domingo, 29 de noviembre de 2009

Las ovejas negras


Esta es la intrahistoria.

1. El papel es relativamente caro, aunqu
e editar es casi gratuito. El papel para la prensa está muy subvencionado. A más tiraje, más subvención. Si regalas el periódico, ganas dinero por dos vías: cobras la publicidad más cara porque difundes más y tiras más papel, lo que está pagado. Como habréis visto, el periódico se regala en los trenes, en los aviones, en las bibliotecas, centros cívicos, sitios varios. Creo que a todos nos ha pasado aquello de pedir según qué prensa y decir que no, que esa no está. Joroba por partida doble: no se transmite su emnsaje y no cobran por esosnúmeros no distribuidos.

2. Las distintas instituciones hacen anuncios de sus cosas, la mayor parte de las veces absolutamente prescindibles, pero ahí están. Los criterios para conceder qué y cuánta publicidad, difusos. Número de lectores en genera
l, pero también implantación territorial, cobertura informativa, idioma, paridades y otras paridas. Todo para difuminar que pago más al que más amigo es. Qui paga mana, que se dice en catalán, y que todo el mundo entiende, o sea.

3. La cosa viene cruda. Los editores están tratando de reunirse con los ministerios para arrancarles alguna ayuda especial, subvención, dinericos, a ver si pueden aguantar, que con esto del gratis total de la internet, se les viene abajo el chiringuito.

TOTAL: que como el que se mueve ya se sabe lo que le pasa, todos a una, no sea que parezcamos lo que no somos y nos corten el grifo, con la que está cayendo.

El sistema de consignas era una herramienta para el control de la información que usó el primer franquismo. Venía aser una serie de ideas, ítems que dicen ahora los modernos, mantras, refranillos ideológicos que los periódicos debían meter, a modo de trufado, en sus informaciones. Luego en la radio estaba el parte. No había noticias.
A las horas, las emisoras conectaban con Radio Nacional que emitía el parte, un único informativo para todos. Una idea para que nadie se mueva. Luego salíó Manuel Martin Ferrand en la SER, aquella, y se saca de la manga una noticia meteorológica que, como es normal, debía ser distinta, porque lo que hace en Albacete no es lo mismo que en Orense, ni en Las Palmas o en Lérida. Luego una agendita de la partida de brisca en el Casino y tal y así, poco a poco, les fue colando un informativo con cara y ojos.

La historia es que doce periódicos que editan en Cataluña ceden el texto más importante de su ejemplar para dar voz a una opinión única, monocorde y sin fisuras que pretende elevarse a título de dogma para exigir a una especie de tribunal que dicte a beneficio de parte.

Mi opinión
Esto está entre el totalitarismo y la mafia. Y el trinque, claro.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Doble o nada


Creo que se llama Frank, pero no me acuerdo bien, porque suelo ser un tanto despistado para este tipo de detalles. Los domingos, el solecito, ya se sabe, se sienta en la terraza y come algo, se toma un copazo y, mayormente, un flan.
Allí solemos tomar un refresco, la cervecita, la prensa, el sol, ya digo, a la salida de Misa. Para cuando llegamos ya siele estar la señora quella de las gafas de moscón, que sonríe a Frank cuando llega. Frank se acerca, con esa cortesía de los navegantes británicos, piratas o no, que eso, para la elegancia, es lo
de menos, y la saluda en un castellano de Doña Croqueta. ¿Está bien hoy, señora? Y la otra le dice que si. En aras del espacio y de la amistad, podían sentarse juntos, digo yo, pero creo que él es silencioso y la otra a veces habla sola, que cada cuál se entretiene como le da la gana y eso está muy bien.
Frank, creo que se llama así, suele ir en mangas de camisa, pero bien. Camisas claras, de cuadritos, manga corta o larga según toque el aire, que como la terraza hace esquina, a veces sopla muy traicionero. Y la cerveza sabe especialmente fría, lo cual suele gustar bastante. Frank lleva pantalones finos, a veces de chándal, pero vestidos con mucha dignidad. Frank también tiene aspecto de navegante sin barco, de viejo sin mar, pero viejo a mi no me gusta, así que le llamaremos abuelo. Abuelo sin mar. Cabellos blancos que han debido de ser rubios, ojos claros y una mandíbula fuerte, tiene buena pinta. Lleva gorra, una gorra ciclista del CSC, aquél equipo de cuando Carlos Sastre y hasta Jalabert, el bueno, qué maillots más bonitos. A mi la marca nunca me caló, pero me gustaba su diseño, qué tontería.


