jueves, 31 de enero de 2008

Lavandería

Los martes llegaba la furgoneta de la lavandería. Los manteles, los trapos, las servilletas y los mandiles. Eso podría hacerlo en casa, hombre, y nos ahorrábamos unas pesetas.


Prefiero, pensaba, pero no decía, gastarme esas pesetas para que disfrutes medio minuto más, con los pies encima de la mesa, mirando disimuladamente por la ventana, antes de quedarte un poco dormida, media cabezada veloz, antes de volver al tajo.

Cuando vio la tinta derramada, sacó el rollo de papel para no estropear tan tontamente el trapo que tan bien plegado llevaba, como siempre, en el hombro.

miércoles, 30 de enero de 2008

Son


Bueno, supongo que es normal que me haya quedado un cierto mal sabor de boca. Me hacía gracia batir un récord de comentarios, lo mismo que lo de los votos de la encuesta, no se. Lo mismo que el intentar actualizar todos los días. Pero no así.

Ya sabéis los fieles, que sois todos, creo, que me gustan los temas que nos hacen pasar un buen rato. Recuerdos, cuadros robados, historias de un café, qué se yo, unas risas ciclistas y bricopijas. Y también temas serios, de los gordos. Claro, es normal que no todos pensemos igual. Uno es más de Tiziano, yo de Tintoretto, la una es de Meninas yo del Atardecer en la Villa Médicis, aquél flipa con los bugas, a mi me sigue volviendo loco mi bici, y entre Scarlett Johnson y una mujer fatal de los cincuenta, me quedo con Lauren Bacal, con Gene Tierney o con Ava en Forajidos, claro. Ava en Forajidos.


Los temas serios son otros. Y esos no se piensan, son.



Bueno, pronto volveremos con más diversión. Y con algún cuadro debajo del brazo.

martes, 29 de enero de 2008

Apostilla a la entrada de hoy (que me gustaría que leyéseis)

Resulta que hay por Madrid unos voluntarios que se han dedicado a escarbar por los contenedores que hay alrededor de varios centros de exterminio (llamar clínica a esos sitios es como lo de las “enfermerías” en los campos de concentración: humor vomitivo).
Resulta que se han encontrado de todo.
Resulta que si los trocitos de ser humano tras el aborto, el puré que queda después, los cuerpos carbonizados, según, tienen consideración de “resto humano”, como una pierna amputada, pongamos por caso, la ley obliga a que o se incineren o se entierren.
Resulta que si se consideran residuo clínico, se pueden tirar al cubo de la basura -pero no al de reciclaje, que en eso si que somos guays-.
Resulta que ahora nos paramos a pensar cinco minutos.

Vale, y seguimos.
Más de 101.000 enterramientos o incineraciones cuestan una pasta. Tirar más de 101.000 cosas al cubo de la basura llevan un tiempo, pero oye, ni un duro. Para el negocio que es el aborto para los propietarios de los centros de liquidación –por cierto, quien se pregunte si B. Soria tiene intereses económicos en alguna de esas cadenas de establecimientos donde se cometen abortos puede buscar la respuesta- es una considerable reducción de gastos pasar de la inhumación de los cadáveres a tirarlos a un vertedero. O usarlos en la industria cosmética, como ocurre el más de un país “civilizado de nuestro entorno.

Un brindis por Amilia

Amilia fue el bebé más pequeño del mundo.
Bueno, aclarémonos, que eso suena muy raro. Amilia nació prematura en Miami. Sólo con veintidós semanas. Veintidós es como se escribe 22, para los memos que se les hace un mundo escribir los numeritos con letritas, un mal muy extendido en la canallesca. Hoy tengo leña para todos, así que los sensibles mejor que se vayan sentando no les de un telele.



Estamos.



Amilia fue el bebé más prematuro que, documentación en mano, sobrevivió tras su salida del vientre materno. Al parecer, cuando nació medía sólo veinticinco centímetros (25, digo), o sea, poco más de uno por semana desde su concepción. Y ya ves, a base de cuidados, toneladas de cariño y simpatía, avances médico en positivo y esas cosas, esta criatura creció lozana y estupenda, sin secuelas ni nada. Oye, la alegría de su casa.



Ahora, el sin par ministro de la cosa, un vulgar matarife que quiere que le respeten como científico, o sea, ahora que vamos camino de los disfraces, un Mengele cobardón y de cuarta fila, propone a la peor basura de su partido que los niños asesinados en abortos con menos de veinticinco semanas (25, insisto) no sean tratados como "restos humanos" sino como basura convencional. El tío ese distingue poco, pero me explico su confusión: tanto verse en el espejo y tanto dorarle la píldora (por si hay niños no he escrito lo que me ha venido a la mente) al sátrapa de su jefe, ya no es capaz de distinguir la basura de las personas.






Alguno de los que no se aclaran con los números igual dicen "aivá, Amilia es como un boli". Pues no. No es como un boli. Es como yo, como mi primo el del loquileto, como Marino Lejarreta, como el que está leyendo esto. Lo que pasa es que es peque, ígúrate en comparación con un boli. Y antes, aún más peque, era lo mismo. O a ver quién llevana un día una Parker, una Montblanc, un bic y se le ha convertido en Claudia Sheaffer. Basta ya de tomarnos por imbéciles, joer. Un poco de respeto a la inteligencia y un poco de humanidad.

Bueno, a ver, si alguien me convence de que Amilia no es un ser humano, que lo intente. Si alguien defiende que es lícito matar a Amilia, que Dios tenga piedad de nosotros.

Pincho la foto de Amilia de este sitio. Por si alguien se atreve a saber más. A riesgo de ver cuán ruines somos.

lunes, 28 de enero de 2008

El corazón de las mecánicas

Porque una vez le dije a un amigo, muy aficionado al Motor 16, que aquél coche tenía los ojos tristes. Y un tiempo, varias revistas, las cosas, la vida, me dijo que desde entonces le miraba los ojos a los coches.



La moto.

La moto mamá que mira, entre orgullosa, protectora, disimulada y atenta, a su moto hijita.

Y si te comes toda la gasolina de 98 octanos, de mayor serás una rugiente Harley o una elegante Triumph.

Vale, mami. Mola

Y así echaban la tarde las dos, allí.

domingo, 27 de enero de 2008

Sobre los números de comentarios, los artistas perdidos y la hermandad de los floydianos

Lunes
Altea atina, como es costumbre en un detalle. Sin decir nada consigo la tira de comentarios. De hecho y pendiente d elo de hoy, el récord de la semana. Ahora está, creo, en 19 comentarios. Me deja un tanto perplejo pensar por qué unas entradas generan más comentarios que otras. entiendo que a veces ocurra cuando se tocan temas políticos de esos que nos ponen como motos. Curioso, al menos.

Martes
Recupero la idea perdida y descubro que tiene ménos éxitoque el simple relato de que la perdí. Tenemos que forma una red de floydianso para votar cuál es el mejor disco, cuál el peor, ela mejor lista de cianciones para interpretar en directo y cosas así. Fiebre por Hornby.

Miércoles

El gran Marino Lejarreta. No me extraña que ahora nos den un poco más igual las bicis. Si hasta un guapete gana el Tur.

Jueves
El amigo poeta, tipógrafo, agrecado y Floydiano JMMacías, con el que tenemos una gira por Las Vegas pendiente, me cita en lo suyo a propósito de la reivindicación de Pink Floyd. Cuelga una gran canción. Que nadie se la pierda, sugerencia de mi piano.

Viernes
Sigue la historia que nunca anoté del bar donde la gente está y nos descubre sus peripecias. A Marta le gusta mucho. tendré que vigilarla mucho, no sea que me termine plagiando. La compro a base de tapas, pero si se me rebela, le tendreé que regalar una camisa feísima. Tan feísima que asusta. O sea que ¡cuidadito, Marta!

Sábado
Un robo a la semana no está mal, tampoco. Dentro de un orden. La peripecia artística y vital de Juan Van der Hamen es tan fascinante que resulta inexplicable lo poco conocida que es. Supongo que es, en cierto modo, algo parecido a lo de mi también admirado Antonio Moro: enormes talentos eclipsados por su circunstancia o por la proximidad con las grandes figuras. Me resultan maravillosos. Y segurio que si son ellos los robados, no caerán menos años de cárcel. Topletrado, cuando actualices, nos asesoras. Oye, y a veces hay que hacer cosas extraordinarias.
Me gusta este cuadro también.



