Esta es la intrahistoria.
1. El papel es relativamente caro, aunque editar es casi gratuito. El papel para la prensa está muy subvencionado. A más tiraje, más subvención. Si regalas el periódico, ganas dinero por dos vías: cobras la publicidad más cara porque difundes más y tiras más papel, lo que está pagado. Como habréis visto, el periódico se regala en los trenes, en los aviones, en las bibliotecas, centros cívicos, sitios varios. Creo que a todos nos ha pasado aquello de pedir según qué prensa y decir que no, que esa no está. Joroba por partida doble: no se transmite su emnsaje y no cobran por esosnúmeros no distribuidos.
2. Las distintas instituciones hacen anuncios de sus cosas, la mayor parte de las veces absolutamente prescindibles, pero ahí están. Los criterios para conceder qué y cuánta publicidad, difusos. Número de lectores en general, pero también implantación territorial, cobertura informativa, idioma, paridades y otras paridas. Todo para difuminar que pago más al que más amigo es. Qui paga mana, que se dice en catalán, y que todo el mundo entiende, o sea.
3. La cosa viene cruda. Los editores están tratando de reunirse con los ministerios para arrancarles alguna ayuda especial, subvención, dinericos, a ver si pueden aguantar, que con esto del gratis total de la internet, se les viene abajo el chiringuito.

TOTAL: que como el que se mueve ya se sabe lo que le pasa, todos a una, no sea que parezcamos lo que no somos y nos corten el grifo, con la que está cayendo.
El sistema de consignas era una herramienta para el control de la información que usó el primer franquismo. Venía aser una serie de ideas, ítems que dicen ahora los modernos, mantras, refranillos ideológicos que los periódicos debían meter, a modo de trufado, en sus informaciones. Luego en la radio estaba el parte. No había noticias.
A las horas, las emisoras conectaban con Radio Nacional que emitía el parte, un único informativo para todos. Una idea para que nadie se mueva. Luego salíó Manuel Martin Ferrand en la SER, aquella, y se saca de la manga una noticia meteorológica que, como es normal, debía ser distinta, porque lo que hace en Albacete no es lo mismo que en Orense, ni en Las Palmas o en Lérida. Luego una agendita de la partida de brisca en el Casino y tal y así, poco a poco, les fue colando un informativo con cara y ojos.
La historia es que doce periódicos que editan en Cataluña ceden el texto más importante de su ejemplar para dar voz a una opinión única, monocorde y sin fisuras que pretende elevarse a título de dogma para exigir a una especie de tribunal que dicte a beneficio de parte.
Mi opinión
Esto está entre el totalitarismo y la mafia. Y el trinque, claro.