martes, 30 de septiembre de 2008

La grandeza

De la democracia, digo.
Después de un fin de semana entero de negociación, el presidente de los Estados Unidos acuerda con los jefes de los dos grupos de congresistas, llamémosles diputados para no liarnos, el acuerdo de vo
to para su plan de rescate del sistema financiero. Bueno, pues vale. Oye, ¿y lo del libre mercado y todo aquello? Bueno, ya se sabe, cuando la cosa se cruje... y bueno.

Votan la cosa y le dan un revolcón, porque la mayoria de congresistas, a pachas republicanos y demócratas, le han dicho tururú no sólo al plan de su presidente, sino también al acuerdo de sus jefes de filas. Hala, con un par, que luego yo he de volver a Milwakee, a Alabama o a Toledo, Ohio, y he de contarles a mis votantes que menuda se ha liado. Oiga, pues no, me lo reforma, me lo apaña y voto,. Y si no, lo aprueba usted y si hay que correr a alguien a gorrazos, que cada cual apechugue con lo que le toca.


Aquí, que somos más chulos que un ocho y que a mi, que los arrollo, se nos llena la boca con las democracias y las cosas, pero cuando en el Parlamento los jefes de la manada piden voto, todo el mundo rebuzna al son que le mandan tocar. Hay una gente decente por ahí que anda pidiendo a los tres partidos de raíces democristianas (no en vano se mueven en esos ámbitos en el Prlamento Europeo, ese pesebre tan bien pagado), PP, CiU y PNV que se mojen, que digan claramente qué pasa con aborto, eutanasia y otras artes de matarife que van a imponerse. Y los tres partidos callan como lo que todos sabemos. Como cobardes. Esa basura que vive a nuestra costa.

Yo quiero ser estadounidense. O al menos tener congresistas y senadores de ese aire, que votan lo que les sale de las narices porque luego se vuelven a Kentuky o a Arkansas City y han de rendir cuentas ante el personal. Claro, allí votan al chérif, al fiscal del distrito y a no se quién del Condado, que a mi me molan los condados. Me voy de vinos a la avenida Pittsburg d ela capital del condado. A ver si no.
Luego está Obama, que por no entorpecer, como nos dijo el ilustre Pepiño, está amnésico perdido, el muy chorizo, echando la culpa a troche y moche y olvidándose de cuando el torpe Clinton accedió a que la banca privada y de riesgo entrase en el negocio de la banca tradicional. Con un par. Y una quiebra. No se, pero si la sensatez imperase, futuro negro.

Ahora toca lo que toca en estos casos. Las cámaras no me respaldan, pues a trabajar para conseguir el acuerdo. Eso es la democracia, y no la especie de cosa que nos toca sufrir por esta parte. Hoy, precisamente, el día en que los partidos políticos han puesto de largo su conchaveo para liquidar la poca independencia judicial que se le supone al tema. Tenemos lo que nos merecemos.
Y lo bien que se debe de vivir en Anchorage, Alaska, cerca de Cicely, donde en simpático botarate de Fleischmann y la sabrosa O'Conell.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Los aviones


Ahora no me acuerdo y si me pongo a buscar igual le meto un viaje a la Tanqueray que inundo las teclas y eso si que no. Que igual hace un año escribí algo sobre los aviones de hace un año, como si dijéramos.
Es lo del festival aéreo, que cierra las fiestas de la Merced. Es el acontecimiento más multitudinario del año por aquí, más gente que en la Cabalgata de los Reyes Magos, y parecida ilusión y semejantes bocas abiertas para ir soltando ooooes cuando los acróbatas hacen de las suyas. Para celebrar el fien de fiesta, el ayuntamiento tan laico y chachisuperguay, progreecológico y todo lo demás, montó unas carpas frente al Arco del Triunfo para festejar el finb del ramadán. Si, si, como lo leéis. Las fiestas de la Virgen de la Merced: la corporación municipal trata de escaquearse de la Misa Solemne pero paga los tenderetes para lo del ramadán. Con un par de tasas municipales que pagamos religiosamente, con perdón, los pringados que pringamos. Bueno, cositas de por aquí. Otro día sigo.


Los aviones han estado bien, llenísimos de gente, creo que más que en los últimos años, en un sitio donde se ve mal pero que hay que amortizar como sea, el llamado Fórum, y con participación más corta y menos lucida que en otras ocasiones. Sólo dos patrullas, una de dos aviones portugueses y la gran Patrulla Águila, sin patrullas privadas, con Cástor Fantoba que traía un avión de segunda y que apenas ha hecho tres piruetas tontorronas, los aparacaidistas, que saltaron y cayeron, pero nos dejaron sin sus espectacularísimas acrobacias, dicho y hecho, que casi ni se les vio, un bonito ejercicio de un Eurofighter británico, rapidísimo y tremenamente maniobrable, y la puesta de largo del Tigre, el helicóptero de ataque recién estrenado por el Ejército que nadie quería y que se eligió frente al Cobra, que es el que todo el mundo sensato reclamaba como el mejor para su puesto. No se por qué cuando supe de esa historia me acordé del chanchullo del AVE de GEC Alstom, que corría menos que los otros Aves e incluso, en pruebas, corría menos que los no especializados Talgos pendulares. Pero ya se sabe, cuando hay comisiones, el que trinca decide y cuanto mayor es la comisión, peor lo comisionado.


Y es que me figuro, en el palco de autoridades, por llamarles algo, ahí, todos con la mano en la cartera por si alguien se la choriza, ver al personal como le entra la cagalera, con perdón, cuando al ver a esos dos paracas desplegar la bandera, ¡la gente se puso a aplaudir!!! Si es que hay gobernados que no se dejan, jolines
.

Ante todo ello, me quedo con los ooohhh, ahhhh, los aplausos a las patrulas y a los pilotos y los aplausos a la bandera cuando la Patrulla la pintó. Y me acordé de esos señores de ERC que querían desmilitarizar la exhibición o los de los pactistas CiU (lo que sea para seguir chupando del bote) que pedían la no comparecencia de los militares... españoles.
Con otro par de tasas.
Por si no querías café.


sábado, 27 de septiembre de 2008

Sobre cafés y tal


Que estamos tomando café y estaría muy feo dejar al personal para tocar las teclas.
Los aviones de fábula, mi abuela resiste, el telefonillo echa estampas un día si un día no y Paul siempre será el más guapo y el más simpático. Y el más envidiado, peor en buen plan.

Venga si luego tengo tiempo, le doy, y si no feliz semana, chat y todo aquello.

Paso de estampas.