Domingo
Es tarde y voy justo. Buena semana a todos.

sábado, 26 de enero de 2008

La despensa

Hoy robaremos otro cuadro.

Luego le buscaremos una pared adecuada.

Luego un buen asiento para estar delante de él cómodamente admirándolo.


Después de un rato igual nos preguntaremos si merece la pena el hecho y el riesgo.




En cuanto suene el ¡pipip! del horno, saldremos corriendo para comprobar si los pimientos, las berenenas, los tomates, las patatas, las cebollas están ya asadas. Aunque, en cierto modo, ya estemos satisfechos.


viernes, 25 de enero de 2008

Ensimismado

Ensimismado.

En el cuaderno de notas, tachaduras, rectificaciones, una lista de la compra, un libro del que le hablaron bien, un disco que una vez escuchó y hasta una receta mal anotada de cómo hacer el bizcocho que tanto le gustaba. Y apuntes para las novelas que -aún no sabía- jamás iba a escribir, y paradojas, bromas, palabras que pegan y palabras que no, por si un día se le ocurría juntarlas en una fiesta, embriagarlas hasta hacerlas perder el sentido y sacar de ellas tres cuartos de verso que mereciese la pena ser leído en voz alta, en aquella curva del camino, entre los árboles, que tanto le gustó un día de lluvia y con el paraguas roto.

Una vez, una novia que tuvo le dijo que era un poco torpe. Él le respondió que su vida era direfente, tenía otro ritmo y la disfrutaba distinto, y que por eso, a veces, las cosas eran obstáculos para él. Tras decirlo, cogió la puerta y con una dosis de soberbia dignidad salío para no volver a verla más, pero enganchó un bolsillo del abrigo en el pomo y, al tirar fuertemente contra esos antipáticos obstáculos que la vida veces le interponía, se dejó el medio bolsillo colgando y un siete que parecía catorce. Imperturbable, siguió adelante, olvidó a la chica y a punto estuvo de darse con el quicio de la pesada puerta que daba a aquel callejón oscuro pero tan bien situado en la zona más moderna de la ciudad.

"Te imagino.
Apoyo mi mano en ti.
Duermo en tu calor"

Se dijo.
Y le vino a la memoria todo lo que le tenía que venir, claro. Y quiso anotarlo. Y le metió un viaje de cuidado a la estilográfica. Y alguien vió un chafarrinón azul que llegaba cargado de algo desconocido, palabras jamás escritas o algo así, que se desparramaba por el suelo.

Como de sus anteriores experiencias en la torpeza había descubierto el noble arte de la humildad, se agachó despacio, procuró recoger los trozos y se preguntó qué ponía en aquella tinta malbaratada. Así. olvidó las tres líneas que se había dicho antes y que -sin saberlo- tan bien le hubiesen venido al botarate de la camisa imposible, que, sonriente, salió a dibujar los pasos del resto de su vida.

jueves, 24 de enero de 2008

0-17

Ayer vi un trozo, el final por más señas, de un partido de rugby entre los equipos de Bristol y de Cardiff. Al parecer, jugaban una especie de campeonato en el que participan los mejores equipos de las ligas británicas, francesa, italiana y de algún sitio más que no me acuerdo. Tenía un nombre rimombante, claro, pero los ojos se van a lo que se van y sólo me quedé con que lo patrocinaba la Heineken. Bueno, algo es algo.


Los de Cardiff les dieron una paliza considerable a los de Bristol, aunque por lo que vi, el juego estuvo bastante más igualado que el marcador. Podría haber dicho eso tan moderno de que les "dieron un baño", pero no sería muy propio, porque llovía a mares y el campo estaba completamente embarrado, con lo que el símil transitaría hasta la ironía cruel con los constipados jugadores, que parecían una piara en su charca, la verdad. Aquellos tíos de cien quilos cada uno, entre naranjosos y rosáceos, como la piel del gorrín, los anglosajones, ya se sabe, y recubiertos del fango negruzco del campo. Uno que sustituyó a otro de los de Bristol, que van de blanco, como el Madrid, destacaba entre sus compañeros, que parecía que fuesen de marrón, de la mugre que habían acumulado. Y cómo se tostaban. Madre mía.


Para los escépticos: a ver quién me dice que este deporte, por llamarle algo, no es capaz de alcanzar. lo mismo que los tipos que saltan, el deseo de lo hermoso

Sobre el tueste, a uno que se le queda clavada la bota al girar y que se escachufla los ligamento, tendones u otras cosillas del tobillo, le arrean un vendaje de inmovilización sobre la bota y a correr a la pata coja. Y el tío corriendo, que llega a ser una nenada del furbo y le tenemos hasta en la sopa con el agua milagrosa, la pupita y Pepe Gutiérrez dándonos la brasa con que si se recupera o no. Anda, hombre, vete por ahí. A otro, veo, le ajustan la cinta cubre-orejas con cinta aislante, de la de bricopija, como si dijéramos. Qué tíos más cazurros. Qué contraste con la pricopija y su manicura francesa impecable. Para cuándo una liga de rugby para bricopijas.



Total, que viendo aquello se me ocurrió que ese era el deporte ideal para el chavalerío. Un juego en el que corres, saltas, te revuelcas, propinas garrotazos, acabas marranote y terminas tan contento, te das la mano y a dormir.


Y es que aquelllos tipos, que se habían repartido estopa considerablemente, se fueron tan contentos o casi. Unos más, por lo de la victoria, claro, los otros un tanto apesadumbrados, pero recogiendo el aplauso del respetable, que, todo hay que decirlo, parecía estar lo bastante cocido como para soportar la velada bajo la lluvia. Aquello, bonito, dándose la mano al terminar los que diez minutos antes estaban a punto de arrancarse las orejas.


Dice el topicazo que el rugby es un juego de animales practicado por caballeros y el furbo uno d ecaballeros practicado por animales. O gladiadores, no se yo. Se a como sea, el rugby es una gorrinada la mar de divertida. Y si no te rompen nada, ha de ser la mar de relajante, me parece a mi.

miércoles, 23 de enero de 2008

El Junco

Uno por la calle, cuando paso, que canta, guitarra en mano:


iba uno en bicicleta,
como Marino Lejarreta


Y claro, yo que me empiezo a tronchar de la risa.

Y sigue cantando.


Y uno con clarinete
como Jorge Negrete.





Yo, al Junco de Bérriz no me parezco ni en las intenciones, conste en acta. Bueno, me gustaría que algo si. Al menos en lo de parecer un buen tipo.


Sigo adelante, casi de canto, reventadito de reírme.
Los peligros de la bici.

martes, 22 de enero de 2008

Lo de ayer para hoy

Ayer se me olvidó el tema principal. Y de los laterales ya ni hablamos. Es igual.


Quería comentaros, porque la memoria, Guadiana, me volvió, sobre una musiquita que bajé el domingo, en mitad de los barnices del mueble, las lijas y tal, desde ésta página. A ver si aún estáis a tiempo, porque durante unas semanas permiten la descarga libre, pero luego la invalidan y ya no se sabe muy bien cómo hay que conseguirla. Bueno, si, en inglés y solicitándola a una dirección de Hong Kong, o sea, imposible.


El disco en cuestión se titula Celestial voices, una recopilación de varias actuaciones de Pink Floyd difundidas a través de distintas cadenas de radio a finale sde los sesenta. Destaca, por una parte, la extraordinaria calidad del sonido, para tratarse de un pirata, y por otro, que recogeuno de los momentos más interesantes del grupo, desde el punto de vista creativo, justo tras la salida de Syd Barret e inmediatamente anterior al cambio de liderazgo del grupo. Una especie de periodo intermedio interpretado sobre el sonido "Barret", en el que se estaban conjuntando las formas musicales anteriores con un nuevo guitarra y con un nuevo talento director del grupo.







Estaría, pues entre A saucerful of secrets y Ummagumma, en el tiempo en que el grupo llevaba de gira un espectáculo conceptual que se titulaba The man and the journey, donde a modo de sinfonía se iban desgranando piezad ya grabadas en los dos disco precedentes, varias inéditas y algunas que irían cambiando de nombre progresivamente. Todas, variaciones sobre las caniciones originales de Barret o deudoras del su estilo, el sonido Pink Floyd. De hecho, la ausencia de BArret se hace presente en todo momento por eso, orque lo que se puede oir es la pervivencvia de su estilo, su modo de entender la música y de interpretarla, a partir de entonces a través de su íntimo amigo de la infancia David Gilmour.




