Iba a darle a la tecla, pero antes me ha parecido apropiado pasarme por el vecindario a ver qué. Bueno, el vecindario ya no es lo que era, la verdad. Mucha casa desvencijada y musgo por doquier, que también es bonito. Y hasta navideño. ay, qué lejos, la Navidad, ¿alguien se acuerda? Pues hace quince días largos, en fin.
Total, que me he liado dejando unos comentarios pro ahí y ahora se me han difuminado las ideas. Tenía pensado una cosa sobre San Francisco de Sales, el pobre, patrón del periodismo, jo qué tropa, vamos, hoy que la agencia Efe del sin par Grijermo, chorizo, chorizo, pero al menos culto, ha hecho del off the record arma arrojadiza contra un obispo, todo sea por quemar conventos, que esto mola, pero creo que no se lo merecen.
Vamos recuperando el tiempo y calentando el teclado que aún queda tinta en la recámara.
Seguimos.
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martes, 24 de enero de 2012
lunes, 12 de diciembre de 2011
Los botones ya
La Dulci, que es muy suya, me anda tocando los botones con lo de la nueva entrada. Criatura, que uno da pa lo que da, y entre esto, lo de más allá y el beleneo, pues tira, ay ay.
Lo cual que ando en lo mío, tralará, juar qué fresquico, las cosas de lo invernal, leyendo a Umbral y disfrutándolo y con las postales compradas en los cuáqueros que me parece que una vez puse una cosa de ellos o igual no, pero que se la merecen lo más de lo mas, ay. Eso, las postales. Y los belenes. Y las güepadas. Y hasta la sala noble. Jolines, que a ver si el espléndido mugriento que se marcha ahora me podría apañar una buena jubilación. O un negocio en la gasolinera.
Ay. a los belenes, torpedos
Lo cual que ando en lo mío, tralará, juar qué fresquico, las cosas de lo invernal, leyendo a Umbral y disfrutándolo y con las postales compradas en los cuáqueros que me parece que una vez puse una cosa de ellos o igual no, pero que se la merecen lo más de lo mas, ay. Eso, las postales. Y los belenes. Y las güepadas. Y hasta la sala noble. Jolines, que a ver si el espléndido mugriento que se marcha ahora me podría apañar una buena jubilación. O un negocio en la gasolinera.
Ay. a los belenes, torpedos
miércoles, 14 de enero de 2009
Despertares
Walker Evans.
He oído esta mañana, en el madrugón y tal que en la Mapfre -de Madrid, por supuesto, porque en las provincias catetas no tenemos de esas cosas, si acaso algo más casero, pero vamos a dejarlo, que las sensibilidades cantonales son un poco peñazos- se inauguraba, había terminaba, yo qué se, una exposición de fotos de Walker Evans.
Bueno, madrileños y periféricos: al que se la pierda le meto un paquete que alucina. Dejás de chorradas modernas, de Arco, de Centros de Arte Moderno, de arte conceptual, de body art y de otras formas post de sacar los cuartos: si queréis ver fotos de las buenas, id a ver cualquier cosa de Walker Evans. De todos modos, yo lo aviso: Evans es a veces, para mi gusto un poco demasiado crudo, muy duro, reflejo de su gran época. Pero es una maravila cómo crea y cómo cuenta. Técnicamente es de diez, y en lo otro también. Está en la primera línea, de la mano de Ansel Adams -el mejor-, de nuestro Ortiz Echagüe y de Cartier-Bresson de la otra, que un día ya me inspiró una entrada.
En lo de ayer, Dulci me felicita pr las estampillas que llevo puestas en la güep desde principio del año. Como es fiel lectora e impenitente comentarista de lo de aquí desde hace la tira sin perderse ni un día, por una parte le agradezco su esfuerzo y por otra le comento que haré lo que pueda, pero que la cabra ira al monte y que las estampillas chungonas también me gustan, así que...
Bueno, vigiladla de cerca porque anda repartiendo virus a troche y moche: sobre todo el del buen humor y el de decir las cosas claras. Aunque le pese a algun botarate. Y nos reímos las tripas.
Que nadie olvide la bulla.
He oído esta mañana, en el madrugón y tal que en la Mapfre -de Madrid, por supuesto, porque en las provincias catetas no tenemos de esas cosas, si acaso algo más casero, pero vamos a dejarlo, que las sensibilidades cantonales son un poco peñazos- se inauguraba, había terminaba, yo qué se, una exposición de fotos de Walker Evans.
