No me acuerdo bien, pero yo diría que fue Fernando quien le puso nombre un día. No hay leche. Ni chococrispis. Pues baja al Pirata y que te venda una bolsa. Y vuelve César que dice que le ha costado un pastón la bolsa de kaiku y la caja, que casi se ventila en ese desayuno.
El Pirata, claro.
El Pirata regenta una especie de tienda de ultramarinos pero vende cosas raras. Por aquí la costumbre es vender en el mismo sitio la prensa y el pan. Y si tienes pan y prensa, lo lógico es tener galletas, leche y cosas así. Unos embutidos, una máquina de cortar embutidos que tiene la grasa pegada en sustratos, una máquina de helados que también tiene el hielo en sustratos, unos botes de alubias y tal para un apuro, atún, bendito atún, que si unas bolsicas de manís y de patatas fritas, cuatro gominolas... El Pirata vende de todo eso. También tiene tabaco debajo del mostrador. Para vender, se entiende, que no se si fumaría o no, pero gastaba unos malos humos que tela marinera.
Porque mucha bromita y todo eso, pero el Pirata era un cretino de tomo y lomo. De hecho, si todo el mundo sabía de quién hablábamos es porque en algún momento le habíamos sufrido sus certeros sablazos de bucanero facineroso. Llevo un romano y dos kaikus. Pues esto es, a ver, y metía el labio de abajo con lo que se le veían algo más los cuatro pelos de barba, entornaba los ojos achinados y calculaba: la leche ciento cincuenta cada una, el pan cien, o sea... Oye, ¿cómo que ciento cincuenta si ayer me has cobrado cien por una bolsa? Mmm, pues no se majo, no puede ser. ¿Cómo que no? y le dices a la chica, ¿no te acuerdds que me las diste tú? Y la otra que pone cara de malas pulgas directamente aprendida del usurero de su jefe. Pues no me acuerdo, no. Pues yo si me acuerdo y eran cien. O sea que ahora no te voy a dar diez duros más. ¡Ay!, eso es que funcionaba la presión y el pirata tenía que bajar las defensas, que si, majo, que si que me estaba confundiendo, que es leche fresca, que me he equivocado con la de cartón, que son setenta y cinco y como eran dos he pensado pues como una de plástico, ya ves. Y claro, lo que es claro, no lo veías nada claro, lo único que podías apreciar era que ese tío haciendo cuentas era tonto perdido o listísimo y que la chica aquella que tenía en régimen de medio esclavismo, una rubiona cuadradota con cara de malas pulgas tenía más malas pulgas que nunca, y que parecía decirte con la mirada algo así como la próxima vez que te cobre yo, te crujo. Menudo peligro tenía.
Con esos antecedentes pues no volvías a no ser que estuvieses muy apurado. Siete de la mañana: ¿César, quién ha sido el idiota que se ha terminado la leche? Yo; me la terminé ayer con los últimos chococrispis. Pues te toca ir a buscar, y come galletas, que ese tío te cobra el triple por la caja de guarrerías que te comes y luego no llegamos a fin de mes. No, yo desayuno chococrispis, es mi capricho, cada uno tiene el suyo. Si, yo galletas, Fernando lentejas e Iñaki el pollo al ajillo. Este tío es tonto, nos repetimos. Bueno, y subo la prensa. Porque el Pirata también puso prensa. César, no subas el Diario Vasco, que no nos gusta. Ay, es que en los otros no habla de la Real. Es igual, ya te hablaremos nosotros de la Real, tú compra El Mundo y date prisa. Bueno, pues El Mundo del País Vasco, aunque hablen mucho de los bizkotxos. César, ¿¡quieres hacer el favor de irte ya a buscar la leche o llegaremos todos tarde!?
Luego volvía. Este tío es un pirata: ¿sabéis lo que me ha costado el romano, la prensa y la leche? Y los cereales, ¿no? Bueno, si, y los chococrispis.
Pues un pastón. Y todo por no ir el día antes a Aundía, que era, así todo junto, el súper donde comprábamos las vituallas envasadas, una cuarta parte más baratas y más frescas -nunca mires las caducidades si compras en ese tipo de antros- que las que te endosaba el Pirata. Es que era un cara: señora, no, serrano no me queda -como si lo hubiese tenido alguna vez- pero tengo esta mortadela con aceitunas que está estupenda, yo la como todos los días. O sea, que eran sobras de mortadela que se había puesto verde y aún había gente que tragaba. Luego también le compraban gominolas y guarrerías los chavales del instituto de al lado, la leche todos los estudiantes despistados de los alrededores, Iñaki Ducados cuando se pulía los cartones demasiado deprisa y Gabriel el periódico, una bolsa de patatas y una lata de aceitunas los días que volvía bolinga, que era, menos los lunes -también hay que descansar-, casi todos.