A veces come un bocadillito, a veces se atiza un combinado que se sale del plato, una copita de vino, un copazo de coñac y saborea especialmente veloz los flanes de la casa. La camarera que tiene los ojos redondos le sonríe de oreja a oreja, hola Frank, o como se llame, que no me acuerdo seguro, ¿qué tomarás hoy? Y él, según, pide un bocadillo o le señala la foto del plato combinado que se sale del plato. Hoy éste. Pasa Jorge, el de la Parroquia, con la pata chula y le decimos adiós. Pasa la mamá del monaguillo, mira, ahí va Manolón de los periódicos, el guarro ese que va con una iguana en el hombro, el actor ese tan feo que gusta tanto a las chicas, vecinas, hola qué tal, pues aquí echando el rato, la prensa, ¿anda, qué te ha pasado? pues ya ves, mala pta, y nunca mejor dicho, jaja, ya ves tú qué gracia, cuánto pan compramos, si quieres, con la pelota por aquí, pero a los coches ni te acerques, el del pan, que a mi me recuerda a uno de las pelis de Walt Disney que también se parece al abuelo Gilmore, tres jevis antiguos, tanto, tanto que uno lleva una camiseta de Status Quo, varios perros más bien feos, un mariquita que pasea perros feos y un dálmata bonito que ya se los podía comer a todos. Si hay feria hay más lío, pero en sustancia, es lo mismo, no se si me explico.

Luego llega el viento frío y ya no compensa tomarse el aperitivo al raso, así que ya veremos cómo lo arreglamos.
Frank con bufanda. Y con abrigo marinero. Me la juego doble o nada.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Imbéciles de manual

A ver si lo he entendido.
Uno llega con una papa del catorce, tajado hasta las cejas, con una buena cogorza, melopea, turca, borracho, mamado, trompa y así hasta la extenuación. Después de un rato de pelea con el cerrojo -recordemos, lleva una buena toña, va bolinga, o sea- va pasando como puede y llega al dormitorio. Allí, en plan peli de Ozores se encuentra a la parienta en negligé con un mulatón de dos metros. Se le pasa el pedo, el cebollón, el colocón, la taja de golpe y se va a la cocina. Allí coje el cuchillo jamonero -porque en España no hay permiso de armas a tutiplén y por eso somos bonisimos y no nos
cargamos a nadie, otra cosa son los yanquis, puaj- y zas, de peli de Ozores a Wes Craven o uno de esos bestias. Ñac, ñac, ñac, la parienta en negligé y el mulatón como estuviese, a tocar el arpa. Ding, ding, ding.


Ni un tonto más, que se nos quedan sin oxígeno.

Llegan al juicio, pero al de aquí, no al valle de Josafat. Y resulta que como iba tocado, con algo de sangre en el alcohol, le sirve de atenuante por darle matarile al macizo pero le resulta agravante por la churri.
Olé, parlamentarios todos. Que sois trescientos cincuenta imbéciles de manual. De publicar las fotos en el Espasa, como poco. O en el Espaso. Lo que os guste. Cretinos.

PD: Dicen que lo han medioretirado, peor yo no se las idioteces que pueden hacer aún. Sea como sea, objetivo cumplido: nosotros hablando de estas tonterías y unos jueces y poícios con el rostro de amianto mirando hacia otro lado mientras el Rafita se va de picos, olé.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Ferrari derrapando

Leo lo que ha dicho el enfadadísimo Javier González Ferrari, antaño periodista radiofónico, hoy presidente Ejecutivo de Onda Cero, con toda la pompa en un desayuno con la prensa. Que pasen a la cocina y que les echen de comer, lo de siempre. Y anda que no echó carnaza.

