jueves, 31 de diciembre de 2009

Vísperas


Esto si que es despedir el año a lo grande, colgando un TulúsLotrec al lado del calendario de Benalmádena o de Benicarlo.
Como hace tiempo que no levanto ninguno, a ver si recupero las tradiciones, antes de que nos eche el año encima. Qué pesadez, dicho sea de paso.

Pues aquí, ya está.


PD: Mañana, o sea, el día 1, Dios mediante, a partir de las doce y pico, la crónica de los chinarros y los vieneses, como siempre, o sea.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

lunes, 28 de diciembre de 2009

70 es hoy (II)

(sigo)

El mal, en el Tercer Reich, había perdido aquella característica por la que generalmente se le distingue, es decir la característica de constituir una tentación. Muchos alemanes y muchos nazis, probablemente la inmensa mayoría, tuvieron la tentación de no matar, de no robar, de no permitir que sus semejantes fueran enviados al exterminio (que los judíos eran enviados a la muerte lo sabían, aunque quizá muchos ignoraran los detalles más horrendos), de no convertirse en cómplices de estos crímenes al beneficiarse con ellos. Pero, bien lo sabe el Señor, los nazis habían aprendido a resistir la tentación.

Hanna Arendt. Eichmann en Jerusalén

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

Con esto de los Belenes, con tanto preparativo, estamos que ni tiempo queda para hacer las postales.
Al final, deprisa y corriendo le arranco otro ratillo al sueño para mis monigotes navideños. Es cosa de niños, lo se. Es cosa de niños buscar los plastidecores, recuperar los tres dibujines que medio me salen, pintarlos, buscarle la expresión al Niño -pequeñito, divertido, tierno, guapo, para comerselo, en fin- y dibujar un poco de nosotros mismos en ellos.

Es complicado, pero hay un Bebé recién nacido que quiere que le cantemos, que le arropemos, que le tiremos de los papos, que le hagamos cosquillas en los pies, que le apretjemos y que le inflemos a besitos.
Y porque en ocasiones igual cuesta, estamos especialmente contentos.

Feliz Navidad a todos.
Y que todos nos ganemos la risita de los bebés.

martes, 22 de diciembre de 2009

Hace unos días


Se estrena estos días -cuano lo escribí, unos días hace ya, si- , me parece, una adaptación de la novela 1984 a cargo de la compañía de teatro que dirige Tim Robbins. Se estrena en España, quiero decir, que es lo pintoresco del asunto. Bueno, pintoresco hay la mar de cosas, así que, ya que estamos, sablearé un poco a propósito del asunto. Supongo que a estas alturas todo el mundo sabe quién es Tim Robbins, que es el argumento principal para que se hable tanto de esta representación. Se trata de un muchimillonario -tuve hace años, tantos que ni
me acuerdo, un profesor que llamaba muchimillonarios a los que estaban forrados de pasta por todas partes. Megamuchimultimillonarios son sus jefes, ya sabemos- actor estadounidense, muy bueno en lo suyo, solvente director y pancartero pijoprogre en versión transatlántica. Le pasa lo que a todos estos, que están con todo lo guay y contra todo lo chungo, pero si uno se pone a rascarles un poco, se les ve de qué pie cojean a la primera de cambio. O sea, de la misma ganadería de gente que progresa y se enriquece chupando rueda de un sistema -mola llamar "sistema" a la cosa social; véase "el sistema que nos oprime"- que ponene a caer de un burro a la que pueden. Que una cosa es corregir todo lo corregible en aras de la mejora del ser humano y otra meterle palos en la rueda a todo lo que se menea. Esto es como la oenegé Save the children, que ha montado un festejo con la Aido-odia de primera vedette. La seifdechildren que propone carta blanca para matar en cualquier momento del embarazo. Yo, si fuese el de la oenegé me moría de vergüenza y de asco. Pero no soy de la onegé, a Dios gracias.

Qué gran fotógrafo Centelles. Y qué mentirosos lso que suelen reseñar esta foto. Es del año 36 y los que se fríen a tiros son comunistas y Poums o Guardas de asalto, no me acuerdo bien. Facciones del Frente Popular que resolvieron su tripartiteces a tiro limpio frente al Ayuntamiento.

Tim Robbins pontifica sobre todo, porque esa es una ventaja del pijoprogre, poder decir de todo y vetar las voces ajenas. En la cartelería de su adaptación pone cosas tipo que no se qué porcentaje de gente (mucha) está de acuerdo en la videovigilancia en sus respectivos barrios. Y, claro, eso a Tim no le mola. Es lo que tiene vivir entre el apartamento en Manhattan, la dacha en Beberly Hills y los días de asueto en la Toscana o en Venecia, que la videovigilancia no mola. Otra cosa es que en tu esquina more un camello, te líen botellones de jueves a domingo o que un travestón de dos por dos te diga hola guapo ¿tienes un cigarro?. Esas cosas a Tim no creo que le asusten ni le molesten, son problemas de los reaccionarios, que somos unos quisquillosos. Y no llevamos tabaco.
Claro, la pijoprogresia fetén flipará con la contestación comprometida de este artista tan reivindicativo. Cualquier cosa antes de leerse el libro, no sea que se despierte la neurona. Se ha hablado siempre de utopía, de negra premonición a propósito del libro de George Orwell, eso si, inspirada en el comunismo rampantre de su época. Orwell sabía mucho de las artes de las familias comunistas, que no dudaron en eliminar al disidente con métodos muy expeditivos y que él mismo vió a su alrededor. Ahora, hay unos estudiosos que han analizado las referencias de 1984 a los acontecimientos que vivió Orwell en su estancia barcelonesa en la guerra, en los años más duros, cuando en Barcelona iban a tiro limpio por el centro histórico comunistas, los del POUM, socialistas cobardones y los anarquistas a su bola, matando burgueses y curas. Que luego ve las fotos esas de los bombardeos y d elos milicianos parapetados detrás de los caballos muertos cerca de la Plaza de San Jaime y dicen, joer, qué defensa frente al ejército franquista. Y no, de eso no hay ni una foto. Que la mayoría de bombardeos fueron desde Montjuic hacia el casco viejo para liquidar la resistencia del POUM y lo de las trincheras era el tiroteo entre las facciones republicanas -armas p'al pueblo- que resolvían así sus habituales divergencias políticas. Eso entre amigos. Luego el personal salió a la Diagonal a aplaudir a los carlistas de Montserrat que abrían la entrada de los nacionales.
Desde que leí hace ya un buen puñado de años 1984, he sido un defensor a ultranza de esa novela, que sigue siendo un texto de incomodísima vigencia. En la novela se cuenta, por ejemplo, que para evitar una tensión excesiva entre los no miembros del Partido, se les permitía pequeñas transgresiones, algunas críticas políticas, un cierto liberalismo en lo pornográfico y hasta la ingesta clandestina de alcoholes de pésima calidad. Somos la órdiga de la resistencia. Y así seguían tragando.

Pues nada, Tim, tú a lo tuyo, a actuar de modo extraordinario y a vendernos la burra que te interese, que nosotros pagaremos con esa sonrisa de complicidad que tienen los botarates.

sábado, 19 de diciembre de 2009

En conciencia


Varias veces he contado mi rendida admiracion por la inteligencia de Montoro. Así que mejor me uno a su admirable columna. Que parece una viñeta, pero es más.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Dónde estás, hermano

Reivindicar a Supertramp a estas alturas no se yo el recorrido que tendrá. Desde que ando con el emepetrés, he hecho lo que casi todos, andar recuperando audiciones antiguas a la vez que procuro descubrir cosas actualísimas. Un poco de todo, como si dijéramos. Claro, entre esas reuoperaciones, el París, de Supertramp, ya digo. Que no todo va a ser Simian Mobile Disco o los Soulsavers. Cosas.

Pero no era del París, su gran discazo, del que iba a letrear, sino de Brother where you bound? paseando por ahí, he visto que les etiquetan como progresivos, que es un cajón de sastre donde meter a todo aquel que tocaba bien y hacía alguna canción larga en los setenta. Las etiquetas, que a veces lían más que aclaran.
Ese disco lo graban tras la salida del grupo de uno de los dos colíderes, Roger Hogdson. Supertramp era un grupo raro. Tenía dos jefes y el más conocido era un saxofonista con cara de teleñeco. Vestían un poco así, entre jipilongo y esquizofrénico cogiendo ropa en el Corte Inglés a oscuras, pero de la sexta planta donde el batiburrillo de los saldos, como si dijéramos, con lentejuelas y pañuelos de flecos mayormente. Y melenas por todas partes. Luego cantaban en falsete y aquello resultaba muy pintoresco, claro. Es releerlo y asustarme.



Total, que por aquel entonces, siendo un grupo de gran éxito y de mucho predicamento entre los hermanos mayores de cada cuál, va Roger Hogdson y decide emprender su carrera en solitario. Ríos de tinta y puñaladas en el hígado, porque se lleva sus canciones, el grupo que resiste y se tiran los platos a la cabeza, en plan Sofía Loren de cuando le tiraba la vajilla a Mastroianni, qué tiempos, Bibiana. Aquello coincidió, poco más o menos, con la pelea aún más encarnizada del otro Roger, o sea Waters en su intento de mangancia a Pink Floyd. Dos rupturas casi a la vez en dos de los grupos más escuchados por, ya digo, los tetes y tatas grandones. Luego estaba Led Zeppelin y en plan más bestia Black Sabbath, pero para las audiencias medias, esos fueron, posiblemente, los más enormes. También daba morcilla Alan Parsons Project, pero es que me da hasta vergüenza recordarlo. Menudo castañón. Ni una palabra más. Bueno, una: uf.

