martes, 11 de diciembre de 2007

En Jarauta

El último bar que se cierra en lo viejo está en Jarauta. Al principio. O final, según se mire.

Es un antro que se llama Viena, me parece. Todos los bares del Casco Antiguo, de lo Viejo, tienen obligación de quitar la música a las 2.30, cerrar la puerta y no dejar entrar a más clientes. A las tres han de estar vacíos y chapados. Nada más lejos de la realidad. Es habitual que el Submarino, Cofradía o el que está enfrente de Terminal, todo un antro, cierren más tarde, bastante más tarde. Si eres amigo de alguien o, simplemente le hace gracia al que ese día está en la puerta, entras. Y hasta que enciendan la luz. O sea, cuando quieren. Como suele pasar, por temporadas, si el Ayuntamiento se pone riguroso, se controla más la hora de cierre y caen algunas multas. Y pasando un tiempo, vuelven a empezar.

Otra cosa es Cavas, que alarga horarios porqué cierra como bar, abre como discoteca, cierra como discoteca abre como cafetería y así todo el día. Menudo sitio el Cavas. Como Jarauta, dan para una historia.

Pero el Viena va por otra vía. Una vez me contaron que tiene un permiso especial. Resulta que, según esa historia, es llevar lo lleva la Asociación de Hosteleros o como quiera que se llame el gremio de los camareros, barmanes, gogós, si las hubiere, que no, de Pamplona. El que abran hasta las tantas y media se debe a que cómo es la, llamémosle, sede social de tan peculiar gremio, sigue abierto cuando sus cofrades del trabajo, esto es, a partir de las tres. Con lo que, cofrade o no, allí entra todo hijo de vecino, de manera que puede copear hasta el amanecer.

El sitio tiene tela. Escaleras dignas del vértigo del mejor parque de atracciones, un estucado capaz de desollar al valiente que se atreve a arrimarse, menos luz que en una cueva de osos y todo así. Como es fácil de imaginar, los asiduos son lo mejor de cada casa. Si al Cavas van a fondear los modernos, aquí van a fondear los clásicos de la noche pamplonesa. Para hacer fotos el uno y para hacer fotos en otro.

Recuerdo haber ido allí algunas veces, siempre sin fuerzas para llegar a San Juan y sin ganas de Cavas. Jarauta, en hora de cierre es como un encierro pero con más gente. Es bueno para hacer vida social, porque es materialmente imposible no pisar o ser pisado, chocar, hablar, sonreír, pelearse y demás con mucha gente. Además se suele ir siempre contra dirección en estos casos, de manera que alcanzar la puerta del Viena es una maravilla que hace feliz al que contra el agua navega.

Una vez me encontré en esa calle, de frente, por supuesto, con una chica que había conocido unos días antes en el tren. Mejor dicho la conocí bajando del tren.
El revisor que te deja al borde del infarto después de aporrear la puerta del compartimiento y gritar ¡Pamplona! cerca de una hora antes de llegar a la estación. Taquicárdico, desvelado, sudoroso, siempre hace calor en estos viajes y, como se comprende, enfadado, uno asume lo poco que le queda de viaje con una cierta rabia.
Al rato, porque sigue siendo muy pronto, sale alguien al reducidísimo pasillo y se dispone a saltar en cuanto llegué a la estación. La pesadilla es que, con el poco tiempo que para el tren, uno no tenga tiempo de bajarse y se vea, indefectiblemente, camino de irse hasta Irún, con las consiguientes molestias que ello conlleva y que son evidentes incluso para las mentes más espesas.

-Hola
-Buenas noches.
-Eso es un decir, porque después del susto del revisor... -suele ser la conversación habitual en estos casos.

Una chica con cara de sueño. Bonita y un poco abotargada. Y de frío. Y la conversación de siempre. Yo periodismo, yo derecho, o económicas, o pedagogía, ¿conoces a...? ¿te ayudo con la maleta? Voy a Iturrama, si quieres compartimos taxi.


Y siempre así.

Me parece que sí lo compartimos, que bajé yo antes, o ella, no sé, y que me quedé con su cara unos días.

Y allí en medio de la marabunta de Jarauta, como un encierro, pero más, me viene su recuerdo, que coincide con aquella cara.

-Hasta luego, neska.
-¡Ey!, hasta luego. ¿Dónde vas?
-Al Viena.
-Vale –la masa la arrastra- ¡Hasta luego!


Y ya está.

11 comentarios:

Juan Vico dijo...

No hay nada más melancólico que añorar lo que pudo haber sido.

Dulcinea dijo...

Resumiendo:

que el Pianista en vez del clásico ¿estudias o trabajas? se emplea a fondo en las supuestas coincidencias en los pasillos del tren.

Cómo si lo viera. Se lanza en plancha desde la plataforma al andén para impresionar a la chati. Luego una caida de ojos mientras dice "te invito a mi taxi, nena" para acabar dejándola en la puerta de su casa.

Anda, desmiente si te atreves.

Por cierto, ¿de verdad no hay gogos en Pamplona? ¿ni toros en los encierros de Jarauta? Bah.

Paco Becerro dijo...

Y ya está...

Pena.

Adaldrida dijo...

ay que donde se liga es a la puerta de una iglesia en plan medieval. Yo no ligué pero hice un amigon para siempre...Los antros me gustan pa reírme de ellos, pero soy más de librerías y tascas de barrio, hasta las dos. A las dos me retiro. Paseos vespertinos, ay.

Ángel dijo...

Hola pianista, cuento contigo para una cosa de la que escribo hoy

Nodisparenalpianista dijo...

Bueno, JSVico, en realidad era el recuerdo d elo que si fue.
Jaja, Dulci, es que los pasillos del tren de madrugada dan para mucha conversación. Y sobre todo que los taxis en la estación de Pamplona estaban muy disputados, así que mejor, acciones coordinadas.
No, pena no, FutBlog, así fue y ya está.
Bueno, Rocío, en plan medieval yo me veo más repartiendo tajos con la Tizona, pero vale, oye, también hay que darse al esparcimiento lírico. De todos modos es lo que conté, ni más ni menos.
Hola Ángel. Paso a verte, y a ver si te prodigas un poco más, hombre.

Syl dijo...

A veces viene bien dejarse arrastrar...como los borregos en manada, siempre parece que se les ve más felices a los que van pegaítos que a los que van en solitario...
Yo lucho por no borreguear, pero no puedo confirmar que eso me haga ser más feliz...(igual pensaba eso la del tren...quilosá)...si es que te quedaste en unas preguntas tan...así...jomío...

besitos.

Néstor dijo...

No sé, me ha recordado a "El tercer hombre"...
Para hacer amigos, lo más eficaz es preguntar por el euribor que nos maltrata a todos. Prueba con la próxima y me cuentas (éxito asegurado).

Nodisparenalpianista dijo...

Bueno, Sylvie, yo soy más de nadar contra corriente, la verdad, y así me las vi unas cuantas veces en Jarauta, por ejemplo.
Chata, ¿se te inflama el euribor? No se, asegurada la torta, ¿no crees, Néstor? ¿Qué opinará Esther de todo esto?

Dulcinea dijo...

¿El euribor? ja, ja, ja,
Si se me acerca un gachupino con el euribor yo es que me parto...

Pianista, tu a lo medieval, hummm, no sé si repartirías mucho con la tripa que luces de romano. Además me da que mi churri , Don Alonso Quijano, a la espada te parte a filetitos como los dibujos animados.

Anónimo dijo...

A mi me interesa el revisor... ¿Cómo acabó el dia?