Lo sorpresivo fue que Waters sonaba más Pink Floyd que nunca; de hecho, unos cuantos músicos de su banda han sido o de sesión o de directo de los Floyd, con lo que les podemos considerar suplentes ofciosos del grupo.
En la primera parte del concierto la banda interpretó el repertorio más personal de Waters, parte del que siempre ha interpretado en sus giras tras la salida de Pink Floyd, más alguna de las piezas más emblemáticas del grupo. In the flesh es una gran entrada, contundente y visceral, que no termina de pegar con lo que sigue, mucho más intimista, com Mother, uno de sus favoritos, muy largo, que rompe el ritmo y que parece nunca va a terminar. Un poco rollo.



Después, su única referencia a la etapa anterior al Dark side of the Moon, su homenaje a la época de Syd Barret: Set the controls for the heart of the Sun. En el concierto de 2002 fue todo un homenaje, alusiones, proyecciones y aplausos a Barret. En los conciertos de esta gira que tocó días después de la muerte del primer líder del grupo, Waters le dedicó bellísimas palabras, blablablá, que suenan a oportunismo o mala conciencia, puesto que todos los miembros del grupo han reconocido la poca atención que le prestaron desde mitad de los setenta, pero esa es otra cuestión. Set the controls... sonó a psicodelia revivida y completamente actual. Tiene su tema, podía comentarse aquí, por ejemplo, que para llegar al corazón del Sol apuntemos los timones, pero que en el intento, acabemos en la cara oculta de la Luna.
Según terminaba, el sonido aquel como de viento que preludia Shine on you crazy diamond. En esta ocasión, los músicos tiraron por la versión canónica, nada de imporvisaciones ni de "vas a ver cómo te meto un solo que el Gilmour ni se lo imaginaría", como la que perpetró Snowy White en el concierto anterior. Aquello sonó a disco, bien, como era, que es lo que queríamos oir. Para versión, la de Gilmour, con su guitarra acústica, su voz ajustada, pero digna y el saxo de Dick Parry, que lleva de gira ahora pero que podéis ver y oír en el deubedé que rodó en 2002 o por ahí. SOYCD es caballo ganador para un fan pinkfloydiano, probablemente la que más consenso (en positivo) tiene entre las grandes y resultó uno de los grandes momentos de la velada. La única pega: que sólo tocasen la primer parte de la cancíon, o sea, la de la cara A del disco.
A renglón seguido, una de mis favoritas, Have a cigar, habitual en su repertorio en solitario, que funciona siempre como prólogo a Wish you were here, cada vez se está transformando más en un himno juliganesco del buen rollo. Alucino con Have a cigar y suena ese dial que termina en un tachán de orquesta: a ver qué gallos suelta ahora Waters. Ta lastimosa parte que cantó en el Live 8, me temía que al pobre se le saliesen los nódulos por las orejas al intentar cantarla, pero sorpresivamente, la interpretó de un modo estupendo, mejor que nunca, con una voz que ni en sus mejores momentos tuvo. Allí había gato encerrado, luego lo descubriríamos.Venga, va, ahora digo la burrada y me quedo más ancho que largo: a mi WYWH ya me cansa un rato, me tuesta que la usen como la balada del grupo (por falta de baladas, o de canciones suaves y lentorras) y me parece una fácil incitación al karaoke colectivo del guachuguachu, en este caso güichubijíar. De hecho -que redoboen los tambores- yo prefiero, pese a las críticas sinfónicas que ya me oí y que ahora se repetirán, me gusta mucho más Have a cigar, por ejemplo. Y ya está.
Y después del karaoke catático, con tres mecheros y todo -si es que las momias siguen inasequibles al desaliento- Waters acometió su repertorio en solitario. Primero con dos canciones de The final cut, el último disco de los Floyd con él en el grupo. Se trata de un disco controvertido ya que, según figura en la carpeta, se trata de una obra "by" Roger Waters "performed by" Pink Floyd, con lo que la banda pasa a ser un mero grupo de intérpretes, o sea como los que hemos visto ahora en 2007, unos instrumentistas estupendos poniendo su arte al servicio del autor de verdad. Ese es un debate muy divertido, no tiene resolución final y genera opiniones muy controvertidas. A mi me gustó mucho ese disco desde el primer momento.



Después una pieza del aclamado Amused to death, tal vez de sus discos en solitario el que más sigue gustando en general, pese a sus altibajos. Yo sigo diciendo que el Hitchhicking es un disco mucho mucho más valiente, mejor cerrado, brillante, aunque probablemente bastante más complicado. Opiniones y colores. Y de la portada no digo ni pío. Además, salió un astronauta hinchable recorriendo el cielo de la pista. ¡Qué cosas!
Por fin, algo nuevo. Leaving Beirut. Waters la presenta y nos cuenta una batallita de un viaje de juventud al Líbano donde unos le dieron una sopa o no se qué y se la quitaron de comer simplemete por agasajarle. Qué majos, claro, y que chungos el George y el Tony que les meten bombazos y tal. Y, claro, la peña otannobasesfuera en éxtasis. Salió uno de los guitarras disfrazado de Bob Dylan y todo que me sobrecogió el alma. Tanto fantasma junto es malo para mi tierna sensibilidad. A ver, amigo, canción protesta así, pues no se. Lo del Líbano, pues qué quiere que le diga, que los de su canción eran majísimos, como en casi todas partes, que el personal es una maravilla, pero por desgracia, las cosas no son siempre así. La demagogia es fácil y más si lo que pretendes es que te aclame un público de ovejas. De la Onu no hablamos, del tráfico de armas por petróleo tampoco, de los procesos de autrodeterminación para la descolonización, mejor lo dejamos. Porque si estas cosas hay que hablarlas, se hablan y sin miedo a que nos saquen los colores, que para que la peña rebuzne, ya tenemos el karaoke. La nueva canción que ya estrenó en algunas grabaciones legales pues ni fu ni fa, aunque la puesta en escena, con una proyección de viñetas al fondo cuyos bocadillos iba cantando Waters (karaoke sin rubor) quedó muy bonita. Después del bajoncillo de esa canción, otro momento de los que gustan un montón. Sheep, del Animals.


