sábado, 23 de abril de 2011

De Caravaggio

Leo que con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que se va a liar en Madrid se hará una exposición sobre la imagen de Cristo en el arte. Y una de las maravillas que podrá disfrutarse, como obra invitada en el Museo del Prado, será El Santo Entierro de Caravaggio.

Y uno entonces piensa en Caravaggio, en aquél Ecce Homo, su última obra, que nos enseñó de estranjis un fraile jovencísimo en Venecia, y en aquella Procesión del Silencio en la Mezquita Catedral de Córdoba.

Jo, la piel de gallina.

jueves, 21 de abril de 2011

El perturbado

Aún no se sabía ni cómo ni dónde había sido, pero el presidente del Patronato, Joan Rigol, ya afirmaba en la televisión del Régimen, que el pirómano de la Sagrada Familia* es un perturbado. Uno, que no le rinde pleitesía ni a la tele del régimen, ni al Régimen ni al Arzobispo del Régimen -que por cierto no toma medidas contra un cura que se jacta de haber pagado los abortos a dos chicas-, se acuerda de aquello de la infausta y criminar República que al mes de proclamarse por la cara celebró el asunto haciendo arder un buen puñado de iglesias, mayormente en Madrid.

Y se acuerda también de las proclamas de las pacifistas lesbianorras esas del otro día en la Capilla de la Complu, que entre tanto mensaje de buen rollo y así, colaron, como quien no quiere la cosa, pintarrajeado en sus chichas lo de "violentas" y en las paredes de su web lo de "la única iglesia que ilumina es la que arde". Cosas de los de la paz que nos meten en las guerras.

Pero ya se sabe: el fanático soy yo por decirlo. Con lo bien que estaría ardiendo.


*La Sagrada Familia es el templo barcelonés recientemente consagrado pro Benedicto XVI como basílica, en cuya homilía señaló el avance del aticlericalismo agresivo que recordaba el de los años 30. Le dijeron de todo, lo que confirma lo acertado. El Arzobispo, escondidito en Montserrat, supongo.

lunes, 18 de abril de 2011

Las lorzas

Estaba en el espejo mientras me lavaba los dientes y me he acordado de Marlon Brando. No tiene nada que ver ni con los dientes ni con el espejo, sino con los pantalones de camuflaje, esos que, pese a serlo, se ven más que ningún otro. La poesía es paradoja y, en ocasiones la vida lo intenta.
Hay por aquí una tienda de ropas militares o aproximadas. Igual un día miro una camiseta caqui, que es color hermoso y fruta extraña, pero tampoco iba por ahí la cosa. Cuenta la leyenda que, cuando Coppola fue configurando el reparto para Apocalypse Now, pensón en Brando para su Coroel Kurtz. Sin duda alguna, el papel estaba hecho para él, aquel galán maduro, fuerte, profundo, un tanto taciturno, un levo poso de amargura, el Padrino aquel, asesino y paterfamilias al que tanto amamos. Total que le llamaría o lo que fuese. Vale, voy.
Y allí que se le presentaría, en las oficinas de Zoetrope o como se llamase la productora, un cachalote de ciento veinte quilos, diciendo que a ver si le declamaba o algo. Supongo que se cruzaría con Martin Sheen, con una taja como un piano y que los dos con cuidado esquivarían al enorme Dennis Hopper más pasado de lsd que nunca. ¿Cómo fue que ese tío no se estrelló en la moto cuando la peli aquella de Peter Fonda? Peter Fonda, con ese nombre, quién sería capaz de esquivar la botella...
Coppola, más chulo que un ocho tiró adelante con todo aquello, con un rodaje ruinoso, con el infarto del protagonista, con el suyo en puertas, con Eleanor filmando por allí uno de los mejores documentales sobre la producción de una peli que se pueden ver y con un Brando, ya digo, que no pasaba por las puertas.

Dicen, la leyenda, o sea, que Coppola contestó, cuando le dijeron que qué forma más hermora, caravaggiesca de tratar el claroscuro del Coronel Kurtz, un hombre que se debate entre las luces y las tinieblas, que llora al horror y que lo magnifica como la mejor fuerza del mejor ejército, que se le ocurrió lo de filmar en sombras porque así no se le veían las lorzas a Brando.
Y se quedó tan ancho, nunca mejor dicho.

miércoles, 6 de abril de 2011

Los macabeos


Leo que el Maccabi de Tel Aviv, que es el equipo de los macabeos de la capital de Israel, le ha comentado a los que mandan en lo del baloncesto, que tienen un problema de horas con un partido que igual han de jugar. Los macabeos son los descendientes de Matatías Macabeo que hace una panzada de años combatío contra el poder sirio que tenía espachurrándoles el cuello con la sandalia mugrienta a los judíos de la época. De la época del siglo II antes de Cristo, lo cual que la cosa viene de lejos.