Andan desde hace dos, tres meses, con que si hay que ir a por las radios piratas. Bueno. Radios piratas ha habido desde que la FM es FM. La cosa en España es que si uno está tan zumbado como para querer montar una emisora de radio, ha de solicitar una licencia, so pretexto de que el espacio radioeléctrico es el que es y no caben todos. Eso es una mentira como un piano: el espacio es limitado, en efecto, pero caber, cabe la tira. Otra cosa es que esté ordenado. Que si yo tengo el 47 no le des el 47.5 al vecino de enfrente que no nos entenderemos. Pero eso es distinto a obligar a una concesión que se renueva (o no) al cabo de dos años. Se evita la tentación.. Pero aquí no. Si uno es lo bastante lameculos, pues le dan más papelitos. Verbigracia Onda Rambla del sin par Luis del Olmo, antaño -como Ferrari- en Onda Cero, hoy en Punto Radio. El punto final de la radio de Vocento, se dice. También se dice que Vocento maquina desde hace tiempo para reventar la COPE, ponerla en números rojos para comprar sus postes a precio de saldo para repetir la señal basurera del casi clandestino Luis, hablando en términos de audiencia.

Hay fotos que las carga el diablo, y para muetsra un botón. Que ferrari se da un aire a los teleñecos con Gabilondo haciendo de José Luis Moreno. Y hasta aquí puedo leer.

Antes, las radios piratas las cogían una cuadrilla de punquis para poner música cazurra. Y hay tradición importante en eso. Punquis y tradición, en eso han quedado. Yo a veces pillaba una que hacía un programa en italiano donde decían animaladas e idioteces propias del género, pero es que mi piace tanto el italiano que merecía la pena.
Pero nadie decía nada.

Una vez intentaron cerrar Radio Pika, que era una emisora de esas, refugio de okupas y cafres varios -otro día sobre los ácratas barceloneses y sus conexiones con la borroka, los desalojos aquellos y las tácticas de guerrilla urbana heredada de la Alemania de los 70, terrorismo vintage, que es que hasta para eso somos lo más, jolines- y consiguieron, me parece, tapiarles el garito. Entonces, se fueron al puerto y emit´çian desde un barco. Igual es leyenda urbana trufada de las auténticas emisoras londinenses y holandesas que emitían en plan piratón desde los barcos. Pero si non e vero e ben trovatto, lo cual de mi amor italiano, ya se ve.

¿Y por qué ahora? Pues porque se las prometían muy felices, apuntillada o casi la COPE, para atacar definitivamente el segundo puesto en audiencia, a ver si se hacía realidad el soñado duopolo, con una SER inalcanzable, una Onda Cero a rebufo y dos o tres con un pie en la quiebra, o sea, Punto Radio y la COPE, y el día que caigan, compramos los restos. Pero va por ahí Losantos, pone en pie un chiringuito con una sola licencia, en Madrid, y tira de imaginación para crecer por toda España. Lo mejor de EsRadio es que ha supuesto una callada revolución en la distribución de la señal de radio en España. El hambre es el mejor cocinero, dicen. Total, que entre otras cosas ofreció regalar su señal a quien quisiese repetirla. Así que si uno la piratea, pues se exime de la responsabilidad, proque además no gana ni un duro con ello. Hasta ahí, toca las narices, no más. Luego lo de repetir por TDT, internet y esas cosas para los aficionados a los botones. Nada que asuste a nadie.
Pero, de repente se filtra que la emisora de Madrid puede tener 200.000 oyentes y se presume que por los canales alternativos, la cosa ha de ir muy bien. Parece que por internet se escucha mucho y -llegamos al quid- entra publicidad a chorros. El Corte Inglés, Citröen, La Caixa -¿Roma no para a traidores?- , Telefónica y los anuncios tontos del chispis control para no aparcar de oído y el obegras para las lorzas, que oye, también rentan. Por su parte, Coronel de Palma, el de la COPE, se pone la venda antes de la herida y dice que una bajada de su emisora es lo más previsible, que trabajan a medio plazo y esas cosas. Atas cabos y Ferrari sale echando espumarajos por la boca.