Ahora, hace un mes o por ahí, leí que en realidad nunca hubo ruptura traumática en Supertramp -lo que relaja el paso del tiempo- que todo se debió a lainminente paternidad de Hogdson, que entendía incompatible con el ajetreo de la banda y que mejor hacía mutis por el foro y le daba a su guitarra en plan más relajado. Vamos, que para no tener bronca en casa con la parienta jipilonga, pues a comportarse, pues muy bien, oye. Bueno, pues será por eso, pero entonces la daga toledana brilló como nunca.
Hogdson, nada más irse, hizo un buen disco muy al estilo de su banda, bien, o sea. Luego algunos más hasta que se puso a recuperar el repertorio de Supertramp en plan acústico o así, piano y poco más. Bien, es agradable.

Pero estaba -hay que ver cómo me alargo- con el disco, el de Supertramp. Ahora, ya he comentado, dice Hogdson que no, que nada de peleas ni malas caras, que les dijo a sus compañeros que se piraba, no hombre, quédate, como el amiguete que para en la segunda cerveza y dice que se retira, venga una más, bueno va, y hala, ocho cubatas y a bailar con una farola mulata, pero el que no, en plan íntegro, que lo que sea por el nene. O por la bronca de la jipilonga.
Se esperaba con expectación lo que pudiesen hacer los que quedaban sin la mitad creativa del grupo, lo de siempre. Y salieron con un album maduro, serio, que en ese sentido superaba con creces sus anteriores trabajos. Ahí si que se escucha un disco de tipo progresivo, que camina desde un pop elegante y muy bien interpretado hacia los meandros de un rock con desarrollos largos, cambiantes, juegos de ritmo, virtuosismo y muchos colores vocales. Una gran producción que crea unas bases sonoras llenas de efectos y ambientes, donde se acomoda de modo muy brillante la música que sigue siendo Supertramp -pienso, por ejemplo en la primera canción, Canonball- con un toque más elaborado, tal vez menos jovial, pero mucho más adulto, pro así decirlo. El título sin duda se pregunta por Hogdson, dónde estará, ahora que el grupo se decide por darle un giro a su estilo y por avanzar por ese nuevo río rock. Según avanza el disco, No in between, también se mete uno más en la cosa conceptual, en las cancione sun poco más largas, mejor elaboradas, con distinos movimientos, esa soberbia, majestuosa entrada en Better days, todo un torrente desbordado de sonido y efectos que, sin renunciar a la marca de la casa, se acerca a lo de los dinosaurios del rock.
En este disco, y aunque no aparece reseñado entre los instrumentistas, David Gilmour hizo los solos de guitarra. Gilmour, con la herida recién abierta de los Floyd, en mitad de pleitos por el nombre del grupo, sin norte creativo tras la salida de Waters, no dudó en meterse a echarles una mano a los huérfanos Supertramp. Por ahí, más o menos, Waters hacía lo propio en aquel disco-película de Paul McCartney, el que poco después tocaría en The Cavern una serie de rocks de toda la vida con una minibanda de lujo: el propio Gilmour a la guitarra y uno de los Stray Cats me parece. Fue en mitad del pozo creativo de Gilmour, que parecía subsanar su escasez como autor con un resurgir como intérprete, con los Who en directo o con su amigo Pete Townsead en s gira particular.

Pero lo mejor, el aire ese largo, progresico, sinfónico y, creo que por primera vez en Supertramp un tanto triste, apagado, melancólicoy con una cierta amargura, como las naranja cuandosalen muy requetebenas, que pasan del ulce al amargo y del fresco al ácido si soluciones de continuidad. Una maravilla. Me gustan las naranjas.
Sobre dieciséis minutos dura la pieza central del disco, Brother where you bound?, una canción que arranca con Winston Churchill, con la Internacional y que se desarrolla, por un diálogo voz saxofón, unas martilleantes baterías, un ahogado chillido brother, brother! y un rítmico rocanroleo acelerado que le arranca las piernas hasta al bailarín más amodorrado. Y así, subiendo y bajando se suceden los movimientos que le llevan a uno hasta la cosa sinfónica, que, la verdad, sigo sin saber del todo lo que es, pero que me suena a esto.
Termina el asunto con una canción un poco floja, que resulta más bien al barrer la sala de conciertos de los cachuetes que a una explosión operística de las que muere hasta el apuntador. Nada, bien está terminar así, porque sirve para realzar aún más la pieza anterior.
Bueno, no se, igual hay más cosas para contar, pero en realidad lo que hay que hacer es ponerse y escucharlo. O sea, que a buscar. Y si no aparece, se lo presto a quen me lo pida, jolines, faltaría más.


lunes, 14 de diciembre de 2009

En el metro


Estamos. Cuando saco mi tarjeta, resulta que no me queda ni un viaje. La máquina expendedora, su tabaco, gracias, los botones, debo de estar perdiendo un metro, los punquis que merodean. Español, español, español, belga, español, español, irlandés, español, portugués, español, español. Cuánto pesa Europa. Los punquis han entrado.
Paso por la máquina, a eso le llaman cancelar, qué crueldad, cric-cric, y procuro bajar rapidito la escalera. descorazonador oir llegar y oir marcharse el metro cuando uno está en mitad de la escalera, atrapado por unos perezosos que ni pasan ni dejan pasar.
Usted tiene suerte, señora. ¿Suerte? Suerte, si señor
a, le dice un sudamericano a una gorda. No funciona el reloj que indica lo que falta para el siguiente convoy. Belmonte cuenta sobre el miedo cómo le crece la barba y cómo conjura el miedo. Dos de los punquis. Llega el metro.


Los punquis son punquis pero también cursis. Cursis disfrazados de punquis, con sus pulgas y sus piojos, la cabeza estrafalariamente rapada, con mechones largos en mitad, las tachuelas en la piel, en la nariz, vaya usted a saber dónde más, ropajes militaroides, camiseta de tirantajos mugrientos, pinchos y aspecto agresivo, un patinete de esos modernos debajo del brazo. Un par de cursis.
Son dos ñoños que se dicen ñoñeces bajito, porque eso suena bien a corto, pero si te escuchan la has liado, cursilón. Y eso es lo que son: dos cursilones de enciclopedia, que se dicen, regados de ron o de litrona, yo qué se, lo que todos los cursilones, ay tus lindos ojos, chachachá, lo que toque.
Belmonte le pregunta a su miedo y trata de razonar, aunque él procura acorralarle. Le consigue mantener a raya, aunque en momento dado, cuando se viste para salir al ruedo...
Hola, no te había visto.
Los punquis están sentados frente a una puerta que se abrirá en cuanto lleguemos a la próxima parada.

martes, 8 de diciembre de 2009

Inmaculada


Claro, de Miguel Ángel hsta el pellejo ese que dicen que es su grimoso retrato en el Juicio Final.
Veo, según termino los Belenes, algo de un dibujo recién expuesto. Qué tío, cómo os la ha coldo.
Hablan de que si es una obra inacabada, o un boceto o no se qué zarandajas.


La Virgen amamantando al Niño Jesús. Luego, con los años, a esas obras les llaman Maternidad, como si no fuese exactamente lo mismo. Miguel Ángel terminó lo fiundamenal el cuadro. Lo demás lo acabamos nosotros, que tan tontos no somos.
Pero qué bonito, jolines.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El pedal

Pues resulta que hace unos días, unas semanas, noto un ñec ñec en la bici. Uy. Vaya, parece que hoy no lo hace. dos días. Ñec ñec, otra vez. Y s eme aparece el fantasma de la avería irresoluble. Una vez, un listo de un taller de bicis me dijo que qué chula, si, pero que los recambios cuestan la tira de conseguir y que llantas, bielas y hasta una rueda con freno de contrapedal son relativamente fáciles de encontrar, pero que como se me rompiese el pedalier, íbamos apañados.
Uno dice pedalier y ya parece que haya hecho do
ce veces la Lieja Bastogne Lieja, o como se llame, cambiándole las gomas a Poulidor. El listo, digo, en plan agorero, que mejor me vaya haciendo a la idea y tal. Y me suelta que si me decido por tirarla y cambiarla por otra, que é le la aceptaría, porque anda coleccionando bicis antiguas y tal. Y el muy tacaño me dice que valor no tiene, porque en el cuadro hay unas marcas como de haberse dado un castañazo de cara considerable, así que como antigüedad no vale un duro. Pero por si acaso, que se la regale. Tócate las palometas.
Apesadumbrado por los negros presagios del listo, yo me veía con el pedalier a trozos en una mano y con el revólver en la otra, a punto de descerrajarle un perdigonazo en el manillar, como hacía John Wayne con el fiel caballo de la pata rota, que también se la podían entablillar. digo yo, y dejarle por el monte con su pasto y con sus yeguas, que una cojera bien puesta siempre ha resultado elegantísima y a los hechos me remito. Mira Byron, por decir.