Bueno, madrileños y periféricos: al que se la pierda le meto un paquete que alucina. Dejás de chorradas modernas, de Arco, de Centros de Arte Moderno, de arte conceptual, de body art y de otras formas post de sacar los cuartos: si queréis ver fotos de las buenas, id a ver cualquier cosa de Walker Evans. De todos modos, yo lo aviso: Evans es a veces, para mi gusto un poco demasiado crudo, muy duro, reflejo de su gran época. Pero es una maravila cómo crea y cómo cuenta. Técnicamente es de diez, y en lo otro también. Está en la primera línea, de la mano de Ansel Adams -el mejor-, de nuestro Ortiz Echagüe y de Cartier-Bresson de la otra, que un día ya me inspiró una entrada.
En lo de ayer, Dulci me felicita pr las estampillas que llevo puestas en la güep desde principio del año. Como es fiel lectora e impenitente comentarista de lo de aquí desde hace la tira sin perderse ni un día, por una parte le agradezco su esfuerzo y por otra le comento que haré lo que pueda, pero que la cabra ira al monte y que las estampillas chungonas también me gustan, así que...
Bueno, vigiladla de cerca porque anda repartiendo virus a troche y moche: sobre todo el del buen humor y el de decir las cosas claras. Aunque le pese a algun botarate. Y nos reímos las tripas.
Que nadie olvide la bulla.
viernes, 19 de diciembre de 2008
La vuelta con botas
Hoy esperamos que Altea se de un garbeo por los garitos.
No me acuerdo cómo llegué a dar con sus botas, pero si que me gustó lo que decía, como lo decía y las ganas que veían al leer. Le referí un día lo de Errol Flynn, pero esto de las cosas de vaqueros no son para todos. Es decir, no se me malinterprete, que el western es un género muy particular que gusta o no gusta y si no gusta, no gusta nada. A mi antes no me gustaba, pero ahora lo reconozco como lo que dicen que es, el género cinematográfico por excelencia.
De hecho, Murieron con las botas puestas presenta bastantes de las peculiaridades del género, a caballo (jeje) de lo histórico, la aventura, la épica, la lucha contra el mal, la conquista de las fronteras, todas esas cosas. En el garito de Altea también hay de eso, así que, además de congratularme de su regreso, la recomiendo a todo el vecindario y la nombro vaquera de Valladolid, de León o de donde le de la gana.
Del gato hablamos otro día.
PD: aún he de hacer aquella entrada de la que hablamos. Y mira que esta semana he tenido ocasiones...
No me acuerdo cómo llegué a dar con sus botas, pero si que me gustó lo que decía, como lo decía y las ganas que veían al leer. Le referí un día lo de Errol Flynn, pero esto de las cosas de vaqueros no son para todos. Es decir, no se me malinterprete, que el western es un género muy particular que gusta o no gusta y si no gusta, no gusta nada. A mi antes no me gustaba, pero ahora lo reconozco como lo que dicen que es, el género cinematográfico por excelencia.
De hecho, Murieron con las botas puestas presenta bastantes de las peculiaridades del género, a caballo (jeje) de lo histórico, la aventura, la épica, la lucha contra el mal, la conquista de las fronteras, todas esas cosas. En el garito de Altea también hay de eso, así que, además de congratularme de su regreso, la recomiendo a todo el vecindario y la nombro vaquera de Valladolid, de León o de donde le de la gana.
Del gato hablamos otro día.
PD: aún he de hacer aquella entrada de la que hablamos. Y mira que esta semana he tenido ocasiones...
lunes, 13 de octubre de 2008
Una vaca
Las vacas me gustan.
Eso ya lo sabéis los asiduos del garito. Sin vacas no habría leche, y, por lo tanto, no habría cafés con leche de esosque tanto me gustan y que sirven en el Vienés y por todas partes, que luego los japoneses toman paella y café con leche que les vuelve locos y que lo he visto yo, palabra. Tabién Atxaga y las memorias. Cuando aquel hombre escribía bien, pero qué bien escribía. No se que pasó si los buenos negocios o las malas compañias, pero es una pena que ya casi esté fuera de juego.
Luego las pelis. Que de no haber vacas, no habría pelis de vaqueros, si es que la misma palabra lo dice. Pero a mi las vacas americanas no me molan, que en vez de cornamenta, parecen manillares de motos horteras setentonas, Easy rider, por lo menos. Yo una vez vi a Dennis Hopper de verdad y me pareció un tío majo. Colgado, pero majo. El amigo americano.
Vale, que le debo a Marta unas fotos desde hace tiempo. Y como nobleza obliga, comienzo a pagar. Un día le dije que la siguiente foto de vaca que hiciese, se la mandaba. Y ahí está. La vaca-reloj.Es lo que tiene la gran urbe, que no ubre, que vascas pocas aunque las que encuentras, pues tienen su gracia, y una cierta cara de galleta. Como las galletas que a cualquier hora saben de fábula mojadas, migadas, espachurradas en uncuenco de café con leche.
Y así.
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