Cada vez conozco más sinfónicos que reivindicamos el disco Animals como una de las joyas ocultas de los Floyd. A mi me parece un disco fascinante, muy unitario y perfectamente interpretado. De hecho se trató de un disco grabado tras años de interpretar en directo varias de sus canciones on otros títulos y con pequeñas variaciones. Por eso nos encantó a unos cuantos. Por lo del cerdito volante a muchos otros. La tontada es muy divertida: el cerdo que te sobrevuela, una lluvia de papelitos y todos los allí presentes con las cámaras, los móviles, lo que fuese echándole fotos al gorrino. Oye estupendo.
Habla Waters, Un pausa y le damos al Dark Side. ¡A por cervezas que el calor aprieta!
Dentro de veinte minutos y unos tragos continuo.

sábado, 28 de abril de 2007

Flor de un día



Florece mi blog

en el desierto

(Casi) Nadie actualiza en finde

viernes, 27 de abril de 2007

Bola de partido




6-0, 6-0, 5-0, cuarenta a nada y no tengo el servicio.


Pero remonto, a ver.


Como aquella final del rolangarrós que le levantó Lendl al follonero de McEnroe una tarde de domingo en la que mi mamá luchaba a brazo partido con la máquina de escribir para pasarme un trabajo sobre el bombardeo de Guernica para el cole. Yo, manta y zarpas con la máquina, y ella, abnegada, que al final se tenía que haber quedado medio título o más de la EGB o del Bup o o de lo que fuera aquello.


Pero estábamos en las fiebres y el tenis. Para el sábado, remonto. Como está mandado.

jueves, 26 de abril de 2007

Una pelota de tenis



Es como si me hubuiese tragado una. Las amígdalas, que una vez un médico o vacilón o, directamente. idiota me dijo que no tenía Y yo, oiga, búsquelas porque han de estar por ahí, llevan toda la vida dándome morcilla, o sea. Y el tipo, pues si, si que tienes -confirmado, era idiota-, pero son muy pequeñitas. Yo ya un poco mosquedado, pues con lo pequeñitas que son y la guerra que me llevan dada.


Cambio de tiempo, sudada en la bici, otro idiota, no necesariamente médico que decide vivir como un lapón gracias al aire acondicionado y así. Total, que apenas puedo tragar y me noto un cebollón por dentro, con lo que o perezco de inanición o dejo de respirara en cualquier momento. Por si acaso, junto a la cama dejaré el apaño para las traqueotomías caseras, navaja calentaa en un fogón y boli bic mugriento, que de algo ha de servir ver tantas pelis.


Y si queréis más, echadle un ojo a lo de ayer, que con lo chulo que es y no decís ni pío, cobardones.



Tal y como estoy,
soy incapaz de articular palabra,
ni siquiera en portugués




miércoles, 25 de abril de 2007

La farola

Llevan ya un tiempo con las obras en la Cuesta de Moyano.
De allí trasladaron las famosas, casi mágicas casetas de los libreros de viejo al lateral del Jardín Botánico, en el Paseo del Prado. Ahora, uno, según sale o entra, o va, o viene, o pasa, o queda por el lugar, le puede echar un ojo a los libros de viejo, a un euro, a dos, a lo que sea.
La Cuesta de Moyano tiene su encanto, no digo que no, pero el final del Paseo con sus librerías de color gris azulado, las persianas de madera que se levantan a modo de toldo, las mesas hechas de maderón malucho y patas de caballete, le dan un aire muy libresco, entintado y hasta leído a un final de tramo del Prado que parecía poco lustroso para coronar el paseo del arte.
Al parecer, en la Cuesta de Moyano, o sea, debajo, van a instalar o a trasladar una subestación eléctrica, de enlace o similar, para que con los veranos achicharrantes y tanto aire acondicionado, me imagino que al personal le debe de saltar los plomos con una cierta facilidad. Total, que la calle ha estado despanzurrada desde hace una buena temporada.


Entre otros muchos cargos, don Claudio Moyano fue,
en su día, diputado por Toro,
que sería como decir que lo fue por...pistolas.
Más chulo que un ocho, o sea.

Ahora han retirado parte del vallado, con lo que empieza a verse cómo quedará cuando se termine. El gran avance es que han hecho peatonal la vía, con sus bordillos y todas las cosas. Aún faltan por terminar bastantes cosas, creo, porque la caseta de Dragados o del que sea, siguen allí. Esta mañana, al pasar camino de
la estación, he visto a un operario, llamémosle electricista o puro manobra, que estaba enderezando y dándole la altura correcta a una especie de cuadrángulo móvil en cuyo centro sobresalía un tubo rugoso de color naranja lleno de cables. El hombre del mono azul, manobra, electricista, qué mas da, ajustaba el encaje y su altura, mientras enderezaba el tubo. Digo yo que sería currante del bocata de tortilla, copita y cafecito, tiene usted un Farias, jefe; o de Audi y chalé alicatado, porque en estas cosas la peña gana un dineral de miedo. La rutina poniéndolo, pim, pam, listo y a por otro. Y he seguido adelante, claro.
Y he seguido adelante, y dándole vueltas a la cabeza a propósito del cuadrángulo. He pensado que estaría bien que, entre tanto hormigón y cable pelado, el manobra se tomase su tiempo, como el del hierro colado que hace la farola para que quede estupenda, supongo. Y he pensado en la farola que iluminará, el día que lo terminen, el cruce de Moyano y Prado, con uno debajo pidiendo un taxi; con la cuerda del perro que se lía y el otro que pide disculpas, perdón señora, señorita, pues perdón también a la señorita, que ha estado a punto de tropezar; con otro que se detiene un segundo, deja el maletón en el suelo, se apoya, toma aire y piensa en sus cosas justo antes de irse de Madrid o de volverse a su casa; de otro que dice pues parece un intermitente cuando la luz flojea y no se sabe si quiere encenderse para alegrar la noche o apagarse para alegrar a los noctámbulos que se apoyan en el farol, como si fuesen de una vieja historia de portuarios marselleses y morenazas faldicortas.
Un farol, una farola da mucho juego. Y hasta luz, según las horas
Como la Cuesta de Moyano. Y los libros viejo.
Los paseos por Madrid.

martes, 24 de abril de 2007

Lista rápida de las firmas más indeseables


Ocómo abordar a tu autor preferido para ver si consigues hundirlo de una vez por todas.
(Una lista confeccionada por Pierrot le Fou -cada día más vago, la verdad, pero hoy se ha portado- y Nodisparenalpianista)

1. Paulo Coelho: ¿Me puede dedicar este libro para dormir a mis ovejas?

2. Maria de la Pau Janer: ¿Me firma este catálogo de Tous?

3. M de la Pau Janer: ¿Me puede escupir sobre este programa electoral de su partido?
de cuál de los tres? ja, ja, ja!


4.1 Joaquín Sabina: oiga, ¿cuando termine de esnifarse las cenizas del porro, me puede contra un chiste sobre la Leti?

4.2 Joaquín Sabina: oiga, ¿cuando termine de esnifarse las cenizas del porro, me puede tirar el vaso del cubata a la cabeza?