Igual es cosa del lubricante, me engañaba yo, y le metía medio litro de tres en uno al pedalier, que tenía que ir de suave como las bielorrusas del patinaje artístico cuando se caen de culo, que se van de punta a punta sin despeinarse. Entre el fútbol y las bielorrusas dándose culetadas, pues en fin, o sea. Aquello parecía que dejaba de sonar, pero sonaba al cabo de un ratico. No podía ser cosa de aceites. Y yo viendo, como en los dibujos animados, al listo frotándose las manos y a John Wayne por allí, con el capote en la granja del hermano.
Pasan días. Unos suena, ñic ñic, otros no. Hasta que anteayer noto que clec, se me traba un pedal. La verdad es que estaban un poco viejales, pero tiraban, y esa es la cosa. Ojo, aparece un rayo de esperanza, igual el pedalier, extraordinariamente bien lubricado, está de fábula y lo que anda hecho unos zorros es el pedal. Para quien lo haya padecido, es extraordinariamente antipático que rueden los dientes, gire la biela y que el pedal quede fijo. Más aún si uno frena con los pedales, que es cosa que entendemos los del contrapedal. Para los que no hayan entendido ni media palabra de esto último, la idea es que es muy molesto. Y ya está.
Total, que en un semáforo me paro, miro y veo que se me están saliendo los cojinetes por todas partes. Eso también es molestísimo, ni falta que hace el decirlo.
Atención, moto 2, se confirma que se escachuflaron los pedales. Y eso le tranquiliza a uno por lo del pedalier, pero trae anexas otras dificultades. Una vez hube de cambiar los primero pedales y el listo de la tienda u otro de otra, que anda que no hay centellas en el asunto, me cambuó un pedal y me dijo que el otro no podía. ¿Cómo que no puedes? No, es que está muy duro. Ya, joer, ¿y ahora voy con uno si y otro no? Y el tío cutre me perdona la vida y me dice que no me cobra la hora de trabajo. La cosa es que acabé en el Yudego, que es un mecánico de coches que había enfrente de casa y que es como un Terminator pero en amigo. Dame, dame, le mete al pedal un lubricante anticorrosión industrial que un poco más y nos ahogamos, saca una especie de hélice con un agujero enmedio que es como una llave para sacar tuercas y hala, a girarla sacando bola, que ya digo, le arrea media torta a Mike Tyson y le pone las orejas al bies. Estaba un poco duro, pero ha salido. Joer.
Los Yudego, porque eran tres hermanos, dejaron su garito y andan ahora viviendo la vida por ahí, muy bien por ellos, pero fatal para mi negociado. Me veo tra vez en el listo blandengue. Pero antes consumir todas las posibilidades. Comentando estas cosillas con una ciclista del trabajo, me dice que ella hubo de cambiarse los pedales hace un tiempo, y que se apañó a su aire. A ver, es maja y tal, pero no daría el perfil de bricopija. Quiero decir, que si ella pudo, un auténtico bricomán no sólo puede hacerlo, sino que debería, al menos, colocar tres tubillones y con una sierra de calar darle el cambiazo al sobre de la cocina por el mismo precio. Y con la barba bien peinadita. Qué tíos.
Ayer me trae la llave del 15 y un puñado más. Cuando llego a casa me preparo un capuchino, a veces, pero no en este caso. Trato de probar a ver si cede el pedal, porque si es así, me compro la pareja y me los cambio. Pues si, si que cede. Y el otro también. Vale, ahora si que voy a por el capuchino.
En un rato de tarde nos escapamos Txispi y yo a Correos, que he de recoger unos libros y tal y de camino, en un taller de coches me dicen que ahí cerca hay uno de bicis, a ver si hay suerte y los encuentro. El figura que atiende al negocio está reparando algo, me dice que espere y se ore el rasrarsras de una cadena recién puesta y finísima de grasa. Me gusta ese sonido, como el de un cambio que salta bien. Ya ves tú qué tontería.
Es una gozada hablar con gente que entiende del oficio. ¿Es mountan bike?, me pregunta. No, de paseo, holandesa, vaya. Y me dice que mejor ese otro, que es más amplio y grueso. Hablamos un poco y le pregunto que si se me escacharra el pedalier tendía recambios y me dice que si, que algo podría apañar y del contrapedal también hay cosas pero caras. Ochenta euros o por ahí. Bueno, le digo, es que a mi me gusta más que el freno normal, es más cómodo, más seguro y para ciudad mucho mejor para esquivar gente. Y tanto, me contesta en su castellano un poco de Georgie Dann, lo cual pega mucho con ser coequipier de un gascón en la París Roubaix, pongamos por caso.
En el portal de casa le doy a las llaves y cambio los pedales en un pispás y tres manchas de grasa. Para probar, le doy la vuelta a la manzana con la excusa de ir a por pan. Fantástico. Georgie Dann tenía razón. El pedal es mucho más cómodo, porque pisas más ancho y aprovechas más la fuerza.
Y el pedalier rueda que da gusto.
Hala, hasta la próxima. Y para el agorero, morcilla.

PD: FestivaldeBelenes, que nadie falte

martes, 1 de diciembre de 2009

¡Ya arrancó!!!!


¡¡¡¡¡¡El FestivaldeBelenes!!!!!!!!!

Se anima a todom el personal a que se de un garbeo por allí. Cada día, la última hora desde Belén, con conexiones con las caravanas de Sus Majestades, unidades móvile sen los rebaños de pastores, cobertura aérea angelical y huyendo de los romanos (que son unos chungos).
Lo vamos a pasar bien!!!!

domingo, 29 de noviembre de 2009

Las ovejas negras


Esta es la intrahistoria.

1. El papel es relativamente caro, aunqu
e editar es casi gratuito. El papel para la prensa está muy subvencionado. A más tiraje, más subvención. Si regalas el periódico, ganas dinero por dos vías: cobras la publicidad más cara porque difundes más y tiras más papel, lo que está pagado. Como habréis visto, el periódico se regala en los trenes, en los aviones, en las bibliotecas, centros cívicos, sitios varios. Creo que a todos nos ha pasado aquello de pedir según qué prensa y decir que no, que esa no está. Joroba por partida doble: no se transmite su emnsaje y no cobran por esosnúmeros no distribuidos.

2. Las distintas instituciones hacen anuncios de sus cosas, la mayor parte de las veces absolutamente prescindibles, pero ahí están. Los criterios para conceder qué y cuánta publicidad, difusos. Número de lectores en genera
l, pero también implantación territorial, cobertura informativa, idioma, paridades y otras paridas. Todo para difuminar que pago más al que más amigo es. Qui paga mana, que se dice en catalán, y que todo el mundo entiende, o sea.

3. La cosa viene cruda. Los editores están tratando de reunirse con los ministerios para arrancarles alguna ayuda especial, subvención, dinericos, a ver si pueden aguantar, que con esto del gratis total de la internet, se les viene abajo el chiringuito.

TOTAL: que como el que se mueve ya se sabe lo que le pasa, todos a una, no sea que parezcamos lo que no somos y nos corten el grifo, con la que está cayendo.

El sistema de consignas era una herramienta para el control de la información que usó el primer franquismo. Venía aser una serie de ideas, ítems que dicen ahora los modernos, mantras, refranillos ideológicos que los periódicos debían meter, a modo de trufado, en sus informaciones. Luego en la radio estaba el parte. No había noticias.
A las horas, las emisoras conectaban con Radio Nacional que emitía el parte, un único informativo para todos. Una idea para que nadie se mueva. Luego salíó Manuel Martin Ferrand en la SER, aquella, y se saca de la manga una noticia meteorológica que, como es normal, debía ser distinta, porque lo que hace en Albacete no es lo mismo que en Orense, ni en Las Palmas o en Lérida. Luego una agendita de la partida de brisca en el Casino y tal y así, poco a poco, les fue colando un informativo con cara y ojos.

La historia es que doce periódicos que editan en Cataluña ceden el texto más importante de su ejemplar para dar voz a una opinión única, monocorde y sin fisuras que pretende elevarse a título de dogma para exigir a una especie de tribunal que dicte a beneficio de parte.

Mi opinión
Esto está entre el totalitarismo y la mafia. Y el trinque, claro.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Doble o nada


Creo que se llama Frank, pero no me acuerdo bien, porque suelo ser un tanto despistado para este tipo de detalles. Los domingos, el solecito, ya se sabe, se sienta en la terraza y come algo, se toma un copazo y, mayormente, un flan.
Allí solemos tomar un refresco, la cervecita, la prensa, el sol, ya digo, a la salida de Misa. Para cuando llegamos ya siele estar la señora quella de las gafas de moscón, que sonríe a Frank cuando llega. Frank se acerca, con esa cortesía de los navegantes británicos, piratas o no, que eso, para la elegancia, es lo
de menos, y la saluda en un castellano de Doña Croqueta. ¿Está bien hoy, señora? Y la otra le dice que si. En aras del espacio y de la amistad, podían sentarse juntos, digo yo, pero creo que él es silencioso y la otra a veces habla sola, que cada cuál se entretiene como le da la gana y eso está muy bien.
Frank, creo que se llama así, suele ir en mangas de camisa, pero bien. Camisas claras, de cuadritos, manga corta o larga según toque el aire, que como la terraza hace esquina, a veces sopla muy traicionero. Y la cerveza sabe especialmente fría, lo cual suele gustar bastante. Frank lleva pantalones finos, a veces de chándal, pero vestidos con mucha dignidad. Frank también tiene aspecto de navegante sin barco, de viejo sin mar, pero viejo a mi no me gusta, así que le llamaremos abuelo. Abuelo sin mar. Cabellos blancos que han debido de ser rubios, ojos claros y una mandíbula fuerte, tiene buena pinta. Lleva gorra, una gorra ciclista del CSC, aquél equipo de cuando Carlos Sastre y hasta Jalabert, el bueno, qué maillots más bonitos. A mi la marca nunca me caló, pero me gustaba su diseño, qué tontería.