El Pirata, menudo tío. Uno a veces se acuerda de la gente por las cosas buenas, y otras veces se acuerda de la otra gente por las canalladitas que va haciendo por ahí. Claro que, con esta producción de cantimpalos que nos ha tocado padecer, lo del Pirata era casi una bendición. Supongo que si un día vuelvo para ver mi ventana, igual me acerco para ver si sigue allí. O igual no. Igual no me imagino ese sitio sin el Pirata. Menudo pirata, si.
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26 comentarios:
En Madrid, el pirata tiene los ojos rasgados debajo del parche, y mucha gente pensara que son piratas, por lo caro y por lo guarro, pero la verdad es que han venido a cubrir una necesidad creciente en el momento oportuno... asi hay mas tiendas de "chinos" que inmobiliarias, que ya es decir.
Al ritmo al que vamos, no tenemos demasiado tiempo de bajar al colmado de toda la vida a hacer la compra, y mucho menos tenemos la cabeza para planificar la duracion media de una caja de crispis, asi que cuando no es por el ketchup, es por la mostaza, pero siempre te encuentras a las once de la noche con que no puedes cenar porque algo te falta... y ahi esta el chino, que sera un robo, y que sera un guarro, pero esta abierto...
O sea, Accentless, que el Pirata era un adelantado a su tiempo y yo sin saberlo.
Y si, si era mesurable lo de la caja de chococrispis. Media en un desayuno, media en el siguiente. ¡Y el tío que no engordaba ni a tiros!
Los piratas de Playmobil...los mejores del mundo.
Silvia era una jovencita triste
que estudiaba conmigo en el instituto, siempre con problemas para salir los fines de semana. Su padre era un pirata que le hacia estar en la bodega-super los sábados hasta que cerraban, bien entrada la noche, y las mañanas de los domingos. Eso sí, podías encontrar de todo a la hora que quisieras.
Muy interesante y muy bien escrito. Pobre César, seguro que no le hablábais de la Real.
Lidia
En donde yo vivo, un pueblo de la sierra de madrid, hay una de estas tiendas de piratas que tu dices. Son dos hermanos, el pirata es el gordo... simpre con cara de tormenta, pero tiene un hermano, que es una especie de señor Smith... un encanto, si no tienen lo que quieres te lo buscan...
La pena es que con la llegada de supermercados como supersol (no es por hacer publicidad, es el que hay...) notas la diferencia de precios... los piratas tienen que subir los suyo, si no quieren ahogarse!
Oye, es geniaaal. Me encanta la recreación del piso demestudiantes. Algún día tengo que hablar yo del piso de estudiantes.
Hola Anonimoquenoeslidia (por favor, Qué indecisión poniendo nombres), yo era más de AirgamBoys, porque movían las manitas, así, en plan folcórica.
Hola Elsa. La rubia grandota no debía de ser la misma buena nena que tú dices. LA de nuestro Pirata era una aprendiz de bucanera completamente perversa.Un dúia me recuerdas que hable de mi teoría sobre las Silvias.
Hola AnónimoLidia (la cada vez más plagiada). Ya se nota que tú no te cruzaste el la vida de Céras. Que buen chaval era, no digo yo que no pero cargante y tontorrón como pocos. El terror de las pelirrojas. Y de los chococrispis. Y como ahora dirás que a ver cómo soy, te cuento una de las delicatessen que le gustaba saborear: salchichas de franfur crudas con galletas. ¡César, si has de hacer guarradas, vete al baño!
Hola María. ¡Felicidades por tu paciencia! Si, si, lo de la competencia lo entiendo, peor es que el Pirata este te subía los precios tres veces en una semana si andabas despistadillo.
Hola RocíoArana. Venga, va, déjate la lírica y reparte un poco de leña con lo del piso, que fijo que tú también tenías un Piratón cerca.
Hola Anonimoquenoeslidia (por favor, Qué indecisión poniendo nombres), yo era más de AirgamBoys, porque movían las manitas, así, en plan folcórica.