5. César Vidal: ¿me podría firmar los doce mil títulos que ha editado en el último mes?

6. Lucia Etxebarria: oiga, ¿le puedo dar con el marie claire en la cabeza?

Casi mejor con la fotopia del maricler intertextualizada...

7. Saramago: oiga, lo que prefiera, me firma un bostezo o un obituario, pero rápido, que se me ha dormido la pienna.

8. Buenafuente: Oiga, ¿me firma este libro de Chesterton, y de paso se lo lee?

8.1: Responde Buenafuente: no, mira, nen, el Chesterton es de otra cadena, es del Mira quien baila, de la Ana Igartiburra, saps o no?
vale, neng


9. Sarda: ¿Me firma las Crónicas Marcianas de Bradbury? No, no, no es necesario que Boris se baje los pantalones...

10. Asha Miró: puede decir "soy supersensacional" sin llenarme la cara de saliva?

MENCIONES ESPECIALES:


Alvaro Pombo: ¿Me puede firmar una fotocopia del contrato con Planeta sin que se le escape la risa?


Antonio Gala: ¿Me recita? no, no, digo que si quedamos para el año que viene... (UF!)


lunes, 23 de abril de 2007

Hoy no


En lo tocante a las letras hay algo que tenglo claro: el único día del año que seguro no compraré ni un libro. Porque uno podía decir, claro, tío listo, será el día de Navidad o alguna otra fiesta de guardar o así. Pues no, que ahora con tanto moderno y tanto CorteInglses y Vipses que abren en domingo, uno puede comprarse de todo casi cada día. Y si no, siempre nos quedará la interné.

Bueno, pues no, no iba por ahí. El día del año en el que no compro libros es el Día del Libro. Que no me da la gana, hombre, ya.
Porque a ver, digo yo, en el Día del Libro, la cosa sería leer. Otra cosa si celebrásemos el día del editor, del distribuidor, del detallista, del librero al fin y al cabo, no se. Pero la peña no lo pilla. Se vuelve loca, tonta -o tal vez el problema es que ya era así-, y de modo febril, se dedica a comprar y, si es posible, que le firme el ladrillo el tocho de turno, no se, algún Boris Izaguirre, Buenafuente, Gala o incluso un escritor. Y para más inri, copiando una tradición un tanto ñoña, ahora quieren que el gremio de los floristas se ponga las botas a escala nacional gracias al genocidio de las rosas, que son rosas, que son rosas. Que no es reiteración -o si-, que es poema. Lo que hay dentro de algunos de esos ladrillos que compra la basca.

Feliz día, queridos letraheridos. O sea.

PD: Y de regalo un juguete, para que todos podamos sentirnos danbraun por un rato.

domingo, 22 de abril de 2007

Nada en domingo

Que la piscina está vacía. No, eso es un chiste muy malo. A lo que iba, es que no se me ocurrían nada especial para contar en el domingo, y me he acordado de ese título de Umbral.

Y me he acordado, claro de que tenía pendiente una cosa sobre lo último de Umbral. Su Amado siglo XX.



Vivir dentro de un siglo es confortable y aleccionador. El siglo va tomando la forma y medida de nuestra existencia, y nosotros asistimos a ese siglo como al transcurrir del agua por los acueductos que hemos dicho antes. Nunca se sabe si el espectáculo es el agua o son las ojivas que cinematografían el paisaje. Pero no en vano estábamos en el siglo XX y no en otro. Umbral participaba de su siglo con violencia y aquello era lo que escribía siempre, aunque no siempre se notase.



Están diciendo que este va a ser el último libro de Umblar, porque en su peílogo, escrito en tercera persona, parece que hace balance final y se quiere cver una cierta despedida de lo editorial. Los que lo dicen no están al tanto de que el gran Umbral se renueva cada día en su última página de El Mundo. El tiempo dirá si si o si no.

El argumento vertebrador del dibro es evidente, uno e hijo de su tiempo, de su siglo en este caso y al final, el siglo termina siendo uno. Evidentemente Umbral apuesta por un punto de vista muy personal y nos cuenta, en distintos capítulos que hay de lo suyo, de lo de su siglo. Y claro, o disfrutas o padeces. Llegando un punto, lo que queda es el estilo, como cita a comiendo de Mortal y rosa. Y Amado Siglo XX es un deleite del estilo de Umbral. en este libro, que es compliado decir qué es, pero es indudable que tiene un sentido unitario. En forma de capítulos, algo más lagos que sus colmnas habituales, o sea, en la distancia perfecta para su estilo, Umbral va repasando los acontecimientos y a los personajes que han sido reevantes en su siglo XX, o sea, en su propia vida. Los de siempre, se dirá. Pues si, claro. Personajes tan umbralianos como el propio Umbral, los protagonistas de su propia leyenda, desde sus admirados desde la proximidad o la distancia González Ruano, d'Ors, Cela o Papa Ratzinger, como dice la sin par Paloma Gómez Borrero; hasta los que se definene como admirados para bien o para mal, desde la distancia o la cercanía como Delibes, José Antonio, Dámaso o el ya famoso Glez. El ejemplo evidente de ello es el tratamiento que que en varios espacios dedica a los literatos de la Falange, de los que termina siendo su heredero y promotor de su recuperación y su memoria.

En esta ocasión se ha rebajado el tono ácido y en ocasiones cínico habitual en otras de sus obras y aparece un cierto tono de ironía moderada y un tanto resignada, como si anduviese pidieiendo perdón a los blancos de sus puyazos. En ese sentido, gana enteros porque ese tono de ironía es mucho más punzante precisamente por suave e inteligente. Especialmente interesante es el redescubrimiento del dandi, uno de sus personajes favoritos, en la figura de Jaime Marichalar, a través del cual, leemos algunos de los episodios humorísticos más conseguidos. En lo de la distancia tambien acerta, porque consigue ser mucho más profundo que en sus habituales columnas y además, al no estar tan obligado por la presión de la actualidad, se le lee libre de las rémoras del día a día, con lo que sale ganando el Umbral lírico ese que tanto disfrutamos sus lectores.