A veces come un bocadillito, a veces se atiza un combinado que se sale del plato, una copita de vino, un copazo de coñac y saborea especialmente veloz los flanes de la casa. La camarera que tiene los ojos redondos le sonríe de oreja a oreja, hola Frank, o como se llame, que no me acuerdo seguro, ¿qué tomarás hoy? Y él, según, pide un bocadillo o le señala la foto del plato combinado que se sale del plato. Hoy éste. Pasa Jorge, el de la Parroquia, con la pata chula y le decimos adiós. Pasa la mamá del monaguillo, mira, ahí va Manolón de los periódicos, el guarro ese que va con una iguana en el hombro, el actor ese tan feo que gusta tanto a las chicas, vecinas, hola qué tal, pues aquí echando el rato, la prensa, ¿anda, qué te ha pasado? pues ya ves, mala pta, y nunca mejor dicho, jaja, ya ves tú qué gracia, cuánto pan compramos, si quieres, con la pelota por aquí, pero a los coches ni te acerques, el del pan, que a mi me recuerda a uno de las pelis de Walt Disney que también se parece al abuelo Gilmore, tres jevis antiguos, tanto, tanto que uno lleva una camiseta de Status Quo, varios perros más bien feos, un mariquita que pasea perros feos y un dálmata bonito que ya se los podía comer a todos. Si hay feria hay más lío, pero en sustancia, es lo mismo, no se si me explico.

Luego llega el viento frío y ya no compensa tomarse el aperitivo al raso, así que ya veremos cómo lo arreglamos.
Frank con bufanda. Y con abrigo marinero. Me la juego doble o nada.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Imbéciles de manual

A ver si lo he entendido.
Uno llega con una papa del catorce, tajado hasta las cejas, con una buena cogorza, melopea, turca, borracho, mamado, trompa y así hasta la extenuación. Después de un rato de pelea con el cerrojo -recordemos, lleva una buena toña, va bolinga, o sea- va pasando como puede y llega al dormitorio. Allí, en plan peli de Ozores se encuentra a la parienta en negligé con un mulatón de dos metros. Se le pasa el pedo, el cebollón, el colocón, la taja de golpe y se va a la cocina. Allí coje el cuchillo jamonero -porque en España no hay permiso de armas a tutiplén y por eso somos bonisimos y no nos
cargamos a nadie, otra cosa son los yanquis, puaj- y zas, de peli de Ozores a Wes Craven o uno de esos bestias. Ñac, ñac, ñac, la parienta en negligé y el mulatón como estuviese, a tocar el arpa. Ding, ding, ding.


Ni un tonto más, que se nos quedan sin oxígeno.

Llegan al juicio, pero al de aquí, no al valle de Josafat. Y resulta que como iba tocado, con algo de sangre en el alcohol, le sirve de atenuante por darle matarile al macizo pero le resulta agravante por la churri.
Olé, parlamentarios todos. Que sois trescientos cincuenta imbéciles de manual. De publicar las fotos en el Espasa, como poco. O en el Espaso. Lo que os guste. Cretinos.

PD: Dicen que lo han medioretirado, peor yo no se las idioteces que pueden hacer aún. Sea como sea, objetivo cumplido: nosotros hablando de estas tonterías y unos jueces y poícios con el rostro de amianto mirando hacia otro lado mientras el Rafita se va de picos, olé.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Ferrari derrapando

Leo lo que ha dicho el enfadadísimo Javier González Ferrari, antaño periodista radiofónico, hoy presidente Ejecutivo de Onda Cero, con toda la pompa en un desayuno con la prensa. Que pasen a la cocina y que les echen de comer, lo de siempre. Y anda que no echó carnaza.

Andan desde hace dos, tres meses, con que si hay que ir a por las radios piratas. Bueno. Radios piratas ha habido desde que la FM es FM. La cosa en España es que si uno está tan zumbado como para querer montar una emisora de radio, ha de solicitar una licencia, so pretexto de que el espacio radioeléctrico es el que es y no caben todos. Eso es una mentira como un piano: el espacio es limitado, en efecto, pero caber, cabe la tira. Otra cosa es que esté ordenado. Que si yo tengo el 47 no le des el 47.5 al vecino de enfrente que no nos entenderemos. Pero eso es distinto a obligar a una concesión que se renueva (o no) al cabo de dos años. Se evita la tentación.. Pero aquí no. Si uno es lo bastante lameculos, pues le dan más papelitos. Verbigracia Onda Rambla del sin par Luis del Olmo, antaño -como Ferrari- en Onda Cero, hoy en Punto Radio. El punto final de la radio de Vocento, se dice. También se dice que Vocento maquina desde hace tiempo para reventar la COPE, ponerla en números rojos para comprar sus postes a precio de saldo para repetir la señal basurera del casi clandestino Luis, hablando en términos de audiencia.

Hay fotos que las carga el diablo, y para muetsra un botón. Que ferrari se da un aire a los teleñecos con Gabilondo haciendo de José Luis Moreno. Y hasta aquí puedo leer.

Antes, las radios piratas las cogían una cuadrilla de punquis para poner música cazurra. Y hay tradición importante en eso. Punquis y tradición, en eso han quedado. Yo a veces pillaba una que hacía un programa en italiano donde decían animaladas e idioteces propias del género, pero es que mi piace tanto el italiano que merecía la pena.
Pero nadie decía nada.

Una vez intentaron cerrar Radio Pika, que era una emisora de esas, refugio de okupas y cafres varios -otro día sobre los ácratas barceloneses y sus conexiones con la borroka, los desalojos aquellos y las tácticas de guerrilla urbana heredada de la Alemania de los 70, terrorismo vintage, que es que hasta para eso somos lo más, jolines- y consiguieron, me parece, tapiarles el garito. Entonces, se fueron al puerto y emit´çian desde un barco. Igual es leyenda urbana trufada de las auténticas emisoras londinenses y holandesas que emitían en plan piratón desde los barcos. Pero si non e vero e ben trovatto, lo cual de mi amor italiano, ya se ve.

¿Y por qué ahora? Pues porque se las prometían muy felices, apuntillada o casi la COPE, para atacar definitivamente el segundo puesto en audiencia, a ver si se hacía realidad el soñado duopolo, con una SER inalcanzable, una Onda Cero a rebufo y dos o tres con un pie en la quiebra, o sea, Punto Radio y la COPE, y el día que caigan, compramos los restos. Pero va por ahí Losantos, pone en pie un chiringuito con una sola licencia, en Madrid, y tira de imaginación para crecer por toda España. Lo mejor de EsRadio es que ha supuesto una callada revolución en la distribución de la señal de radio en España. El hambre es el mejor cocinero, dicen. Total, que entre otras cosas ofreció regalar su señal a quien quisiese repetirla. Así que si uno la piratea, pues se exime de la responsabilidad, proque además no gana ni un duro con ello. Hasta ahí, toca las narices, no más. Luego lo de repetir por TDT, internet y esas cosas para los aficionados a los botones. Nada que asuste a nadie.
Pero, de repente se filtra que la emisora de Madrid puede tener 200.000 oyentes y se presume que por los canales alternativos, la cosa ha de ir muy bien. Parece que por internet se escucha mucho y -llegamos al quid- entra publicidad a chorros. El Corte Inglés, Citröen, La Caixa -¿Roma no para a traidores?- , Telefónica y los anuncios tontos del chispis control para no aparcar de oído y el obegras para las lorzas, que oye, también rentan. Por su parte, Coronel de Palma, el de la COPE, se pone la venda antes de la herida y dice que una bajada de su emisora es lo más previsible, que trabajan a medio plazo y esas cosas. Atas cabos y Ferrari sale echando espumarajos por la boca.

Yo espero la radio digital. Hala, espectro a manta y sin problemas de espacio. Y deseo una nueva ley: quien tenga pasta y ganas, que monte su chiringuito. Se le da número para no liarla y mientras se respete el código penal, aquí paz y después gloria. Y Ferrari a competir a calzón quitado, a ver hasta dónde llega.

martes, 17 de noviembre de 2009

En los escalones

Se para cuando apenas le deben de faltar tres escalones, cuatro y se gira. Me ha debido oir bajando. Se me queda mirando fijamente. Creo que me quiere preguntar algo. Cuando llego, dos escalones antes, masculla algo, apenas entiendo "es que voy fatal" y trata de seguirme con la mirada. Paso y le miro de reojo. Sigue medio tambaleándose.

En el torno hay uno apoyado, casi desplomado, como si fuese la barra del bar de las ferias de pueblo, la Orquesta Maravilla, las patilargas taconazo y cantarinas, y la cerveza de grifo caliente, otra sangría, hala, y a bailar. Meto mi billete y veo que rebusca en su cartera, llena de papelajos.
Los vigilantes, que no vigilan, ni le miran.

Salgo. En la escalera veo a una chica rubia, bolsa de plástico roja de la tienda d e ahí enfrente. Está allí quieta, un poco bien puesta, en mitad. Menudo sueño. Salgo giro y veo. Está fumando al abrigo de la boca del metro. Menudo sueño, una rubia fumando y a la espera, posturita y la noche que se escapa. La historia de las femmes fatales cuando están a punto de fichar en la tiendita.

Hoy no hay borrachuzos y fiesteros, choricillas faldicortas, macarrones tatuados, mariquitas musculitos e italianos a lo suyo, a la caza de lo que pillen. Estamos medio en remojo, bocadillos bajo el brazo, dos leyendo y algunas duchas de menos. Un bunbury y una pegada al bunbury, que como mucho, aguantarán una de churros antes de desplomarse. Leo una de espías.

Mientras abro, se cruza el ayudante del que hace la limpieza de la escalera. Es clavadito a Ernest Borgnine. Siempre me acuerdo de cuando hizo del centurión romano, no, mi casa no es digna de Ti, pero si tú lo quieres, mi siervo se curará. Me mira al pasar, pero no me saluda. Parece como si merodeara. O como si tuviese vergüenza de saludar, ahora que no está trabajando. Es extraño lo extraño que es cada uno fuera de su contexto, aunque sea pegandito allí.

Gotas. Me parece. Abro las manos mientras sigo caminando. Si. llueve. Volver sería perder tiempo. Ir hacia atrás es de cobardes. Si me mojo, ya me secaré. Y sigo.