Después llegaría Ummagumma, un disco doble que suponía una cierta despedida de los viejos temas de la era Barret en el primer elepé, y un experimento en cuatro partes, una para cada miembro, donde se probarían como autores para decidir quién cogería las tiendas del grupo. Poco después interporetaron el excelente directo en Pompeya, del que ya hablé en otra ocasión.


Floydianos o no, me permito aconsejaros que le déis una oportunidad. Espero que no os defraude. Vamos, creo que no.

lunes, 21 de enero de 2008

Mañana


Hoy casi paso.


Tenía algo en mente, pero ahora no me acuerdo y tampoco es plan empezar a darle vueltas a ver si se me ocurre una alternativa.


Mañana sigo.

domingo, 20 de enero de 2008

Sobre cosas raras: Loquiletos, drágones berenjena y la Thyssen

Domingo
A tenor de los comentarios, parece que el resumen de la semana pasada gusta la tira. De hecho, hasta me cita en su entrada el amigo EGMáiquez. Bueno, esto no es la pachanga que fue, pero parece que se consigue regalar algún buen rato. Está bien.

Lunes
Lo prometido era deuda, decíamos y sale lo del loquileto, por fin. Esto está entre mi memoria infantil y la arquelogía del güep porque, ya os expliqué, fue un motivo recurrente cuando arrancó la cosa.

Martes
Insisto en lo del dragón y lo más que saco es dolor de barriga de tanto reírme cuando lo releo. Hay una cara oscura, terriblemente deprimente: Comete menos errores tipográficos que yo, aunque no tenga ningún sentido lo que dice. Si nos hibridásemos (toma palabro) sería la bomba: sinsentido y torpeza. Joer, como Pepiño.

Miércoles
Desde entonces hasta hoy el mueble ha avanzado bastante. Seguiremos informando

Jueves
El 17 con una entrada titulada con el 15, me refiero al día 1 y consigo récord anual con 20 comentarios. Sopa de números. Feliz año, por si a alguien no le había dicho.

Viernes
Bueno, ya hay encuesta, después de las repetidas peticiones de la bullanguera Rocío. Hala, a votar como locos. venga, que nuestro reto es llegar a cincuenta votos.

Sábado
Volvemos a la arqueología y reanudamos nuestros grandes planes de robo. Lo del banco ya está bien apañado. Ahora a por la Thyssen. La galería, digo, que la Tita ya tiene bastante con atarse a los árboles y con el par d eprendas que quieren heredarla. Si es que se mete en cada jardín...

Domingo
Pues nada, aquí a lo tonto, ya está el resumen terminado. Me falta poner los lincs, que el otro día me lo olvidé y luego me dio una cierta rabia, aunque a mi me da que la peña tira poco de lincs, no se.

Bueno, feliz semana y feliz año, !qué diantres!!


*para el recreo de la mente: ilustración-jeroglífico para torpes:
¿ya sabéis de quién hablo?

sábado, 19 de enero de 2008

Las caras y las calles

De Macke me gustan dos cosas. Bueno, muchas más, claro, pero lo resumo en dos.

Las calles, que merecen ser paseadas en su gélido misterio cálido.
Las caras, que vemos pocas veces, que seguro nos dirían tanto o más de lo que queremos saber.



Una vez vi en la Thyssen una exposición sobre lo suyo. Cobardón no osé arrancar algún cuadro. Además, el catálogo estaba agotado. Yo también, de tanta cosa bonita.
En fin.

viernes, 18 de enero de 2008

El astro de la radio

Don Ángel le dijo, atendiendo sus particulares causas, y para que se vea que no sólo no nos cuesta adaptarnas a ellas, sino que nos es extraordinariamente grato hacerlo, para que usted aprenda, disfrute y, por qué no, descubr la verdadera magia de este medio, adecuaremos nuestro programa de prácticas para que usted pueda cumplir con las obligaciones propias de su labor de modo que no resulte menoscabada su formación. Búsquese una emisora donde nos puedan certificar que lleva a camo los trabajos que tras nuestra conversación mi ayudante le facilitará y aprobaré gustosísimo su particular plan de estudios para mi asignatura, que, desde este momento, también es la suya.

Don Ángel engolaba, marcaba pausas, silencios fascinantes, gesticulaba para dar paso a inexistentes efectos sonoros, encandilaba, encantaba a sus interlocutores que lo únco que podían hacer era dejarse llevar por su personalísima entonación. Además, tenía una voz particularmente hermosa, tal vez no era demasiado original, podía sonar a vieja estrella de la radio, pero la modulaba de un modo tan extraordiario que hubiese sido capaz de venderle cualquier cosa, una moto de agua, pongamos, a él, que era un hombre vocacionalmente de secano.

Pero aquello no era tan sencillo.

Se había metido en aquel bar como podía haber entrado en cualquier otro. Desde la puerta observó rapidamente a los que por allí andaban. Localizó una mesa que podría resultar segura, así que allí desplegó sus papeles, las notas tomadas y sacó la agenda, para ver.

En la agenga, doblado, un cuadrante hecho con dos hojas de papel cuadriculado y pegadas con cinta adhesiva por la mitad. En la cuadrilla cruzaba fechas, trabajos, sitios donde hacerlos, gente que podía proporcionarle los medios, las cosas. Y allí fue anotando para ver cómo hacerlo; un café, con leche, caliente, muy caliente. Y si tienen bollos, luego me llevaré uno, de crema, si puede ser.

Le estaba dando vueltas. Igual esa era la mejor oportunidad para poner en marcha su vieja idea. Si el comandante le daba permiso, no sería complicado montar, en uno de los desvanes de la vieja casa una pequeña emisora. Uno de telecos le había comentado que lo que hiciese falta, que entre compañeros ya se sabe. Y sabía. Y cn cuatro duros y algunos discos viejos, podrían comenzar algo. Y los noños, el chavalerío que no podía salir de allí, descubriría que su voz, silenciada era tan poderosa como las demás.
Pero no. Mejor fingir. Mejor decir lo de funcionario, ir a la radio libre aquella, tragar sapos, carretas, de todo, y lograr grabarse tres cintas con sus trabajos.
Lo que no llegó a saber es que el ruido del patoso cuya pluma yacía en un charco de tinta le impidió rajarse, olvidarse de la estación en el cuartel, bajarse los pantalones y tragar para sacarse unas infames prácticas.

Tal vez el susto del inocente ruido le terminó de insuflar el valor que le hacía falta.
Decidido. La monto. Y lo bien que nos lo pasaremos. Y que sea lo que Dios quiera.

jueves, 17 de enero de 2008

El 15 de enero

Termina el año nuevo. Me explico.

¿Nunca os habéis preguntado cuándo termina uno de felicitarle el año al personal? Yo si. ¿Demasiado tiempo libre? No diré que no.



Bueo, es una cosa que yo vengo pensando desde hace bastante tiempo. Y caí en la cuenta de que la gente a partir del 15 de enero, ya no deseaba feliz año a nadie. A partir del 15, que te den morcilla. Recuerdo de mis años de paseo por Pampaluna, como dice Rocío, que, claro, había veces que no veías a alguna gente hasta mediado el mes de enero. Y claro, aún con los restos del polvorón y las guirnaldas en la oreja, pues terminabas con lo de oye, y feliz año, joer si, vale y tal. Y así íbamos.

Ahora, observo desde unos hacia acá que, por esa pasión laicista tan idiota, lo que se desea es Felices Fiestas en lugar de Feliz Navidad. ¿Qué fiestas? San Mateo, en Logroño, los Sanfermines, el libro de Hemingway, el coche aquel de la Ford que molaba tanto al personal -aunque yo siempre fui más de Escort, lo reconozco- o simplemente Ava en la peli basada en eso de Hemingway -y en eso no hay duda: yo siempre he sido muy de Ava- que estaba filmado en Torrelodones o no se dónde. Bueno eso es lo de menos.