Mientras lo he leido, me he imaginado la dacha, la piscina llena de libros, un cierto aire frío y los árboles serenos, quietos y silenciosos. Me he imaginado al autor allí parado, frente a la montaña sobresaliendo de la piscina y viendo los troncos de los pinos; así, quieto, callado, sin leer, sin darle a la máquina de escribir. El gato, la santa, la ausencia. Así, simplemente viendo, observando, contemplando cómo termina de caer esta tarde del domingo de su siglo XX.

jueves, 19 de abril de 2007

Tiene una errata...

Se acerca la fecha del concierto de Roger Waters en Barcelona, su única actuación en España, en una gira un poco rara. El exbajista de Pink Floyd viene a presentar The dark side of the Moon con treinta y pico años de retraso. Bueno, un mal día lo tiene cualquiera, pierdes la agenda y ya no sabes qué hacer, no se.
Hace un tiempo, en el 2002, Waters tocó por segunda vez en España y primera en Barcelona, en la gira In the flesh, en la que presentaba un recopilatorio en directo. Venga, para que os luzcais en el trivial o en las apuestas cerveceras: ¿Cuándo tocó Waters por primera vez? Pues fue en Sevilla, en la Expo del 92, en una serie de conciertos titulada Maestros de la Guitarra o algo así. Y Waters, gran compositor, pero bajista bastante normalucho, tirando a malote, y de guitarra casi nada de nada, fue una de las cabezas del cartel. Tocó un repertorio de una media hora larga que corre en pirata por ahí y que tampoco pasará a la historia del rock, la verdad. Oye, pero en Sevilla con esa caló, los fastos de la cosa y tal, qué queremos, jolín.
El mito es el mito y ya está, pero el concierto fue un poco justito, la verdad. El del 2002, digo. Waters demostró que estaba fatal de voz y que sus amigos no se deben de atrever a decírselo, porque se empeñaba en soltar gallos sin descanso. Qué ganas de destrozar Wish you were here. Por otra parte, su aportación instrumental nunca fue nada del otro mundo, así que lo que tenía mayor interés era el repertorio que ejecutaron. Los grandes clásicos, un par de canciones relativamente nuevas y unas cuantas de sus piezas en solitario, relativamente desconocidas y muy denostadas por la crítica, que sin embargo fueron de lo mejor, sobre todo las de su, por entonces, último disco de estudio, Amused to death. Luces y vídeos muy bonitos, sonido espectacular y el homenaje de rigor a Syd Barret que siempre termina sonando a blandenguería y a excusa cara a los fans. ¿Decepción? Pues no, pero hay que reconocer que en esa gira Waters lo único que hacía era mostrar que ya no estaba para lucirse en un directo. Poco antes Gilmour había editado su extraordinario deubedé titulado "In concert" en el que demuestra que ha sabido adaptarse a los tiempos, ajustar su voz a donde no le llega y que cada vez es mejor guitarra. Mención aparte merece Shine on you... En el concierto de Waters se empeñaron en mejorarla y el estropicio fue irrecuperable. En el de Gilmour uno puede ver cómo es capaz de transformarla en una pieza para guitarra acústica capaz de hacer soñar a cualquiera. Una lástima que sigamos haciéndoles competir en nuestra pasion pinkfloydiana. Mea culpa, por la parte que me toca.
El tema. En el admirado blog que está siempre marcado aquí a la izquierda han colgado este concierto en el Madison Square Garden de Nueva York. Se trata del concierto de esta misma gira, del 12 de septiembre de 2006. Si disfrutais de una conexión potente, no os lo perdais. Es una maravilla.
La lista de temas se rinde ante su historia pinkfloydiana, cuyo centro es, en esta ocasion, DSOTM, lo que le da mucha coherencia a todo el concierto. Del resto de temas, repite sus favoritos Mother, Have a Cigar (una de las favoritas de este, vuestro Pianista), Sheep o un par del habitualmente denostado y nunca bien valorado The final cut. Además, las de siempre. Bueno, para gustos hay colores, pero se entiende que tenga que tocar los grandes éxitos, aunque a algunos nos cansen un poquito.
En mi opinión, este concierto mejora con mucho los últimos trabajos de Waters. De hecho, la banda que lleva está compuesta por varios músicos colaboradores de Pink Floyd, como Snowy White o John Carin, entre otros. En este concierto incluso tocó el propio Nick Mason, así que, técnicamente podemos decir que sonaba medio Pink Floyd. Ya digo, Waters adaptó mucho mejor la música a sus habilidades, ha cedido protagonismo a sus músicos y el resultado es mucho mejor. La interpretación de DSOTM, -un buen disco que no está entre los tres mejores del grupo, creo yo- es una verdadera maravilla, y tocada de un tirón gana muchísimo.
Dentro de unos días espero poder confirmar las buenas sensaciones que me ha producido esta audición, y espero disfrutar de la sorpresa de Nick Mason como estrella invitada. Y puesto a pedir, si tocasen Echoes, o Astronomy domine, o mucho Animals, o A saucerful of secrets,... Y si no, da igual.
Y si el concierto en realidad es un poco tostón, pues tampoco pasa nada. Para los floydianos de todo pelaje, edad y condición, seguirá quedando el mito, los recuerdos, los diamantes, las bicicletas y todas esas cosas que nos sigue haciendo evocar su música. Me gustaría que estuviésemos todos allí, amigos floydianos.


...pero da lo mismo, porque se lee igual. me refiero a lo que pone en esa camiseta. El tipógrafo despistado se trabucó con la cosa y puso WOLRD en lugar de WORLD. Este pobre pianista que habil con las teclas no es, se hace cargo del error y ruega no les disparen ni al de la la camiseta ni, ya puestos, a él mismo.

