viernes, 4 de enero de 2008

Los tochos

Si es que lo nuestro es vocación por la chapuza. Claro, si no, seríamos, no se, alemanes o suecos. Y entonces estaríamos más bien aburridos y no entenderíamos los gritos de López Vázquez en Benidorm -!Dónde están la sueeecas!!!- en aquella tan divertida de Paco Martinez Soria. Un día le teníamos que hacer un homenaje a Martínez Soria, rey del gag castizo y un espadachín sobre las tablas, decían. Pero sigo, que luego me llamaréis antiguo, y con razón.


Vale, una de romanos, por si quedaban dudas sobre mi espíritu carcamal. Pues resulta que uno, juez o así, ha dicho que basta ya de alicatados y de pedruscos ucrónicos, así que a limpiar de baldosines, porcelanosos y gotelés el Teatro Romano de Sagunto. Pero si así está más limpito, que le pasas la mopa y te queda que puedes comer sopa en el suelo. Mire, déjese de cochinadas y arranque usted los tochos esos chungos hasta que se vean los romanos. Porque los de debajo son romanos. Digo, por los intelectuales. Romanos de los de Roma, Imperio, el Derecho Romano, las Legiones y las conducciones de agua que copiaron los moros, que el regadío es de antes, botarates.

De unos tíos que se enrollaban en las cortinas, uno ha de temerse lo peor, eso está fuera de toda duda, pero hay que reconocer que haciendo teatros y tal, eran unos figuras. Y claro, un día llega un consejero de cultura y se le ocurre hacer de senatus populusque y se lía, la toga en el estropajo. Que una cosas es hacer paella y la otra es enmendarle la plana a dos mil años de historia, hombre. Pues que no, que mi cuñao se hizo los baños del grafito ese rosa y aquí quedaría niquelao, che. Che, y el tío que se busca a dos desgarramantas para que le firmen el proyecto y oye, monta un teatro que parece para un anuncio de coches de bonitoq que les queda. Un poco hortera, bueno, pero el natural refrescante de la cosa mediterránea. ¿Y lo romano? ¿Ya estamos con las zarandajas de las antugüedades? Si es que así no pogresamos naide. Pues no. Aunque...

Y ahora va un juez, esa otra canallesca y dice que nanay, que a quitar la tochamenta y a sacar al aire la cosa antigua, que es la fetén, la que hay que admirar y la que hay que proteger.
Qué gente. Con lo que molaría pasarle una autopista de esas de quitar puntos y hacer caja por encima o a malas un tren de esos de nombre tan romanoide, el ave digo, para hacer boquetes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La autopista por allí en medio sería original. EN todas partes discuten por "ridiculeces".

O no... eso igual son hasta cosas importantes!

Lidia

Anónimo dijo...

¿Cómo que enrrollándose en las cortinas? Con lo bien que sienta la toga, y lo elegantes que estaban. Hasta en las estatuas son bonitas las togas.

Y los romanos de ahora, herederos de los de antes, son de lo más salao, simpático, ocurrente y vacilón. Y cómo cocinan.

enrique dijo...

Lo del teatro romano de Sagunto fue un escándalo y una arquitectada infame...

Juan Manuel Macías dijo...

Si es que estas antiguallas de romanos...

Por cierto, tomo la palabra del trío musical, con gira por Nevada y todo: frente a Emerson, Lake & Palmer, propongo Pianista, Vico & Macías. Vamos a resucitar el rock sinfónico, pero con carácter de urgencia ja ja ja.

Feliz año y felices Reyes.

Nodisparenalpianista dijo...

AnónimoLidia, me quedo con el "o no". Es ahí dónde siempre está la clave.
Los romanos, querida Dulci, y por ecxtensión, los italianos, son unos macarronis. Y Ya está todo dicho.
Yo estoy en que, hecho en serio y sin rollos de parques temáticos, en algún sitio se re-construyera una ciudada a la romana. Yo, el primero, me arriaba la toga y me calzaba los coturnos para pasear las calles y para conspirar con camaradas como usted, mi estimado Enrique.
JMMacías, pero yo me pido cantar, renqueante, tembloroso y francamente decadente "One for my babe"... se le saluda con respeto.