Mañana volamos


Hoy aparco el loquileto, porque empiezan a entrenar para lo de mañana y uno no gana para sustos cuando se le echa encima un Eurofighter de esos que les saca el corazón por la boca a la gente en Málaga. Que yo no acabo de entender cómo algunos llevan a los peques muy peques, con el follón
que arman, sobre todo el chulofransuá del Mirage 2000, que es que le ves llegar y cuando parece que se va, hala, el chorro en direccion al público, como que se va a Mallorca pero antes te destapa las orejas. Qué tío, todos los años igual y nos pilla.
Bueno, pues esto.


Una estampa de la patrulla Águila que les hice hará tres años o así.
Mañana. Me encanta.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El jefe de estación


Salgo del súper y veo, junto a las cajas de fruta que sacan a la calle, las ciruelas tienen muy buena pinta aunque hay que ir con ojo, que ahora casi toda la fruta tiene una apariencia magnífica pero sabe a lo que sabe, a una pareja de señores mayores que observan eso, las ciruelas. O las escarolas. O las nectarinas, o lo que sea.

Paso junto a ellos con las chistorras, el pan, unas tortas de Inés Rosales, las cosas y veo que la pareja de abuelos son el Jefe de Estación y su señora.

No se cómo se llama, aunque me parece que una vez nos lo dijo, pero ya no me acuerdo. Él era el Jefe de la Estación de metro que cogíamos todos los días para ir al cole. Era un señor alto, de frente un poco despejada, moreno y serio, que siempre decía adiós cuando le comprábamos el billetito aquel pequeño, que parecía hecho de papel Biblia y que costaba seis pesetas. Íbamos con un duro y una peseta cogidos entre el índice y el pulgar desde casa, cruzábamos la vía del tren después de ver pasar aquellos mercancías interminables, de maderas y traviesas metálicas que crujían al pasar, que desprendían aquel olor tan raro un poco malo pero un poco bueno, y pateaba las piedritas donde descansaban las vías procurando no distraerme, no se fuesen a perder las seis pesetas. Pasábamos junto a los coches aparcados y entrábamos en la estación.

En invierno, según bajábamos la escalera, se iba sintiendo el calor que venía de lo hondo. Alguna vez, la cola de la gente llegaba casi a las puertas, aunque lo normal es que no tuviésemos que esperar demasiado.Lo normar era que hubiese haciendo cola ante las dos garitas de los taquilleros tres, cuatro, seis personas, papás o mamás con sus chavales camino de la escuela, señores con un bocadillo que se iban al trabajo, señoras con bolsos negros, brillantes a juego con los zapatos, unos que salían de tomarse un cortado en el bar leyendo el "Dicen", otros que entraban a desayunar antes de irse al trabajo, el estruendo de los vagones al entrar en los andenes y pocos minutos depués, en cuanto subían la escalera, los que llegarían tarde a trabajar, a toda prisa y luego los que o eran más remolones y perezososo o que, simplemente iban mejor de tiempo. Algunos llevan maletines, otros un periódico o una revista doblada, unos de traje, otros con el mono, los lamparones de graqsa, aquel olor de la grasa de los talleres, cada cual en lo suyo. Y el Jefe de Estación, que a veces estaba en la taquilla, que a veces estaba en los andenes, que a veces estaba en su despacho.

El Jefe de Estación vestía su uniforme azul oscuro con botones metálicos. No me acuerdo muy bien si eran dorados o plateados, pero si que brillaban. Rara vez se ponía la gorra, pero por allí andaba. Los señores que abrían las puertas si que llevaban las gorras y todo aquello. Y los soldados que hacían la mili en el metro también. Los más veteranos ya podían abrir la caja de los botones para cerrar y abrir las puertas, tocar ¡pipipip! tres veces el silbato de aviso de las puertas y dar la señal para el arranque.
A mi me gustaba ir en los vagones de enmedio y ver al soldado que le daba a las puertas, pero también ir en el primer vagón, desde el que se veía por una ventana cómo íbamos avanzando por el túnel. Los soldados llevaban uniforme azul marino y correajes rojos. Yo me preguntaba que qué tendría que ver ser soldado con abrir las puertas del metro, pero claro, por entonces aún entendía menos las cosas que ahora. O tal vez más, vaya usted a saber, amigo.

Luego me he vuelto porque había que hacer las chistorras y todo aquello, pero me he vuelto pensando en todo aquello, en el Jefe de Estación que siempre nos decía adiós y que un día le perdonó una moneda a la HermanadelPianista porque la había perdido o algo, o cuando anduve pidiendo unos bolis que había perdido porque se me cayeron del macuto, o cuando iba con mi vecino Jaime al cole, o cuando me encontraba con mi abuelo en el andén o cuando iba con aquella chavalita que se empeñaba en llamarme Nodisparenaltrompetista, la tira.
Hay más historias, pero seguiré otro rato.



jueves, 25 de septiembre de 2008

En las nubes

Que es donde dice Dulci que está. Porque luego la gente está que si el verano, que si el solecito, todos como gambones argentinos primero y luego como chicharrones gaditanos o así. No se, igual son de Murcia los típicos, pero ahora me habéis pillado y no es plan, a estas horas, de empezar a buscar en la Enciclopdia Gastronómica, que también habrá.
Lo cual que en el paseo playero cazamos estas nubes y aquí quedan.
Pues ya está. Mañana intentaré ser largo, pero ya sabéis que los planes están para eso: para cambiarlos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Las causas de la lluvia


Esto era, a ver si lo se explicar, que en las fiestas de celebración de la Patrona, la Virgen de la Merced, siempre llovía. Y se decía que eran las lágrimas de Santa Eulalia, antaño única patrona de la ciudad que tuvo que rendirse al co-patronaje, lo cual le daba pena. El martirio de Sa
nta Eulalia es una barbaridad terrible y si uno pasea por la parte antigua, puede reconocerla calle por la que la hicieron rodar dentro de un tonel todo lleno de clavos hacia dentro. Imagináos, la pobre.

La cosa es que si, siempre llueve y hay que suspender conciertos, petardos o lo que toque. Antes había más verbenas, pero claro, como es poco estiloso, ahora canta Primal Scream, que suenan de fábula, pero no se. La primera vez que vi a Battiato fue en un concerto de la Merced, en el frente de la Catedral, iluminada, una joya y Battiato, con Giusto Pío al violín, que rodaba el Mondi lontanissimi me atrapó para siempre. Y ahí seguimos. Anda que no ha llovido veces desde entonces.

Años después, en ese mismo sitio vi a las Hijas del Sol y lo que me atrapó fue un dolor de cabeza considerable.


Esta foto es la que intenté pegar el otro día, pero es que ni a la de tres. Igual es que el móvil tenía taponada alguna de sus branquias, no me extrañaría, tampoco. Bueno,. lo que este documento gráfico prueba es que mi bici es un poco hovercraft, que planea sobre el agua y que si no he pillado una pulmonía es de puritito milagro.