Yo espero la radio digital. Hala, espectro a manta y sin problemas de espacio. Y deseo una nueva ley: quien tenga pasta y ganas, que monte su chiringuito. Se le da número para no liarla y mientras se respete el código penal, aquí paz y después gloria. Y Ferrari a competir a calzón quitado, a ver hasta dónde llega.

martes, 17 de noviembre de 2009

En los escalones

Se para cuando apenas le deben de faltar tres escalones, cuatro y se gira. Me ha debido oir bajando. Se me queda mirando fijamente. Creo que me quiere preguntar algo. Cuando llego, dos escalones antes, masculla algo, apenas entiendo "es que voy fatal" y trata de seguirme con la mirada. Paso y le miro de reojo. Sigue medio tambaleándose.

En el torno hay uno apoyado, casi desplomado, como si fuese la barra del bar de las ferias de pueblo, la Orquesta Maravilla, las patilargas taconazo y cantarinas, y la cerveza de grifo caliente, otra sangría, hala, y a bailar. Meto mi billete y veo que rebusca en su cartera, llena de papelajos.
Los vigilantes, que no vigilan, ni le miran.

Salgo. En la escalera veo a una chica rubia, bolsa de plástico roja de la tienda d e ahí enfrente. Está allí quieta, un poco bien puesta, en mitad. Menudo sueño. Salgo giro y veo. Está fumando al abrigo de la boca del metro. Menudo sueño, una rubia fumando y a la espera, posturita y la noche que se escapa. La historia de las femmes fatales cuando están a punto de fichar en la tiendita.

Hoy no hay borrachuzos y fiesteros, choricillas faldicortas, macarrones tatuados, mariquitas musculitos e italianos a lo suyo, a la caza de lo que pillen. Estamos medio en remojo, bocadillos bajo el brazo, dos leyendo y algunas duchas de menos. Un bunbury y una pegada al bunbury, que como mucho, aguantarán una de churros antes de desplomarse. Leo una de espías.

Mientras abro, se cruza el ayudante del que hace la limpieza de la escalera. Es clavadito a Ernest Borgnine. Siempre me acuerdo de cuando hizo del centurión romano, no, mi casa no es digna de Ti, pero si tú lo quieres, mi siervo se curará. Me mira al pasar, pero no me saluda. Parece como si merodeara. O como si tuviese vergüenza de saludar, ahora que no está trabajando. Es extraño lo extraño que es cada uno fuera de su contexto, aunque sea pegandito allí.

Gotas. Me parece. Abro las manos mientras sigo caminando. Si. llueve. Volver sería perder tiempo. Ir hacia atrás es de cobardes. Si me mojo, ya me secaré. Y sigo.

He de apuntar, he de apuntar. Y casi se me olvida, jolín.

domingo, 15 de noviembre de 2009

En dos patadas y anticipando


Estamos de un perezoso últimamente que tira de espaldas. Claro, mterse en un resumen de dos entradas es un poco así, tonto, como si dijéramos. Y sin embargo ahí aguantamos. No se o si esto será como lo de las olas del mar, que anda, te zumba una y luego se va. Pero vuelve, o sea. Hay vecindarios que parecía que echaban el candad y reflotan, o sea que bien. Nos pausamos vale, pero espero que sigamos, jolín, que es más divertido leer por aquí que ver la tele, por ejem
plo. Bueno, pues nada, aquí, dando ejemplo a ver si tiramos del carro. Me propongo, esta semana localizar un dragón para (no) hacer resúmenes lisérgicos, a ver qué pasa. Otro marrón para el vecino grecoMacías.
También actulizaré algún día, vale, que hay que alimentar a los corrillos marujiles ests que me formáis a la primera de cambio. Qué gente, oye.

Y para ir terminando este poquín, las novedades del mes. Se va caldeando el asunto del invierno -cosas del cambio climático- ante la inminencia navideña. En el festivalbelenero vecino se recuerda que seguimos ahí y que la pachanga de este año promete ser tremenda, así que a calentar las teclas y las panderetas, belenistas del mundo.

