miércoles, 10 de febrero de 2010

La vigencia de los clásicos


La vigencia de los clásicos, aquí expresada por partida doble. O triple. Porque Peter Gabriel lo es desde que tiene veinte años -porque aún recordamos su soberbia etapa en Genesis cuando tenía veinte y cómo se largó de allí a los veintipocos porque se le había quedado pequeño. Más, porque tirar de repertorio ajeno es encumbrarles. Y más aún, porque uno es como es, o sea.

Después de su mejor disco -ya sabéis, a este NDAP vuesto se le derraman las opiniones por las costuras- Up, de hace ya no se cuántos años, esperábamos los aficionados a ver si despertaba de su letargo Peter Gabriel y nos hacía algo que mantuviese el nivel. Yo sigo en lo mío: aquel disco estaba muy influido por la música de grupos como Massive Attack, que publicaron y giraron a la vez. Tuve la suerte de verles en esa gira, al uno y a los otros. El uno estuvo bien, los otros colosales. Pero los discos, que es de lo que tecleo, inconmensurables ambos dos.
Hasta ahora.

Resulta que se publica por ahí que Gabriel va a hacer un disco de versiones ¿Versiones? Pues si. A mi me encantan las versiones cuando aportan algo. Cuando son distintas, personales, variadas, nuevas, refrescadas. Que dicen que va a versionar con una orquesta. Y sin teclas. Ni guitarreo. Ni baterías. Menos mal, no habrá ni rastro de Phil Collins. Dicen que una reunión de Genesis (los primeros) no tendria precio. En fin.


Localizo el disco. Tedi, tío jeta, no sufras. En cuanto salga me lo compraré. Y te llevarás tu mordida, chorizo. Me lo cargo en el emepetrés y le pego una oída, un tanto temeroso, a ver qué pasa.
Y vaya lo que pasa. Lo que pasa es que Gabrie ha bordado un trabajo magnífico.

Arranca con
Heroes de David Bowie, que queda arreglado con unos aires minimalistas más cercanos a Steve Reich que al glam. No en vano en ese discazo de Bowie metió la mano Brian Eno, uno de los referentes en la música de aeropuertos, que tan emparentada está con el minimalismo, la música repetitiva y todo eso.
En
The boy in the bubble uno no sabe si está con Peter Gabriel o con los Soulsavers -un grupazo que recomiendo muy fervorosamente- y su desmenuzante contundencia soul, godspel, clásico método para entristecer al oyente.
Entre música incidental de peli de paisajes y un poco de Björk navegando entre volcanes, unos violines no cortan el mar sino vuelan en
Mirrorball, cuyo oleaje le permite a Peter Gabriel llegar con su voz a esos tonos altos y gritos tan característicos de su estilo. No es lo que más me gusta, pero resulta una buena transición.
En
Flume, navega, se deja mecer, se arrulla, se lleva, se encuentra el Gabriel tranquilo, reposado, baladista, si se puede llamar así, con un recitado que casi termina en oración, apenas acompañado por un piano que arropa la atmósfera sobre la que se desliza su voz. Es extraordinaria delicadeza.
En
Listening wind, las líneas de cuerda le tejen una red sobre la que el declamado, cantado se va desarrollando con creciente intensidad. en la línea de los crescendos de Arvo Part,
Convencional, con todos los respetos, es el tratamiento de
The power of the heart. Ese es, en cierto sentido, el estilo de Peter Gabriel cuando acomete sus canciones lentas, un poco en la línea del So, aquel disco tan hermoso casi siempre y a ratos un pelín excesivo. Esta canción encajaría perfectamente en él, en la parte hermosa. Me encanta que lo normal me parezca, en ocasiones, extraordinario. Eso es la sencillez, supongo. Añado una soflama un tanto incendiaria: esta canción sería perfecta para el Raphael post transplante, de ese que se sube al piano y canta sin micro, que susurra y grita "es la fuersa del coorasón" y que le deja a uno clavado en la butaca.
My body is a cage. Uno arranca con ese título y todo lo demás ha de ser desmesurado, sobrecogedor y bello. Ritmo lento, tono oscuro, apagado, marcado por un piano que suena a losa que impide volar a la voz, rebelándose en cuanto ve una brecha. Ese cling, cling que va remachando los barrotes de la celda. Uno que gusta de relacionar las cosas se acuerda de Birdy, aquella buena peli sobre un buen texto y que dió lugar a una fantástica banda sonora del reciclaje que, en mi opinión, llevaba al Gabriel post Génesis a su transformación en el artista eléctico y sinfónico de trabajos posteriores. Es la pieza mejor orquestada, con unos crecimientos que parecen torbellinos, violines voladores y caídas en picado. Es de lo mejor que le he oído nunca.
I think it's going to rain today preludia lluvia. Viene a ser como las brisas esas de las tardes anaranjadas de septiembre, suaves, calientes y grisáceas. Con dos copas más y la voz rota sería Tom Waits cantándole a las chicas de mala vida y muslos sospechosos en Mineapolis o sus alrededores.
La tormenta. La artillería de las trompetas rompe con
Apres moi. A mi me suena a Jeckyll y Hide, a cabareteo francés, a Sting cuando lo de la ópera de tres peniques, a aullido y a lamento de las oscuras calles de Jack el Destripador en Montmartre, el licor caliente y algo que se nos viene encima. Descriptivo, dramático, Poe y los sombríos cementerios, moho y miedo sobre los adoquines, no se si me explico. Creo que lo consigue mejor la orquesta, Sasha, Natacha.
Dudé sobre
Philadelpia. No en vano Peter Gabriel prestó o compuso algo para aquella película. Pero no, nada de autocitarse. O si. Se mantiene un cierto aire de canción de musical, muy descriptiva y narrativa al mismo tiempo. Es un lamento, un sollozo un tanto demasiado evidente para mi gusto. Como el musical, en suma, sin espacio para la insinuación.
Despedida y cierre, fundido a negro.
Street spirit cierra este disco de versiones que, en mi opinión, supera, con creces la mera adaptación al repertorio del artista que las interpreta. Esta misma canción es ejemplo de cómo ha sido Peter Gabriel capaz de llevarse ese repertorio a un estilo personal y cambiante.