Pero a mi lo que me da por pensar cuando la Merced es en los mercedarios. Aquella orden de buena gente que se iba a Argel o donde tocase, a cambiarse por los presos que allí las pasaban canutas. Hola, vengo a cambiarme por este, un Cervantes cualquiera. Y a soportar los tormentos de la morería, que aquí cuando la peña se solivianta con lo de las Cruzadas se olvida de que desde entonces ha llovido mucho más que desde cuando lo de Battiato que os decía y de que las tortas debían de ser de aúpa por todas partes, no se si me explico. Yo creo que si.

Es de héroe, pero de los de verdad, eso de estar bien y escoger ponerte en el lugar del que sufre, pero que sufre en serio. Pedir cambiarte para liberar del dolor a un prójimo y entregarlo tú como ofrenda. No se, pienso también en los esclavos de Miguel Ángel, esos hombres sufrientes, esclavos del dolor, de su propia miseria, de sus faltas, que intentan escapar pero que les atrapa la piedra, la que les arrastra precisamente a esa miseria de la que parece nunca escaparán. Y aún dicen que no le dio tiempo a terminarlos.

Todas esas cosas se me vienen a la mente.

A ver si descanso un poco también.

martes, 23 de septiembre de 2008

El chaparrón


Que me ha pillado. Que es lo que tiene septiembre, que un día bien y otro ¡zas! te cae encima la deñl catorce y te pasas estornudando una semana entera.
Lo cual que estaba jarreando considerablemente y el dilema, que si vuelvo en bici, que si no. Que quiero ir a confirnmar cuando sale lo de Gilmour (y Wright, pobrete), que paso de dejar aquí la bici, que mañana en metro o en bus, leyendo a Umbral o a alguien, que no se, que si tal que agarro la bici y que casi llego nadando, con las branquias saturadas. Branquias bajo el agua, es el baile de actualidad. Esto sólo lo entenderán los carcacamales o los muy musiqueros. Otro día en la Sala Noble lo pongo.


Esta foto no tiene nada que ver con la cosa, pero es que el telefonillo, después dela supernova de ayer, parece que se ha crujido. Por otra parte, no me extraña, con la de agua que ha tragado el pobre. Angelito. Si al menos fuesen birras... ( y con la tontada, he justificado la estampilla).


O sea, que me he puesto submarino, como si dijéramos, pero he llegado indemne y sin estornudar demasiado, lo que es una victoria, se vea como se vea. Iba a escribir de José Tomás, al que no vi por lo de los recientes acontecimientos, o sobre el chaval este, soldadote e hijo de asesinado desde esta madrugada al que yo prefiero de presidente de Gobierno y hasta de Rey en lugar de ese par que os ha tocado. O d ejefe de la oposición o del terruno de patufets que nos ha tocado en desgracia. Cuán malvadoa habremos sido en otra vida, Karma, Visnú o el que toque, para padecer a estos idiotas. Pero así es la vida. Como un ciclista bajo el chaparrón, deseando abrazarse a su toalla.

PD: Resiste, pero esto está muy nublado. Toda ayuda es poca.

lunes, 22 de septiembre de 2008

La primera foto


Unos de Canadá o de no se dónde fotografiaron el otro día un planeta fuera del Sistema Solar por primera vez.
No se, esto tenía yo en el móvil. Y sólo doy la brasa por aquí.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Sobre esto, pero rápido


Hola

LunesMartesMiércolesJuevesVisernesSábadoDomingo

Como tampoco es para tanto y no voy demasiado libre de tiempo, apelo a vuestra paciencia para que os leáis la versión maxi-extended play de la semana.
Nos vemos la próxima, que espero sea mejor.

sábado, 20 de septiembre de 2008

La feria del libro (I)



Hace un año, aproximadamente, conocí a Joaquín. No menos de seis personas le han leído. Aún corre alguno de sus libros por ahí. De sus libros, en sentido estricto.
En Pamplona tuve un compañero de clase, bastante escéptico, un poco cenizón y mala sombra aunque creo que en el fondo bastante buena gente, que decía que de toda la carrerea le quedaban sus libros. Era un personaje un tanto amargado y a rebufo de otros. Yo le decía que no, que había mucho más que eso, libors, buenos y malos, profes, amigos, apuroa, castañas, zuritos, chiquitos, garitos, partidos de fútbol imposible, los tres padrinos de una sentada, el Cielo sobre Berlín que nos descubrió el gran Don Eduardo, muchas tisas, algunos enfados, algunas tristezas, pinchos de tortilla en el Central, los huevos de Manolo, más saladitos que los de Faustino, el mus, yo qué se. También la feria del libro, pero aquella era más tarde.

En cuanto pueda, me escapo a comenzar las batidas. Esta vez voy en plan profesional, con la lista de los Umbralismos, para no repetir y cazar buenas piezas. A ver qué conseguimos.

Lo de ayer: mejora y muy bien. Pero seguimos en la lucha.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Mañana

Hola, famélica legión.

No se si habrá algún fan de la radioque aún se acuerde de cuando en Radio Nacional daban aquello de los avisos para familiares. Se busca a don fulanto de tal qye va de viaje desde Valencia a Segovia a una feria bovina -por poner un caso-. Luego daban un teñéfono o pedían que se pusiese en conocimiento de la casa de la Guardia Civil más cercana o así, para darle noticia o ponerle en conocimineto. El motivo siempre era "causa familiar grave" que dicho por aquella voces antiguas, hermosas, graves de Radio Nacional, sonaba a causa grave, grave.

Bueno, parece que remonta, pero hay que ir con cautela, porque los años no pasan en balde, así que apenas os dedico esta media línea mientras mi abuela sigue echando el resto. De camino os pido el favor de que -cada cual a su aire, que cada uno somos como somos, pero todos estupendos y muy guapos, faltaría más- diga la suya. Venga, seguiremos informando.

Mañana mucho mejor. Seguro

jueves, 18 de septiembre de 2008

El verano

El verano sienta mal a los poetas se decía el voluntarioso letraherido mientras se iba olvidando de lo que creía buenas ideas. Debería de anotarlas, porque luego se me van de la mente. Tanta luz no puede ser buena ni para la vista ni para la tez ni para nada, y volvía a mirar la reproducción del grabado de Victor Hugo como diciéndose eso es lo mío, caramba.

Eso no es poético, no cabe el “caramba” para nosotros. También decía “nosotros” a pesar de que siempre echaba pestes de todo colectivo, agrupación, hermandad o, por qué no decirlo, clan o tribu que se le pusiese por delante. Los poetas somos lobos esteparios, aunque la estepa le sonara a chino y el libro a topicazo. Tendré que trabajarlo más.

También debería de hacer algo sobre el verano de las ideas, cuando éstas sudan y terminan oliendo, y sobre el otoño, que despeja las malas al arrullo de la brisa, como a la hojarasca. También huele a castaña, como muchas de las cosas que perpetran los del Ateneo y los del bar del Parque. Ni que me inviten voy.

