Buscando el otro día fotos para ilustrar la tontada sobre las sartenes, encontré esta infame imagen.
Instrucciones para pelearte después de una foto
Se compone de un amigo graciosillo, un pringado, la coleguita tajada y un tanto abundante en empanadillas, uno que pasaba por ahí, el que está al fondo y siempre se le ve poco y el asqueroso que echa la foto. Echa la foto mal, descentrada y sin gracia, por supuesto. Interviene también el alcohol, claro y un decorado de cartón piedra que da el pego en las fotos cutres, pero que si te fijas, ves al fondo la máquiina de horchata y un muestrario con sugus y gominolas. Y yo mo me creo que John Wayne dejase el Winchester 73 al lado de la batidora de horchata para pedir uno doble y sin hielo pero con fartons.
La foto. Patata, decid patata, y los otros con una papa, efectivamente que no se encuentyran ni el pulso. Y el amigo graciosillo que saa el revólver y trata de hacer un chiste amarranado (o amarronado, que el color del humor en estos casos tampoco da para mucho, la verdad) a cosat del pringado. El de detrás que dicoe oye, que no se me ve, como en Benidorm el año pasado, el despistado que pregunta si alguien sabe ha visto a una niña de sete años que se llama Vane y la otra que le da la risa floja (o fuerte) cuando echa cuenta de las once empanadillas que se ha zampado.
Asíq ue ya sabéis, amiguitos: a la que un amigo com máquina de retratar os apunte, tiráos al suelo y cubríos la nuca. Tal vez perdáis un diente, pero conservaréis los amigos. Aunque vaya usted a saber si compensa.