Pues la peña, con esa pasión por cogérsela con papel de fumar comenzó a hacer el cursi y se dedicó Felices fiestas. Luego estaba Trecet que el muy idiota, con todos los respetos, pero idiota perdido, poniendo discos para conmemorar el solsticio de invierno. Venga, hombre. Según definición del amigo Macías, le aplicaría lo de su abuela: que es tonto y en su casa aún no se han dado cuenta. Yo estoy que le dio un tanto alguien con las pelotas de la Enebeá, que son unas señoras pelotas como la copa de un pino, y se nos quedó un poco así. O eso o una sobredosis de Wim Mertens con aquello del pingping, tututut, que le llamaban minimalismo de clarinete y piano. Ay, cuánto daño ha hecho el calimocho a los turistas alemanes. Pero...¿y lo bien que se lo pasan?

O como los estornudos. Que ahora en lugar de ¡Jesús! dicen salud, los muy tacaños. Ya puestos, salud, dinero y amor, joer, y encima cantando, que parecéis escoceses o hechos diferenciales de por allí, no sea que se me moleste alguien. O como decía un tonto, salud y república, que se referiría ala de las letras, porque por las últimas experiencias que ha habido por aquí sobre el tema, la incompatibilidad entre ambos conceptos es manifiesta: o sea republicanismo y mantener un mínimo saludable o, digamos, vital, que no pega ni con cola. Sobre todo siendo del clero, simpatizante o, simplemente, opositor. Con lo que mi habitual dispersión nos lleva al comienzo, para solaz y deleite de los adoradores del caracoleo verbal y la consiguiente desazón de los intelectuales y alrededores. Bueno, pretencioso, si. Aquí, evidentemente no hay, a Dios gracias, intelectuales. Gente sensata, pero sin esgae. Ahora si que me disperso.

Pues eso, que parece hemos sustituido la Navidad por lo de las fiestas, aunque que lo del año nuevo, por lo de la pachanga del Fin de Año, la capa de Ramón, el conciertazo y el trapín de la Igartiburu, la gente aún se anima a felicitarlo. Pero llega el día quince, verbigracia, anteayer, y oye, que ni por casualidad un buen deseo para los tiempos venideros. Que no, hombre, que no, que tampoco cuesta tanto decirle al prójimo que mejor que le vaya bien, que se le quieren buenas cosas y que ojalá las disfrute con alegría para hacer más llevadero este tánsito por el valle de lágrimas. Pero no, aquí la tropa vuelve al mal rollo de antes y ya no se acuerda de lo dulce de los mantecados o del guirlache, que el otro día vi que a Eva Arguiñano también le pirra. Una chica sensata.

En esta fiebre de estupidez militante que con tnta alegría abraza el personal, a uno ya casi ni le sorptrende que el inefable Pepiño, que construye madrigueras para tiburones, un galaico peleado contra el intelecto y contra el mar, que también tiene bemoles, le pida al Papa que le cuente lo de la familia. Felicítanos el año, bobo, y luego te contamos.

Bueno, pues estaba con que para el día 15, lo que tocaba, quería haber puesto este texto. Pero, ya sabéis, la vorágine del dragón, las bricopijas, todo eso, que se me pasó. Y hoy la recupero, enmendandome desde el título hasta aquí, humildad por delante. Hoy, en lo de Carlos Herrera, un oyente ha saludado y ha deseado feliz año a todos. He ahí el espíritu de la trangresión. Y no era yo. Pero seguro que sabía tocar el piano. O no.

miércoles, 16 de enero de 2008

En la droguería

Esta tarde haciendo de bricopija.

Estoy dándole un aire nuevo al mueble de las herrramientas, que es de madera y está hecho a mano. Es vetusto, chulísimo, útil. Lo más. Con la pulidora, dale que te dale para arrancar el barniz y la solera, la memoria de los tornillos y de la intemperie, virutillas y rebaba. Me gusta decir rebaba, aunque duela pronunciarla, sobre todo si se te ha clavado en la yema de los dedos: hay que tranajar con guantes, no por la manicura francesa, sino por las rebabas. Rebaba. Rebaba.
También he quitado las bisagras para sustituirlas por unas nuevas, los tornillos, la herrumbre, o sea. No se si le habréis dado al destornillador alguna vez. Bueno, algunos se qué no, pero como sois legió silenciosa, pues especulo y listo. Si a uno le gusta, estas cosas son muy divertidas. Si a uno le gustan, pero le falta tiempo, sitio o guantes, pues la cosa se complica, pero también bien.

O sea, que despues de tragar serrín un rato, porque las mascarillas esas son muy asfixiantes, con las gafas llenas de polvo, porque las de plástico esas protectoras se caen y se ensucian aún más, he dejado el mueble prácticamente limpio, con la madera desnuda, que olía la mar de bien, de su color, preciosa, suave, una preciosidad. Me encanta la madera.

Cuando he recogido el campamento de bricopija, me he guardado las bisagras y me he ido d etiendas. Como una buena bricopija. Primero a Saturno, donde el explorador del otro día. Allí tienen de todo, así que primera parada del tiendeo.

Bueno, tienen casi de todo, como puedo comprobar. Una bisagra si, la grande, la otra no. La jorobamos, porque si he de hacer la chapuza de dejar una vieja, pues malamente. Bueno, tendré que buscar más o resolverlo de otra forma.

Luego me voy a comprar las pinturas a dónde Servideo.

Esto es lo de los nombres, que hay gente que se llama justo y como es. O sea, que José Luis López Vázquez tiene cara de José Luis López Vázquez, que no podría llamarse de otra forma ni harto de vino. Las sueeecas, señoritooo, tal. Que luego cuenta de ciando Tono, o Mihura, o Neville, no se, Neville, pongamos, le intentó llevar a Hollywood para triunfar allí, porque le veía madera. Y López Vázquez le dijo que hombre, no, que eso le suponía tener que interpretar en inglés y que aquello no lo veía del todo claro. López Vázquez, Rabal, Landa, Fernán Gómez, Atraco a las tres, unos más. Bueno, no compararemos, porque sería para echarse a llorar, creo.

Vale, Servideo.

Servideo es el dueño de la droguería. Su mujer, Gloria está en la perfumería, al lado. Lo mejor de ambos es que, además de tener de todo, te lo explican. Y claro, eso para los bricopijos es una bendición. Una vez, mirando, descubrçi que tenía las pinturas de mis camisetas. Y eso fue toda una bendición. Tenemos un curso de camisetas pendientes, recordaba la silenciosa N. Tomé nota. a ver. Con pinturas de Servideo, por supuesto.


Mi abuela un día le llamó a Servideo, Melibeo. Y claro, nos divertimos mucho. Él no se enfada, claro, porque es buena gente y no se va a pelear con las abuelas despistadas que no le recuerdan un nombre tan complicado.

A Servideo le cuento, Mueble al sol, que no se estropee y tal. Y me da un bote de imprimación, uno de barniz transparente de alta resistencia a la intemperie, uno de una cosa para arrancar el barniz resistente de la parte de los filitos, rinconcillos y así, una brocha, porque rodillo ya tengo ¿y aguarrás?, si, lo menos once litros, prque en caso de duda, compro y debajo de donde las herramientas parece que haya un laboratorio de armas químicas.

Cuando me cobraba, una pastita, pero seremos elegantes y no hablaremos de dinero, sobre todo, considerando que se trata de una buena inversión, me pregunta que qué tal José Tomás, que si iremos a verle. Porque resulta que cuando José Tomás, nos vimos a la salida de los toros. No conocíamos esa faceta de Servideo. Nos saludó con su habitual y exquisita educación y charlamos un poco de la mala pata del maestro con el hierro, pero tambnién cómo sobrecogía verle torear tan cerca, tan despacio, tan en silencio, tan grande, el mejor.


-Pues si, a ver qué pasa, y si consegumos entradas

-Han anunciado que toreará en la Feria de la Magdalena.


Y me ha contado que conoce al dueño d ela plaza. Y que a ver si cuando viene aquí está un tiempo sin torear, no sea que le den un mal tiento y se nos caiga del cartel.
Me he ido con la bolsa de las pinturas. Cuando lo tenga hecho, un día paso y le cuento como me ha quedado.

Buena gente.

martes, 15 de enero de 2008

Las berenjenas del dragón

Bueno

a ver si consigo meter textos directamente en el programa del logro.




Si puedo, pero es él lo crear vamos a dejarlo.





Hoy quería contar os la receta de las berenjenas rellenas de sí mismas al horno. Se cogen tres berenjenas más bien gordas cepo ramas tipo Lech C.P. Lynn no sé si me explico. No no me explico he dicho cepo ramas cepo borró unas no he dicho eso. Te cepo rol as cepo rol rol Brown ni Kronen Rabin Kronen apresto Kronen este que los idiotas.





