lunes, 25 de agosto de 2008

14 de agosto de 1936

La Olimpíada que ahora termina, me resulta doblemente repugnante, 1) Por sobrevalorar el deporte de un modo demencial; el honor de un pueblo depende de que un compatriota salte diez centímetros más alto que todos los demás. Por cierto, un negro de Estados Unidos ha saltado más alto que nadie, y la medalla de plata en esgrima la ha ganado para Alemania la judía Helene Meyer (no sé dónde está la mayor desvergüenza, en su actuación como alemana del Tercer Reich o en el hecho de que el Tercer Reich haya capitalizado su récord). En la Berliner Illustrierte del 6 de agosto escribe un tal doctor Kurt Zentner un artículo muy serio y, por así decir, pedagógico: «Outsider sin perspectiva. (Sólo un duro entrenamiento lleva a la meta.)». Cuenta con qué «miserables resultados de principiantes» han comenzado muchos héroes del deporte que después, entrenándose al máximo, lograron éxitos extraordinarios, así por ejemplo «Borotra, el tenista más genial del mundo», y termina su artículo (estilo del semanario moralista Spectator) explicando que hubo una vez en la Academia Militar de Brienne un joven corso desconocido que se repetía a sí mismo a diario que quería ser mariscal y que llegó a ser el emperador Napoleón.

En Inglaterra y Estados Unidos, siempre han valorado el deporte muchísi­mo, quizá demasiado, pero nunca de un modo tan unilateral, con tal menosprecio de lo intelectual como sucede ahora en Alemania (la jerarquía de los resultados escolares, el insulto «intelectualista»); también hay que tener en cuenta que esos países del deporte no tienen servicio militar obligatorio. Y 2.) la Olimpíada me resulta tan odiosa porque no se trata del deporte sino que es una cuestión exclusivamente política. «Renacimiento alemán gracias a Hitler», leí hace poco. Incesantemente se inculca al pueblo y a los extranjeros que aquí se ve el auge, el esplendor, el nuevo espíritu, la unidad, la firmeza y la gloria, por supuesto también el espíritu de paz, que abarca amorosamente al mundo entero, del Tercer Reich. Los gritos a coro están prohibidos (el tiempo que dure la Olimpíada), la campaña antijudía, los tonos belicosos, todo lo que causa mala impresión ha desaparecido de los periódicos, hasta el 16 de agosto, y hasta entonces están colgadas por todas partes, día y noche, las banderas con la cruz gamada.En artículos escritos en inglés, se hace ver a «nuestros visitantes» qué apacible, qué grata es la vida en Alemania, mientras que en España «hordas comunistas» se entregan al pillaje y al asesinato. Y además nadamos en la abundancia. Pero aquí, el carnicero y el verdulero se quejan de la escasez y del encarecimiento de las mercancías porque todo se ha enviado a Berlín. Y de los «cientos de miles» de visitantes de Berlín se ha encargado la KDF; los extranjeros, ante los que tiene que presentarse «Alemania como un libro abierto» -pero ¿quién ha elegido y preparado las páginas abiertas?- no son muy numerosos, y en Berlín la gente que alquila habitaciones está descontenta.

Victor Klemperer

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues particularmente he disfrutado con las Olimpiadas. Porque he tenido deporte 24 horas al día y eso, a los que nos gusta, es gloria.

Claro que hay política metida y que magnificamos a los "héroes" nacionales. Pero trata de disfrutar sólo del deporte, del esfuerzo y del espíritu de superación.

Hoy he visto el más grande partido de baloncesto de los últimos tiempos en las Olimpiadas...

Lidia

María dijo...

yo me he perdido lo que mas me gusta: la pertiga y el doble salto...
Con lo demás he disfrutado a ratitos y a ratitos me he hartado...

Myriam dijo...

Yo no me he enterado de nada de nada de la Olimpiadas, ya que en vacaciones no veo la televisión.

Dulcinea dijo...

Pues yo he sentido bastante asco del baboseo de los que, pudiendo recordarle a los chinos que no respetan los derechos humanos y que el gigante asiático se asienta en un genocidio, han callado y han aplaudido a los deportistas.

Es verdad que eran unos juegos olímpicos, pero también la ocasión de oro para hablar en nombre de los que no pueden hacerlo. Poner a la dictadura contra las cuerdas y en público. ¿Qué iban a hacer? ¿Encarcelar a los jefes de estado? ¿masacrar a los cuerpos diplomáticos? ¿torturar a los entrenadores?

Pues eso. Casa Asia. Y otra de gambas, que diría el Pianista.

Nodisparenalpianista dijo...

Si es que esa es la trampa, AnónimoLidia, que el espetáculo es divertido, pero es una golfada hacerlo en un regimen tan indecente. Vi unos minuticos-, Qué tíos, cómo corrían los estadounidenses.

Joer, María, ¿qué es el doble salto? ¿El triple salto pero en rebajas? A mi me gustan los saltos de trampolín, pero eso creo que nadie es capaz de verlo, porque no lo anuncian ni nada. Hartura de tíos en calzón corto pegando saltos, si. Bueno, pero la pertiguista esa rusda muy bien, todo hay que decirlo. Ay.

Jo, Myriam, es que es imposible. En la radio no paraban con la exaltación de la cosa medallesca y tal. Y el pesao del Maiquelfelps, oye.

Dulci, es que la pelea entre Nike y Adidad no conoce las debilidades morales de los gobernuchos marxistones. Ni de ninguno, o sea. Joer, y el anuncio del majete de Gasol, patrocinándonos lo de ser españoles en nombre de unos tíos que hacen alpargatas. Vamos, anda!!! Caña y pincho, que estamos en crisis.

Atiza dijo...

...Me quedo con las vestales clónicas y robóticas que hacían el pasillo a los señores del COI, del CAO, del CEPR, de la LOGSE, la URSS y de EEUU.
Gassol y Nadal dicen que son buenos tipos. Muy españoles y así.
Pero nacionales, nacionales, Paquillo y Perucho.