miércoles, 18 de abril de 2007

Los viajeros de Fort Knox

I

El jefe del Saloon que se acerca a este pobre pianista mientras arregla sus partituras. Bajo sus botas sin espuelas -es de los pocos que no las calzan, puesto que suele moverse por el pueblo en una calesa a las riendas del bobo Bob- crujen las maderas que claveteó el viejo carpintero al llegar aquí, a cambio de unos platos de lentejas y un techo bajo el que guarecerse, para evitar los coyotes y los rangers que al parecer le buscaban por un asunto turbio de dinero y jóvenes doncellas de las Colonias del Este, transformó un desvencijado establo en el mejor Saloon de todo el Condado.
- A ver, pianista, necesito algo que tú me puedes dar -me dice con la voz espesa del whisky. O mejor dicho, del whisky que está echando de menos.
- Ya sabes, jefe, que yo sólo puedo darte dolor de cabeza aporreando la tecla y un cristal de la ventana roto en cuanto empecen los tiros -le contesto con mi habitual ironía.
- Llegan expedicionarios de Fort Knox -sigue sin reírme mi poco gracioso chiste- y necesito alguien que les haga pasar un buen rato por aquí.
- Pero -respondo yo más veloz que el sheriff con su revólver, aunque con mucha mejor puntería- haz lo de siempre: que se encargue Bill, el lento -nuestro poco eficiente camarero-, Rita, la rizos -la jefa de baile, por decirlo así- o Johnnie Siemprepierde -el triste corredor de apuestas-, pero a mi déjame con mi música. Que la bailen y me dejen tranquilo.
- Lo siento, pianista -dice tendiéndome una botella de ron- pero te necesito para este trabajito. Es de los que no puede hacer cualquiera, tú ya me entiendes. -Y si, demasiado bien lo entendía.
- Frankie, te dije ml veces que a mi lo que me gusta es la ginebra, como a los señoritos del Este, los británicos y los encorbatados literatos de Nueva Orleans. Pero está bien -cedí-, haré tu trabajito. Aunque has de saber que será el último. Con lo que me pagues, montaré mi propio tugurio de cervezas y música negra en la frontrera.
- ¡Los modernos sois unos degenerados! -protestó Frankie- Donde esté la música de mi tiempo... Pero si lo haces, seré generoso contigo.
- ¿Cuánto de generoso? Ya sabes que no es fácil abrir tugurios infectos en la frontera... Y si no lo acordamos, que te ayude la cantante, el contable o el jardinero siniestro ese que deambula por todos los terrenitos de la comarca.
-¿Ese tipo? ¿El agrimensor? -Frankie nunca perdía la oportunidad de demostrar las palabras que cada mañana se apredía, gracias a un viejo diccionario al que le faltaba la mitad de sus hojas. Según él, porque las usó para cortar la hemorragia que le produjo un forajido al tirotearle, aunque en realidad se las comió una vieja mula que usaba para vender nabos y zanahorias a los indios de las montañas. Pero esa es otra histria- ¿El agrimensor del del traje negro, de acento extraño y aspecto de cucaracha? Me temo que en pocos días colgara de una horca y sin jucio ni proceso que le salve el cuello. Vagabundos a mi... ¿Y qué me dices de la cantante? Cuentan que se quedó calva cuando se dio cuenta delo mal que cantaba. Siendo tartamuda, es lo normal, ¿no? Y del contable-barberillo ni me hables. Se pasa todo el día haciendo el vago en su oficina, dejándose crecer el pelo y se dice que quiere montarse allí su propio campamento para vivir como un miserable apache. No puede ser, necesito un profesional. El elegido eres tú. Porque tu lo vales...


(Continuará)

Los viajeros de Fort Knox (II)

(Continuación)

II


Porque es la sustancia de la tontada.


Al final uno, que por intentar darle al piano lo mejor que sabe, por pasarselo bien haciéndolo, porque consigue atraer a las jóvenes doncellas a que bailen su música, por reconfortar el ánimo d elos afligidos con sus notas, por impartirlas lo bastante bien como para que no molesten demasiado, termina por ser el escogido. Y ya se sabe, que a veces hay favores que te hunden.
Claor, no todo el mundo puede aceptar las mismas responsabilidades, no todo el mundo puede encajar según que sacrificios.
Total, que a menudo le toca a uno bregar con según que buey que no hay forma de arrancarle ni medio pase. Oye, pero por qué me han endosado a mi esta vaca bizca? ¡No hay manera de lucirse con ella, y encima aún me va a meter cuerno!Claro, ya, pero, ¿a quién si no se la vamos a echar? Pues no se, ¿a la cantante calva?, ¿al Agrimensor K? ¿ a Bartleby? Bueno, si, pero ellos no son lo bastante fuertes. No serían capaces de hacerlo, de llevarlo, de padecerlo.
Pues bueno, paciencia y barajar. A jugar con lo que entre, y que vaya bien.

lunes, 16 de abril de 2007

Lo que queda del Muro


Porque viene a ser esto de lo que se trata. Del Muro original y que rodeó al Berlín aliado, se dejó en pie casi un quilómetro y medio en el barrio de Fredrichstrasse en una zona del Este profundo. Al parecer, por iniciativa de una especie de agitador cultural, el fragmento que ahora se conoce como East Side Gallery se restauró y se conservó como muestra de lo que había sido el muro berlinés y de la reacción popular (curiosamente por el lado no popular, sino federal, qué cosas) al pintarlo con todo tipo de grafitis alusivos en tono tragicómico al conflicto berlinés.
Hasta aquí todo estupendo, fantástico.
Y claro, uno se acuerda del beso aquel un poquito así entre Breznev y Honecker, del Trabant que hacía reventar la tapia, o de las caritas aquellas de colorinajos. Y bueno, del deseo a la presunta realidad, es lo que hay. Lo alemanes, siempre tan cuidadosos, tan limpios, tan detallistas, en esta ocasión parecen tan interesadamente olvidadizos y despreocupados como en algún que otro asunto.
La East Side Gallery es una vergüenza. El Muro lo han agujereado en tres sitios para dar paso a hoteles o a garitos un poco tenebrosos cerca de la playa artificial del Spree. Los dibujos y pinturas están llenos de garabatos y monigotes. Claudia ti amo, Osasuna Champions League 2006, cursiladas como “Nunca más muros” y demás idioteces, la mayoría de los cuales en alemán y otros idiomas incomprensibles. Claro, los dibujos originales están hechos papilla. Además, las inclemencias del tiempo los han ido deteriorando y sólo de vez en cuando se pueden apreciar los mejores trabajos originales o los nuevos con un poco de claridad.
La ciudad de Berlín trabaja en un proyecto de zona verde, paseo junto al río, o playa artificial en el que los resto del Muro serán la barrera que separa la zona verde de las calles y su ruidos tráfico. Estupendo. Pero al paso que va, o lo restauran pronto o van a tener que poner unas paredes de pladur. Cuesta creer que el mismo Ayuntamiento que reedifica media ciudad en diez años es incapaz de ponerle unos toldos y unas vallas de separación o unos cristales para tapar un Muro que continua siendo uno de los principales motivos turísticos de la ciudad.
Y por si fuera pequeño el número de catetos autóctonos, en la pintura de un autor que firma junto a su nombre “Catalunya, España” los carpetovetónicos se dedican a tachar el nombre de su fijación freudiana. Cada cual de la suya, por descontado, que en eso de la memez, el empate está garantizado.
Cada día que amanece, el número de tontos crece.

domingo, 15 de abril de 2007

Los almendros

Bueno, tanto palínromo nos estaban ya haciendo hervir la sesera.
Florezcamos a nuevos juegos del lenguaje y a más altas aventuras poéticas. Modestamente, me permito abrir un rincón de jaicus que como mucho serán a los haikus lo que el tontolídromo a lo otro, o sea, una manera de echar el rato pasándolo bien.