Pero no caía en lo bonitas que eran las castañas. No se daba cuenta de que, si en lugar de tanta tontería se hubiese esforzado en explicar esa sensación que tenía al pasear bajo los castaños, a veces pisando las hojas, a veces no, a veces escuchando su memoria, a veces oliendo el pasto húmedo del rocío, a veces porque iba a buscar un libro, a veces porque huía de si mismo, que las dos cosas eran la misma y seguía sin darse cuenta, esa sensación de ver las bolas de pinchos que escondían las castañas, una de pinchos primero, una piel durísima que resiste hasta el fuego y al final una carne dulce y sabrosa, calida.

Ni siquiera era capaz de calibrar cómo se estaba mintiendo, con aquella cuartilla de papel pautado llena de garabatos y con unos versos subrayados en lápiz rojo, a modo de aviso de lo que merecería la pena ser declamado el día en que los bobos del Ateneo dignasen su sacrosanta institución abriéndole sus puertas..

Pero aún falta mucho para que llegue el verano y me tenga que despojar del gabán, el chaleco y la falsa corbata de lazo.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Por si lo de (ante)ayer colea





Como se cómo sois y lo que os gusta el bullangueo, me adelanto rescatando lo de (ante) ayer, para negar, no, no, no, que el sujeto de la estampa sea este Nodisparenalpianista que viste y calza, tal vez algo más moderno pero igualmente elegante.


El móvil sigue bien. Y el ordenador también.
Veo nubes en el horizonte.


Ay.

martes, 16 de septiembre de 2008

Rick Wright


Capaz de escribir Paintbox pero también Us an them.

Nos regaló Broken China aunque también perpetró Confusion.

Y nos cantó un trozo de Echoes. Y escribió lo mejor de un proyecto que jamás terminó de cuajar, Zabriskie Point.

En el deubedé de Gilmour hay escondida una versión acústica de esa canción probablemente la mejor de los Floyd. No suelo pedirlo, pero no os perdáis el pinchazo.

Que Dios le acoja en su seno, y ojalá le premie lo que se merece por lo que unos cuantos fans hemos disfrutado.


Otro día escribo más, ¿vale?

lunes, 15 de septiembre de 2008

Los botones

Digo botonicos, o sea. Hoy, para que veais que de todo se aprende, he comenzado por el título, cue cualquier día a falta de algo mejor, me van a poner una cabeza de ajos.
Los botonicos, digo, en referencia a la cosa de la tecla, ya sabéis en las batallas que ando metido últimamente.
Pues resulta que estaba a punto de cambiarme de trastomóvil cuando, en una operación a la desesperada, propia de Benton y Carter cuando decían aquello de más epinefrina, probemos con un cateterismo cruzado contra el aneurisma de aorta y el otro decía pero eso le colaparáa el pulmón, porque el traductor aún no se huele lo que quiere decir collapse y colapsar en castellano, que esa es otra, y entonces Benton pegaba una de esas miradas gélidas y decía le haremos un clampado. Hataway, el difusor rápido, y claro, sale Hataway con el difusor rápido y a mi se me saltan los puntos. Los botones.

Total que reinstalo el programilla en cuestión y le enchufo el cable. Y entonces veo que Benton tenía razón y que Hataway pues Hataway, y lo demás tonterías. O sea que seguiré echando estampillas cutres con el móvil. Pues mira qué bien. La victoria de la paciencia.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Sobre la memoria, el despiste y las nubes


Lunes

La memoria, que es lo que tiene, unos la perdemos, otros la revisan, si es que somos de lo que no hay. Me paseo por donde el admirado Egmáiquez enérgicamente vuelto de sus cosas de estío y me doy con cosas interesantes, bellas y profundas. Le tomo prestada una estampa que está muy bien aunque trate de cosas fatales.

Martes

Está el pobre que un día tira y el otro se cala. Pero resiste, así que le seguiremos dando oportunidades. Y menos críticas, que sois unos consumistas compulsivos. También se aceptan patrocinios.

Miércoles
Hala, otra vez. Con lo simpática que estaba la estampilla de Belloch y el Emir, Visir o lo que fuese el tipo de al lado y me vuelvo a olvidar el título. Si es que sólo tengo cabeza para las partituras. Y para las gafas. Para olvidármelas.

Jueves
Marta reclamaba si el Vienés cerró en verano o no. Aquí sigue.

Viernes
FutBlo pone el dedo en la llaga: hemos equivocado la profesión. Yo de malabarista, tragasables o faquir (visir o emir) me veo poco, pero podemos intentarlo. Myriam nos asesorará con las pulgueces.

Sábado
Iba a robar un cuadro pero me quedé en una nebulosa ínsula de esas del coleguita de la Dulci. Pues bueno, pues vale.

Domingo
Venga va, que esto se pone en marcha otra vez. De todos modos, desde que los zopencos de Radio 3 perpetraron las nuevas programaciones ya no son lo mismo, pero habrá que aguantarse o habrá que montar una emisora al gusto del padecedor de tarde dominguera.
Mientras tanto lo de siempre: queda inaugurado este chat, se os desea feliz semana y que si tenés medio ratillo, alegréis esta güep que en tan alta estima os tiene. Suyo afectísimo.

sábado, 13 de septiembre de 2008

¡Chof!


Venga, va, que es sábado y que por aquí está muy luminoso y sin crisis en el cielo, ni ministras liquidacionistas, sin vuelta al cole, sin liga de furbo, sin jetas y caraduras varios, sin letraheridos que no saben leer, sin periódicos de la trola, sin municipales que echan multas para que aguante el ayuntamiento en quiebra, sin loquiletos ni atracos de mentirijilla y Mingote que nos resuelve dos asuntos.
El más importante: con gafas también se puede chapotear, si señor.





viernes, 12 de septiembre de 2008

Los malabaristas


No eran como el de la foto, pero para entendernos ya vale.