No le detecto, por ejemplo, el tono de su último disco de estudio, el soberbio Up, una síntesis de rock atmosférico y nuevas tendencias, tal vez recogidas de su fructífera relacion con Massive Attack, que abren una vía para el desarrollo del sinfónico-progresivo con lo más interesante de la electrónica -pienso, por ejemplo en cómo Porcupine Tree están avanzando en ese terreno- que convertían a Up en revolución del género. Aquí Gabriel ha tirado de orquesta clásica y de, más que arreglos, reinstrumentación de los temas originales, para recrear todo el acompañamiento sonoro para su voz, que por cierto, lejos de parecer cascada, como en sus últimos directos, suena fantástica.
Ya se sabe lo que pasa en los laboratorios, pero todo sea por mejorar su trabajo. Para esas labores, leo que ha tirado de un viejo vaquero que anduvo por The Durutti Column -altísimamente recomendable-, un venerable grupo alrededor del sin par Vini Reilly y de Bob Ezrin, amigo de los Floyd de cuando The Wall y que participó muy activamente en su resurrección post Waters. O sea, oficio y calidad a espuertas.
Total, que atentos a vuestars pantallas, que sale pronto y que merece muchísimo la pena escucharlo. Que disfrutéis todo lo que os permita ese rascado de espalda.

PD: en una güep del vecindario (pinchad, jolines, que si no nos ayudamos ya me diréis que hacemos), leo que se prepara un disco con versiones hechas por los versionados en este disco sobre temas de Peter Gabriel. Me uno a la petición de Digggin' in the dirt, cantada por Young o por quien sea. Qué canción, qué enorme. Uf.

7 comentarios:

enrique dijo...

Ya sabe usted que soy incondicional de Mr. Gabriel, pero no conocía esta última proeza suya.
Así que gracias por la información.
Yo que soy de los de no bajarse música de internet (por desconocimiento y pereza), me pasaré en breve por la FNAC (ya que nos cerraron Madrid-Rock) y lo compraré muy gustosamente.

Paco Becerro dijo...

Qué apetecibles ambos, el de Gabriel versionando y el de los que versionen al Gabriel.

Me encantan también las versiones y tributos que aportan novedad... y estilo propio.

Dulcinea dijo...

De nuevo Stevens en la onda.

Dulcinea dijo...

Pero hablando de clásicos, Emerson Lake & Palmer o los Floyd.

Nodisparenalpianista dijo...

Yo me he adelantado, a la espera de que se publique y me lo compre. Oh, Madrid Rock, qué tienda, menuda maravilla. Recuerdo un disco de Jane's Adiction que encontré allí despuesde mucho buscar. Lagrimones como puños, que la cajera se pensaba que me había vuelto loco.

Puede ser un discazo enorme el de vuelta, FutBlo. A ver si me entero de más.

Saludos desde la KBHR, Dulci.

Y Gabriel, Dulci, Gabriel también.

Juan Manuel Macías dijo...

Mil gracias por la tan detallada información. Me pongo a buscar el disco ipso facto (al margen de los medios, jeje).

The lamb lies down on broadway es uno de los lp míticos que uno ha de guardar entre algodones (tal y como yo no hice, y tendría que arrepentirme varias vidas).

Lo de Bowie y Eno es justo y necesario recordarlo. Y también Fripp fue fundamental en esa enorme trilogía de Berlín. ¿Eno no fue el responsable del arpegiado de Window$? Si es así, los ubunteros teenmos que tomar medidas urgentes. También andaba Adrian Belew por ahí, aunque se nota más en el Scary monsters. Por cierto, no sé si conoces una versión del Heroes de los últimos King Crimson, con el fondo de guitarra inconfundible de Fripp y cantada por Belew...

Nodisparenalpianista dijo...

Tomo nota de la información, JMMAcías. Por cierto, no descuido tu encargo. En unos pocos días verás...