Resulta que un día que no se cuál es, se juega una cosa que le llaman Final Four que consiste en que los mejores cuatro equipos de Europa se juegan un campeonato entre ellos en plan de semifinales y de final, en un certamen muy pachanga que se lía en una ciudad, en este caso, Barcelona, donde todo buen antisemita tiene cobijo. Vamos, me remito a las habituales manifestaciones insultanteEnlace
s contra Israel y los jaleos de los hombres bomba de Hamas y sus secuaces. Luego les llamo nazis y se lía, pero es lo que hay.
Lo cual que la final se jugaría un día a no se qué hora. Y los del Maccabi han avisado de que si ellos llegasen a clasificarla, no la jugarían porque según parece, el comienzo del partido pisaría hora y media la jornada de duelo en memoria de los Caídos por su patria. Así que como lo primero es lo primero, han avisado: si llegan a la final y no hay cambio de hora, no juegan.
Pues muy bien. Unos tíos con los balones bien puestos que saben que por encima del parné de la Nike y sus secuaces, del golferío de las autoridades deportivas esas que analizan los dopajes de unos, pero no quieren mirar los de los otros y que, entre todos han conseguido que el deporte sea un programa de televisión, por encima de esa mugre asquerosilla está la de sus soldados, que son sus ciudadanos, que día si y día también han tenido que liarse a tiros contra la horda que les rodea y que preferiría verles, en lugar de en su tierra, en un cenicero.
Ojalá llegue a la final el Maccabi. Y que la gane, la empate, la pierda o no se presente. Porque esos tíos si que son unos campeones.
Y dicho queda.

domingo, 3 de abril de 2011

Resumen previo a la ampliación

No se yo si empezar por el resumen semanal o por la cosa de Waters que es, en sustancia, lo que la famélica legión me está pidiendo. Bueno todo sea por aumentar la expectativa, el parto de los montes y todo aquello.
Recibo un mensaje para validar un comentario, por aquello de cuando aquella loca daba morcilla, de que María, la añorada María -nos debes un FestivaldeBelenes y eso está muy mal, que lo sepas-, anda viendo locos en bici, the dark side, con camisetas pinkfloydianas. Qué gente, y va y me confunde, o no. O qué se yo. Ante la duda, hay que preguntar a los ciclistas, en general gente agradable, aunque cada cual con lo suyo, a ver si no.

Porque hace pocos días, Altea le metía leña a una cuadrilla de zumbados con las bicis que hacían tratadas en su pueblo. Bueno, pues tiene razón, aunque yo sea, o haya sido, que desde que me atenazó una pérfida faringitis, ando que no ando en bici. Leo mas y eso está bien, pero es que entre las pelotas de tenis en la garganta y el estornudo fotónico, pues hay que ir con cuidado para no salir propulsado de la bici como un cohete.

Por cierto, por cosa de las bicicletas, en el periodico del lunes compartimos edición Roger Waters en una entrevista y la claca dando palmas y echándole fotos a Contador y a su trouppe. Muy majo, agobiado, pero majo. Se le ve bien, oye. Y no es cosa ques e pueda decir de todos los golfos que salen en la prensa, oye. Miguelón dice que Miguelín también le toma el gusto al pedal. Oye, a ver.


El calvorota que hacía la croqueta fue el que nos echó la estampa. Hay que decir que yo le saqué bastante mejor de lo que él nos sacó a nosotros.

Llega Roger Waters con lo suyo y yo que aún le debo otra Dark side a Macías. Y luego arrastro sueño media semana. Si es que siempre estamos igual, me voy del detalle al maximalismo y luego se me pasa el tiempo viendo bailar las letras. Había un tonto que bailaba con los brazos para arriba, como si eso fuese Benicassim, joer, que colgado, en fin.

Suena de fondo Stephen Stills, que es una momia de cuando Gilmour, el que canta, no el del libro, amiguete y tal. Luego busco y pego en la sala noble, porque es una maravilla escucharle. Esta mañana leía el Abecé cultural una cosa de Andrea Camilleri que se interrumpía muy malamente. También he visto Secretos y mentiras que es muy bonita, da mucha pena y ya es un poco más antigua que el rigodón. Y ahora cierro, ¿vale?