Almendros en flor
Llega la primavera
Camino a Ikea

viernes, 13 de abril de 2007

La biblioteca de Sarajevo (II). Las imágenes de la tragedia

Aparten a los niños y a las personas de flojera recnocida, porque el testimonio gráfico que nos ha hecho llegar nuestro corresponsal sarajevita les pondrá los vellos de punta. Avisados están...


jueves, 12 de abril de 2007

Lecturas a bordo

Comenzamos por el final, que es un sitio como cualquier otro para arrancar. Hablábamos unos días atrás en una página amiga sobre trenes y tal. A mi me gustan los trenes. Son entretenidos y le siguen dejando a uno la sensación de que está viajando, cambiando su espacio-espacio a través del tiempo. Pero las oteicidades otro día. Lo prometido es deuda y aquí llega el primer plazo.


Iba a hacerle una foto antes a la chinita del tren, pero no me ha dado tiempo o me iba a pillar, según. Para cuando me ha dado tiempo, resulta que se ha dormido, y la foto ha perdido la gracia. Esta es una de esas chinitas que hablan inglés y que suelen ser de los Estados Unidos. esas chinitas estadounidenses suelen tener dos amigas, una rubicunda un poco wasp que parece algo ida y una morena algo más feúcha de ojos terriblemente azules. Curiosa terna, no se, pero algo hay porque se repite.
Los chinitos que hablan chino ahora son simplemente chinos, más bien feos y, o atienden un súper abierto día y noche en Madrid o desalojan a los mayoristas de ropa de Barcelona para venderles el género a los gitanos que a su vez lo distribuyen en los mercadillos. Una chinita en inglés. Está leyendo -que era lo que tenía su gracia- Memorias de una geisha, pero en inglés. En un libro sin forrar, de papel malucho y un poco arrugado. De esos libros en inglés de pasta de papel malísima y el lomo pintado de amarillo chillón, casi fosforito. Una vez vi uno en francés que estaba tintado de rojo sangre. Daba un cierto repelús, aunque para un novelón de terror a mi me parece un color muy propio, la verdad. Los libros de bolsillo en inglés son terriblemente malos. El soporte, me refiero, que en cuestión de gustos, los colores, ya sabemos. Siempre están estropeadísimos, un horror. Al menos serán baratos, digo yo. La chinita, con sus gafas en la punta de la nariz recuerda un algo a la chinita de las Gilmore, que es coreana. Bueno, coreana tampoco, estadounidense. Y tiene sus pollos con la madre, una coreana -ella si- cuasi impermeable a la influencia occidental. Y la hija le sale batería de una banda postgrunge; chusco como la vida misma.
Y la chinita estadounidense traspuesta.

miércoles, 11 de abril de 2007

La biblioteca de Sarajevo

La situación en Sarajevo se ha complicado.
hace tiempo que perdimos las comunicaciones. Los teléfonos, los telégrafos, completamente aislados. Por no haber, ni siquiera palomas mensajeras, ni pollo en el frigo, nada de nada. Pero hemos conseguido adelantar hasta las primeras posiciones de fuego a un corresponsal que nos ha remitido una crónica.
La situación es casi insostenible -afirma-. Las divisiones rumano-moldavas han devastado todo a su paso, pero, ante la contraofensiva mecanizada llamada "Reacción bricomaníaca" poderosamente armada por los aliados noruegos y francomágicos, así como la envolvente llevada a cabo por las divisiones de armas químicas, han resuelto el recorte del suministro a la intendencia enemiga y les ha dejado sin capacidad operativa. Ante ello, y en previsión de nuestro fatal golpe de reconquista, han firmado una alianza con sectores de las guerrillas insurgentes del interior rumano. Esas divisiones son reconocidas en la batalla por su limpieza de ataque, velocidad y efectividad, cuya fama les precede y que deja a los rivales que ni pintados. La Contraofensiva Brocha y Rodillo ha comenzado.
En primer lugar han consolidado las brechas y grietas varias de las trincheras, en las que se han hecho fuertes y desdelas que han diseñado su asalto. Tras lo cual, han ido extendiendo sus ponzoñosas garras sobre el territorio atacando los barrios neurálgicos de Sarajevo.
En estos momentos escribo mi crónica desde la asediada Biblioteca Sarajevita. Los libros han decidido permanecer inasequibles al desaliento y dispuestos a vender cara su piel, aún sabiéndose vulnerables y frágiles. Aunque muy superiores en número, sus pocas dotes para la milicia les hacen ser presa frágil del blitzkrieg Brocha y del asalto Rodillo, lo que suele dejarles enfangados y pringosamente humillados.
Ha sido triste ver cómo algunos preferían dejarse llevar por el fuego antes de verse en primera línea de combate. Pero desde el Alto Mando se les ha arengado para que tomen posiciones y defiendan con hasta la última páginas de sus epílogos su bienamada patria bibliotecaria. Allí los de poemas, flaquitos pero muy efectivos; crónicas y memorias en segunda línea, para dar solidez a la resistencia; obras de fondo, enciclopedias e historias temáticas al fondo, para defender el último bastión con todas sus fuerzas. Vimos por allí entre muchos otros, a los Cuentos Completos de Ana María Matute animando a los más desvalidos, al Enemigo del pueblo de Ibsen, intentado desenmascarar a los quintacolumnistas, 1984 orwellianos hechos una piña y dispuestos a rendir como hermanos, como un solo hombre, un jovencito Alberto Manzi, con Una brizna de hierba en los labios, al frente de la quinta del biberón, a un tal Umbral animando a las desconcertadas tropas y flagelando mediante epístolas a las jóvenes progres reconvertidas en el reposos del enemigo para dinamitarle desde dentro, y hasta un siempre triste, pero reconfortante Aberasturi para calmar el dolor de los primeros heridos.
La numantina restencia de la Biblioteca de Sarajevo nos dará episodios de gloria inabarcables en la épica moderna -concluye nuestro corresponsal- del que todo el mundo será testigo a través de éste, su humilde servidor. Y ahora silencio, silban las balas y nos marea el olor de pintura.
PD: po problemas técnicos en las comunicaciones no podemos ofrecer las crudas imágenes del frente. Tal vez mañana, si la técnica lo permite, las podremos mostrar, aunque antes advirtiendo a los flojos de piernas que su sensibilidad puede quedar pulverizada ante las horribles visiones que nos anuncian. Avisados quedan.

