miércoles, 27 de junio de 2007

Botánico (I)

Hace unos días hablaba Marta en lo suyo sobre su próximo examen. Se me ocurrió que si tuviese que relajarme por ahí antes de un examen -o después, nunca se sabe- ya tendría bien claro el sitio. Y empecé a juntar palabras...
Durante una temporada viajaba más de lo habitual a Madrid. Iba por cuestiones laborales y me solía quedar no menos de tres días y a veces algún fin de semana y todo. Después de lo laboral me solía quedar suficiente tiempo libre como para callejear, quedar con algú compañero de la carrera, ir a ver sitios y perderme por la FNAC buscando singles raros. Una vez, buscando singles de Bjork o de Tricky o parecidos, o sea, raros, vi de reojillo a una moderna con cara de malas pulgas a mi lado, esperando que le diese hueco para mirar. Para mirar los dicscos, se entiende. Entre los discófilos nos solemos dar espacio para poder buscar tranquilos. Aún recuerdo cuando buscabas vinilos y veías a otro que había comenzado por el otro lado. Fijo que nos cruzamos en la M de Marillion, así que cuando llegabas a la L de Led Zeppelin saltabas hasta la O de Ozzy Osbourne -que liquidabas en un pispás, claro- para dar paso y no molestar. Eso si es que el otro disquero no saltaba hasta la J de Joy Division, porque la K de Kraftwerk se pasaba volando por falta de material. Cuando abrí un poco más de hueco vi a la modernilla, pelo corto y vestir así un poco desorganizado. Esta chica me suena. Claro. Salto al vacío. Era Najwa Nimri, que aún no cantaba pero que tenia cara como de quererle pegar dos gritos a alguien, que ni loco le hubiese dicho yo qué tal reina mora, hace unos calamares.
Así que un día veía discos, otro me iba a la Real Academia de San Fernando, otro quedaba con Ioseba y de vino en vino terminábamos de madrugadísima, otro más deambulaba por los alrededores de la Plaza Mayor y así. Alguna vez llevaba las cámaras y echaba fotos. Lo normal.
Otras veces iba al Botánico.



El jardín Botánico es fascinante. Es chiquito, nada que ver con los gigantescos de otras ciudades europeas. Pero es así, chiquito, bien puesto, muy variado, muy agradable de pasear. A la que has ido tres veces, te lo sabes. Te acuerdas de los árboles más importantes y cuando vuelves a verles te da ganas de decir, ya no estás tan verde, chaval; o el rosa de las flores te queda divino. El Botánico es un sitio que siempre está igual pero que siempre es diferente, porque así son los árboles y las plantas. Siempre los mismos y siempre distintos. Vaya, como las personas también, Pero és a es la cosa. Cambia y permanece. ¿Otra vez aquí? Pues ya ves. ¿Y tú qué tal? Echando cortezas, ¿y tú? Pues ya ves, floreciendo, a mi edad.

A mi me gusta mucho un roble seco que hay allí enmedio. Y la escalerita aquella que ha partido una raíz. Y la estatua de la niña.
Un día me pondré a contar a ver cuántas fotos le he hecho, Han sido tantas.

En el Botánico vives cosas curiosas. Una vez vi a una señora japonesa que pintaba las flores en un cuaderno con acuarelas. Estuvimos hablando un poco y me enseñó unas cuantas que había pintado en aquel rato. Parece tan sencillo pintar cuando ves a alguien pintando. Y allí, con su cuadernito pequeño, tres pinceles y una minúscula cajita de acuarelas, le tuve envidia pero de la buena a aquella señora japonesa que renunciaba a las cámaras de fotos para llevarse el recuerdo de algo tan sencillo y tan bobito como las flores de colorines. Otra vez vi a una ancianita que daba de comer a las ardillas. Las ardillas la conocían y comían de su mano. Supongo que las ardillas contagiarán el paludismo, la fiebre del heno y lo de la mosca tsetsé, pero era como de peli verlas acercarse y cogerle de la mano las migas de pan y las cosas que les daba. En el Botánico había bastantes jubilados. Hay que pagar una entradita, pero para los mayores es gratuito. Supongo que por eso es un jardín traquilo, semivacío, seguro. Un placer para los jubilados un poco contemplativos. Y para las abuelas amigas de las ardillas.