He de apuntar, he de apuntar. Y casi se me olvida, jolín.

domingo, 15 de noviembre de 2009

En dos patadas y anticipando


Estamos de un perezoso últimamente que tira de espaldas. Claro, mterse en un resumen de dos entradas es un poco así, tonto, como si dijéramos. Y sin embargo ahí aguantamos. No se o si esto será como lo de las olas del mar, que anda, te zumba una y luego se va. Pero vuelve, o sea. Hay vecindarios que parecía que echaban el candad y reflotan, o sea que bien. Nos pausamos vale, pero espero que sigamos, jolín, que es más divertido leer por aquí que ver la tele, por ejem
plo. Bueno, pues nada, aquí, dando ejemplo a ver si tiramos del carro. Me propongo, esta semana localizar un dragón para (no) hacer resúmenes lisérgicos, a ver qué pasa. Otro marrón para el vecino grecoMacías.
También actulizaré algún día, vale, que hay que alimentar a los corrillos marujiles ests que me formáis a la primera de cambio. Qué gente, oye.

Y para ir terminando este poquín, las novedades del mes. Se va caldeando el asunto del invierno -cosas del cambio climático- ante la inminencia navideña. En el festivalbelenero vecino se recuerda que seguimos ahí y que la pachanga de este año promete ser tremenda, así que a calentar las teclas y las panderetas, belenistas del mundo.

Y ya está, que luego DulciBulla me mete caña por no actualizar.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hablando de músicas


Descubro un programa en la radio que se llama Cara B. Es un título muy sugerente, de cuando el vinilo, y dentro de él, de cuando los maxi singles. Los maxis se rellenaban, las caras B, con canciones de descarte, versiones en directo y cosas así. En mi opinión, Sting -si, me gusta Sting, ¿qué pasa?- ha sido el rey del descarte, dejándose colgadas de la brocha una muy buena selección musical en las caras B. En los cedés también hay cara B, pero estaba detrás de la canción en cuestión, radio edit, que le llamaban, que nunca he sabido qué era, porque a mi siempre me ha parecido igual a las versiones normales.


Eso, el domingo oigo, maloigo por las interferencias, que están dedicando el programa a Metallica. Ya me lo bajaré. Este programa lo echan en Esradio, la de Losantos, ayay, que ahora les ha dado el yuyu a cuatro. En fin. Ese programa, Cara B, es una hora de radio dedicada a un disco o un asunto musical. Un par de tíos tratan sobre la pieza y comentan un poco de todo. Esto es lo de la música, que a uno le gusta, pero lo que más le gusta es hablar de la propia música. O sea, rajar de si Eric Clapton quitándoles las novias a Harrison, ¿o era al revés?, A Waters pidiéndole que le hiciese los solos, en su condición de concuñado, Janis Joplin cuando le chorizaba las botellas de Jameson a Waters o si sería cierto lo de Emerson, Lake, Palmer y Hendrix.

Lo descuelgo y escucho. Es sobre el disco negro de Metallica. El de las baladas. Para mi gusto, no es el mejor, pero está de maravilla. Y tiene eso que les gusta a los metaleros, la transición desde el hard rock, pesado, muy pesado, la velocidad del rayo trash y la balada -para mi gusto- un algo excesiva. The Unforgiven es una maravilla disfrazada de tiempo lento que presagia una tormenta terrible, que es lo que más me gusta. Luego han perpetrado dos partes más y es que hay para darles de tortas. La decadencia, como si dijéramos.

Los dos que hablan, más un invitado, se medio pelean, porque hay un metálico y el otro es más de Guns 'n' Roses, con lo que andan a la greña de modo muy divertido. Merece la pena. Y citan algo para troncharse: las tres canciones que pergueñan los aprendices de guitarrista. Es una lista corta, tres, ya digo, pero tan acertadam,ente divertida. Una, Starway to heaven, dos, Wish you were here y tres, Nothing else matters. Y, claro, me troncho.

PD: En la sala noble una música ad hoc, como si dijéramos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Berliner mauer

Hace veinte años, y eso que aquí conmemoramos poco, se vino abajo el muro de Berlín, gracias a que unos cuantos tipos valientes, vaqueros, podríamos decir, se liaron a patadas con él, gracias a que otros vieron que se desmoronaba y decidieron no liarse a tiros, y a muchos que salieron a las calles a decir somos el puebl y aquí nos quedamos.

Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Juan Pablo II, Lech Walesa, Gorvachov y hasya un Honecker asustadizo. La gente en masa corriendo por las calles del Este.
El nefasto Kennedy gritó aquelo de que él era berlinés, pero se fue corriendo a su casa y les dejó tirados, como en Cuba, como en Vietnam. Reagan le dijo a Gorbachov que tirase el muro. Y se le entendió todo, o lo tira o se le viene encima. La Iglesia en Polonia resistió y se dejó matar, sola pero muy bien acompañada. Y llegó el Papa aquél al que hasta a Paloma le parecía negro y dijo que había que soltarse de aquel yugo, como en su día del nazi, como del pecado, que es lo que es.



Que se cayese el muro es como hacer obras: tirar un tabique molesto. La cosa era que el comunismo fenecía por su propia insensatez y crueldad. Aunque un tal Centella -qué nombre, me tiene fascinado- y sus petardos les duela por ahí dentro.


El comunismo se moría. Ha sobrevivido, en coma, pero dando mucha guerra y matando mucho, que es lo que le mola. Corea, Cuba y ahora travestido -con lo poco que le molan los de la acera de enfrente- en ecoloindigenismo nacionalista, según las latitudes.

Los de la tele dicen que vale, pero que siguen quedando muchos muros. Qué tíos basureros. Se barrió con el más duro en el cenro de Europa. Quedarán muchos, pero ninguno otro puede caer si no se reducen sus cascotes a polvo.
No se, pero ah hacer nómina de los de arriba, pienso en los de abajo y me da un no se qué. Morales, para el que la democracia significa que un indígena vale dos votos y un blanco uno, mi hermano saudí, para el que el voto de un hombre vale poco y el de la mujer nada, los de la UE, que se les hace el tema pepsicola para meternos nosecuantosmil turcos en el chiringuito, Solana bombardeando Yugoslavia, Obama plegándose ante el aliado iraní mientras recoge el nobel y aquí buscando bombres de paz por casa y por Somalia.
Un dolor, a ver si no.

En el salón de lectura repego un hermoso relato sobre el muro. Y otro día sido con mis cosas.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Intermedio. El tendedero

En el tendedero había ropa secándose. También, en una percha, el abrigo que se aireaba. Decía orearse, pero aquello le parecía de pueblo. De pueblo que no se hacía, porque total para qué, como si fuse tan fácil librarse de los olores. Aquí huele a vaca, le había bisbiseado para que no le oyese el propietario que les quería alquilar aquel cuchitril infecto por una barbaridad; los abusos y los de pueblo, ya se sabe. Huele a vaca, o sea.

El mantel tenía viejas manchas de vino medio aclaradas, pero que ya eran huella indeleble de su pasado. Así son las cosas, que a veces los manteles se agarran unas manchas que no quieren soltar jamás, como para decir aquí hubo una botella de tempranillo de garrafa, por si acaso llegaba el tiempo de olvidarse de las garrafas, de los tempranillos y hasta de los manteles. Había pantalones y enaguas, calcetines y una camisola fresca y bonita, calzas, calzones, pinzas de madera, de plástico amarilleado, un trapo y una bayeta y un pantalón de chándal que se le había caído a la vecina. Y el abrigo oreándose.
A veces se veían cosas de colores, pero era muy raro fijarse. igual estaría aburrido, allí, como el abrigo que esperaba al fresco. Bueno, cosas de la colada.

Un día le preguntó y qué, ¿no sería mejor llevarlos a una lavandería?
Sería.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Yo tampoco

Echan en el cine, un día de estos, una peli que se llama "Yo, también". Me parece que es una de San Sebastián y que por su trabajo en ella a un nactor le han dado un premio. Pues bien, oye. La cosa es que como el tipo en cuestión tiene síndrome de down, pues han juntado el ternurismo babosón con la cosa guapa del actoraje. A mi, esto me suena a como cuando le dieron el Oscar a una sordomuda por hacer de sordomuda. La cosa es dárselo a Jack Nicholson o a Dustin Hoffmann por poner carotas. A Robert de Niro por sus mutancias menos mérito, porque es lo suyo, como lo de la sordomuda.
A ver, que es de oídas, que igual el chaval este ha estado de fábula por su trabajo y entonces, ñamñam, me trago lo dicho. Pero me hace gracia -humor macabro, si- que los mismos que se descoyuntan las muñecas aplaudiéndole -ellos también tienen su sitio en la jipipijasociedad- sean los mismos que apoyan que se les aborte a tutiplén, porque los modernos no permiten a los deficientes. Luego sale algún listillo con lo de que si cualquier crítica termina en la comparación con el nazismo, pero a ver si no es cierto. Aunque en realidad la eugenesia es hija directa de los totalitarismos, marxistas o nacionalsocialistas.
Pero no iba por ahí. He visto que el título reza como lo he escrito: "Yo, también". Y me da que sobra la coma. Que si no, ese "yo" sería vocativo y no pegaría. Pero igual también me estoy confundiendo. Y como no se de qué va el rollo, voy preparando el salero por si, ñamñam, también me he de ir tragando lo útimo.

jueves, 29 de octubre de 2009

El nuevo maxi

Apresurado, escucho el otro día, por primera vez, mientras ando reciclando botellas primero y comprando más en el mercadona, el anticipo del nuevo disco de Massive Attack. Aún no me lo he podido comprar, Teddy, porque aquí no llega, que las disqueras están cerrando por todas partes, salvo la Fnac, con sus triangulos y todo, que a mi siempre me dio muy mala espina, ya sabemos, ¿verdad?
Fatal, entre que lo oigo cogiendo cartones de leche, chorizo pamplonica que es de Gerona, los yogures y unas Alhambra 1925, yo qué se, lo oigo fatal y no me gusta nada.
Qué horror. Y la portada, con dos calaveras, muy fea.