martes, 10 de abril de 2007

Sobre blogs y otros asuntos (II)


Un día, ha llovido ya, le dábamos a la mismidad de la blogueada. Ahora ya se algunas cosas más, después de alguna que otra singladura y arribada a buen, regular y mal puerto, que de todo hay en estos océanos del Señor. La primera, que esto tampoco es para tanto, así que casi apaga y vámonos. Bueno, no, tampoco es eso, pero hay que empezar a dejar de pensar que cada cable nuevo que se monta un lunático es como cuando lo de la rueda. En estos asuntos da la impresión de que se está todo el día inventando canales para no saber que decir en ellos. Tampoco ando yo descubriendo la sopa de ajo, lo se, pero es que el tema se queda en eso.
En lo del la página-bitácora hay dos tipos básicamente, la de servicio y el pseudodiario personal. Sobre las primeras, pues la gracia es que hay de casi todo como en botica. Y a veces tiene su punto o su interés. Verbigracia: un día buscando no se qué chorrada, caí en una sobre series de TV antiguas. Sólo iba de eso y daba un cierto juego para perder un ratito viendo a la Abeja Maya y recordando aquella tan cáustica que se titulaba algo así como Caida y auge (¿o era al reves?) de Reginald Perry, protagonizada por un agrio humorista inglés fallecido prematuramente. Aunque bien sabemos que el fallecer siempre es prematuro, como los premios. Eso decía Paco Sánchez. Lo de los premios, lo otro (toco madera) es mío.
Pues eso, las de servicio variopinto, uno que rastrea todos los discos piratas de Pink Floyd, otro que informa sobre los cachivaches y moderneces informáticas, qué se yo.
Y luego están las personales. O sea, uno que cuenta su vida y sus cosas tralará. Y claro, o te cae de un quinto piso o te lo pasas como un enano leyéndolo. Porque a ver, amar al prójimo, pues se le ama que no es poco, pero que encima te quiera contar su vida, pues eso no. Mire, no me maree, ¿quiere? Y si se mete en obras, pues váyase a un campin, pero no me tueste. Y si le gustan los palíndromos, los pide en un restaurante chino, yo qué se.
Lo que pasa es que si da la casualidad dde que pillas alguno con el que simpatizas, que te hace pasar una buena lectura y hasta te instruye deleitando, pues es fácil que termines echándote unos ratos dándole a la maquinorra. El otro día comentábamos sobre la prensa gratuita en lo de la Mosca, que es un amigo quiosquero que se prodiga menos de lo que debería por aquí. Sin mucha convicción, lo reconozco, le llamé a eso democracia digital, que parece un titulillo cursi de suplemento de informática. Pero dicho en serio, tampoco está nada mal. O sea, en el sentido en que como usuario puedo seleccionar directamente los temas, los columnistas, los textos, las informaciones que quiero o que necesito conocer. O sea, que directamente puedo leerme al Umbral y al Albiac de turno sin tener que pasar por Destilerías Torres (Maruja, digo), un suponer. De esa manera, a lo tonto a lo tonto, saltando de uno a otro, pinchando en las páginas de los comentaristas, uno termina por fabricarse su prensa del día que, esta si, puede ser una seria competencia a la de análisis, opinión o crítica que, la verdad, ya estaba más muerta que viva. Vamos, me parece a mi.
A eso, los que dicen entender de la cosa, creo que le llaman Internet 2 o www2, o algo con un dos al final. Tal vez es, sencillamente, el desarrollo un poco organizado de las Cartas al Director, de los dazibao, de los paneles informativos aquellos de los romanos o de los chistes brutos de las puertas de los retretes de bares perrunos. Con unos añadidos relativamente nuevos: que es barato, que es rápido, que se difunde con facilidd y que permite el anomimato. Lo malo: que hay demasiado y cribar confunde más que ayuda. La paradoja de la información: cuanta más hay, menos informa. Por eso recelo siempre de los sistemas sociopolíticos que tienden a saturar de medios informativos, tanto como de los que los controlan vía adjudicación de frecuencias o renovación de canales.
Mi solución para encontrar algo potable: localizar un blog que medio guste y peinar los de sus comentaristas. Calidad llama a calidad. Otros lo llamarán ciberclasismo y me alegraré de haber acertado al leer lo que me gusta leer.

lunes, 9 de abril de 2007

El Comienzo


Me gusta especialmente el relato de Emaús. Unos que escuchan a un caminante que les dice cosas sabias y que les reconforta con sus palabras. Mesa y mantel compartido y una buena conversación. Muchas veces he dicho que el último privilegio que le queda a uno es con quién compartir y con quién no sus alimentos. Claro, hay cosas más graves, pero ya nos entendemos, me refiero en la cotidianidad que nos toca vivir.

Pues eso, que los que están allí hablando con el desconocido, muy bien y tal. Y llega un momento en el que el viajero toma pan, lo bendice, lo trocea ante ellos y entonces descubren que es Él. En un detalle tan sencillo, tan simple y tan posible para la hermosura como partir panes ácimos, se dan cuenta de que era Aquél. Tremendo, tanto en tan poco, me parece a mi.

Caravaggio juega con todos los elementos del relato evangélico, nos los escribe todos, nos cautiva y nos abre un sitio en la mesa: el uno que habla, el otro que señala a no se dónde, y allí estamos, en nuestro sitio, viendo cómo la verdad está a veces oculta por un trocito de pan.
PD: tal vez mañana comenzarán las historias madrileñas. O igual siguen las berlinesas. O cualquiera de las otras, ya veremos.

sábado, 7 de abril de 2007

El Descendimiento

Como ayer, o sea. Lo cuelgo el sábado, pero seguimos en Viernes Santo.


Me encanta este cuadro. Entiendo que es una representación exacta del dolor tal y como nos narran los Evangelios. Gracias a las cosas de la educación ya he oído más de una vez por esos museos del mapamundi de Bilbao y alrededores lo de "oye y ésta de las Madalenas quién es" o "por qué pintan con cuernos a Moisés" y tontadas de ese calibre.

