martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad

Que uno ande atareado no significa que abandone...
Con cariño para todos, presentes, ausentes y mediopensionistas.


lunes, 27 de mayo de 2013

Bienvenido, lunes



Por esas cosas de la vida conozco la existencia de don Aristóbulo Bausela, director general comercial en España de Mapfre, unos a los que pagas para que te paguen si te das tortas, un curioso negocio, no me digáis que no. Como su propio nombre indica, Bausela ha debido de ser, en sus años escolares, un virtuoso del compás. Del de dibujar, se entiende. Aristóbulo Bausela, compasista. Aunque como segundo trompeta en la Gran Orquesta de Xavier Cugat en aquellas películas de tiros y de femmes fatales también pegaría.

Bienvenido, lunes.

martes, 21 de mayo de 2013

Las cartas de Bankoa

Una vez Iñaki se trajo un mazo de cartas de Bankoa. Antes, creo, usábamos unas de pacharán Zoco o algo así, muy sucias y gastadas, que no había quien barajase. Un fin de semana en casa  e Iñaki se trajo unas nuevas. Creo que se las habían dado a alguno de sus hermanos y gracias a ellas, las partidas del mus que jugábamos todas las noches después de cenar, eran mucho más rápidas y limpias, para que nos vamos a engañar, que las cartas llevan muchos microbios y mugres variadas.
Bankoa era un banco, claro. Había alguna oficina, normal. Pero para nosotros, Bankoa eran las cartas del mus. Y así discurría la sobremesa de la cena.

lunes, 8 de abril de 2013

La Thatcher

Vaya, vaya, vaya.
Esto si que no me lo figuraba yo.


Hace tiempo que se supo que no andaba fina, sobre todo desde que en una especie de homenaje del partido, mientras pronunciaba un discurso, en lugar de darle un castañazo a algún muñecafloja, perdió el hilo y el personal se llevó un susto de aúpa. A ver quien le dice a doña Margaret que anda pachucha.
Según parece no fue cosa de la edad, ni de los ajetreos de la primera línea de combate, ni nada que ver con la botella, por mucho que los sinvergüenzas habituales de la peli esa de Jolibu lo insinuasen con esa obamaníaca mala una que les alumbra. Meryl, chata, que te vemos la patita. Lo que la dejó a la pobre trastocada fue que falleciese Denis, su esposo. Denis y ella eran un poco Roper, pero a ver qué inglés no lo es.

La cosa es que gracias a la Thatcher hoy no hay Muro de Berlín, por mucho que los del 15M se empeñen en volverlo a poner en pie. La Thatcher, Reagan y (casi San) Juan Pablo II. Pero también Walesa, y Gorbachov, y si me apuras, hasta el bestia de Jaruzelski, que en lugar de hacer lo que le brotaba, esto es, sacar las tanquetas y pulirse medio Gdansk cuando vio que Gorby tiraba la toalla.

Pero a mi me alucinan dos cosas que hizo la Thatcher. Cuestionables, recriminables, no digo yo que no. Pero tela.

Estaba Bobby Sands y sus secuaces en mitad de la huelga de hambre, exigiendo un trato especial en la cárcel, porque él era miembro electo de la Cámara de los Comunes y consideraba a los asesinos del Ira presos especiales. Los del Ira fueron unos bestias, pero hay que reconocerles arrestos: cuando djaron de comer, lo dejaron, no como De Juana, cada día más gordo, y el del cáncer terminal, que terminal, no terlmina, oye. Joé la energía que da la chapela a rosca. En fin.
Un día le dicen a la Thatcher que menudo pollo lo le dos presos, que qué hacemos ayay, los conservadores de pitiminí, que son como los de aquí, pero en plan Doña Croqueta. La Thather que se queda mirando al titafloja y le pregunta: esos presos, ¿tienen comida? Er... si, Primera Ministra. Pues ya está, si quieren, que coman, y si no, pues no.
Lo terrible fue que Bobby Sands palmó y los suyos le reconocieron como heroico su sacrificio. Pero a partir de entonces, el frente de presos del Ira tuvo que replantearse la contundencia de sus acciones.

La otra fue cuando unos agentes del M16 cruzaron media España en bicicleta o en algo para disimular persiguiendo a otros dos o tres tíos del Ira. Por cosas de las seguridades, al parecer el Gobierno español debió de tener noticia del asunto.
La cuestión es que según pasaron la frontera ignominiosa de Gibraltar, los del M16 que sacan la pipa y pumpum, tururú a los de Ira. Eso es una burrada, se mire por donde de mire, no nos confundamos.
En la Cámara de los Comunes, algunos más bien tirando a vulgares intentaron presionar a la Thatcher. Oiga, pero qué ha hecho esos angelitos, polimalopolimalo, yo soy de pitiminí, vamos, como aquí, queremos saber, no nos merecemos un Gobierno que nos mienta... y agarra el micro. Señoría, arranca la Thatcher, he sido yo. Clong clong clong... los de más de uno, que se les fueron al suelo.