Hubo una temporada en la que en el pado de cebra que hay enfrente del Mercadona -si, donde mango la pasta de dientes, ese mismo- se ponían dos tíos con aspecto más bien guarrote, así jipipunquis a hacer acrobacias.
Mira, cada cual que sea lo que le parezca, oye, no digo yo que no, pero jolín duchados, que tampoco es para tanto. La peña le tiene poca afición últimamente, que ya parecemos francesas, que gastan menos en desodorante que yo renovando ordenadores. Pero mi ordenador no huele, como mucho, de vez en cuando se cruje. Pero limpito.
Bueno, pues se ponían dos, uno a cada lado del semáforo, con los chirimmbolos, la camiseta de Extremoduro llena de agujeros o de polilla, o de colillas apagadas, las mallas acartonadas de la mugre que llevaban encima, las rastas atadas con un cintajo asqueroso y el perro pulgoso atado a una farola. O sin atar, que no suelen atarlos. Ay, de eso no me acuerdo, pero la licencia poética es lo que tiene: el perro -pulgoso- sin atar.
O sea, que el semáforo se ponía en rojo para los vehículos y hala, los dos guarropunquis a echarse los chirimbolos. Y qué malos eran. Se les caían todo el rato al suelo, que debían tener los riñones hechos cisco de tanto agacharse a recogerlos. Y las abuelillas que pasaban por el lado y decían peor qué haen estos, anda, a trabajar y a dejar de hacer el tonto, y los camioneros de reparto de la Letona, de la Cocacola, de los yogures que les miraban apoyados en el cristal de la ventanilla como diciendo meto medio acelerón y del tarascazo vas a irte a busdcar los diente a Andorra.
Los mensajeros de las vespas que les miran de reojo por si les atacan las pulgas y el repartidor de Telepizza que echa mano de la pitón por si le van a asaltar para llevarse las cuatro quesos, que estos muertos de hambre son la monda.
Pero el mejor ejercicio era cuando se echaban los chirimbolos de lado a lado el uno al otr. Eran tan malos, tan malos que, como lo sabían, en lugar de intentar cogerlos para hacer esa rueda tan divertida que hacen en el circo, se apartaban. Y a veces, como eran tan cazurros, se agachaban y se tapaban pa cabeza, como para protegerse del golpe. Curioso, con lo resistente que es el serrín y los alcornoques.

Tenía su gracia, las abuelas allí con el cartón de leche y la media barra de pan, los camioneros dando gas, el de la moto desconfiado, aquí uno tirando del carro como un burro y todos pendientes de los bobos aquellos. Hace tiempo que no se ponen. Claro, todo aquello no lo hacían por entretenernos la compra sino para sacarse unas monedillas. Para mi que no solo no les echaban, sino que habría hasta quien les robaría y todo. O eso o cuarto moteros de Jarleis se los pulieron, ante la amenaza de que les manchasen los cromados.

Del pobre perro no se nada. Animalito.

jueves, 11 de septiembre de 2008

En el verano

Y pensó en el verano.

Estaba pendiente de que le contestasen. Si le salía, se podría ir un mes largo a Alemania y eso estaría bien, No sabía ni papa de alemán y hablaba malamente un inglés de manual, pero tenía voluntad y unas ganas efervescentes. Y con esa experiencia y con el cursillo terminado podría intentar dar el salto a Comandante Interventor en la convocatoria siguiente. Y si todo iba bien, igual daba un salto en la promoción. Y si finalmente Quintanilla le llamaba igual podría salirle aquella colaboración de la que tanto habían hablado para Tierra, Mar y Aire. Claro que, para mandarle las crónicas desde Alemania, no sabía cómo se las agenciaría. En realidad, tampoco sería tanto problema. Podría adelantarle una y la que le pillase allí, dictársela por teléfono. Podía pedirle ayuda a alguien de comunicaciones, pero prefería no mezclar esas dos actividades. Si, haré eso, le dictaré por teléfono a Marisa y ella, que entiende de taquigrafía me lo podrrá copiar.

Le dio un sorbo al café con leche, que estaba ya templado, como a él le gustaba, y retiró la taza para sacar la agenda. Apuntó en la hoja del jueves, en letras mayúsculas "Marisa", y debajo, "taquig. pr. RFA. Tfno. TMA" y dejó mucho espacio en la hojita, para poder apuntarse muchas más cosas.

Pero el frío seguía allí. Allí fuera.

Cuando se fijó en lo que acababa de escribir pensó que ya era antiguo llamarle RFA a Alemania, que ahora tendrían que acistumbrarse a llmarla por su nombre antiguo, el bonito. Recordaba que cuando leía el periódico con su padre, en tiempos de las olimpidas, siempre le decía fíjate, Alemania gana otra medalla en la gimnasia. ¿Qué Alemania, padre? Una de esas. Y seguía leyendo. Y Rusia una de halterofilia. Padre, será la URSS, que me suena antiguo como la llama.
Allí estaba todo. Las notas de lo que ya había hecho, tachadas, subrayado en rojo lo que le había quedado pendiente, en un cuaderno, las notas que tomó mientras hablaba con don Ángel, las hojas de apuntes que le habían facilitado aquellos dos que no se acordaba bien de cómo se llamaban, uno de Logroño y otro, siempre los detalles, les tenía que haber pedido que me apuntasen los teléfonos en el margen, y una carpetilla en la que llevaba escritos algunos textos, propuestas de artículos y unos dibujos que le gustaba ir terminando en los viajes en autocar desde allí y hasta la Residencia.

Pero primero he de conseguir lo de la radio. Y terminar el curso. Y todo seguriá adelante. Todo eso en la agenda.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Esas gafas también se merecen un título, si

Hace ya un tiempo de esto, pero es que lo he visto hoy. Si, voy con retraso, pero a ver qué importancia va a tener esto como para que pase por delante de lo demás.

Al antiguo ministro bicéfalo Belloch, interpuesto para echarle tierra a la cal viva -una paletada de justicia, una paletada de interior- pese a que dicen que es una buena persona, le quedan de pena esas gafas raras. Pero oye, es lo que hay y en eso no hay que ponerle ni un pero. ¿Que vas al pabellón de los gafotas? Pues hala, te arreas las lupas y a salir en la prensa en plan jocoso, que es veranillo y también tiene su gracia. Pues muy bien hombre. Y que hay que promocionar la cosa esa de la Expo del Agua, que sería como mirar una botella de Solán de Cabras: mucho diseño y eso, agua. Yo sigo sin entenderlo, la verdad, pero es que tampoco entendí lo de Sevilla, a dónde tampoco fui. En aquella ocasión se montaron una serie de conciertazos bajo el el epígrafe de Leyendas de la Guitarra y donde una de las estrellas invitadas fue Roger Waters. Fue la primera vez que actuó en España, al menos oficialmente. Él, que como mucho perpetra medio acorde ecuando canta Wish youy were here, de bastante mala manera y con otros cuatro guitarristas tocando a la vez lo mismo. Oye, que era su Expo y que hacían lo que les daba la gana. Pues muy bien.

A mi me parece más divertido lo de las gafotas del alcalde elloch y del moromuza que pasaba por allí. El otro que o no se entera o mira a la azafata macizorra de los canapés y el de la corbata fucsia que o se quedó sin luz en el hotel o que no tiene el mejor día. Y así seguimos.

martes, 9 de septiembre de 2008

El ventilador (II)

Pues ahora va y se me reinicia la maquinorra sola. ¿Os acordáis de lo del ventilador? Pues anduve toqueteando cables, ajustano válvulas, bisagras y demás aparatos motores y la cosa resultó. Hoy me ha pegado tres sustos seguidos, y es que llevaba una temporada hecho un machote.