Voló empezar vuelvo a empezar. Esto suena a película de ganas y mi cara si de arroz y un claro y dar.





Me estoy tomando un bermuda verme un Martín y idiota. Es insufrible este dragón y sí bebo para olvidar no me acuerdo de que poner en la entrada. Quería hablar de berenjenas pero estoy pensando en pegarle una patada a la Mac y norma máquina se reprima con modorra. Redima a Lima reprima reprima redima imbécil. Me refiero a eso que empieza con R. y que sirve a los poetas para qué le case en los versos tan bonitos y que suena como prima pero siempre delante pre y ma PRI ma PRI ma. Amigos poetas, no URSS seis esta máquina en casa unos seis seis en peleéis utilicé Davis 1:06 utiliza es. Además de completamente sordo este dragón nos ha salido un poco rojo sirio Rob Hill yo ro ji dio ro ji dio rojo que redima con rodillo donde poner redima es lo de antes de prima o sea que está peleado con los poetas. Y yo con las berenjenas.





Berenjenas rellenas de sí mismas y al horno.





Tres berenjenas gordas una cebolla ajos al gusto una. ICA de chorizo picante. ICA todito pero si todo pedazo pedazo de chorizo picante. Se escaldan las berenjenas o se meten en el microondas se le saca la carne sin romper la piel. Se pasa por la sartén muy despacio sin aceite la cebolla muy picada el ajo la carne de las berenjenas y el chorizo a trocitos muy pequeños. Cuando la masa está hecha se tritura. Las pieles se pasan por PAN rayado(interrogante porque has puesto pan en mayúscula Sierra interrogante encierra paréntesis(((no habrá lo. Se ponen sobre una bandeja de horno las pieles de las berenjenas en forma de barco para entendernos aunque a estas alturas me da mí la sensación que os me tenéis un lindo trazo de Martini o aquí no se entera nadie. En forma de barco, digo, que se va rellenando con la masa triturada que hemos preparado en la sartén se termina de dar forma con la mano para que quede bien rellena y se mete en el horno muy poco tiempo hay se me olvidaba. Hay a y sin H. se van a pensar que soy pequeño blanco de Plinio Pepe pequeño y gallego y tonto estamos. Sobre las berenjenas ya rellenas en forma de barco, ese polvorear un poco ese polvorear echar PAN rayado en polvo otra vez EN mayúscula, unas gotitas de aceite y alguna hierba tipo perejil oreja no oreja no de dejar las orejas o lejano horno da igual cualquier hierba. Así se mete en el horno poco tiempo y con fuego fuerte para qué se doren y la capa del PAN tiene un poquito dura y tostada. Y aparte.





Va muy bien servir la con lechuga picada muy finita o con unos 500 o con una mientras con unos 500 500 500 sus de eso que hay rojo, verde, del padrón, del pick y yo dic y yo y y dio bueno de ese sitio del sur de Navarra que son triangulares y que va muy bien para rellenar con bacalao carne picada rabo de toro o lo que haga falta. Se puede comer fresco del tiempo o caliente. Este plato lo aprendí de unas monjas 1000 gris y más muy humildes que me cuidaban como a un rey.



Esto lo escribo a la antigua o sea, a mano. Es decir, con las teclas, joer, que hay que explicarlo todo. Aquí, la flota de barcos en el mar con que se hacen los ríos del Belén, que parece que tiene un color raro, pero que a esta hora que ya son casi todas historia sólo puedo decir una cosa de tamaña flota-y no es porque fuesen mías-: que estaban para comérselas, jolines.Y no fueron a luchar contra los elementos, o sea, el hambre. Bueno, seguimos.


Es muy barato sólo necesita un ratito de dedicación. Sabe a gloria os lo garantizo. Y si este programa funcionará un poco mejor o se mandaba por correo o virtual o como hiciese falta unos pin si todos pin si todos pincho los pequeños para que él las pruebas seis pruebas seis las le gusta seis pudiera esconder las hubiera íes con verlas para qué un día a las, Iris pagará que un día las, es. Y aparte.



Es imposible. Un día os invito a probar las y nos tajamos a la salud del dragón/bar que con este nombre tenía yo que imaginarme que terminaría borracho de intentar hacerlo funcionar. Hasta otro día si es que no resisto si es que él lo resisto vale cierra ya idiota

lunes, 14 de enero de 2008

El loquileto

Y ¡zas!, la Mamádelpianista que mira el escaparate que estaba señalando este Nodisparenalpianista que ahora le da a la tecla -bueno, entonces en su versión reducida y lenguatrapense- y ve el objeto de deseo en cuestión: el loquileto.

Porque resulta que la memoria es traicionera, y claro, desde entonces ha llovido un rato, poco, pero ha hecho bastante sol, y tal vez por eso, las insolaciones y tal, sustituyeron en mi neurona el sitio donde culminó la anécdota que os relato. La Mamádelpianista que me dice "oye, que fue en las Galerías Maldá". Bueno, vale, pues eso. Que enfrente de la cristalera de la juguetería esa tan estupenda, tanto, tanto que, aún ahora, si paso, no puedo evitar dedicarle unas miradillas absortas, me quedé, pegando saltos cercano al éxtasis ante la visión de aquella maravilla

El loquileto.

Supongo que en ese momento, la Mamádelpianista debió de alucinar. Porque lo que señalaba no era ni un coche de bomberos, ni un parchíis de aquellos que tenían los dados dentro de un cubilete antitrampas que giraba con una teclita, ni con los escaléstrics, ni los monigotes varios, ni el disfraz de Supermán, o Espiderman, o Bricomán, o lo que fuese. Lo que señalaba era, ni más ni menos que...


(redoble de tamor)...


un helicóptero.



No se si sería a partir de ahí lo de mi afición a los aparatos voladores. En realidad, probablemente me gustan más los aviones, aunque supongo que la experiencia de volar en un helicóptero ha de ser mucho más intensa. Y en planeador. Bueno, o en ala delta, pero ya es cosa de zumbados, como los que se tiran por un puente. Los que lo hacen atados con una cuerda, digo, los del viaducto son otra película. Bueno, cortísimometraje, el último vuelo.

O sea, que allí estaba el loquileto de marras. Supongo que al final se lo pediríamos a los Reyes, claro, pero ellos me dejarían lo de la chapa de chérif, la canana, el chaleco, el revólver y todo aquello. Un chérif en helicóptero no pega nada. En loquileto menos. Los Reyes Magos, además, sabios.

Un año, ya con la lengua en su sitio y el tamaño aproximadamente como el de ahora, crevezas más, cervezas menos, padeciendo unas rebajas o así, o turistas de todo pelaje, olímpicos, no se, se me ocurrió que en la siguiente Navidad les pediría a Sus Majestades un helicóptero Cobra con doble cañón antitanque o un Apache con los cohetes bajo las alitas para dar algunas pasadas por el centro de la ciudad, con sus tienditas y así. Yo iba insistiendo, pero ya casi me he cortado la coleta.



Ahora hace un año o por ahí, en eso que conectaba justo encima de aquí, salía lo del helicóptero y pensé que para este año, contaría lo del loquileto. A Peter, en lo suyo y en lo mío, le insistí y le di un poco la tabarra con los helicopteros. No se si fue allí o aquí que un día estuvimos a punto de dar el paso de atracar un banco o no se qué, con mi próximo helicópero y el propio Peter, además de J (punto) descolgándose por una cuerda. Esta juventud... Un plan un poco en pañales, pero que apuntaba muy buenas maneras. Hay que retomarlo cuanto antes.

Pues eso, que pensé en lo del loquileto para explicarle a Peter por qué me ponía yo tan pesadito por lo de los helicópteros. Pasó lo que pasó, ya sabéis. Y como era buena fecha, pues lo pegué el otro día. Y hoy termino de desvelar un misterio, para que el resto de lectores, que como Peter, honráis con vuestra presencia mi garito, supiéseis toda la verdad sobre esta cuestión.

Espero que os haya gustado. Y si alguien se anima a regalarme un helicóptero... o un loquileto...

domingo, 13 de enero de 2008

Semana y sonidos

Lunes

Buaaa*


Martes

Uffff


Miércoles

Pse


Jueves

Um


Viernes

Jeee


Sabado

Yupi


Domingo

Yujuuuu


*bostezo

sábado, 12 de enero de 2008

Caín en los papeles



Para gustos, ya se sabe. Bueno, vale. Pues uno de los míos.