Y ya está, que luego DulciBulla me mete caña por no actualizar.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hablando de músicas


Descubro un programa en la radio que se llama Cara B. Es un título muy sugerente, de cuando el vinilo, y dentro de él, de cuando los maxi singles. Los maxis se rellenaban, las caras B, con canciones de descarte, versiones en directo y cosas así. En mi opinión, Sting -si, me gusta Sting, ¿qué pasa?- ha sido el rey del descarte, dejándose colgadas de la brocha una muy buena selección musical en las caras B. En los cedés también hay cara B, pero estaba detrás de la canción en cuestión, radio edit, que le llamaban, que nunca he sabido qué era, porque a mi siempre me ha parecido igual a las versiones normales.


Eso, el domingo oigo, maloigo por las interferencias, que están dedicando el programa a Metallica. Ya me lo bajaré. Este programa lo echan en Esradio, la de Losantos, ayay, que ahora les ha dado el yuyu a cuatro. En fin. Ese programa, Cara B, es una hora de radio dedicada a un disco o un asunto musical. Un par de tíos tratan sobre la pieza y comentan un poco de todo. Esto es lo de la música, que a uno le gusta, pero lo que más le gusta es hablar de la propia música. O sea, rajar de si Eric Clapton quitándoles las novias a Harrison, ¿o era al revés?, A Waters pidiéndole que le hiciese los solos, en su condición de concuñado, Janis Joplin cuando le chorizaba las botellas de Jameson a Waters o si sería cierto lo de Emerson, Lake, Palmer y Hendrix.

Lo descuelgo y escucho. Es sobre el disco negro de Metallica. El de las baladas. Para mi gusto, no es el mejor, pero está de maravilla. Y tiene eso que les gusta a los metaleros, la transición desde el hard rock, pesado, muy pesado, la velocidad del rayo trash y la balada -para mi gusto- un algo excesiva. The Unforgiven es una maravilla disfrazada de tiempo lento que presagia una tormenta terrible, que es lo que más me gusta. Luego han perpetrado dos partes más y es que hay para darles de tortas. La decadencia, como si dijéramos.

Los dos que hablan, más un invitado, se medio pelean, porque hay un metálico y el otro es más de Guns 'n' Roses, con lo que andan a la greña de modo muy divertido. Merece la pena. Y citan algo para troncharse: las tres canciones que pergueñan los aprendices de guitarrista. Es una lista corta, tres, ya digo, pero tan acertadam,ente divertida. Una, Starway to heaven, dos, Wish you were here y tres, Nothing else matters. Y, claro, me troncho.

PD: En la sala noble una música ad hoc, como si dijéramos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Berliner mauer

Hace veinte años, y eso que aquí conmemoramos poco, se vino abajo el muro de Berlín, gracias a que unos cuantos tipos valientes, vaqueros, podríamos decir, se liaron a patadas con él, gracias a que otros vieron que se desmoronaba y decidieron no liarse a tiros, y a muchos que salieron a las calles a decir somos el puebl y aquí nos quedamos.

Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Juan Pablo II, Lech Walesa, Gorvachov y hasya un Honecker asustadizo. La gente en masa corriendo por las calles del Este.
El nefasto Kennedy gritó aquelo de que él era berlinés, pero se fue corriendo a su casa y les dejó tirados, como en Cuba, como en Vietnam. Reagan le dijo a Gorbachov que tirase el muro. Y se le entendió todo, o lo tira o se le viene encima. La Iglesia en Polonia resistió y se dejó matar, sola pero muy bien acompañada. Y llegó el Papa aquél al que hasta a Paloma le parecía negro y dijo que había que soltarse de aquel yugo, como en su día del nazi, como del pecado, que es lo que es.



Que se cayese el muro es como hacer obras: tirar un tabique molesto. La cosa era que el comunismo fenecía por su propia insensatez y crueldad. Aunque un tal Centella -qué nombre, me tiene fascinado- y sus petardos les duela por ahí dentro.