Otra vez vi a unos que iban cantando. Eran dos chicos y una chica, creo que italianos, e iban cantando fragmentos de ópera. Cada cual cantaba lo que le tocaba, los otros respondían y a tramos cantaban los tres juntos. Así iban recorriendo el jardín, cantando a varias voces para ellos mismos, pero cuando pasabas a su lado era como si te envolviese su canción. Al ser pequeño, te los volvías a encontrar o los oías de lejos, tras un seto, una sequoya o donde fuese.
La estatua de la niña está en una especie de glorieta, redondel, no se cómo llamarle, refugio del paseante en donde hay unos bancos y te cubren las hiedras, los cipreses, los abetos azules, unos árboles que hay por allí. Está en sombra y cuando hace calor puedes echarte la tarde allí fresquito ,escuchando las hojas mecerse al aire. O escuchando a los ocasionales italianos dándole a las arias. En una ocasión estaba montando el chiringuito de las fotos. Llevaba dos cámaras y combiné varias películas, los objetivos, el cuaderno para las anotaciones de las tomas, toda la parafernalia. Oí unos pasos. Eran un papá y su chavalín. Ves lo que hace este señor, le preguntó el papi al nene. Y yo buscando al señor. Ay, vale, que era yo. Y le expliqué que estaba haciendo fotos y que intentaría cambiarle el color a las ramas y a las hojas, porque usaba un carrete mágico que podía transformar los colores a mi antojo. El niño estuvo con la boca abierta un rato y vi cómo me observaron mientras hacía mis fotos. Otra vez anduve mareando a una chica que se había sentado a leer allí, con mis cliclic de las fotos y todo aquello. Yo creo que di un poco la murga, pero no me tiró el manual o lo que leyese a la cabeza, así que bien. Agradable.


Hace tiempo que no voy. Que voy con el tiempo justo a ver mil cosas y si me da tiempo, el Botánico. Pero no me da, así que paso cerca, estoy a punto. A punto, a punto, pero al final no entro. Allí, haciendo cola para El Prado, pasando por los tenderetes de los libros y pensando, jolín, tres pasos y estaría dentro. Pero hace tiempo que no. Pero volveré. Claro. Volveré y repetiré las mismas fotos, los mismos pasos, las mismas hojas. Volveré a la rontondilla esa, al descanso del paseante que decía y volveré a hacerle fotos a la niña del mandil que tiene un clavel entre sus manos y que siempre lo mira mientras acaricia sus pétalos del color del bronce de las estatuas.

Me gusta ese sitio. Me gusta hacerle fotos a la niña del Botánico. Un día levantará la vista y descubrirá que seguimos allí.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá sea una buena idea escaparme antes del examen o después de unos "yintonics"...
Mientras das con el hueco para volver al Botánico, le doy recuerdos a la niña de tu parte. Y al roble seco. Y a toda esa gente si me la encuentro por allá. Y de paso, lo conozco.

Anónimo dijo...

Sigues actualizando a horas "indecentes".

Por tu culpa tendré que ir al Botánico cuando vuelva a Madrid... Un texto con la dosis justa de dulzura.

Lidia.

AccentLess dijo...

Manda cojones... que soy de Madrid, que no me gusta nada Madrid, y que Madrid es la hostia, por el botanico y por mil sitios mas con un encanto que jamas he visto en ninguna otra ciudad.

En cuanto pueda, me marchare de Madrid para echarlo de menos

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo, Pianista, felicidades. Y yo sin conocer el Botánico...

