domingo, 18 de julio de 2010

Hasta Faustino


Uno lee por ahí que ahora los títulos universitarios no son nada, si es que alguna vez lo fueron. Ahora, si no los adornas con ocho másteres y tres posgrados, la cosa no pinta nada bien. Pingües beneficios se sacan no pocas instituciones de medio pelo montando pachangas de rimbombantes títulos a medio quilo el curso para completar tres líneas de ridículum, como le llamaba el buen malvado de mi amigo Pablo.Son fáciles de reconocer. Usan siglas de dos o cuatro letras, que siempre ponen en mayúscula, le meten un palabro en inglés y luego queda la coletilla del sitio de donde son. Probad y veréis: ULUM Bussiness de Cintruénigo. BMDA Publishing de Calaceite. ARPT Consultants de Castellfollit de la Roca. Luego, debajo ponen que sus alumnos han hecho prácticas en las grandes empresas del Ibex, lo que significa que han corrido escaleras para estafar con cambios de contrato del gas o del teléfono o que han repartido publicidad en la boca del metro de algún préstamo hipotecario. Y oye, al peña traga, que sólo hay que ver los cuadricos de nombramientos del Expansión y aledaños. Y ecima se pelean por lo de Bolonia. Bobos de Bolonia. Había un bar de un corsario que me gustó mucho en Bolonia.
La mastodoncia universitaria es lo que es. Pero la grandeza no sólo está en sus graníticos muros y en sus quilométricas bibliotecas. Es más, para mi que ahí hay tamaño, pero no interés. No voy a entrar en bajezas sobre los tamaños, porque no es cosa de dandis meterse en esos menesteres. Las universidades, las escuelas, los sitios, los hacen los grandes personajes normales. No hace demasiadas fechas os tostaba con Josep Maria, uno de mi cole. Hoy, con cierto pesar pero también con la alegría del admirador, os pongo media línea sobre Faustino.
Faustino es un bar. El bar del Edificio Central de la Universidad de Navarra. Muchos lo onoceréis y todos a partir de ahora. Los bares en la Universidad no tenían nombre, asi que se llamaban como los que los regentaban. Faustino dirigía el suyo, pues Faustino. Yo, por cosa de donde tenía las clases, fui más de Manolo, el del edifico de Arquitectura donde morábamos los periodistas y las nenas de Pedagogía, que no estaba nada mal el vecindario y hasta aquí puedo leer.

Leo en el Diario de Navarra que se nos ha muerto Faustino, a los noventa y tres añazos en su pueblo, me parece. En el linc de antes, más información. Porque lo que aquí quiero decir es que Faustino es un nombre que, me parec a mi, no olvida ningún alumno que haya pasado por allí. De los ayudantes te vas olvidando, de los profesores titulares tal vez menos, peor también, hay capellanes que pasaron a los meandros del olvido a gran velocidad, y para qué hablar de muchos compañeros y vecinos de aquellos de amistad eterna y tal. Pero de Faustino no hay quien se olvide. Yo fui, ya digo, más de Manolo, que también se nos murió prematuramente. Y de Juan, el yerno de Faustino que ya por entonces medio capitaneaba el asunto de su suegro.
La Universidad estaba hecha de profesores y tradición, de científicos y de libros, de codos y de exámenes, pero también de Faustinos y de señoras de la limpieza que educadamente les decían a los recién llegados que echasen los papeles a las papeleras, que para eso estaban, pero que igual no las habrían visto aún, los bedeles, que de todo habñía, unos con peor sombra que otros, la vida misma, Manolo y sus huevos, saladitos, gaditanos o d epor ahí, sus fritos de huevo, quiero decir, que es una especialidad que un día podría glosar. Los pilares que decía en lo de Josep Maria. Pues eso, un gran pilar, Faustino, que además de dar nombre a un bar, se lo dio al boletín de exalumnos de Periodismo, nuestro Hola pero mejor.

Bueno, un pincho de tortilla es esos jugosos y cruditos, a la temperatura exacta, ni frío ni caliente y con pan recién cortado, zurito y bullangue en memoria de Faustino, el grande. Brindis y oraciones.

7 comentarios:

Dulcinea dijo...

Recuerdo el ambiente del bar, un ambiente de estudiantes con Pablo por allí. Y un patio abierto, el claustro, con el césped muy verde y bien cortado.

El bar era chulo, peculiar, con vida propia. No sé si llegué a conocer a Faustino o a su yerno.

Venga ese pincho de tortilla y su correspondiente cañita en su honor. Que Dios le bendiga.

Atiza dijo...

Lo tuyo es no parar de vacaciones, pianista. Lo de Faustino, una pena. Es lo nuestro, no cabe duda. Aquí no queda nadie...

Atiza dijo...

Pianista, te falta la entrada sobre el Turmalet...

Altea dijo...

Te acabo de pillar en el "feisbuc".

Atiza dijo...

¿A miiiii? No es posible. Será una parecida.

Altea dijo...

No, al Pianista. Con lo del de verde.

María dijo...

yo no fui a tu universidad, pero si hice algun cursillo y cosas así. Poco tiempo. Yo no conozco ningún nobre de tu uni, ni profes, ni bedeles, ni sras. de la limpieza, ni nada, pero al Faustin si me habían llevado mis amigas a tomar eso, un pinchito y una cocacola, o una cafetito y algo más si era muy "a la mañana".... tenía mucha fama, el Faustino de Navarra...

Yo me apunto al pinchito de torilla (pero el mío un poco más hecha y nada crudito buaj!!) y a una clarita en su honor!!