martes, 21 de mayo de 2013

Las cartas de Bankoa

Una vez Iñaki se trajo un mazo de cartas de Bankoa. Antes, creo, usábamos unas de pacharán Zoco o algo así, muy sucias y gastadas, que no había quien barajase. Un fin de semana en casa  e Iñaki se trajo unas nuevas. Creo que se las habían dado a alguno de sus hermanos y gracias a ellas, las partidas del mus que jugábamos todas las noches después de cenar, eran mucho más rápidas y limpias, para que nos vamos a engañar, que las cartas llevan muchos microbios y mugres variadas.
Bankoa era un banco, claro. Había alguna oficina, normal. Pero para nosotros, Bankoa eran las cartas del mus. Y así discurría la sobremesa de la cena.

2 comentarios:

Altea dijo...

¡¡HOLAAAAAA!!!! ¡Qué guay, entrada nueva! ¡Sigues vivo!
Uuuuufff, las cartas, si hablaran...
Testigos de grandes juergas familiares, de sopapos, de reconciliaciones. Ahora permanecen sepultadas en un rincón del mueble comedor.
Si hablaran...

Dulcinea dijo...

Ya era hora Pianista.

Uff bankoa, suena a perder pasta por un tubo.