miércoles, 26 de marzo de 2008

Descubierto

Preferiría no hacerlo, le dijo con su habitual cara seria, tranquila y hasta agradable.

El sargento Gutiérrez, el famoso Gutiérrez chusquero, se quedó de una pieza. Comenzó a ponerse colorado y se sintió paralizado por unos segundos casi eternos. Recluta, le comenzó a decir muy bajito y subiendo la voz hasta el bramido, agarre la pala y comience a cavar el hoyo conde refugiarse antes de que ataquen los aviones y los acorazados comiencen a soltar pepinos sobre su cabeza. Aunque igual sería mejor que se quedase de pie a ver si espabilaba de un cebollazo. Se acordó del pollo, allí, con su traje de camuflaje, bueno, uniforme de trabajo. Él se entendía.




Preferiría no hacerlo, le dijo al payés para el que trabajaba a temporadas, recogiendo cerezas, limpiando lo de los caballos y partiendo leña en invierno.

Pues tú verás, le dijo aquel hombre de camisa de cuadros azules y manos como raquetas de tenis, pero si quieres comer, o le cortas el pescuezo al pollo o te lo comes con plumas. Mientras le veía ahí derecho, con su cara de pollo -claro- y de malas pulgas de mucho cuidado y como previendo la de arañazos que se llevaría con los espolones pensó en lo que daría en ese momento por una buena ensalada.




Preferiría no hacerlo, le dijo al pequeño matoncillo pelirrojo y con gafas de culo de vaso.

Pues ya sabes la que te espera, dijo el pelirrojo, al que se le escapaban las eses entre los dientes que tenía batiéndose en retirada, festival del Ratoncito Pérez incluido. Sopesó el capazo de tortas que el había prometido el pelirrojo y el que le iba a dar su amigo, el grandullón bienintencionado pero un tanto pusilánime que terminaba siendo siempre la voz de su amo, esto es, el pelirrojo rompepiernas. A sus ocho años, piernas rotas pocas, pero voluntad tenía a carretadas. Sopesó eso o hacer lo que pedía, espachurrar de un certero pisotón al pobre caracol, que a pesar de lo buien cebado que tenía a base de lechugas y hojas de berza, había terminado último la carrera.



Habría apostado que no lo haría. Desde el suelo vió alejarse, ufano al sargento Gutiérrez, por el trabajo bien hecho, que era como llamaba él a darse de barrigazos mientras los aviones invisibles y los bombazos mudos caían en el pradillo al que llamaba teatro de operaciones.

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El pollo que no comió, los caracoles que no aplastó, las historias que escribía en aquel libro de contabilidad que no era un libro de contabilidad pero que aún nadie había descubierto.

Preferiría que no lo hiciesen.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

He vuelto después de mis vacaciones. No dejo de seguirte ;)

Esta historia me da que tiene toques autobiogràficos. ¿O me equivoco?

Lidia

Dulcinea dijo...

Debo de estar un poco espesa porque no lo he entendido del todo.

Juan Vico dijo...

¿Bartleby revisited?

Paco Becerro dijo...

Iba a comentar algo, (si es que alguien me traducía la enigmatica entrada) pero he preferido no hacerlo.

Es verdad que es dificil plantarse ante cosas que no quieres hacer, pero es que algunas son, pese a todo, inevitables.

Me gustan estas entradas, tipo las de la camisa a cuadros en el viejo café. Me refiero a estas que no entiendo. ¿Me gustarán por eso?

No. Es que aunque no sé que estas contando, me gusta como lo cuentas.

Saludos.

Nodisparenalpianista dijo...

Jeje, AnónimoLidoa, el día que dejes de seguirme voy a buscarte y te rompo las gafotas, ta está dicho. Te equivocas, te equivocas, porque la mili no he hecho, nunca he matado un pollo ni a nadie, los caracoles son seres libres y zampárselos una cochinada, aunque he de reconocer que alguna carrera hice en mi lejana infancia caracolera.

Jeje, Dulci, es lo que pone, no hay nada más.

Bien, Jsvico, has empezado a descubrir los misterios literatroces. Claro que un Vilamatiano como tú no tiene ningún mérito, todo sea dicho.

FutBlo, comenta, hombre, que ya sabes que siempre te lo agradezco. De todos modos no hay nada que entender, es lo que es y ya está. Recojo como un gran elogio -que sin duda no merezco- eso que dices. Más saludos!!

J. dijo...

Genial "Descubierto", pianista. Como diría don Eduardo T, el relato "dise lo que dise".

Atiza dijo...

"Sopesó eso o hacer lo que pedía" en tus mil historietas con variopintos personajes. Yo a estas horas, poco mas veo, la verdad. Estoy como Dulci, digo, más que Dulcinea!

Nodisparenalpianista dijo...

Jeje, J (punto), vilamatiano tú también. Ell día que le arranque a DEduardo un comentario, hago palmas con las orejas!!!

Atiza, no lo pillo. No hay nada más allá de las letras. Una cierta inspiración Melvillesca, entretenimiento. Preferí hacerlo.

Anónimo dijo...

Te leo, Pianista. Y me encanta. Aunque no me dé para decir más que esto...

Nodisparenalpianista dijo...

Gracias Marta. Agradezco que lo hagas (leeerme). Y si encima te gusta un poco, pues contento, a ver.