Al día siguiente lo vuelvo a oir con más calma. Calma laboral, como si dijéramos. Y me empieza a gustar. Mucho.
A estas alturas ya lo he oído un puñado d evecez. Es una maravilla. Me gusta mucho. Para mi gusto, algo inferior a sus dos anteriores discos (quitando la banda sonora, o sea) pero son remezclas y tal. Las versiones definitivas prometen lo mejor.
De las cuatro canciones, Psyche. Es de lo mejor que nunca he escuchado.
El disco lleva dos años de retraso, lo menos. Pero merece la pena, seguro.
Y aquí, esperando el parte del tiempo.

lunes, 26 de octubre de 2009

La fidelidad no mola

Se habla, a propósito del lamentable fallecimiento de Sabino Fernández Campo de su ejemplar lealtad al rey y se malicia sobre cómo le ha correspondido este. Y a partir de ahí, lo de siempre. Pero no, hoy no voy por ahí.


La prensa está como está, o sea, hecha un asco, repitiendo lo que los de Efe o Europa Press andan pegando, las teles copiando a las radios, las radios leyendo el periódico y Matçias Prats poniendo vídeos de Yutup. Y es el bueno. en fin.
Lo cual que todo el undo estaba con el soniquete de que blablablá, la lealtad por aquí y la lealtad por allá. Y yo, cabezón,que no, que no, que hay algo más.
Y hala, después de la cena, me pongo a buscar. Como algo le pasa a la maquinorra, tiro de Mará Moliner y voy centrando el tema. La lealtad es virtud muy interesante que se le aplica a aquél incapaz de falsedad, engaño o traición, lo que está muy bien, a ver si no.
Pero no era eso. Busco. Fidelidad.
Llamamos fiel a la persona cuyo comportamiento repsonde a la confianza que en ella hemos depositado o a lo que exige de ella el amor, la amistad o el deber. Y esto si que le viene al pelo.
Sabino ha sido todo un caballero. Un español orgulloso de serlo, un humilde católico y un militar disciplinado y amante de lo castrense. Así, con eso y siendo un poco consecuente, pues es lo que hay. Lo que ha habido.
Luego está lo que nos quedamos por saber. Que habrá que esperar ciencuenta años a ver si se desclasifican los papelajos, a ver qué pasó con el elefante blanco -que no era un elefane, que era una casa pero con mayúscula. La Casa, o sea-, quién le hizo la cama por dos veces a Tejero, cuán sucias tenían las manos los del gobierno provisional aquel que llevaba Armada en el bolsillo, que es que estaba toda la cuchipanda dentro.


El 23 de marzo de 2007 escribía breve. Pero ahí quedaba, para que se vea que no soy uno de esos lameculos que ahora se llenan la boca después de haberse esconddo por los rincones.
No cierro esto sin reseñar que dos ilustres vecinos de esta güep, a veces muy distantes, se unían, cada cuál en su estilo, para homenaear a ese ilustre caballero. Por una parte, ElclubdelabullaLepoin, un poco marañero pero muy sensato cuando toca.
jaranero y serio, en cada momento lo que toca y por la otra

sábado, 24 de octubre de 2009

Plantando palabras que me gustan (III)


Por campo semántico, la RAE dice que: 1. m. Ling. Conjunto de unidades léxicas de una lengua que comprende términos ligados entre sí por referirse a un mismo orden de realidades o ideas.
Dicho así, tan técnico puede resultar un tanto abirrido, hasta antipático. A mi me parece divertido jugar a campos semánticos. Se busca uno y se van soltando palabras y expresiones que entran en su conjunto. La teoría de conjuntos. Niños, niñas y gafas. Hala, venga intersecciones. Que útil no se sabe si sería, pero luego no paras de fijarte en los gafotas. Y las gafotas.


Hoy, que está cayendo una buena, pienso en eso, en lo de la lluvia y me lío buscando palabras bonitas sobre el asunto. Allá van.

Chubasquero

Cobertizo
Cafetón
Paragüero
Catiuscas
Calabobos
Nubarrón
Pararrayos
Caldito
Tendedero
Varilla
Gabardina
Charco
Gotarrón
Trueno

miércoles, 21 de octubre de 2009

Ya volvíamos


Ya volvíamos. Teníamos que pasarnos por el Navarro para comprar esqueletos y verduras para preparar un caldo. Pides un esqueleto y te miran con cara rara. Una carcasa, digo. Ah, vale. Veo al salir a una abuela. Cuando nos la vamos a cruzar se acerca y nos comienza a hablar. Anda un poco despistada. Se quién es.

La tarde, el paseo, que ha ido a comprar unas bolsas, nos las enseña, para ella y para su hermana, pues me parece que con tanto andar me he despistado un poco. Señora, ¿quiere que la acompañemos a su casa? Ella no me reconoce, pero yo se que es la señora de su cariñito, que vive al lado de la farmacia del Caracortada, donde el Tonino.
Pues es que yo vivo en Carlos I y con tanto andar me he despistado un poco. Lleva la cachava y las bolsas. Ande, señora, vamos que nos va de camino. Se cambia la cachava de mano y se me agarra del brazo. Y nos comienza a contar.


Es que he ido a comprar unas bolsas, mire, mire, y nos las vuelve a enseñar, para mi hermana y para mi. Me han costado diez duros, pues son muy bonitas, señora, de flores, y parecen muy resistentes. Pues si, me apañan. Pues ahora no hay que cargarlas mucho, que luego no hay quien las levante. Bueno, para mi sola, un litro de leche y alguna cosa más, no se crea. Es que hace dos años se me murió mi cariñito. Estuvimos casados más de... más de sesenta años. Porque el trabajaba en la Moritz, ya sabe y mire, nunca tuvimos lujos pero siempre hemos dicho que había que ahorrar por si uno lo necesitaba. Ahora ya no llora cuando habla de su cariñito.
Vaya, pues si que me fui lejos. Ahora si que se dónde estamos. He llegado hasta el puente de Marina. Llevamos andando media manzana. Es que yo vivo en Carlos I, ¿saben? Nena, ¿has visto qué bolsas he comprado. Y me suelta del brazo para enseñárselas. En un momento que ella no nos ve nos pasamos el mismo gesto, un tanto clandestino, ya sabemos. Pero yo no quiero molestarles, que ustedes tendrán cosas que hacer. No se preocupe, dice ella, que no es molestia. Si, además, ahora lo que teníamos que hacer era dar un paseo, así que no se preocupe. Tira de mi brazo y seguimos andando.
Pues mi cariñito trabajó en la Moritz, en la calle Casanovas y vivíamos en la calle de los Talleres. Pero luego le compramos el piso a un conocido que vivía en Carlos I y nos vinimos. Y le íbamos pagando a pocos, que íbamos a pagarle y nos decía, pero mujer, no se apure, pero mi cariñito y yo queríamos pagarlo para no preocuparnos, porque mi cariñito trabajaba en la Moritz de la calle Casanovas, ¿saben? Y siempre nos gustó guardar un poquito por si hacía falta. Pues eso está muy bien, señora y más en los tiempos que corren. Mire, en... sesenta años mi cariñito y yo nunca nos faltamos al respeto mi cariñito y yo, y enfatiza levantando la mano, como cuando los indios saludan a tramperos como Daniel Boone. Se le entristece un poco el gesto. Y es que hay que ver, con las cosas que pasan ahora, con tantas mujeres que las matan. Pues si, señora, un desastre. ¿Y ustedes conocen esta zona? Pues si, señora. Y yo la conozco a usted. Me mira con cierta sorpresa. Usted y yo nos hemos visto en el Chatico, cuando come con su sobrino, que un día nos lo contó. Ah, si, ese sitio me gusta mucho Mire, viene mi sobrino y vamos a comer y comemos allí los tres, porque nos gusta como hemos guardado toda la vida un poco, pues ahora podemos hacerlo. Y yo le digo ¿a quién toca pagar hoy? Y él me dice a ti. Porque a mi me gusta pagar también algunas veces, que mi cariñito y yo siempre guardamos un poquito por si un día lo necesitas, que él trabajaba en la Moritz, en la calle Casanovas y nunca nos faltamos al respeto en... sesenta años que estuvimos casados, hasta que hace dos años se me murió el pobrecito. Porque yo tenía la comida hecha para cuando llegaba a casa, que desde la cinco imagínese cómo venía. Y me da un tirón del brazo para que nos paremos. Resulta que una vez, era verano y me levantaba para prepararle el bocadillo, en la calle de los Talleres, no se si sabrán ustedes dónde está. Pues él se marchó y en éstas que me doy cuenta de que se había olvidado el bocadillo, así que, ¿qué hice?, pues salir corriendo tal y como estaba, en camisón por las escaleras y me fui corriendo detrás, porque vivíamos en la calle de los Talleres, Jovellanos, y le seguí por Valdonzella hasta que le alcancé. Mujer, pero mira cómo has bajado, pero como era verano y hacía calor, ni me di cuenta, que eran las cinco pero ya era de día, y me había bajado en camisón, no se si sabrán por dónde está. Si, de hecho, trabajamos pro allí cerca, señora. Pues me dijo que no hacía falta tanto correr, que ya se habría comprado el bocadillo en el bar, pero fíjese, yo allí en camisón, y se ríe con timidez picarona, que porque era verano y eran las cinco. Yo vivo por aquí, ahora ya me oriento, si. ¿Y usted también va al Chatico? Pues si, señora, de eso nos conocemos, que un día estaba con su sobrino y su mujer y estuvimos hablando un poco mientras tomábamos los cafés. A, si, a mi es que me gusta tomarme un cafetito al terminar de comer. Pues eso está muy bien, señora, y nos contó que usted vivía donde la farmacia. La del Caracortada, pero eso no le digo. ¡Eso!, ahí es donde vivo, al lado. Porque me gusta ir a comer al Chatico, que le pregunto a mi sobrino, ¿hoy a quién le toca pagar? a ti, tía, porque a mi también me gusta pagar unas veces, que como mi cariñito y yo guardábamos pro si nos hacía falta, ahora podemos hacer estas cosas. Lo que no se es cómo se llama usted, señora. Ay, pues te vas a reír, me dice y parece que alarga un poco el misteriod e su nombre. Verás, yo me llamo, y me da su nombre completo. Nati, así que el mismo día celebraba mi onomástica, mi cumpleaños y el aniversario de mi boda con mi cariñito. Oiga, pues me parece un nombre muy bonito y me parece más aún haber nacido el día de la Navidad. A ver, tenía veintiséis años cuando nos casamos, vinimos aquí y estuvimos sesenta años, o sea que yo tengo ochenta y seis. Pero eso no lo cuente, señora, no diga la edad, y sonríe algo presumida. Yo soy de un pueblo de Zamora y mi cariñito era asturiano. A mi cariñito le gustaba mucho viajar, que hemos recorrido muchos sitios, porque él era de Asturias y yo soy de Zamora, y se ríe. Eso también nos lo explicó cuando el café.