La Razón dejó de ser hace poco el diaro más joven entre los nacionales, aunque la verdad, el Público ese no se a lo que llega. Un periódico sin editoriales es otra cosa, un vendeburras, papel para lo que decía Chesterton, no se, va bien para envolver bombillas. Nodisparenalpianista, ¿tú envuelves las bombillas? En ocasiones especiales si.


Estamos. Entre otras virtudes, destaca en La razón el nivel de las viñetas. Dicen que, tras la salida del gran Ussía de ABC, el siguiente sería su, nuestro admirado Mingote. Será cosa de cuando lo montó Ansón o no, pero la verdad es que se nota que han buscado viñetistas de gran nivel, secillos y contundentes. Entre sus brillantísimas columnas de opinión, merece figurar el chiste de Montoro, casi siempre imprescindible. En este caso el que os he pegado es uno de Caín, en la línea de El Roto, Max y sus múltiples seudónimos.


Con unas horas más de vuelo, este tio se nos sale.

viernes, 11 de enero de 2008

Las persianas, las manchas

El hombre que engrasaba la puerta.


A cambio de una propinilla y de los restos de la bollería, una ensaimada un poco reseca, un garrote relleno de crema, cruasanes chiquititos y alguna ración de las famosas albóndigas -que ya no abundaban desde que el bar estaba transitando hacia café vienés- una vez por semana se pasaba por allí para engrasar la persiana.


-No hombre, otra vez no, que es demasiado -le decía-. Pero anda, pasa que te pongo un café.





Y se tomaba un café que le templaba el cuerpo mientras le echaban en una bolsa algunos bollos y, para no herirle en su amor popio le decían, mira, esto, por si los nietos lo quieren aprovechar, o para lo que sea, tú sabrás. Luego hacía el paripé de querer pagar mientras el dueño se echaba el trapo sobre el hombro y le decía, anda, anda, hoy por ti, mañana por mi. Un día me invitas tú. Y tímido, guardaba la moneda en el bolsillo gastado de la americana mientras cogía la bolsa de papel, daba las gracias y decía, hasta la próxima, que te debo una.



Y pasaban unos días. Y otra vez.



Al pie de los perfiles de la persiana se acumulaban un par de manchitas frescas de la grasa. Pensaba, cualquier día uno las pisa y se nos mata. O le hemos de pagar el tinte. La que nos faltaba.


Cuando oyó la puerta cerrarse ¡clin, clin! le vino a la mente la idea de quitar las persianas y poner unas rejas de estilo antiguo, más con lo del vienés. Aunque entonces no necesitarían grasa. Y entonces qué iba a comer aquel pobre hombre.

jueves, 10 de enero de 2008

El explorador

A ver. Igual es un localismo y ya la hemos liado.


No se, es de mis tiempos de estudiante; aunque una vez yo le argumenté a alguien que yo seguía siendo estudiante, porque las lecturas, las conversaciones,las letras, las cosas que un día me gustaron, las que luego descubrí que no me gustaba, las que siguen por descubrir, aquellas películas que tanto me gusraton y que ahora no entiendo por qué, los cafés, los cuadros, mis cuadros, los cuadros que no robé, los cuadros que pintaron por mi, Oteiza y Miguel Angel, que son yo sin ser yo, que eran el que ya fui y quién sabe si seré, un poco todo, tal no se si me explico, o sea. Pero no coló. Tuve que pagar en el museo lo que tocaba. O no me ligué a la rubia. O sería morena. O si, ya no me acuerdo. Estudiante. Estamos.


A ver, el explorador, lo que decía.





El explorador era un abrelaras atómico que servía para un roto y un descosido, oye, que en medio minuto te tenía abiertas las latas del tomate o lo que hiciese falta. Porque en tiempos de los dinosaurios, uno iba al Aundía (aundía es aundía, cantado, menudo chiste, como para terminar en galeras. Estoy disperso hoy), cogía, no se, el atún, los tomates, las cosas de lata es un decir y para casa. Despensa. César se nos comía a palo seco y con un par de galletas media ristra de franfurs, que es que daba una squito verle que nop te imaginas. Yo le decía que para hacer el guarro se fuese al baño, peor no, allí le tenías en el sofá, viendo el resumen del furbo y poniendose ciego de galletas maría y franfurs. La vidorra del estudiante. Luego te lo cuento, joer.


Total que si había que abrir el tomate tirabas de explorador.

Oye, buscando la estampilla para lo de hoy, que si es que no os pongo dibujos os tengo distraídos que no me atenedéis, y que últimamente me comentáis mmuy poco, jolines, panda d evagos; descubo que hay exploradores para zurdos. Y yo, que para según qué, soy técnicamente zurdo, pues me alegro, hombre. Atención a la diversidad, aunque no vivamos en un armario, que también es incomodidad.



Porque las latas aún eran latas como Dios manda. O sea, pegadas y tal. Nada de abrefacil. Una amiga con la que tuve tratos me contó que su padre al abrefácil le llamaba el abredifícil y yo, cada vez que abro un cartón de leche, es que me troncho acordándome de la cosa; oye, que parezco un idiota cuando me pongo el café con leche del madrugón.

O sea, el explorador, que estoy disperso hoy.

Que iba a abrir una lata de calamares en su tinta de esa tan mala que te pone los dientes negros, pero que está de vicio, para combinar co unos espàguetillos y así, y ¡zas! que se suelta la tirica del abrefácil. O sea, más abredifícil que nunca. Y, joer, que no tengo explorador. A ver qué hago ahora. Cincel y partillo. Sierra de calar. Taladradora. Lo pisoteo. Pues no se. Quién fuese bricopija.


A ver que hago ahora, porque Saturno, que es la ferretería y tal para estos apuros ya está cerrada y me faltan fuerzas para andar despanzurrando latas. Bueno, pues nada, oye, alternativa. Tomatitos muy picados, atún, unas hierbicas buenas y a vivir. Mañana me regalaré un explorador. Que se prepare la jungla, que voy.

Por ahí nos encontraremos, y no habrá lata que se nos resista. O al menos nos dará para echar un rato hablando.

Ay qué cosas.









PD: No puedo evitarlo. Os dejo una cosa aquí y os invito a otra aquí. Molan. Se os espera, claro.

miércoles, 9 de enero de 2008

Reservándonos

Pues a lo tonto me han dado las tantas. Y como ando con la cabeza ocupada en otros menesteres, intentando destripar una cosa de Sánchez Ostiz -que me está costando la tira-, pendiente de unos dibujos y poniéndole orden a las herramientas, llego a lo de la blogueada en reserva.

Por "estoy en la reserva" me salen estos tíos. Esa cocaloca tiene una pinta de cubata que no te menees, a ver si no.


Y mira que intento tomar notas de ideas, ocurrencias y tontadas varias para castigaros por aquí. Pero oye, si no se puede, pues no se puede y lo demás sería tontería.

Bueno, en cartera hay media idea y un cuartillo de otra. A ver si mñana, no se. Me lo apuntaré en la agenda, jolines, que hoy a un tonto de mi trabajo le ha hecho mucha gracia que yo no supiese en qué día vivo. Menudo burro: ser esclavo de un calendario.
El que regala relojes, en realidad, regala una cuenta atrás.
Desconfiemos, pues.

martes, 8 de enero de 2008

Lo de las rebajas

Que es lo que toca.

A ver. Me cuentan que al parecer, en las noticias de alguna tele, al intrépido reportero le ha arrollado la masa de locas compradoras y no le ha queado ni la esponjilla del micr. O sea, que el tío se ha arrimado demasiado al acontecimiento y se le han venido encima el porrón de compradores y zas, le han pasado por encima, como los panzers por la frontera de Polonia aquella. Mira, que se aguante por tonto.



Chato, ¿tú qué vas a estudiar? Yo, periodismo. ¿Y para qué? Pa dar las campanadas con la buenorra de la Igartiburu. Ay no, para hacer aeropuertos con Korpa retratándole el corpiño a las pedorras. Uy, tampoco, para ser reportero de guerra, con chalequito y gorro de Alatriste. Y termina el tonto jugándose el bigote por haberse arrimado demasiado a un puñado de señoras que han dejado el puchero en la lumbre para irse a comprar unas medias tres por una. Que yo cuando veo el reportaje en la tele, ante la cuadrilla de corredores, no puedo hacer otra cosa que buscar al tío de la camiseta verde. Otro misterio: que se llamen medias, sean enteras y que vayan de dos en dos, una para cada pierna. Luego diréis que no sois complicadas, majas. En fin. A lo que íbamos.