Aquí una sección de un ventilador, aquí unos amigos.

Pero todo es lo mismo, el río que pasa, la juventud ajada, el tiempo siempre inmisericorde, el polvo de los días que se acumula en los circuitillos esos verdes, que, dicho sea de paso, hay que ser un rato hortera, con la de colores chulos que hay, en fin.
Total, que amanece un día y te vas a la Semana
Fantástica, estupenda, la pachanga, de El Corte Inglés, y te compras un Acer o uno de esos baratillos, portátilesque vanm como un cañón para hacerte el chulo bajo la cúpula de la Sony cando te vas de vacaciones a Berlín. Que paseas por allí y dices, mira el tonto ese, bajándose cancioncillas en vacaciones en lugar de estar disfrutando de la cosa. Si es que hay más tontos que setas, y mira que setas hay la tira, que aún hay tres al año que se van a tocar el arpa por zamparse una chunga.

Bueno, que parece que ahora aguanta, así que intento pegar una estampilla ad hoc y que sea lo ue Dios quiera. Que se me ha ocurrido hoy una cosa de Berñin y que si fructifica la pego y si n pues no, oye.

Hala, nos vemos.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Egmáiquez se merece un título (pero se me olvidó ponerlo, la verdad)


Está de vuelta por estos lares nuestro vecino Egmáiquez, al que las vacaciones parecen haberse sentado fenomenal, tanto a él como a sus compañeros de trabajo. Tano los de Egipto, como los de los lápices parecen especialmente inspirados. Y él cuando nos lo cuenta.


Y eso está muy bien.

Os dejo un trampolinc, como dice él, para que le visitéis más rápido.


domingo, 7 de septiembre de 2008

De nubes, valses, trash y un mensaje misterioso


A ver si me da tiempo a ir resumiendo esto, que tengo unas maderas pegándose con cola de impacto -¡oh!- y como las ponga mal, me va a quedar un marco de cuadro cubista, lo menos.

Lunes
Pues todo comenzaba mirando al cielo, que siempre es distinto pero siempre es el mismo. Y es bueno que siga allí. Entre cielo y dinosaurio, me quedo con las nubes.


Martes
Salta la noticia: penalty en Las Gaunas. Insisto: no me gusta el furbo. Pero me hace gracia toda la parafernalia, las cosas que se producen alrededor. Los presidentes de equipo que trafican con ladrillos, que trafican con sentimientos nacionalísticos, que trafican con menores para alimentar sus equipos de mercenarios, que trafican con los sacrosantos coloresde la bandera en la que se envuelven, cuál marilines pedorras de barrio portuario para llorar lagrimones como puños cuando ganan, empatan o pierden. Y los tontos que se lo creen. Ciero que algunas veces se acercan a esa actividad saludable que es el deporte el juego, la diversión de jugar, pero en general, las canchas parecen más consejos de administración -pero de los malos- que lugares donde practicar deportes. Y el amarillo les gafa. Numancia, oeoeoe.

Miércoles
Ami no me salen las cuentas. Y veo que a otros tampoco. Y unos se defienden a coces, con lo que tengo la impresion de que mis cuentas son más acertadas que las de los voceros que se disfrazan de periodistas. Profesión.

Jueves
También ha habido descando en el Vienés. Pero, como el cielo, cuando lo buscas, sigue allí. Entre dinosaurios y Viena, bailemos un vals.

Viernes
Aunque al terminar el vals, ciando se enciendan las luces del salón, lo que pueda salir de la linterna del teatro sea una banda de trash. Metallica son los que fueron y los que son, pero lo que mola es Trujillo deshaciéndose las cervicales. Devolvámosle al bajo la dignidad que jamás tuvo que perder, o, al menos, que se diviertan bailando, ya que nadie les hace ni caso. Todos bajistas de trash.

Sábado
Y tras las dudad, que se sepa: que aunque el queroseno esté por las nubes, las que siguen allí, que al fin y al cabo es donde viven los loquiletos, seguimos esquilmando las galerías de pintura porque hay que proteger los tesoros. Decíamos que podía ser un telegrama, una carta de amor o las fatales consecuencoas de un claustro académico de los que entras a gritos y sales en coma. Si alguien da con la clave del misterio de la pelirroja, por favor, que nos lo comunique.

Domingo
Como siempre que se comienzan estas cosas, llegamos al punto crítico. Me faltan herramientas. Mañana a comprar a Saturno, que ya es irse lejos, pero es lo que hay. Y con este sencillo acto, doy por inaugurado este chat. Que paséis todos una semana estupenda y que compartáis algun ratico en esta güep que tanto os quiere.



sábado, 6 de septiembre de 2008

Lo que piensa


Se comentaba el otro día, ayer, hace ya tanto, que si iba a dejar mi faceta asaltadora de museos en loquileto en aras de mi prometedora carrera como bajista trashero. Como una buena coleta arregla cuasi cualquier estropicio con la cabellera, me cojo las gomitas de doble gancho y me subo al loquileto. No voy lejos, que menudo sábado llevo, y aparezco en el Palacio de Villahermosa,
que tiene unos tejados a dos aguas muy malos para lo mío, pero aparco cerca y le pongo el tiquet, que los municipales son muy suyos y el Alcalde está a la que salta, qué tío.

Como hoy robo pequeñito, hasta me puedo permitir el lujo de ir a donde el restaurante del moro majo de Larache, que ya nos saluda, hala, desde el año pasado no venís, y que hacen tapas medio pijoteras y una tortilla de patatas que es recordarla y empezar a salivar, con perdón de la mesa, pero es que es verdad, que hasta me suenan las tripas.

La primera vez que la vi, me pasó como con la bañista. Que me quedé prendado. Allí, mirándola con la boca abierta, que un vigilante pasaba y para mi que echaba mano al gualquitalqui.



Yo me preguntaba, y me sigo preguntando, qué es lo que tendría la muchacha pelirroja entre sus manos, porque seguro que en su regazo tiene la labor, una carta, el telegrama, como la gañista o algo. En cuanto llegue a casa, aparque el loquileto y lo cuelgue en mi museo particular echaré un ratico mirando a ver qué es lo que consiguió distraer tanto a la muchacha pelirroja, que se le saió un mechón de pelo y ni cuenta se daba.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Bajista

Yo quiero ser bajista de trash. Y ya está. Ni astronauta, ni cobrador del frac –que es elegante y tiene salida-, ni juselblemenami, que es uno que corre que se las pela y encima, de chulo, saluda a la parroquia, ni camarero con lamparones, ni nada de todo eso. Bajista de trash.

