Después de un fin de semana entero de negociación, el presidente de los Estados Unidos acuerda con los jefes de los dos grupos de congresistas, llamémosles diputados para no liarnos, el acuerdo de voto para su plan de rescate del sistema financiero. Bueno, pues vale. Oye, ¿y lo del libre mercado y todo aquello? Bueno, ya se sabe, cuando la cosa se cruje... y bueno.
Votan la cosa y le dan un revolcón, porque la mayoria de congresistas, a pachas republicanos y demócratas, le han dicho tururú no sólo al plan de su presidente, sino también al acuerdo de sus jefes de filas. Hala, con un par, que luego yo he de volver a Milwakee, a Alabama o a Toledo, Ohio, y he de contarles a mis votantes que menuda se ha liado. Oiga, pues no, me lo reforma, me lo apaña y voto,. Y si no, lo aprueba usted y si hay que correr a alguien a gorrazos, que cada cual apechugue con lo que le toca.
Aquí, que somos más chulos que un ocho y que a mi, que los arrollo, se nos llena la boca con las democracias y las cosas, pero cuando en el Parlamento los jefes de la manada piden voto, todo el mundo rebuzna al son que le mandan tocar. Hay una gente decente por ahí que anda pidiendo a los tres partidos de raíces democristianas (no en vano se mueven en esos ámbitos en el Prlamento Europeo, ese pesebre tan bien pagado), PP, CiU y PNV que se mojen, que digan claramente qué pasa con aborto, eutanasia y otras artes de matarife que van a imponerse. Y los tres partidos callan como lo que todos sabemos. Como cobardes. Esa basura que vive a nuestra costa.
Yo quiero ser estadounidense. O al menos tener congresistas y senadores de ese aire, que votan lo que les sale de las narices porque luego se vuelven a Kentuky o a Arkansas City y han de rendir cuentas ante el personal. Claro, allí votan al chérif, al fiscal del distrito y a no se quién del Condado, que a mi me molan los condados. Me voy de vinos a la avenida Pittsburg d ela capital del condado. A ver si no.
Luego está Obama, que por no entorpecer, como nos dijo el ilustre Pepiño, está amnésico perdido, el muy chorizo, echando la culpa a troche y moche y olvidándose de cuando el torpe Clinton accedió a que la banca privada y de riesgo entrase en el negocio de la banca tradicional. Con un par. Y una quiebra. No se, pero si la sensatez imperase, futuro negro.
Ahora toca lo que toca en estos casos. Las cámaras no me respaldan, pues a trabajar para conseguir el acuerdo. Eso es la democracia, y no la especie de cosa que nos toca sufrir por esta parte. Hoy, precisamente, el día en que los partidos políticos han puesto de largo su conchaveo para liquidar la poca independencia judicial que se le supone al tema. Tenemos lo que nos merecemos.
Y lo bien que se debe de vivir en Anchorage, Alaska, cerca de Cicely, donde en simpático botarate de Fleischmann y la sabrosa O'Conell.