Yo me quería comprar un macuto pulgoso, pero, visto lo visto, me encomiendo a San Fermín y se lo robo a algún pastor de vacas. Cualquier cosa antes de jugarme el tipo como ese pobre desgraciado


Que le veo al tío con la corbata floja, como cuando Néstor lía la bulla, con un ojo morado, dos dedos rotos por lo de la aprehensión del micro y la espumilla naranjosa así a la altura de la oreja, en la cola del Seguro. ¿Y a ti qué te ha pasado, majo? Que me he ido a trabajar a lo de las rebajas. Joer, pues qué ofertas. Que es que encima el tío ha de decir, para lo de los papeles, que es un accidente laboral. Ya, profesión: sus rebajas.Vamos, anda.

Bueno, cuestión, que igual podía hacer un peinado de teles a ver si al final me enteraba de cómo terminó la aventura del prenda ese, peor la verdad, me pilla un poco cansado. No se, quien quiera que busque en el Frankfurter. O en yutup, que es eso de los modernos bailongos. Bueno de algunos modernos bailongos, porque a mi, ni fu ni fa lo de enchufarme videoclips tontorrones, o no, en la conexión a pedales. Igual podría buscarme un adeseele de rebajas. A riesgo de que un comando de compradores compulsivos se me lleve por delante.

En caso de peligro, súbanse al piano. Y que nadie baje hasta que escampe. O hasta que lleguen los helicópteros.

lunes, 7 de enero de 2008

La libertad entre cuatro paredes

Qué interesante.

Hablaba un monje de clausura para un documental d ela tele. La tele. Con la de pestes que he echado yo de la tele, esa especie de basurero con antenas, y he de reconocer humildemente que, cuando se lo proponen, pueden ser capaces de lo mejor. Bueno, en fin, es justo reconocerlo.

Contaba uno que le había escrito hacía poco a una amiga y le había contado que nunca se había sentiqo tan libre como entonces, aparentemente encerrado entre cuatro paredes.


Qué curioso.
Qué sensato.
Qué inteligente.
Qué bondadoso.

Comienza la semana.

domingo, 6 de enero de 2008

De agendas dobles, capas sencillas y digestivos para sensibles

Lunes
A mi, la capa de ozono, pues no se, me cuesta. la que me preocupa es la de Ramón García. Que cosa más tonta para padecer, ¿no?
Martes
Bueno, empezamos bien. Puedo inaugurar mis dos agendas, dos, con lo que fracasaré por duplicado en su uso. En fin, todo a lo grande, lo mejor, lo peor y lo mediopensionista.

Respiro tranquilo porque Ramón se colocó la capa. Ahora solo falta que la tonta de la Igartiburi pillase unas anginas de campeonato con el triquini -que yo hasta anteayer pensaba que era un mixto pero de tres pisos, en lugar de un vestido pasado por el euribor- ese tan poco sensato para la fría noche esa de tanto petardo y tanto plomo.

El del Concierto de Año Nuevo todo un hallazgo.


Miércoles
En la agenda debería anotarme un plan para reclutar nuevas voces que se apunten al final de la cuenta atrás, que nos hemos quedado a mitad de camino y así no llegamos a ningún origen. Más o menos. Debería abrir buzones para que los interesados igan algo. Bueno, si hay alguien por aí que se anime, ya sabe, o allí o aquí puede dejarse caer.
Qué bien va esto de las agendas.

Jueves
Bueno, para los que se pican de tando darle al ajo y luego se les cruza la barriga, sobre todo cuando alguno se atreve a llevarles la contraria -tanto tolerar, la peña termina siendo intolerante con las tolerancias ajenas- se me ocurre que al próximo chat incorporaré a las Tanquerays, unos sobres de Almax. Como dice el bolero, Almax, corazón y vida. Que abunden las tres. Y al que se le cruce la bilis, que suelte lo que sea, pero bien lejos.

Viernes
Seguimos con tochos, peor de los otros. Según leí ayer, creo, o hoy, no se, no me acuerdo, al parecer, arreglar ese desaguisado, lo de Sagunto, cuesta un pastón que pa qué, y encima dicen que, claro, no quedará del todo bien. Si es que se empieza derrochando con los cafeses, comiendo conejo en Nochebuena y termina el euribor por las nubes. Yo ponía a los de la esgae a cobrar el impuesto revolucionario del tocho para sufragar los gastos, y en cuatro días teníamos a Luis Cobos gaciendo los conciertazos en Sagunto, che.

Sábado
Queda en el aire, natural, la mitad de la incógnita: lo que es un loquileto. la otra mitad, la relación de Peter y los loquiletos.

La aplazo, y la contaré, si duda. pero otro día, ¿vale?

Domingo
Bueno, me da que poco chateo hoy, que es veo al personal aún de digestión navideña con poca fuerza. Pero lo peor está ahí. Que a partir de mañana, todos estamos de rebajas. Venga, va, despertándonos.

sábado, 5 de enero de 2008

Queridos Reyes Magos (II)

-Dime, Nodisparenalpianista, qué le vas a pedir a los Reyes Magos -preguntó la Mamádelpianista, sabiendo que su hijo, joyita entre las alhajas, aún no lucía las artes del escribir entre sus ya abundantes e incipientes virtudes.

-Un loquileto

Y se lió, claro.
Porque a ver, listos y listas, quién me sabe decir a mi, a estas alturas del telediario, lo que es un loquileto.

Cuéntame, me preguntó la Mamádelpianista, que es eso del loquileto. Y yo que le cuento, en medio lengua de trapo, aunque ya un tanto barroca o conceptista, y por qué no decirlo, un tanto arretruecanada. El loquileto, ese verde. Vale.

A base de perseverancia, virtud propia de las madre, claro está, concluye que vi uno un día en casa de mi primo. Un día jugando con él, descubrí los secretos misterios del loquileto y sus inponderables maravillas de la técnica y por qué no decirlo, de las artes más refinadas. Sibarita cuasi desde la cuna, lo admito.
En casa del Quique, le cuento, estuvimos jugando con uno, pero claro, mi torpeza infantilona, pero que muy infantilona, me impide aclarara más datos. La Mamádelpianista que llama a mi tía Enriqueta, a la sazón madre de Quique, mi primo, el que, con lo años, se ha parecido al Bardem ese, pero en guapo y majo y mejor gente -ojo, no mucho mérito vencer en estas tres lides al tío ese, opinión, pero justa- y le pregunta que con qué jugaron los críos el otro día.

-Pues ya sabes, sacaron los coches, las cosas y todo y en medio minuto aquello era una leonera.

Bueno, igual mi tía Enriqueta no dijo leonera, pero a mi siempre me lo decían. Mola leonera. ¿A que si?
Total, que con la duda se quedó. Y ahí, dando la matraca a ver si resolvía la cosa.

Porque la cosa era, ya he dicho, que uno ya, pianístico, no sabía pegar dos letras seguidas, con lo que tenía que delegar lo de la carta a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente a la Mamadelpianista, así que la cosa estaba peiaguda, o se resolvía el dilema del loquileto o me quedaba con uan tanda de calcetines granates, que, dicho sea de paso, es un regalo que tiene un mal rollo que no veas. A ver si no, vulgo, a quién le apetece que le regalen tres pares de calcetines granates de canalé, pongamos por caso. Nada, ni es que a los gafapastas del fredperry.

Bueno, pues en esas estábamos, que la Mamádelpianista que no resuelve las dudas, mi tía Enriqueta a por uvas y mi primo Quique creciendo por todas partes hasta hacerte un tiarrón de campeonato, la envidia de todos los del lugar. Y el loquileto por ahí.

Las cosas de la Navidad de por aquí. Que en una calle, llamémosle avenida o Vía grande, que montan una feria los jugueteros, para que los críos viésemos las cosas y puiésemos pedir, con conocimiento de causa, a Sus Majestades. Y para allá que vamos, con las ganas de ver trenes eléctricos, cosas de mayores, puzles incomprensibles -siempore he sido poco paciente para esas cosas- y Airgam Boys, que molaban más que los clics, unos negados que no movían ni las manos ni los pieses. y llevaban peluca.
De pronto, en aquella tarde de color gris claro, frío e ilusionado, con olor del naranja del boniato tardío, rosa del algodón de azúcar ese que ahora no me acuerdo de cómo se llama y gélidamente claro como el neón ese que va del azul al verde, que se me corta el aliento mientras tiro de la mano de la Mamádepianista y grito mientras señalo, o señalo mientras grito:

-¡Un loquileto!