El lunes, o el martes, bueno, un día de éstos, en la güep de El Mundo pegaron un videoclip del adelanto, en forma de sencillo del último disco de Metallica. Desde hace cinco discos, Metallica afirma que vuelve al sonido de sus orígenes. Pues con la de tiempo que les está costando el viaje, los orígenes han de estar lejos, lejos. Para mi que se quedaron al lado de algún trilobistes despistado. Bueno, la canción, pues bien, pero pse. Eso dije la primera vez que oí el disco anterior. O peor aún, dije menuda castaña con lo de haber modernizado el sonido. Fue tras el relevo del bajista, que se trajeron a uno nuevo bastante más leñero y endurecieron considerablemente el sonido. Y mejoraron en la cosa plástica.

Porque era un bajista de trash.

Que en yutup ha de estar lleno de bajistas de trash y alrededores dándose piñas y descuajeringándose, pero no vamos a hacer leña del majista caído. Eso si, pomadita para las cervicales cerca, por lo que pueda pasar.

Suicidal Tendences, que es nombre cazurro para un grupo cazurro, hombre, que es que hay que ser animal, jobar. Robert Trujillo creo que se llama el prenda, melena lisa hasta la cintura, piernas abiertas y vueltas y vueltas a la cabeza, que parece que tenga las cervicales de chinchingoma . A eso le pones unos calzones de chándal cortado ala altura de la rodilla y haces eso tan divertido de avanzar por el escenario dando saltos, y ya está el mito creado. Yo quiero ser bajista de trash. Porque los bajistas en general están y no están. Entre que suelen ir a su aire en general y que el bajo siempre ha tenido la fama de ser el instrumento de los torpes, de los que están por allí y no se sabe que hacer con ellos ¿Quieres tocar el bajo? Pues bueno. Pues vale. Pues allá que se va el tipo en cuestión. Luego está John Paul Jones o David Gilmour cuando tocó en los discos de Syd Barret, pero por lo general, o eres un colgado con estilo, como Syd Vicious o nadie te mira ni cinco minutos. Fuera de lista queda Tony Levin, que es extraordinario y hortera a partes iguales y Paul McCartney que tocaba el bajo y luego quiso hacerse el simpático. Qué tío más cansino.

Trujillo ha pillado quilos, porque la buena vida le llega hasta a los bajistas de trash y alrededores, pero sigue haciendo esas filigranas tan divertidas que, oye, aportar a lo musical, más bien poco, pero que entretienen una barbaridad. Los bajistas suelen ser altos y delgados, como tu madre, morena salada, como tu madre: Pero a veces se pegan un atracón de empanadillas, como tu padre, morena salada, como tu padre. Pero hay que cuidarse, hombre, que luego te viene la gira y se te ponen los triglicéridos que te quitan las gnas de lo de pegar los saltos que antes contaba. Truji, verduritas, hombre. Y ya sabéis, como a mi lo de ser un esteta me mola, y mantengo figurín, pues nada, bajista y a descoyuntarme un rato. La melena sigue creciendo.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Lamparones


Eso tenía que ser cosa del almacenaje, pensaba. Porque no es normal. Con las cervezas no pasa, pero con algunas fantas si. Y con bastantes cocacolas. Por eso siempre tenía la precaución de pasarle un trapo antes de saltarles la chapa. Luego no hay quien quite las manchas de los trapos, le recriminaba con un tono de broma. Si es que ya te digo, que mejor lo mandábamos al tinte y a vivir, mujer, que no paramos. Si, hombre, si quisiera arruinarme en el tinte montaba yo la tintorería. A veces para distraerse de tanta cuenta y de tanto apuro, de tanto sueño sobre la barra y entre las tapas, del suegro y el ábaco, de las albóndigas y de si reformar o no, se ponía a figurarse qué hubiese sido de él si le hubiera dado bien al balón. O de haberse hecho astronauta ¿Astronauta? Si es que eres como un crío. O de haber sido crío siempre. Incluso de haber montado una tintorería. ¿Una tintorería? Con no echarte lamparones habría habido bastante, mi vida. Y no se veía, no.

Algunas chapas de la cocacola traían algo de herrumbre, como si hubiesen estado a la intemperie tiempo. A la intemperie allí, porque llovía, porque no había forma de estarse tres horas por la calle sin que te pegase un chaparrón. Pues a mi me gusta. Pues eres un majadero. Y entonces le pasaba el trapito a la chapa, no fuese que el cliente en cuestión se encontrase con el naranjoso del metal. A veces lo limpiaba con tanto brío que al levantar la chapa se le hacía espuma del gas y terminaba por derramarla. Usted perdone, pero el cliente en cuestión ni sabía de qué iba porque esos menesteres acontecían sobre la venera, por debajo de la barra, fuera del alcance de la visión. Así que sacaba otra y vuelta a empezar. He de ir con cuidado, que con tanta reforma, no se puede echar a perder ni un duro, y se guardaba la cocacola accidentada para bebérsela cuando necesitaba refresco.
La chica ni se percató de que al abrirla se le había ido un poco. De hecho, casi ni él se dio cuenta, porque estuvo más pendiente de que no se le manchase el cartel que había terminado de escribir sólo un rato antes y que ahora estaba levemente salpicado del negruzco y del color tierra que hace la espuma de la cocacola. Con lo que me había costado decidirlo, pensó y no cayó en cambiarle la bebida a la chica aquella que estaba como ida, pensativa, un poco a sus cosas, como él mismo, como todos en suma. Aquí está, le dijo al servírsela. Ella le echó una ráfaga y se volvió a distraer en lo suyo. Luego le cuento, en cuanto cerremos la cocina. Pero si no, pues no. Total, habrá que hacerlo nuevo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Paradojas de la contabilidad

450 muertos es una buena noticia porque son en coches, mientras que 120 en avión son un desastre nacional con funeral de Estado incluido, con el Rey por ahí y el presidentín huyendo como alma que lleva el diablo, que ve un cura y se le vuela el flequillo crepado. Por otra parte, ¿por qué se congratula el Gobierno por su buen trabajo en la lucha contra la siniestralidad si nos ha insistido hasta la saciedad con lo que es cosa nuestra, porque no puede conducir en nuestro lugar? Pues felicítenos a nosotros y déjese de meter donde no le llaman. Y devuelva su sueldo, ya que estamos.

Luego está el detalle de las cuentas.

Creo que este es el material del Master de Comunicación Política para periodistas jetas y ministros ad hoc, secretarios, subsecretarios y otras gentes de mal vivir. Se apuntan poco, me parece. Por vagos y por insolvencia cerebral, me temo.


Dicen, sin cortarse un pelo, que desde los años 60, el 62 o por ahí, no había una cifra tan baja de fallecidos y que por entonces había dos millones de automóviles frente a los treinta de ahora. Ya, claro. Pero esa medalla tampoco es suya. Será de los fabricantes, que han ido adecuando los coches con sistemas de seguridad y de protección de los pasajeros, la mejora de las vías –aunque hay de todo, y de eso los ciclistas de carretera saben mucho-, la mayor cualificación de los conductores y el precio de la gasolina.