Nene, ¿vienes del trabajo ahora? Si Yaya. Ah, muy bien. ¿Y has comido? Si Yaya, como en el trabajo, Así ahora tengo la tarde libre. Ah, pues eso está muy bien. Hoy he comido judías con chorizo. Mira, qué buenas. Y pocos minutos después, vuelta a empezar. Y ahora, Nene ¿vas a trabajar? No Yaya, ya he terminado. Ah, ¿y vas a comer? Ya he comido Yaya, en el trabajo. ¡Mira qué bien! He comido judías con chorizo. Ah, qué buenas. ¿Y ahora has de volver a trabajar? No Yaya, ya no, como ya he comido, me queda toda la tarde libre. Pues eso está muy bien, Nene, oye. Así, poco a poco se iba desconectando. A esa señora le está pasando lo mismo.


Pues mire, yo vivo aquí, en Carlos I, un poco más adelante, ustedes no se preocupen, que ahora ya estoy orientada y ya puedo llegar. Me da un poco de miedo que se vuelva a despistar, pero tampoco que se sienta aún más desvalida. Mire, le digo, nosotros vamos al supermercado, así que, si le parece bien, vamos con usted hasta allí, y le señalo su manzana, la ayudo a cruzar la calle -porque de la vista tampoco anda muy fina- y nosotros ya nos marchamos, ¿quiere? Bueno, muy bien. Oiga, nos dice así que nos hemos visto en el Chatico. Pues si señora. Pues a ver si nos volvemos a ver allí. Bueno, yo hace un tiempo que no voy, pero si, nos veremos por allí, claro. Es que con este despiste, me he ido allí tan lejos a comprar estas bolsas, y nos vuelve a enseñar las bolsas de flores fucsias y rosas, diez duros me han costado, que me he confundido. Nena, ¿has visto qué bien van estas bolsas? Si, si. Ya podemos cruzar, ¿no? Y cruzamos.


Pues en el Chatico nos vemos, porque voy allí con mi sobrino a veces y un día paga él y otro día pago yo. A ver si nos vemos. Señora, mire lo que haremos: un día que nos veamos en el Chatico o por ahí, nos vamos a tomar un café, si le parece. Venga, y se pone contenta. Nena, le tiende el brazo con el que no me tiene cogido, muchas gracias, y le da dos besos, por su ayuda que le she molestado este rato. y entonces me da otros dos a mi. Señora, ahora a cenar un poquito y a descansar, que ha estado dando un paseo muy largo, ¿vale? Pues bueno, si, o si no veré un poco la tele. Bueno, también, pero a dormir un poco, que ha sido un gran paseo. Bueno, si, porque en la tele no echarán nada, así que si no duermo, al menos descanso. Hala, hasta otro día. Adiós. Adiós.

Vamos al Navarro. Mientras compramos esqueletos -carcasas-, carnes y verduras le cuento. Otro día, el café.

domingo, 18 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

El frío en los calcetines

El atardecido traía, dejaba ese fresco, ese frío que, cuando venía acompañado de neblina, iluminaba el camino de vuelta, tanto césped, tanto césped, luce bonito pero qué frío. Esos fríos eran de amplio gabán, de bolsillos llenos de trozos de versos, agujeros y demás parafernalia del disfraz de artista, lamparón y librito breve.


En la otra orilla ha de hacer calorcito, pues anda que no se ha de estar bien allí. Pero quédate en lo que hay, que bastante tienes. Y ya llegará, como todo, a su tiempo. Bueno.

martes, 13 de octubre de 2009

Diálogos y besugos

Ministra, ¿y para cuándo van a blindar los blindados del Ejército al menos como su Audi y el del presidente? ¿Y para cuándo les vana poner inhbidores de frecuencia al Ejército y a la Guardia Cibvil? Más que nada, porque si llevasen esos medios de protección hubésemos salvado las tres últimas bajas en combate que ha sufrido el Ejército y la Guardia Civil.


Si es se lo llega a preguntar la paniaguada de Televisión Española, yo es que beso la pantalla, como poco. Enhonor a la verdad hay que decir que este año han reconocido el abuecheo como lo que es, un abucheo, y se le atribuye al que toca, después de las sucias trampas del año pasado.

Me pregunto yo si en las logias no enseñaran a disimular. Tipo: si dicen toque de oración, no cierres los puños con rabia, no tiembles como los malos futbostas cuando suena el himno de tu rival, no mires hacia todas partes salvo al frente, como buscando la escapatoria, no muevas las piernas como los matones de los gatiros de carretera. Traga saliva, pon cara de póquer y resiste que son dos minutos de gorigori. Les tenía por más espabilados en la logia, si.

El soberbio mentecato no le da importancia. Ya se sabe cómo es esa gentuza. El lameculos quiere quedar bien, mientras respira tranquilo. Esos que no e llueven a él. Con esta gente, no se puede hacer nada bueno. La ceporra que dice que total, otro día y serían dos de leña. Hala, y ahora a lo que toca, a hacerse estampas con el negro que tenía el alma pija.

Entresaco tres para lo de las palabras que me gustan, para que luego me llamen negativo:

Paniaguado
Soberbio
Mentecato
Lameculos
Ceporro

sábado, 10 de octubre de 2009

El Tío Calambres

Leo que ha fallecido Luis Aguilé y me da mucha pena, porque me caía muy simpático, porque amaba las corbatas imposibles y porque escribió "La chatunga" que a mi siempre me ha parecido una canción como la copa de un pino, que es recordarla y se me menea la pierna sola.

Alguien se acordará de aquel infame programa que se llamaba "El hotel de las mil y una estrellas". Era un horror, vale, pero simpático. Y hasta salía en las colecciones de cromos de los críos.

Me acuerdo del añorado Peter, uno de los culpables de que me infectase del virus güepero. Peter terminaba prematuramente su enredo con sanfermines, Elvis Presleys, Luises Aguilés y contrafiguras.
Me los veo a los dos, echándose unas risas, qué sitio más bueno para ir a encontrarse.

Diálogos y besugos

Ofende a la inteligencia, a la moral y a la decencia de cualquier persona con dos dedos de frente y algo de vergüenza lo que está ocurriendo en Afganistán. La peña persevera en lo de la "misión de paz" cuando es una guerra en toda regla, para diferenciar de aquella "guerra" que si era misión de reconstrucción en Irak.
Como es "misión de paz", no es necesario enviar blindados con blindaje o con inhibidores de frecuencia, de esos mismos que llevan todos los ministros, ministrines y demás vagos cuenta del erario público. De todo esto que ha sucedido, a propósito de la muerte en acción de guerra de un cabo español - no es tan difícil escribirlo y no se necesita papel de fumar, lo aseguro- son un par de cosas. Uno, la que pego en forma de titulares.

Los principales medios españoles titulan haciendo equilibrios para no tener que escribir que un militar español ha caído muerto en un combate. Una trampa, vale, pero resultado de una acción de combate. Por cierto, ¿cómo se activaría la mina? ¿por el efecto de pisado o por control remoto? Del pisado no creo, prque había pasado ya medio convoy. ¿No será que se nos hurta ese dato porque significaría que un cacharrín tan sencillo y barato como un inhibidor hubiese salvado a este soldado, lo mismo que a los dos Guarcia Civiles en Mallorca? Es que no hay parné. Bueno, entre condonarle la deuda al cacique Morales y salvar la vida de militares españoles, yo lo tengo clarísimo. Temo que nuestro presidente también.
La otra cosa que me indigna y me asquea. Lo comenté en una güep de por ahí. Echo de menos que algún mando -y apunto desde al Capitán General de los Ejércitos, a su hijo -el de las promocioneso automáticamente veloces- hasta al sargento que está por encima de ese desafortunado cabo- de un paso al frente, convoque una rueda de prensa, ponga sus galones encima de la mesa y diga que, aún a sabiendas de que eso sería su suicidio profesional, hay que o recomocer que estamos en guerra y, ante ello, dotar de las mejores unidades y los mejores materiales para ganarla o hay que retirarse de inmediato. Mi cartilla y mi pechera. Y con la cabeza bien alta.
Pero la milicia también está blandita.

