jueves, 1 de mayo de 2008

Entre el casco y la Corona

Leo esta especie de broma reivindicativa contra la absolutamente desquiciada normativa barcelonesa para el uso y disfrute de las bicicletas en vías urbanas. La verdad es que semejante despropósito sólo se puede atribuir a una ingesta sin duda excesiva de algún espirituoso por parte de los próceres de la urbe o del pringadillo que hubo de pasar a máquina el tostón que le metieron sus jefes. Luego, que estás en lo que no estás, con lo de las deudas del Fórum, recalificando cosas o haciéndote el sueco con lo de la vulneración de las alturas de los rascacielos de los patufets y firmas lo primero que te ponen por delante. Una normativa antiruidos que el propio ayuntamiento vulnera, una regulación antipipis, una caravana con Carliños Braun y la cuarilla de pulgosos y cochinadas similares, cosas.


No es del Frankfurter Allgemeine Zeitung, sino del Diez Minutos, pero según estas estampillas, los Urdangarines van con todas las pijadas de protección (no obligatorias, por cierto) aunque parece que no respetan las distancias de seguridad.
Lo que dice poquísimo bueno sobre los normativizadores municipales y sobre la innata elegancia de los susodichos. Otra cosa sería el Príncipe de Gales, dónde va a parar.


Pero lo que interesa más de este asunto es la manera de esta reivindicación. A través de una denuncia a terceros que, además, son miembros de la Familia Real. Dos pájaros de un tiro.
Leñita a la institución, que pasaba por allí, y uso de la delación como arma cargada de futuro. La delación está muy mal, porque es el chivaterío institucionalizado, o sea, la cobardía de ley del que pretende sacar algo en limpio del vertedero. Ya sea para decir que los del cuarto segunda tienen al Zar escondido en el trastero, ya sea para decir que el papi rompió el carné del partido nazi o que la plasta de la churri, la chinachurri, quiere tener otro crío. Y, oye, medallita al chivatón.
Luego nos extrañamos de lo que pasa, pero me parece poco, pensando en un cuerpo social que ve como una gracieta, un chiste picaruelo, una broma pasadita de rosca algo tan rastrero como la delación.
Hombre, tampoco es para tanto, dirá alguno. Tal vez. En un sitio con comisarios lingüísticos, donde esa comisaría decide qué pelis se traducen a qué idiomas, que me obligan a no ir más de ochenta en una autopista o que me echa ala calle si quiero fumar, tal vez si es para tanto y para mucho más.

7 comentarios:

Dulcinea dijo...

De broma nada, o en todo caso muy macabra. En los centros educativos públicos catalanes, los Coordinadores de Lengua y Cohesión Social, a saber, clics, animan a los alumnos a decir qué profesores hablan en castellano entre ellos o con los alumnos. Les dicen que es por el bien de los propios profesores porque así, el Clic sabiendo quienes son, les animará a vencerán la timidez de hablar catalán. (Lo que silencian es que lo que hacen de verdad con esa información, que es notificarla en Inspección). Y a los alumnos, les convencen de que estarán haciendo un bien al sistema educativo.

Un país de colores.
Estalinismo en estado puro.
1984.

Anónimo dijo...

Si fuera por borrachera, les habría quedado más gracioso. La ingesta de resentimiento y desprecio hace más pupa: al que se empacha y a los de alrededor.

enrique dijo...

Pues me temo que los autores de esta normativa no han abusado de ningún espirituoso. Es que son así.
Y lo de los delatores, ya lo inventó la Inquisición hace siglos; se llamaban "familiares de la inquisición" y se dedicaban a delatar a judaizantes y demás herejes.
Espero que los nuevos "familiares" al menos no delaten a los que hablan castellano, aunque sea en la intimidad.

Juan Vico dijo...

A mí me hizo gracia, la verdad: es una forma original de denunciar una normativa absurda, imposible de cumplir por lo excesivamente restrictiva que resulta. Mejor una normativa más permisiva pero que sirva realmente de algo...

Néstor dijo...

En Ciudad Real la gente de Masa Crítica nos convoca una vez al mes para montar con nuestra bici por la ciudad, todos juntitos. Eso sí, todos vamos con caso, porque, aunque no es obligatorio, salva la vida. Creedme (es mi peculiar cruzada, ya sabes).
El resto, la tontuna de la Casa Real y demás... Pues eso.

Altea dijo...

Ya. Sí, entiendo lo que quieres decir. Pero yo suelo ser algo cardo con la familia real. Creo que los mantenemos generosamente como para que se porten bien en todo, hasta montados en bici, y no hagan el tonto.
Aparte que me pongo de muy mala milk cada vez que me tengo que apartar de la acera para que pase una bici. Porque si no te apartas, te pillan, macho.

Atiza dijo...

Por éso cada vez con mayor motivo hago y digo lo que me sale de la peineta. A ver si hay algo más rompedor que éso.

Porque, sabes de ese túnel de mi alcalde que parece que desembocas en la Coruña y resulta que sales casi en dónde entras? muy fuerte, que dirían mis okupas.

Pianista, te has ido a Torrevieja, a Polarisworld a Marinadorciudadevacaciones o qué?