miércoles, 18 de abril de 2007

Los viajeros de Fort Knox (II)

(Continuación)

II


Porque es la sustancia de la tontada.


Al final uno, que por intentar darle al piano lo mejor que sabe, por pasarselo bien haciéndolo, porque consigue atraer a las jóvenes doncellas a que bailen su música, por reconfortar el ánimo d elos afligidos con sus notas, por impartirlas lo bastante bien como para que no molesten demasiado, termina por ser el escogido. Y ya se sabe, que a veces hay favores que te hunden.
Claor, no todo el mundo puede aceptar las mismas responsabilidades, no todo el mundo puede encajar según que sacrificios.
Total, que a menudo le toca a uno bregar con según que buey que no hay forma de arrancarle ni medio pase. Oye, pero por qué me han endosado a mi esta vaca bizca? ¡No hay manera de lucirse con ella, y encima aún me va a meter cuerno!Claro, ya, pero, ¿a quién si no se la vamos a echar? Pues no se, ¿a la cantante calva?, ¿al Agrimensor K? ¿ a Bartleby? Bueno, si, pero ellos no son lo bastante fuertes. No serían capaces de hacerlo, de llevarlo, de padecerlo.
Pues bueno, paciencia y barajar. A jugar con lo que entre, y que vaya bien.

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