Tal vez no tanto como la prensa, pero por ahí andan.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Los botones

Los botones del puño del traje. Son tres, lo normal. Un traje de fondo verde, con estampado de cuadros estilo inglés, marrones, un poco serio pero de esport, elegantemente cotidiano, muy buen planchado. La americana mantiene el color un poquito más intenso, eso se ve de cerca, los pantalones están más lavados, lo que tiene combinarse el traje. Con el traje le regalamos otra americana, y el honrado viajante de brochas de pintura, de lo que fuese, qué más dará, que con una compra se avía doble vestimenta. Luego el pantalón desluce al doble de velocidad, pero qué más dará eso en la cuasi eterna vida de un buen traje.


Viste una camisa azul oscura con líneas blancas, no muy finas, veraniega, elegantemente informal. Esto, así dicho, no se ve que combine, pero puesto, le queda bien. Lo lleva muy bien llevado, o sea, pese a que ya camina un poco encorvado, se le marca el traje en la espalda, se le nota la tira de la camiseta, una buena camisa si sin camiseta, no no, y menos en verano, pero mejor que no se note, claro; se mueve pausado y eso siempre es elegante, lo que al final hace lucir. El puño del traje.
Ella, vestido veraniego, de un estanpado que le lleva de las olas de Nolde a un cielo fauve. Collares de esos de ahora, baratijas que se venden caras, que resultan modernas y un tanto pintorescas. Las sabe llevar muy bien.

En algún momento la da la mano o la alcanza el bolso o le coge el brazo y entonces veo los tres botones de su puño. Un nácar clásico, marrones moteados. Pero el del medio de los tres es otro. Se les parece pero no es. Esto es que el comercial de brochas, por decir de algo, un día se lo enganchó y, hala, adiós botón. O al guardarlo en el armario pilló el puño en la puerta y lo partió, que eso a mi me ha pasado unas cuantas veces. Y ahora qué. Mañana he de ponerme esa americana. Y los dos, a buscar en el costurero un botón hermano, primo, o al menos pariente de los otros dos, que de el pego para poder salir del paso adecuadamente. Bueno, para mañana con este valdrá. Y el sábado ya iremos a la mercería esa del centro donde tienen de todo y buscamos uno igual. O cambiamos los seis. También.

Pero al final ahí se queda. El botón pegado, el traje que pierde sutil su color y la espalda que se va encorvando. Me da la paz. Su mano es firme. Tiene cara de buena persona.

domingo, 4 de octubre de 2009

De libros que no encontré y de bebidas que no beberé

Bueno, a ver si en dos patadas hacemos miedio balance y dejamos el tema por unos días, que entre todo y con esta caída de güeps, dices, total, cada día no será demasiado.

En lo de los libros, de Umbral nada, oye. Es quee so se vende más en Madrid. Será, pero este año la cosa ha ido fatal. He encontrado un catálogo de dibujos de Oteiza que vale su peso en oro. Debería escribir más cosas de Oteiza, porque se hace poco y se lo merece. Luego la gente dice "oye, pues era bueno". Pues si.

Y el que se aburra, que pinte el dibujo.

Nunca me he tomado un redbul y, la vedad, ni una gana tengo de tomármelo. Menos aún cuando han jorobado lo de los aviones para hacer su chorrada de las carreras, en las que compiten unos bienpagaos -uhuh, qué velocidad- que andan en avioneta. Y la Patrulla Águila sin venir. Muy mal.

Bueno, para esta semana pido ayuda. Un buen tipo de la parroquia ha de pasar por el quirófano por un asunto complejo. Si Dios quiere, pues irá todo bien, así que se pide a todo el que pueda, que se acuerde. He quedado que a la vuelta de su apaño, nos iremos a dar una vuelta en bici. Venga, que no quede.

Por lo demás, que os vaya todo muy bien y que disfrutéis de una semana por estrenar.

Madrugones incluídos.

viernes, 2 de octubre de 2009

Cómo saber si estás hablando con un botarate camuflado

Es que hay algunos que disimulan bien, que consiguen encandilar a sus víctimas como las cimbreantes cobras danzando frente al pardillo antes de liarse a bocados, con su parafernalia tecnointelectual por delante, su hermosos trajes o su brillante maquillaje, que uno anda despistado o demasiado trabajado de pacharanes -por decir dos circunstancias y no abundar, o sea- para que le salten las alarmas. Sea, que cuando el interlocutor suelta cosas de esas, o es tonto perdido o se lo merece y pronto le adornarán con tan significados laureles.


Implementar
Sinergia
Powerpoint
Soja
Easy listening

iPod
iPhone
Por implementar sinergias y todo eso, me sale este tío. Y claro, no es por faltar al menda, pero pinta de botarate tien, no me digáis que no.

Hay que puntualizar que si uno dice cosas tipo: ¿Soja?, deja de comer chistorra, maja si quieres rebajar chichas o menuda castaña el iPod, tanta pijada y no tiene radio, pues no se coliga su memez de modo inmediato, es más son muestra de brillante sagacidad. Así, las proporciones de idiotez aumentan exponencialmente cuando en un mismo discurso se acumulan esos vocablos. En cuanto me termine el pastelito de soja, me implemento unas músicas easy listenings en el iPod y el en iPhone. Si quieres te lo explico en un powerpoint, que para algo hemos de potenciar nuestras sinergias.

Hay más, claro está. Como briefing, timming y las que suelen terminar en forma de banco naranja donde se pega las chufas Fernando Alonso, qué agonía de tío, pero qué pesado. Hala, cómprate un Ferrari a ver si así ganas y llegas a la hora al briefing con fabada, tío plomo. Propulsión a ped...ales.
Y como veo que gusta tocar balón, bandidos, espero vuestras sangrientas aportaciones.

martes, 29 de septiembre de 2009

La feria de los libros, primera incursión


Ya está aquí otra vez la feria de los libros. Por llamarle algo, que cada año es más cutre. Y eso sin librios electrónicos. Antes, se llenaba el Paseo de Gracia de punta a punta de casetas abigarradas, que casi no s epodía caminar por la calle. Eso en septiembre, que era cuando se vendía el libro viejo y tal. Luego en mayo o junio, o por ahí, cuando los calores tempranos, había una feria de libro nuevo, que uno miraba salivando y se decía, pues cuando estén en la de viejo. Esa fue bien hasta que empezó a ir menos bien, y entonces, puesto si, puesto no, eran de la Enciclopedia Catalana, que es un producto de una editorial muy subvencionada para
mayor gloria del nacionalismo rampante. Sigue en quiebra técnica, pero gozando de la buena salud que suelen tener los cadáveres alimentados con dinero público. Lo de siempre.


Este año hay menos tramos ocupado, menos de la mitad del Paseo pero es que además, en varios espacios se ha abierto hueco entre casetas. El año pasado me explicaron un poco por encima el pastón que pide el Ayuntamiento por metro cuadrado de caseta, los mínimos y los sitios para contratar. Vamos, que es cosa de kamikazes. No me extraña la cara de aburridos y d erabiosos que lucen algunos caseteros.
Voy donde siempre y me han guarado uno de Umbral, una cosa sobre lumis y tal, o sea. Vale, pues muy bien. He de volver, porque me siguen retirando material. Voy pregntando pero nadie tiene nada, si acaso, algunas ninfas y un hijo más de Greta Garbo. Una mujer me dice que claro, que como en Madrid se vende mucho aquí traen poco. Es la lógica condal.
al final de la bajada, como si dijéramos, veo a una mamá con carrito de bebé y a un rubiales que mira sin ver, porque no llega. Cuando se acerca al cochecito, destapa a su hermano y le mira con curiosidad de mayorzote. Este, le dice la mamá. Este es del cuerpo humano, ¿te gusta? Y el rubiales asiente. Cuando alcanzo su altura, es decir, su paso, no su talla, le veo y me suena su cara. Es... miro a su mamá y creo que es ella. Vuelvo a mirarle.
!Es Jan! !Jan, el de la galleta!

Normal que le compren ese libro. Así aprenderá que hay que comer primer plato, segundo y postre para hacerse mayor. Y que no hay que llorar en el cole, jolines.

sábado, 26 de septiembre de 2009

El de las pinturas


Resulta que pones en el buscador ese que lo encuentra todo Tintoretto y te sale una tienda. O sea, que el buscador qu todo lo encuentra, o encuentra mal. Porqu, claro, yo no buscaba la tienda de ropillas o así, sino al de las pinturas.


No, no era éste, pero como aquél no se ve, pues lo pego, que también es hermoso.

Leí el otro día que en no se dónde
hay una gran exposición sobre Tintoretto. En las francias o por ahí, locual tampoco me interesa mucho, esa es la verdad. Además, para que luego te vayan a visitar las dos siniestrillas, el padre de las sombras, la de los gorgoritos y el negro que tenía el alma pija -Atiza, hija, es que somos los reyes del reciclje- y se pregunten si era de Berlusconi o del olivo reseco.

A mi, de Tintoreto es que me gusta todo y cada vez más. Por aquí ya hablé alguna vez, incluso del día que le vi en carne y hueso(para despistados y recién llegados, pinchad aquí) y sobre odo del día que tuve la fortuna de ver su último cuadro, un Ecce Homo - estupendo tema para cerrar una vida artística- en una capillita privada de una iglesia vaneciana preciosa. No, presidente, Ecce Homo no es la línea juvenil de Emidio Tucci, no.
Pues nada, seguimos engrosando el museo.