sábado, 16 de febrero de 2008

El agua

Como ayer estábamos de robos y sumar más delitos a mi lamentable currículum, hoy me quedo y admiro. Porque la idea era echarme un cuadrico o algo al macuto, peor mejor que no. Aunque nunca se sabe, que le da a uno un golpe de sangre, le mete un tirón al tema y pies para qué os quiero.

Pues para huir y para atrapar lo que atrapó el tipo que hizo la foto. El instante


El tiempo detenido. Ese momento, ni antes ni después, justo el instante antes de que la quietud sea perturbada por un acontecimiento imprevisible que la transformará, la estropeará, la hará distinta, la cambiará, en suma, la hará otra. Y nos quedaremos sin saber ni como sería su segundo siguiente, si querría que hubiese sido así, si pudo soportar el resto de su existencia siendo otra cosa distinta y sin la seguridad de que querria ser así.



Es agua. Claro.



Railowsky. Como la espléndida librería valenciana. Ha llovido tanto que el charco sigue igual. O parecido.



PD: Según leo en un lugar de dudosa fiabilidad, lo que ponía en el cartel no era Raylowsky sino Brailowsky, y se refería a un colega de este vuesto amigo, un pianista, o sea. Bueno, como el sueño a punto de desvanecerse, como el agua a punto d ehacer olitas y dejar de ser espejo. Cosas, si.

11 comentarios:

Mar dijo...

El texto buenísimo y la imagen una maravilla como todas las de H. Cartier Bresson... ¡¡es que es un genio que me atrae cada día más!!

Una entrada de cine, pianista!!

Saludos

E. G-Máiquez dijo...

La prosa tersa como un espejo.

Paco Becerro dijo...

El instante... sí.

Y la puñetera sequía.
Y el año de la Expo del Agua.

Complicado.

Anónimo dijo...

La fotografía es preciosa. Y lo que tu nos cuentas, claro. Porque ¿sabes? parece lógico pero no sé si me hubiera puesto a pensar en ello. Qué cosas.

Nodisparenalpianista dijo...

Me sobrevaloráis.

Gracias, Mar. Seguro que tú has comprendido especualmente eso de la quietud del agua y el instante anterior.

Pero nunca fría como el espejo, EGMáiquez.

El instante, FutBlo. Siempre nos quedará la pepsicola.

Bueno, Marta, a base de verla y verla al final se le terminan a uno ocurriendo cosas de esas. Llamémoslo aburrimiento.

Dulcinea dijo...

¿Es que ahora el Pianista nos regala entradas de cine?

Altea dijo...

No te fastidia, que me meto a hacer un comentario y me sale el CanguroNet...
Bueno, a lo que iba. Que sí, que vale lo del instante, pero que ¡chaf!, ¿no? Es eso lo que le espera al tipo de la foto. Es el instante siguiente que no aparece en la imagen, pero que sabemos de sobra que sucedió, porque no podía ser de otra manera.
(Son las 12 de la noche y estoy un poco saturada, qué le vamos a hacer)

Nodisparenalpianista dijo...

Juajua, no, que me la cobra el Teddy o los muertos de hambre de sus colegas, Dulci. Quien quiera cine, que se lo pague. O que lo robe, como yo en el Merca.

Uf, pues a saber qué burrada ibas a decirme, Altea!!! Bueno, tengo mis dudas: igual el de la foto esperaba levitar. Igual se lo tragó el (profundo) charco.Igual era un suicida en príacticas que antes de tirarse al río estaba haciendo pruebas. Igual era tonto perdido y pensó que no se mojaría. Lo que es seguro es que el charco, paado ese instante, ya no fue el mismo.
Oye, duerme un rato, o disimula y échate una cabezada!!!

Atiza dijo...

Pianista, atento: me gusta "la entrada" (mola lo que aprendo en tu clase, o qué, eh?) del momentito ese que casi...pero no!
Tanta sombra vertical, tanto metal en alto, tanto "gris" me deprime un poco. O será que mañana es lunes...

Nodisparenalpianista dijo...

Oye, Atiza, que si no te gusta, me lo dices y lamar d bien. Ahora que lo dices, pues lo de los pinchos tienes razón, peor a mi me sigue pareciendo fascinante, como de esos mundos de las pelis antiguas y de las memorias perdidas. Y me quedo con los siete, nueve, muchos grises de Ansel Adams. Puro color. Pruébalo y dime!!!

Atiza dijo...

te digo...Definitivamente me gustan los grises de Adams. Éstos, en los metales, en los pinchos...me deprimen un poco. Es martes y llueve.