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Vengo de nuevo...y tu escrito me trae recurdos de mi pueblo natal...donde tenemos un parque que no le envidia nada al Parque de Mª Luisa...en el que yo solia hacer footing por la mañana, pasear con la parienta por la tarde y por la noche....era fantástico...parques de esos no se construyen ya...ahora prima la recalificación y el ladrillo.

Bonito post...me alegraste la mañana con una lágrima en mis hojos....volveré. Un saludo

J. dijo...

No cambio las acuarelas de la japonesa por la voz de Najwa Nimri. En realidad tampoco un Picasso. Y no me refiero a su voz de cantante, no, a su voz simplemente.

Por escucharla me haríá como el futuro bloguero: todo orejas.

Anónimo dijo...

Que bonito... es el jardín botánico. Yo también iba con frecuencia y ahora también hace mucho que no voy...

Que bonito... nos lo has contado Pianista, en serio, es uno de tus posts que más he disfrutado.

Te presto los orejones para Najwa, J. no tengo interés en escuchar a esta chica que se cree cantante o se cree actriz, y que en persona, pues a mi no me dice nada. La conocí en el rodaje de una peli que hacía mi rubia, y... ffff, ni fu ni fa.

Es de las personas que Van de divas, no es diva. (en mi opinión)

Vuelvo al botánico que me interesa más. Te ha faltado Pianista, la referencia de Radio Futura y su maravillosa canción dedicada a la estatua.

Adaldrida dijo...

A mí también me gusta Madrid, pero nunca he ido al botánico, ¡qué laguna! Mi recorrido es: 1) el Retiro 2) la librería del círculo deBellas Artes 3) la casa museo de Sorolla, 4) el teatro para ver algo de la CNTC y 5) los hippies de Goya, hay un tenderete que se llama La Nave Va y venden anillos de madera, ¡flipantes! Y pulseras indias de metal.

María dijo...

A mi que el Jardin botánico me sonaba a excursión del cole... y me han entrado unas ganas locas de ir a botánico a conocer a la niña. Fui y solo me acuerdo de los mini plátanos, al fondo de un pasillo. Y de algunas flores que te entran por los ojos y te obligan a mirarlas durante un buen rato.

A mi la gente que pinta también me da envidia. Después de pasar el día con alguien que pinta pienso "no puede ser tan difícil" y me pongo a ello... pero siempre es un desastre! Qué envidia la japonesita!

Me pasaré por el Botánico...

J. dijo...

Futuro bloguero: acepto tus orejas.

A mi la Nimri, como actriz o cantante ni me va ni me viene. He visto varias películas suyas pero no recuerdo sus papeles, ni siquiera su rostro. O sea, no la reconocería por la calle.

Pero

Su voz es preciosa.

Y de eso si que me acuerdo.

Néstor dijo...

Bueno, pues lo cierto es que estaré en Madrid el sábado, así que me escaparé al Botánico -que me pilla cerca- a visitar a tu niña. Daré saludos.

Nodisparenalpianista dijo...

Marta, lo vas a saborear, igual que los yintonics y que la victoria. ¡Cuenta con ello!!
Vale, AnónimoLidia, entiendo que casi me llamas cursi pero no.
Accentless, la perspectiva y la distancia, eso te falta!!
Pierrot, se agradece viniendo de un mimo como tú. Oye, pues a poner remedio que tan difícil no es...
Manuel, vuelve por supuesto!!! Al menos para contarnos lo del parque ese de tu pueblo, no se, algún dato por si pasamos y no lo descubrimos.
J (punto), suscribo lo de su voz y añado lo de su mal rollo. Uf, qué bien le queda.
jaja, FuturoBloguero, después de tu letra del otro día, esperaba lo de RF. ¿tTe acuerdas del ideoclip aquel infame con SAuseron de purpurina? Hay pasados que dan miedo. Oye, vale, una tonta, ¡pero qué tonta!
Rocío, muy chulo tu paseo madriles. Te regalo uno alternativo 1.Botánico (ya que estamos) 2. Los libros de Moyano, que ya no están en Moyano 3. Unas cañas y algo de comer por Huertas camino de Santa Ana 4. Una vueltica por el Conde Duque y alrededores, sobre todo en días de muchísimo calor, que se está la mar de fresco. Buscaré pulseras.
Venga María, ve, observa, cuena y luego montamos un chat para comentarlo. Si, quien fuese japonesota (tenía su edad, quiero decir) y pintyase así de bien.
J (punto) y había sido vecia de barrio en Pamplona. NN, no la japonesa.
¡NéstorAparicio, suerte la tuya! Espero que te guste. Y si no, al menos verás colores bonitos.