Poco después, aquí, lo del Gal. Algo más después, la cobardía de González, que mandó al talego a sus inferiores -olé, qué gran jefe- y al que le salvó de estarse veinte añitos a la sombra el abrazo aquel tan efusivo que le dio el Rey y que tan poco escándalo causó, y el pacto de silencio con el PP, que tanta gana tenía de tirar de la alfombra y que terminó por enmoquetar La Moncloa.

A mi, de la Thatcher me gusta todo. Sobre todo que pone de los nervios a los rojelios de izquierdas y a los de derechas, a las feministorras y los cuetorros, y, a cambio de una Thatcher que pusiese el asunto en ristre, yo les daba Gibraltar. O no. Bueno, los monos. Y un llavero.

Viva la Thatcher.

lunes, 1 de abril de 2013

Las comas

Andan a vueltas ahora los republicanillos de pitiminí -ojo con los disimulados de la derechona, que son los enarbolan el fiel de la balanza, esos traidores- con la fortuna o no de Don Juan, el Conde de Barcelona. 
Años hace de su traspado.
Recuerdo aquella anécdota en una gélida mañana en el aula aquella de la Facultad de Derecho donde orillábamos los casi periodistas. Entre bostezos y ojeras, en los dos minuticos previos a la clase, la gente apuraba un café veloz, se echaba un cigarrito o charlaba de las cosas del día.
Pamplona era un hervidero de fotógrafos de la Corte y periodistas especializados. La profesora de Derecho de la Información nos trajo a unos para realizar un debate sobre lo del honor y todo eso. Juntó allí a cuatro o cinco indeseables que nos explicaron cómo se tasa la foto de un moribundo. Los alumnos, en general, les respondimos con mucha dureza a lo que ellos iban explicando. Yo daría todo lo que fuera, dijo uno de ellos, por fotografiarle muriéndose. Alcázar, la seria, daba la razón. A los otros me los ha borrado la piadosa memoria. Que asco de gentuza.

Total, que unos días antes del luctuoso suceso, el Diario de Navarra, tan serio y tan formal, echó el resto en su portada.



Menudo titular. Todo el mundo sabía lo que ocurría, lo de la prolongada estancia de don Juan en la Clínica, pero nadie lo había abordado de un moco tan claro y tan excesivo. Pues si, se han pasado, joe qué brutos, tal. Hasta que se alzó Pablo con voz grave y dijo: es una intolerable falta de respeto. Habráse visto. En todo caso -explicó- deberían tratarle como su rango merece. Don Juan, (coma recalcó), agonice. 

El chiste no fue sobre don Juan. Ese era el respeto que se merecía la canallesca.

martes, 12 de marzo de 2013

El sol en la esquina

Caminaba apresurado bajo un sol, anticipo primaveral, tan sorprendente como agradable, camino de una cita a la que no llegaba tarde, aunque las pausas podían resultar fatales. Hablaba por teléfono con la HermanadelaDulci para felicitarla y para ver a qué hora nos llamaríamos luego. Lo cual que al doblar una esquina vi a Roger Hogdson sentado en el suelo. Esta vez si que no se me escapa, pensé, mientras casi perdía el hilo de la llamada. Me detuve y terminé de hablar con la HermanadelPianista, vale, pues a ver si para comer coincidimos, y si no, después.
Roger Hogdson el mendigo, quiero decir.

Ya os conté que le volví a ver hace unas cuantas semanas, pero cosas de las prisas malas, no me pude parar ni a darle los buenos días. Esta vez no me pasaría.

Hola, le dije.
Estaba sentado de cara al sol, disfrutando de la luz y del calorcito, con un vaso de plástico que aún tenía un culín de cerveza. Me miró
¿Cómo estás? Antes de que me contestase, seguí. Sería por miedo, digo yo. Por miedo mío, quiero decir, a que me dijese, pues aquí, viendo cómo me sigue dando tortas la vida. Supongo que tan valiente no soy.
¿Puedo invitarte a comer algo? ¿Te apetece un bocata o algo?
Bueno... me miró... igual un pincho de tortilla.
Vale, si quieres te lo traigo. Pero no me dio tiempo a más. Se puso de pie y se metió en el bar de al lado. Como a veces son muy malajes, pasé justo detrás, por si le decían algo. Y se lo dijeron. ¿Qué pasa, Sebas?, ¿tomas algo?
Y se calló, claro.
Hola, ponle al señor un pincho de tortilla y... ¿Qué quieres beber?
Me miró con sus ojos azules y pequeños, tristes como la pena más gorda y tranquilos, como el dolor una honda puñalada. Casi pidiendo perdón, un vaso de vino, dijo. Pues le pone un vaso de vino también. Muy bien.
Me quedé mientras se lo preparaban.  Sebas a mi izquierda, callado, esperaba.
Pagué todo lo discretamente que pude, que fue muy poco, la verdad.
Bueno, cuídate, y hasta otro día.

