viernes, 30 de noviembre de 2012

Al vuelo




Pues yo, le dice la una a la otra, en cuanto termine, me voy a dormir...
¿A que hora era?
A las once y media es el de mates, el último. Ya te digo, me vuelvo a casa y me meto a dormir hasta las siete. Me levanto, me ducho, me depilo las piernas y le digo al Xavi que venga a buscarme.

Bueno, pues nada, suerte con las mates y con la siesta maratoniana. Y Xavi bien también, supongo.


domingo, 4 de noviembre de 2012

Desafinado matutino

Acababa de escribir, tanto tiempo después, una entrada en la guep. No sé a qué le he dado, pero como todo es tan sencillo desde que los burros de boguer decidieron hacernos las cosas sencillas que se complican más y más, al pegarle la foto me ha desaparecido el texto que, ciertamente, no era gran cosa, pero que da rabia.
La cosa iba de un trompetista desafinado, muy desafinado que llevo oyendo desde hace dos semanas en el parque, a horas relativamente intempestivas, al menos para darle a la trompeta. O, en su caso, a la matraca. porque desafina la tira, el tío. Especulaba yo, y ahí residía la gracia, si es que la tuvo, en que igual era asmático y por eso parecía que tocaba las Mañanitas -lo que le confiere una pizca de gamberreo canallón y borrachuzo- con mala pata, muy mala pata.
Al pasar, he mirado y he creído distibuir a un tipo largo, flaco, soplando con esfuerzo y poco tino la trompeta, voluntarioso y fracasado, como la vida misma. Y me decía, para terminar, que, jolines, ahora cada vez que pase por allí, afinare mi oído para escuchar al lóbrego trompetista asmático de la triste figura.
Y ya está.