María dijo...

ok pues me pasaré y contaré.
Japonesita, decía, que por mayor que fuera, son siempre bajitas no? y me apunto el paseo que le propones a Rocio. Yo propongo uno por la Calle mayor y callejear por ese madrid, que tiene su encanto. O al revés coger el metro hasta Opera, bajarse, subir hasta la almudena y ahí coger la mayor. y perderse entre las calles. Hay sitios interesantes perdidos por ahi!. Además de descubrir sitios interesantes por ahi están los mejores boquerones en vinagre!!

Carcajada dijo...

Vaya! Cuando vaya a Madrid tendré que pasarme por el Botánico! Me ha gustado el texto, y a ver si encuentras un hueco para volver un día de estos. Hoy he pinchado y te dejo un comentario..jaja! y lo más importante..no hablo de cucarachas..uy! sin querer lo he hecho :)

Anónimo dijo...

Gracias, Pianista. Me iré con María a ver esas calles, el Botánico y sobre todo, a probar los ya famosísimos boquerones. A estas alturas, son como de la familia ¡jaja!

Altea dijo...

Lo de las ardillas también lo he visto yo una vez en el Campo Grande de Valladolid. Un tipo les daba de comer en la mano (qué asco, la verdad), con cara de "es que hay que saber".

María dijo...

Altea, ese tio era un pedante. Yo les he dado de comer a las ardillas... y lo único que hay que saber es que les gustan los frutos secos y estar quietecita y se acercan ellas solas!! haz la prueba! A mi más que asco me daba miedo (ahora no lo haría nimuerta, pero de pequeña las cosas te dan menos asco...)

Nodisparenalpianista dijo...

María, me gusta tu paseo. Oye, podías montar un chat temátio sobre paseos por los madriles, ¿no?
Carcajada haré el hueco, vale, pero como vuelvas a citar a los bicharracos te fumigo el blog.
Marta, ¿tú también de la cofradía de los mueros de hambre? Dejadnos algo a los demás.
Hombre, Altea, donde la famosa cancion, ¿no? Allá en el campo grande, allá dónde viviiiíaaaa, había una ranchreita... Ufs, es la terapia de cubatas antimalaria.
MAría, yo es que le veo un pelifgor de cuidado su una ardilla, maja y tal, se pone nerviosa y te pega un bocado. Oye, que de un bicho capaz de partir nueces con los dientes,. mejor tomarse una cierta distancia, digo yo.

María dijo...

jajaja ¿que tal los yintonics? ¿qué es lo que les ves a las ardillas?. No pienso montar un chat de nada... ¿no lo ibas a montar tu?

He releido la entrada y además de lo ya señalado, lo que más me ha gustado es el título: Botánico (I)... lo que indica que habrá más partes!!!

Marta... ¡¡¡que ganas de esos boquerones y esos yintonics!! (aunque yo pediré cubitas... jejeje)

Álvaro dijo...

Cualquier cosa que busques, la puedes encontrar en Madrid. Vale, playa no. Jejeje. Pero, es algo que envidio mucho de las ciudades grandes: el gran abanico de opciones para elegir que hacer. Si que es verdad que a un paseo por el Sardinero no hay museo botánico que lo supere...

Un saludo

Anónimo dijo...

Es muy bonito lo que has escrito. Yo he visitado el Botánico varias veces; y leyéndote he vuelto a recorrerlo. Gracias por traernos un trocito de Madrid al blog