lunes, 16 de agosto de 2010

El estornudo fotónico

Por fin me he enterado de por qué uno estornuda cuando le da una luz muy potente.
Hay gente aún más rara, que estornuda a una hora determinada, cuando hace la digestión o después de un orgasmo. Como yo ya tengo bastante jardín con lo mío, me quedo en lo de la luz, y que cada cuál se apañe su negociado, o sea.
A mi siempre me pareció un misterio extrañamente divertido, sobre todo al doblar una esquina camino del autobús, en particular los sábados pro la mañana, camino del ABC Cultural o de dar un paseíto. A mi estornudar me divierte, me hace cosquillas, me gusta el ssonido, cuando es espontáneo y no escandaloso, cuando es repentino y tempestuoso, pero no atronador, ojo, que hay cada animal, que da miedo.


Conocía a una loca que acompañaba el final del estornudo con un berrido de cernícalo que ahuyentaba a todo el que tuviese cerca. Cuando te acostumbrabas, pues tiras que te va, pero era una zumbada de mucho cuidado, la pobre. Al cambiar de calle, decía antes de la morcilla gritona, zas, luz directa del sol, bien alto y bien hermoso. Y, atchís, hasta seis veces, porque las cuento y me divierten. Una nena amiguita mía, pequeñaja y divertida estornudaba tres veces seguidas y luego paraba. Podía ser seguidísmo, en plan metraleta o algo más pausadito, como con comas, pro así decirlo. Pero eran tres, seguro. Contabas. Atchís, uno, atchís, dos. Igual pausita. Atchís, tres, hala venga, seguimos.
La cosa es que lo he oído contar a propósito de uno de estos libros de divulgación cientígica que cuentan cosas muy curiosas de fácil olvido. Y como yo soy un fácil NDAP, pues ya me he despistado. Es algo sobre la proximidad de la pituitaria o una vecia con algún tipo de receptor de la luz, lo fotoalgo, por así llamarle. Lo cual que, alte el resplandeciente fulgor del sol sabatino uno le rinde su homenaje más primitivo y glandular, pero no ello menois sentido a base de estornudones de esos que te hacen saltar la boina. Y luego llegas al autobús o al Abecé, que si te has olvidado el pañuelico, corres peligro de ir dejando el ineludible rastro de tu presencia a la par que tu hasta entonces bien ponderada fama de dandi con estornudos.
Poco más, pero ahí queda. Y al que le guste, pues mejor.

3 comentarios:

Dulcinea dijo...

Lo de los estornudos con la luz lo había oído -y casi- sufrido. Pero eso que cuentas de estornudar a una hora determinada, o haciendo la digestión o después de un orgasmo me suena a chufla.

¿esa foto espantosa es de un estornudo? je, je, je,

Néstor dijo...

Jo, mucho me temo que cuando me plante en el tunel final, buscando la luz más allá, todo lo que haré será estornudar...
¡Un abrazo!

Nodisparenalpianista dijo...

Ya, para mi que también me colaron un gol, Dulci, peroe s lo que pasa en el verano, que rellenan en la radio con cada tontada que pa qué.

Néstor, estás de un lúgubre últimamente que no hay quien te estornude, chato!!!