Habrá que agradecerle a van der Weyden su crudeza al comunicarnos todo el sentido de la Pasión.

viernes, 6 de abril de 2007

Lavatorio

De hecho sigue siendo Jueves Santo, pero cuelgo esto en lo del viernes, por no liar las entradas. Desde siempre me ha gustado este cuadro. desde hace un tiempo me fascinan todos los cuadros aque hay en él.
Las distintas escenas, el punto de fuga tanm poco habitual, las dimensiones, todo ello viene determinado por el emplazamiento original de este cuadro. Al estar en un museo, en una sala, todo muy convencional, el efecto que nos causa es perturbador. La armonía desequilibrada, el sumarse los distintos capítulos que nos narra, desde el Lavatorio propiamente dicho, a la Última Cena y el resto de pequeños instantes se nos aparecen a tamño casi real y de un modo tremedamente próximo.
Volverá Tintoretto.


jueves, 5 de abril de 2007

La lluvia

Los hados, la conexión castaña, la lluvia, no se, a ver si a la tercera vala vencida.
O sea, la lluvia. Viene d elo alto, ya sabemos, así que cuando uno se para y la observa, se le ponen las gafas perdiditas.
Que menudos artilleros tienen por ahí, porque menudo que a la cuartagota, te de una en el ojo.
La capucha, el gorro, las cejas, la gafa, el párpado, las pestañas y luego, zas, en todo el ojo. Y si vas en la bici, más. Menuda puntería.

Yo conocía a una que a la que nublaba y comenzaba a chispear sattaba "otra vez lloviendo, menudo asco de tiempo"y tal. Que parecía que estuviésemos en Fuenterrabía, que es, según contaba la estadística el sitio de España donde más días al año llueve, no se. Pero no, más topo Kalahari que lo otro, y esa con lo que peste de lluvia. No compensaba contraargumentar con lo de que la atmósfera se limpia, las ojitas de los árboles se desprenden de la mugre, el pavimento se refresca, la temperatura se suaviza, qué se yo, los ácaros se ahogan, hasta te limpia de malos rollos...

Que la lluvia me gusta, vamos.

La cuestión está en saberla sobrellevar. Es decir, que con gotas, abrigo y la perspectiva de un café con leche bien calentito, uno puede aceptar el tormentón del siglo. Y entonces lo disfrutas.

Las primeras gotas, la piel se refresca. El olor de la piedra, de la pizarra, de la hierba que recíen comienza a humedecerse, el chispear, los charcos salpicados, las gotitas sobre el metal, el sentirse vivio, el vivir como la naturaleza revive y se une a su cielo, el estar fresquito, el que cobre sentido aquella tontada que redacté para defender que era mejor aprendeer latín que inglés por el placer de decir con la boca bien abierta Ego sum tripundum in pluviam.

Es muy de poetastro decir lo de ver llover a través de la ventana. No te cortes y sal a chapotear por los charcos, cálzate unas buenas botas y disfruta del espectáculo, el agua de lluvia en los labios, yo qué se. Si encima te arrancas por algo de Sinatra o así, terminas por levantar la persiana todos los días deseando que un traicionero chaparrón te pille por banda y te regale una alegría.

Quedamos en la próxima llovizna.

miércoles, 4 de abril de 2007

La partida de ajedrez

Supongo que es lo que tienen muchos juegos. O casi todos los que le exigen a los que participan una cierta dosis de reposo. El juego, al final, termina siendo lo de menos.

Igual es mucho más sencillo que eso. Igual lo es tanto como que soy bastante malo en algunos de esos juegos y me tengo que distraer con otras cosas para hacer más llevadera la calamidad de la derrota. Y claro, cuando uno se estrella en lo del ajedrez, lo que le queda es compartir tablero y mantel con su oponente. Y ya está. Es como lo del viejo chiste del póquer y ganar.

Supongo que si no aprendí a jugar mejor sería no por falta de buen maestro, sino porque ese mismo maestro me estaba enseñando cosas mucho más importantes que las que ocurrían en el tablero. De hecho, en el pequeño tablero cubierto por un cristal no pasaba nada. Como mucho, que caían las figuritas de madera torneada -yo prefiero negras, el gusto por el bando de los perdedores-, como mucho que se quedaban sin jugar aperturas sicilianas, defensas españolas y demás zarandajas.

Una vez me explicaban lo del diálogo como juego de suma cero o de suma uno o de suma algo, no me acuerdo. Pero me acuerdo de la sustancia: que la gracia del diálogo, cuando se juega en serio, es que todo el que participa sale ganando porque termina sabiendo algo más de lo que sabía al comenzar. Menuda tela.

Ya digo, el tablero era un pretexto. El lujo, el maestro. También supongo que desde entonces todo una lucha para imitarle en todo lo bueno. Bueno, cuesta, pero a veces casi sale.



Cada día intentando ser un poco fuerte, un poco madrileño, un poco formal.
Un poco vivalavida, un poco católico, un poco sentimental.
Y asi.
Seguimos en la lucha.

lunes, 2 de abril de 2007

Esto no va

Si es que es una castaña. Y lo digo yo, mucha tecnología y mucha tontería, pero al final, esto es un castañote de mucho cuidado. Ahora sólo falta que el bloguer este de marras no me acepte las eñes... jolines. A ver, que es verdad, que no tengo derecho de quejarme, porque estoy de piratón. Rollo sarajevita, ya os he contado, sin línea de teléfono y tal, pues a tirar de güifi, que para eso costó sus buenos duros, pillándole la línea a algún pringado que se le olvidó poner la contraseña, se hizo un lío con la clave alfanumérica -pijada de nombre, dicho sea de paso- o es un vecino ejemplar de los que te pasan torrijas en Semana Santa y te recoge la propaganda del buzón sob te vas de vacaciones. Y así estoy yo, chupando rueda o adsl para hacer el tonto en el yatengogueps, para colocarle unos comentarios a los blogs afines y afinados y así. Pero está hoy esto que no va ni para atrás. Así que mejor lo cuelgo rapidito cuando tenga las lucecicas verdes a ver si me da tiempo. Con tanto sacrificio, como no lo inundeis a comentarios, será como para que se os cuelguen vuestras respectivas maquinorras.

PD: ¿Os podeis creer que ni puedo colgar la foto de la castaña porque el tío se cruje? Cómo he de verme para teneros que poner a esa especie de versión perruna de Chiquetete...