Porque resulta que si cruzas datos, este año ha habido muchos menos desplazamientos por carretera, por cosa de la crisis que no existe, no seamos alarmistas. Y hasta en la tele nos han cambiado las imágenes de los atascos en la Carretera de Valencia por los coches solitarios rumbo a Levante, de ida o de vuelta. Y lo otro, la gasolina, que cuesta un pastón y que se ha dejado de cantar lo de “ para ser conductor de primera, conductor acelera, aceleraaa”, que a mi siempre me ha dado mucha risa, porque la VISA está escurrida y ya no da para más. Ahorras unos duros y no te sales de la vía. Oye, suena de maravilla.

Luego los adelantos médicos, la velocidad de las asistencias médicas en las carreteras, las dotaciones hospitalarias y todo aquello, que ha mejorado las posibilidades de supervivencia de los accidentados. Y luego, un poco de típex para disimular alguna cosita más, como que a las no se cuántas horas, si la víctima de un accidente de tráfico se muere en el hospital, pues no computa como víctima del accidente en cuestión, y Pere Navarro, ese hombre a una enciclopedia enfrentado, parece Adenauer, como poco. O Fitipaldi, no se.

Y ya digo, por acumulación no, por proximidad, 125 son desastre y 450 alegría. Que esa sea la cantinela de los chorizos que nos gobiernan pues mal está. Que los voceros a sueldo o simplemente vocacionales lo repitan para poder continuar pastando, una vergüenza, que nos lo traguemos, pues nos empachará. Pero oye, con la tontería, hemos llenado la tira de papel y de minutillos y sin hablar de la crisis que no existe. Y ahora que decae, que algún juez de guardia nos haga un apaño para irnos entreteniendo. Venga, otra de gambas. Bueno, media, que estoy escurrido.

martes, 2 de septiembre de 2008

Este año tampoco. O si.

Hace tanto tiempo que para mi que aún corrían ucedesaurios por la política, pero aún no estaba yo infectado por la pasión política. Hay que aclarar es eso es lo relativo a las cosas de la polis, no el mercadeo partidista que tanto padecemos, que luego la gente confunde churras con merinas y no es plan. Por eso es tan complicado el acomodo en la partitocracia, esa degeneración de la democracia que nos toca padecer. Aunque claro, mejor que China si estamos, pero con menos medallas, que, al parecer, es lo que mola. Todo es raro.

Ahí está, un matao que fue quince años el único de la cantera del Barcelona, el pobre Moratalla, a punto de arrancarle un tobillo al pobre Iriguibel. El de detrás es otro, pero no se, joer, que esto no es Frankfurter, que ya no se cómo queréis que os lo diga, jolines.

Ya digo, hace la tira. En la tele echaban fútbol. El Barcelona vestía una camiseta amarilla con una franja doble en vertical, una línea azul y la otra granate, la segunda equipación, que le llaman, porque los espectadores cegatos o televisivos, mayormente en blanco y negro, podían confundir a los jugadores de los dos equipos. Bueno, oye, cualquier argumento es bueno para vender más camisetas y hacer caja, que es a lo que estamos. Aquella jornada de sábado vespertino, el Barcelona, poderosísimo equipo por entonces, saltaba al campo del Sadar a plantarle batalla a un equipo de aguerridos y voluntariosos, aunque humildes navarros. Por entonces, aquel Osasuna jugaba sólo con futbolistas de la zona y el Promesas, su filial, era un equipazo de aúpa. Luego el primer equipo hacía lo que podía, o sea, bien, lo justo, vamos.

Por primera vez se retransmitía un partido de fútbol desde el estadio osasunista, un, por entonces, correoso campo donde las visitas solían pasarlas canutas, aproximadamente. De todos modos, el Barcelona era mucho Barcelona, como siempre, pero más. Iba primero en la liga, perseguido con la Real Sociedad aquella de Ormaetxea u Ormaechea, que ya por entonces daban la murga con lo de la tipografía enrollada en las banderas. Bueno.

En aquel partido, creo yo, nació el gafe de la camiseta amarilla.


A ver si no, que con esa pinta de bestia y con esa cara de mal rollo, el bueno de Puyol nos va a dejar sin dormir a todos los niños de Unicef -que no es publicidad, que os lo creéis todo, incautos-, pero con ese colorín, no va a ganar más que disgustos, y si no, al tiempo, ya se verá.

La cuestión es que el Barcelona le sacaba un puñado de puntos de diferencia a la Real y que faltaban pocos partidos para terminar el campeonato, ocho, no se. Pero llegaron al Sadar, victoria segura.

Y llega Patxi Iriguibel, valentísimo delantero de poblado bigotón y marca. Y no solo marcan una vez, sino que vuelven a marcar. Esta gente… Total, que el Barcelona aquel de Simonsen y Schuster, de cuando antes del Madrid, imaginaos la de tiempo que hace, recortan con un gol y consiguen empatar después.

Aquello va alargando y llegan al descuento.

Y justo antes del pitido final, va Lumbreras, el enorme, glorioso, tremendo Lumbreras va y mete el gol del 3 a 2. Sólo hubiese faltado que marcase Enrique Martín. Pero oye ya estuvo bien.

El jarro de agua fría se puede uno imaginar que sería de órdago. Al pobre Udo Lattek se le quedaría la cara de pasta de boniato, que luego le adjudicaron fama de borrachín y Schuster y su santa, la que salió en el Interviú enseñándonos el Bundesbank para solaz y cachondeíto no demasiado fino de las aficiones rivales del nibelungo, le solían recriminar las merluzas que pillaba antes de los entrenamientos. El navajeo habitual, vamos. Al aficionado le sentaría como una patada donde no suena, pero al fin y al cabo, qué son dos puntitos. Esto se recupera. Pero no fue así.

Cuesta abajo y sin frenos, el Barcelona anduvo renqueando lo que le quedó de liga, con derrota contra el Español incluida – cosa que suele tocar bastante la moral al barcelonista tipo, como si dijéramos- y la Real Sociedad, a base de cerrojazo y Arconada, de Satrústegui y más ganas que otra cosa, con ayudita final de los leones, se llevó al capacho la liga. Y López Ufarte, que si se iba o que si no.

Yio, de todo eso, me enteré de refilón, porque jugaba a soldaditos o algo así, cerca del televisor. Gritaba ¡Gol! cuando había gol del Osasuna, o sea, tres veces y me quedé prendado de la camiseta amarilla que yo vi gris clara en la tele. Esa camiseta era hermosa por bonita y porque sumó la leyenda del gafe. Y la derrota es hermosa. Y épica.

Pero el que gana, gana.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Cuando miré, el cielo continuaba allí

Si busco el cielo,

las mismas nubes

Mientras miro y recuerdo