jueves, 8 de enero de 2009

Las horas tempranas (I)

A las seis menos cuarto abría la persiana para entrar, corría con suavidad, muy fácilmente porque estaba bien, muy bien engrasada, hasta demasiado, no me eche usted tanta que se me va a ir el dinero en el tinte que tendré que pagarle a los clientes que se me arrimen mucho, y se metía dentro. Lo primero, el conmutador de luz y acto seguido, el agua caliente para la cafetera.

5 comentarios:

Myriam dijo...

Pues muy bien, yo quiero un cafe que toi muuuuuuuuuuuuuueta, lo de la pesiana y el tinte es opcional ¿no? ;)

Myriam dijo...

Primer comentario, primer premio del año ¿no?

Marta dijo...

¡Hacía cuántooo! Esto de volver a la rutina también tiene sus encantos. El del Vienés, por ejemplo :)

Marta

Dulcinea dijo...

!Yastá! El de la persiana es el de la camisa hortera ¿siii? !Bieeennn!

Lidia12 dijo...

Es que las seis menos cuarto no son horas para hacer nada... Lo que me extraña es que fueran suaves en vez de resistirse al movimiento a esas horas.

Lidia