Llegué un poco tarde a la cita en cuestión, pero no pasaba nada.

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Dónde me metes, Altea?

¡Maja!!!!
Resulta que Altea, aquí, cuenta una cosa simpática a propósito del cónclave que se nos viene encima. Ay, jolines, que no pierdo la esperanza, que igual B16, el Papa con nombre de bombardero, como decía el añorado JotaPunto, allá, se lo repiense y siga. Viva el alcoyano.

Total, que como yo soy de la pachanga, y lo del cristiano triste y el triste cristiano, voy y me apunto.
Y me toca lo que me toca.

Lo cual que a ver...




Que digo yo que me parece que el camarlengo no es elegible. Y como mi ignorancia supina es lo que es, yo pediré por una larga vida para Bertone, que, entre nosotros, tiene nombre de descapotable, como la mitad de los italianos, pero que para la Silla de San Pedro, mejor uno más bragado en menesteres complejos. Y Quebec ha de ser un marrón de cuidado.

Eso no es trampa, ¿no?

lunes, 11 de febrero de 2013

El Papa

Dice la HermanadelPianista que en Benedicto XVI ve a un abuelo. Un abuelete majo, tan majo que casi es como de dibujo animado. A mi me fascina su serena inteligencia. A mi, en la discusión, me gusta el argumento duro, la imagen fuerte, el castañazo, o sea. Y me encanta del Papa que es pausado y efectivo en su argumentario. Y lo bien que se explica, siendo el teólogo más brillante desde vaya usted a saber cuánto.

Uno de sus rasgos más notables del Papa es su tierno humor. A mi, lo del tricornio me ha parecido una se sus mejores imágenes. Y la de la tormenta en la JMJ de Madrid.  Atrás, ni para tomar impulso.


En su anuncio en latín de la renuncia (he oído que algún cardenal alucinaba porque no le entendía, ay, al Logse ha llegado hasta a la Curia) ha dado una clase de catequesis, un minitratato teológico de aúpa. Nos ha dicho que ha orado y ha reflexionado sobre lo que tenía que hacer. Ha puesto en en la balanza la libertad y la responsabilidad. Ha obrado y ahora rinde cuentas ante su rebaño.
Yo es que sigo alucinando.

Como he dicho en Fenmadrid, lo que me sabe mal es que la misa en la que por sin podremos llamarle santo a San Juan Pablo II no la presidirá él, su amigo. Jo, es que vaya par, un alemán y un polaco. Hay que dar gracias por la suerte que tenemos.

lunes, 4 de febrero de 2013

El triste café




Hace unos días vi en la calle, en una esquina soleada, mañana fría convaleciente de la gripe gris ay, por fin sale el sol, al vagabundo aquel que me recuerda a Roger Hogdson. Hace mucho que no le veía. No me daba tiempo a invitarle ni a un triste café, porque iba yo cargado y apresurado, peste de la vida moderna.
Ahora ya no deambulo por su barrio, pero sigo pensando en él.

En la radio, en Discópolis echan una serie sobre rock sinfónico y progresivo, por pasión del locutor y aclamación de los oyentes. Propone a ver qué pone, si Mars Volta, que son actuales, raros y fascinantes o si Supertramp, buenos, comerciales y un poco antiguos. Hace lo normal, poner los dos. Roger Hogdson, el de verdad dejó el grupo no por las desavenencias habituales de las estrellas del rock, sino porque a su chaval le iba mal en el cole y decidió tomarse una pausa en el rock para enderezar al bigardo. Mars Volta son alucinantes.


Otro día me paro y le endoso un bocata que no se lo salta un torero.

domingo, 6 de enero de 2013

La Monarquía

Está la güep, entre lo navideño y el tedio, un poco aletargada. Así que no me voy a complicar la vida, que es tarde, hay sueño y ya veo los camellos por las esquinas.

Esta tarde noche en la Cabalgata me he inflado a gritar "Viva el Rey" a la que veía a un tío con barba o a un negro de color negro. La peña, que estaba por lo de los caramelos y por insultar a los mozos de escuadra, no pillaba la ironía, claro está.



Enfrente, el bobo que había colgado la bandera secesionista, fijo que ni se enteraba.