martes, 4 de octubre de 2011

Miguelón

Me está enfadando mucho, y esto es volver por la puerta grande, un anuncio que lleva dos días tostándome en la radio a propósito de los jetas de ienegé, un banco holandés que anda noqueado en su Holanda natal y que aquí no deja de gatsarse los duros en anuncios. Claro que la tele también ha de vivir, O no, pero eso da para otro mosqueo.
La cosa es que el eslogan, que es como una idiotez que se repite mucho, se centra en una idea, por ser generoso. Desaprende.


Hombre ya, con lo que tenemos en el asunto académico, los analfabestias que nos pueblan y nos rodean, los gansos que con gobiernan, los currículums de ciencia ficción -siempre me acuerdo de Pablo y su gran hallazgo: el ridículum en lugar de currículum- sólo nos faltaba que esa cuadrilla de torpes gestores de los duros, que cualquier día han de echar el cierre aquí, nos animen a "desaprender". Claro, es lo que le faltaba a esta sociedad de vagos y desnortados, de bobalicones y caraduras, que nos idioticemos aún más, no sea que nos de un arrechcucho de chispazos grises y nos los ventilemos a al checa, esto es defenestrándolos a toditos todos, uno por uno. Defenestración, qué bello palabro. Una vez alguien se quedó a cuadros cuando solté lo de defenestración. Jo, vaya cosas sabes. Por eso me va tan mal con ING, el frechbanquin, o sea un banco de frescales que tiene el morro de financiar sus megacampañas -Matías, tío, qué hasta a ti se te han camelado- con la pasta a fondo perdido que le ha de inyectar el rescate holandés.

A mi me mola más el iBanesto, dónde va a parar, que a estas alturas aún sigo echando de menos a Miguelón.

8 comentarios:

Dulcinea dijo...

Desaprender es un concepto muy interesante, pero el año pasado me soltó una alumna de 4 de ESO otro más sugerente: desaprobar.

Según ella, sacaba dos tipos notas: aprobados y desaprobados. Me costó Dios y ayuda hacerle entender que desaprobar es un concepto imposible.

Esfuerzo inútil el mío. Me sigue diciendo que desaprueba.

Miguelón majete como siempre, pero un poco fondón. ¿Banesto no era de Mario Conde, ese masón que acabó en el trullo?

Dulcinea dijo...

Los de ING unos plastas con la publicidad. Me tienen harta y eso que no soy clienta suya. Me recuerdan a esos perdonavidas que se te acercan agitando los hielos del cubata diciéndote "yo a tí te conozco" y tú les dices "ni en tus mejores sueños, agüelo"

Nodisparenalpianista dijo...

Menuda lista la joyona esa, Dulci. La veo de jefaza en Ienegé. Mario Conde, todo un personaje. Sus gafas partidas, imposibles!!!

Los de ING han sido capacer de demostrar que hasta en Holanda se puede producir chorizo de nivel, Dulci. Mejor el de los cubatas!!!

Dulcinea dijo...

Claaaro, mejor el de los cubatas porque a tí no te abordan ¿verdad?
Que ríete tú del tiburón del mediterráneo.

El caso es que acabo de ver el anuncio de los de ienegé y me parece de lo más tonto.

Nodisparenalpianista dijo...

El caso es que son tontos que pretenden que todos lo seamos, Dulci. O igual tan tontos no son...

Altea dijo...

Chicos, es que no os hacéis cargo de que la cosa está realmente mal. Hay mucho paro y mucha desesperación y la gente ya se presta incluso a protagonizar los anuncios del ing.

Dulcinea dijo...

Ya, claaaro, por exigencias del guión como decían las pelanduscas.

Pianista ¿a tí qué te parece el morro que luce Altea? hay que ver estas pucelanas...

Atiza dijo...

Yo me he comprado las gafas de Mario, que tengo que reconocer que a mí me la sigue pegando, y ahí están para quién quiera que le pellizque el entrecejo que yo, de momento, no pienso pasarme al botox.