PD: Peter, te debía esta entrada. La pensé para los Reyes de 2008, o sea ahora. Luego, pensé en adelantarla, para que la leyeses. Luego, volví a pensar, te la escribiré cuando toca, o sea, para Reyes de 2008.
Luego me manda un mensaje Regi y me cuenta. Pobre Peter. Y pienso: tenía razón, era para Reyes de 2008. Hoy la cuelgo. Espero que te guste. Supongo que ahora entenderás mi pasión por los loquiletos. Casi literaria.
Hasta la vista, amigo.

viernes, 4 de enero de 2008

Los tochos

Si es que lo nuestro es vocación por la chapuza. Claro, si no, seríamos, no se, alemanes o suecos. Y entonces estaríamos más bien aburridos y no entenderíamos los gritos de López Vázquez en Benidorm -!Dónde están la sueeecas!!!- en aquella tan divertida de Paco Martinez Soria. Un día le teníamos que hacer un homenaje a Martínez Soria, rey del gag castizo y un espadachín sobre las tablas, decían. Pero sigo, que luego me llamaréis antiguo, y con razón.


Vale, una de romanos, por si quedaban dudas sobre mi espíritu carcamal. Pues resulta que uno, juez o así, ha dicho que basta ya de alicatados y de pedruscos ucrónicos, así que a limpiar de baldosines, porcelanosos y gotelés el Teatro Romano de Sagunto. Pero si así está más limpito, que le pasas la mopa y te queda que puedes comer sopa en el suelo. Mire, déjese de cochinadas y arranque usted los tochos esos chungos hasta que se vean los romanos. Porque los de debajo son romanos. Digo, por los intelectuales. Romanos de los de Roma, Imperio, el Derecho Romano, las Legiones y las conducciones de agua que copiaron los moros, que el regadío es de antes, botarates.

De unos tíos que se enrollaban en las cortinas, uno ha de temerse lo peor, eso está fuera de toda duda, pero hay que reconocer que haciendo teatros y tal, eran unos figuras. Y claro, un día llega un consejero de cultura y se le ocurre hacer de senatus populusque y se lía, la toga en el estropajo. Que una cosas es hacer paella y la otra es enmendarle la plana a dos mil años de historia, hombre. Pues que no, que mi cuñao se hizo los baños del grafito ese rosa y aquí quedaría niquelao, che. Che, y el tío que se busca a dos desgarramantas para que le firmen el proyecto y oye, monta un teatro que parece para un anuncio de coches de bonitoq que les queda. Un poco hortera, bueno, pero el natural refrescante de la cosa mediterránea. ¿Y lo romano? ¿Ya estamos con las zarandajas de las antugüedades? Si es que así no pogresamos naide. Pues no. Aunque...

Y ahora va un juez, esa otra canallesca y dice que nanay, que a quitar la tochamenta y a sacar al aire la cosa antigua, que es la fetén, la que hay que admirar y la que hay que proteger.
Qué gente. Con lo que molaría pasarle una autopista de esas de quitar puntos y hacer caja por encima o a malas un tren de esos de nombre tan romanoide, el ave digo, para hacer boquetes.

jueves, 3 de enero de 2008

Impermeable

Bueno, no se. Yo no lo veo claro.
O sea.


Pero yo me fío antes del católico más torpe que del Pepiño más listo*. Y encima hay que amarle. Hay prójimos que nos lo ponen tan complicado...

Propósito del año:

Ilustrar al más idiota. Aunque sea impermeable.





*Cuentan que se ufanaba el imbécil cuando en un suelto editorial decían de él que en la pugna por saber si era más malo que idiota, concluían que malo. ¿Lo véis? Hasta ellos reconocen que no soy tonto.

Ay, cuánto mal hecho para merecer semejante castigo

miércoles, 2 de enero de 2008

La agenda

Yo soy más bien refractario a las cosas de anotar. De anotar de modo organizado, me refiero. Me gusta el mundo del papelito. No tanto del llamado postit, la hojita esa de papel engomado, amarrillo mayormente, pero no del tiempo, sino de serie. Que el papel amarillee es lo suyo, a unos gusta, a otros no. A algunos nos trae la memora que nunca tuvo. Está bien.

El papelito, anotar en papelitos. En la vuelta de la lista de la compra, de la tarjera del autobús, de una hojita de las de al lado del teléfono, en cualquier sitio. Luego, claro, te pones a buscar y ya la hemos liado. Empiezan a aparecer teléfonos desconocidos, lechugas, patatas, vinagre de Módena, del otro, vino rosado, dos botellas, tinto tres y a ver si encuentro el recambio de lo del perfume del baño o algo, una hoja de un libro que encargué y que ya recogí y un papelito del Boada, d elas fotos, que no se si ya me dió o no, que un día me presento con él a ver qué me da, que recoger fotos misteriosas también ha de tener su aquél.

Total, que lo intento una vez más y me compro una. De hecho, aún tengo la misma encargada en una tienda de esas de patufets y butifarras, que como son muy así, han pasado de traérmela en castellano, porque supongo que embrutece demasiado a sus cosas cantonalistas. Como me cansé de esperar, la compré en una papelería que me la tuvo en un pispás, me salió más cara y pagué a gusto. Y hí luce, esplendorosa, estupenda, apenas con lo de los cumpleaños anotados y así. Total, luego me olvidaré de mirarlos...

Dadme tiempo, un año agenda, los clips de colorines para otro quinquenio, ¿vale?


Y es que la naturaleza no me llamó por esa complicada senda. Uno, que es maximalista, como si dijéramos. Y total, un día se parece tanto a los demás, que a ver quién es el guapo que los distingue. Pero como la naturaleza es como el junco o el bambú, firme, resistente, fuerte, pero también adaptable, flexibre, dinámica, pues allá que me voy, que me gasto los duros y que me propongo usar la agenda. Y no sólo para meterle dentro los papelitos marranos de las listas de la compra y los teléfonos ignotos, sino para anotar, no se, las cosas esas que todo el mundo dice que son tan importantes. Bueno, que quede constancia, blanco sobre negro, o, en este caso, naranjón sobre naranjita, que intentaré darle buen uso y hacerla uno de mis libros, como si dijéramos, de cabecera para el año que le da nombre, o título o algo. Otra cosa es que lo consiga, claro.Pero que conste que ganas hay.

O así.

martes, 1 de enero de 2008

Pues yo lo veo igual

¿Año nuevo? Pues yo lo veo como el de antes, aproximadamente. Yo es que estas cosas no termino de entenderlas, pero vale.


Bueno, es nuevo lo del gabachuá este de hoy en lo de Viena. Que resulta que es el director más veterano que se ha subido por primera vez a lo del concierto. Ochenta y tres tacos o por ahí, todo un veterano, si señor. Qué figura, el tío, hacía gestitos, guiños con los ojos y ha dirigido casi todo sin batuta, y moviendo así los deditos, como si le hiciese cosquillas a los clavicordios.


¿Dónde esta la mosca? ¿Aquí o aquí?


Luego está el del triángulo, que a veces también toca una carraca. Que uno entiende lo de la vocación por ser primer violín de la Filarmónica de Viena, vale, pero por ser la primera carraca yo es que sigo sin entenderlo. Vamos, que no me lo creo. Y digo yo que cobrará menos, pero ¿qué haría la Filamónica sin carraca?Hay que sindicarse para defender los derechos de ese tío. Y si no, les echamos unos cubos de basura, como los marranos del Metro de Madrid. Sindicación y cubos de basura. La unión hace la fuerza. Y la mugre.

Lo otro de antes que tampoco quería dejar pasar era lo de que el capitán general de los Ejércitos haya tenido el detalle de dar media vuelta al mundo para echar un rato con su soldadesca. Pues muy bien y en su sitio, como debe ser. Y el botarate diciendo "yo también iba a ir, yo también iba a ir..." Lo que digo, hay cosas que igual cambian, peor los tontos están tan bien enganchados que no hay quien les mueva. Ay.

Seguimos, lo de siempre.

Nada pasa.