El comunismo se moría. Ha sobrevivido, en coma, pero dando mucha guerra y matando mucho, que es lo que le mola. Corea, Cuba y ahora travestido -con lo poco que le molan los de la acera de enfrente- en ecoloindigenismo nacionalista, según las latitudes.

Los de la tele dicen que vale, pero que siguen quedando muchos muros. Qué tíos basureros. Se barrió con el más duro en el cenro de Europa. Quedarán muchos, pero ninguno otro puede caer si no se reducen sus cascotes a polvo.
No se, pero ah hacer nómina de los de arriba, pienso en los de abajo y me da un no se qué. Morales, para el que la democracia significa que un indígena vale dos votos y un blanco uno, mi hermano saudí, para el que el voto de un hombre vale poco y el de la mujer nada, los de la UE, que se les hace el tema pepsicola para meternos nosecuantosmil turcos en el chiringuito, Solana bombardeando Yugoslavia, Obama plegándose ante el aliado iraní mientras recoge el nobel y aquí buscando bombres de paz por casa y por Somalia.
Un dolor, a ver si no.

En el salón de lectura repego un hermoso relato sobre el muro. Y otro día sido con mis cosas.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Intermedio. El tendedero

En el tendedero había ropa secándose. También, en una percha, el abrigo que se aireaba. Decía orearse, pero aquello le parecía de pueblo. De pueblo que no se hacía, porque total para qué, como si fuse tan fácil librarse de los olores. Aquí huele a vaca, le había bisbiseado para que no le oyese el propietario que les quería alquilar aquel cuchitril infecto por una barbaridad; los abusos y los de pueblo, ya se sabe. Huele a vaca, o sea.

El mantel tenía viejas manchas de vino medio aclaradas, pero que ya eran huella indeleble de su pasado. Así son las cosas, que a veces los manteles se agarran unas manchas que no quieren soltar jamás, como para decir aquí hubo una botella de tempranillo de garrafa, por si acaso llegaba el tiempo de olvidarse de las garrafas, de los tempranillos y hasta de los manteles. Había pantalones y enaguas, calcetines y una camisola fresca y bonita, calzas, calzones, pinzas de madera, de plástico amarilleado, un trapo y una bayeta y un pantalón de chándal que se le había caído a la vecina. Y el abrigo oreándose.
A veces se veían cosas de colores, pero era muy raro fijarse. igual estaría aburrido, allí, como el abrigo que esperaba al fresco. Bueno, cosas de la colada.

Un día le preguntó y qué, ¿no sería mejor llevarlos a una lavandería?
Sería.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Yo tampoco

Echan en el cine, un día de estos, una peli que se llama "Yo, también". Me parece que es una de San Sebastián y que por su trabajo en ella a un nactor le han dado un premio. Pues bien, oye. La cosa es que como el tipo en cuestión tiene síndrome de down, pues han juntado el ternurismo babosón con la cosa guapa del actoraje. A mi, esto me suena a como cuando le dieron el Oscar a una sordomuda por hacer de sordomuda. La cosa es dárselo a Jack Nicholson o a Dustin Hoffmann por poner carotas. A Robert de Niro por sus mutancias menos mérito, porque es lo suyo, como lo de la sordomuda.
A ver, que es de oídas, que igual el chaval este ha estado de fábula por su trabajo y entonces, ñamñam, me trago lo dicho. Pero me hace gracia -humor macabro, si- que los mismos que se descoyuntan las muñecas aplaudiéndole -ellos también tienen su sitio en la jipipijasociedad- sean los mismos que apoyan que se les aborte a tutiplén, porque los modernos no permiten a los deficientes. Luego sale algún listillo con lo de que si cualquier crítica termina en la comparación con el nazismo, pero a ver si no es cierto. Aunque en realidad la eugenesia es hija directa de los totalitarismos, marxistas o nacionalsocialistas.
Pero no iba por ahí. He visto que el título reza como lo he escrito: "Yo, también". Y me da que sobra la coma. Que si no, ese "yo" sería vocativo y no pegaría. Pero igual también me estoy confundiendo. Y como no se de qué va el rollo, voy preparando el salero por si, ñamñam, también me he de ir tragando lo útimo.