sábado, 12 de julio de 2008

El mocete



Resulta que en las primeras informaciones cuentan que han echado por la borda a quince personas o por ahí, pero no especifican ni edades ni su estado, vivos, muertos o con medio pie en la tumba. En ocasiones anteriores ya ha ocurrido lo de terminar siendo pasto de los tiburones el más débil de la patera, para evitar que se hunda.
Luego, mayormente en las noticias de la tele, cuentan que no, que después de varios días sin rumbo, echan al agua a unos pobres que han muerto. Como casi siempre, los muertos son los que menos pueden defenderse -antes de estar muertos, quiero decir-, en este caso, niños.
No se, llamadme desconfiado, pero tengo serias dudas sobre la versión que han dado las teles.

Y sospecho.

Me huele fatal que una madre que quiera mucho a sus bebés, como debería ser normal pero está visto que hay demasiadas excepciones, les ponga en gravísimo riesgo para cruzar el mar.
Bueno, es que huyen del hambre.

Mentira. Fijaos en los recién desembarcados. Tienen un aspecto lamentable por la falta de agua, las quemaduras del sol y de la sal, pero pensad en las terribles imágenes de los sitios donde se pasa hambre y se muere de hambre. En esos mismos informativos cutres ilustraban con imágenes de pateras anteriores, bebés rollizos, hermosísimos en brazos de guardia civiles, con mantas térmicas de esas que parecen de albal y todo aquello. Fijaos en los adultos: abisinios delgados -no famélicos- altos y fuertes como castillos, las mujeres saludables, hermosas.

No seas así, que huyen de la pobreza.

Otra mentira: han de pagar fortunas para sacarse los billetes de patera, habitualmente con derecho a dos o tres intentos, a las mafias esclavistas que son las de siempre, las de islámicos del norte de África. Siempre ha sido así, y, como cualquier buen negocio, normal que no cambie. Por normal me refiero a rentable, ya nos entendemos.

Es normal que hagan eso, incluso que una madre ponga en peligro la vida del niño para sacarle de allí.

Una mentira más. La cochambrosa legislación española permite que, gracias al reagrupamiento familiar, uno que no tiene papeles, que se regulariza pro la puerta de atrás, que, sin cotizaciones a la Seguridad Social, ni trabajo con contratoni nada, tenga tarjeta sanitaria. En cuanto puede reagrupar ala familia, se salen primos de debajo de las piedras. Y no es fantasía: traigo a mis hijos, a mi mujer, a la suegra que está mal de la vista,a unos sobrinos y a un primo para que me ayude en lo de las obras. Y de una tacada aquí. Tampoco es leyenda que en el servicio médico de por aquí hay doble lista: la de inmigrantes y la de aborígenes. Y que no corren a la misma velocidad. Y que luego la lista de espera crece.

Si esas señoras querían sacar a sus críos de sus países, era mucho más fácil reagrupándolos una vez ellas se radicaran aquí. Por otra parte, el consejo de los esclavistas es traerse un churumbel debajo del blazo, o aún mejor, subirse embarazadísimas, para poder quedarse con más facilidad, por motivos humanitarios, ante la posibilidad de las expulsiones.

Igual no es mentira, pienso.

Pero igual si.


Cuando en el encierro de esta mañana estaba apunto de comenzar, por la tele veo lo del cohete. En la imagen, el proyectil, el señor que fuma puros, uno que tiene una cara de mayoral de cuidado, el de policía municipal, no se. Y una señora on un crío en los brazos, exquisitamente vestido de mocete. Cuando el del chisquerto le ha dado el chisquero al que prende la mecha, la señora le ha tapado los oídos al mocete, supongo que para que no se asustara del petardazo. Se me ha pegado la imagen.


Alguien mentía ayer.

3 comentarios:

Dulcinea dijo...

Yo también me he fijado en el gesto
de esa madre tapándole las orejas a su bebé para que el petardo no le asustara ni le hiciera daño.

Y la confianza incondicional del niño en las manos de su mamá. Ni ha pestañeado.

Me temo que lo de las pateras es el PIB de Marruecos. Tal cual.

Anónimo dijo...

Hay un caracol suelto que se ha comido a EL TRENTI

Queda menos...

Anónimo dijo...

¡¡Juas juas!! Si la señora está más asustada que el bueno del mocete...

Trenti, majo... qué mal rollo eso de los caracoles caníbales...