Hola Elsa. La rubia grandota no debía de ser la misma buena nena que tú dices. LA de nuestro Pirata era una aprendiz de bucanera completamente perversa.Un dúia me recuerdas que hable de mi teoría sobre las Silvias.
Hola AnónimoLidia (la cada vez más plagiada). Ya se nota que tú no te cruzaste el la vida de Céras. Que buen chaval era, no digo yo que no pero cargante y tontorrón como pocos. El terror de las pelirrojas. Y de los chococrispis. Y como ahora dirás que a ver cómo soy, te cuento una de las delicatessen que le gustaba saborear: salchichas de franfur crudas con galletas. ¡César, si has de hacer guarradas, vete al baño!
Hola María. ¡Felicidades por tu paciencia! Si, si, lo de la competencia lo entiendo, peor es que el Pirata este te subía los precios tres veces en una semana si andabas despistadillo.
Hola RocíoArana. Venga, va, déjate la lírica y reparte un poco de leña con lo del piso, que fijo que tú también tenías un Piratón cerca.
¿felicidades por mi paciencia?
Estos personajes con sable tienen un clon en cada barrio. En Sanfran (Bilbao) uno en cada esquina.Te venderían hasta los empastes.
María, si, "¿y ahora qué?" 23 comentarios dando caña y subiendo.
Hola J (punto): Yo también sospecho que debajo del mostrador, junto a la tira de lomo embuchado de 1964 guardaba un arcabuz y un sable. De todos modos vigila con la gente que se queda por las esquinas, que vosotros los bohemios tenés una cierta querencia al cabaré.
María, me ha encantado lo de "cara de tormenta" (yo por si acaso llevo días sin mirarme en el espejo...).
Pianista, mucho mejores los clicks!!!! pero de lejos, vamos (los airgamboys eran como ortopédicos, brrr...)
ah! jajaja... con lo que me gusta dar caña!! jejeje gracias a ti, por ayudarme a echar caña! ;)
ah... y gracias hola! mirate al espejo, que ese signo de exclamación es signo de anticiclon!!
A ver, a ver, a ver, que no cunda el pánico princesas revolucionarias observadoras de espejos.
Hola! cocacola, de esas también tenía el Pirata en su garito. Los Airgambois eran de lejos mucho mejores, con sus manitas a lo folclórica y los zapatones como los de un furbolista recién pateado por Arteche, que les daban vueltas para todos los sitios. Yo creo que desde entonces me dan grima las extremidades descoyuntadas.
María, maja, con tus ideas sediciosas voy a perder rápidamente la admiración que me produjo tu paciencia, ya te aviso.
¿¿sediciosa yo??? (confieso que he tenido que echar mano del diccionario porque no sabia muy bien qué me estabas llamando! jajaja...
Ya lo entendí... si, yo soy un poco pirata tb!
Uy, María, ya te veo haciendo como el J (punto) y cobrándonos para entrar en tu guep!
J. cobra??? a mi no me ha pasado factura!! jejeje. no te asustes que tan pirata no soy!
Ahora que lo dices, para mi que el Pirata de los chococrispies era el J (punto) con una calva postiza y una bata azul mugrienta.
Efectivamente, mejor los clics.
Hola Dulcinea, insensata, que los clics y los airgambois son al muñequeo varonil lo que las barbis a las nancis, o sea unas megapedorras frente a unas nenas superclase y chupiguays. !Ay, pero que está pasando! Todo el mundo a dormir, que ya no son horas.
Yo también era más de airgamboys, qué le vamos a hacer, los clicks me parecían caganers con lumbago. ¿Y qué me decís de los madelman? Tenía uno de buzo la mar de chulo. Ah, el baby-boom, esa triste generación de niños intoxicados por el pre-marketing... Nuestras magdalenas proustianas llevaban cromos e iban rellenas de sospechosas sustancias cremosas. Bueno, el tema de los pastelitos da para largo... Para no salirnos del universo pirata me limitaré a recordar el Bucanero.
Hola PierrotleRose. Ya tardabas, ya. Pues si, el Pirata también tenía Bucaneros y Panteras rosas de un sospechoso color azul y melena leonina.
Hola a todos, que divertido está lo del pirata y que curioso por donde va la conversación. Clics vs airgamboys, falta madelman contra geyperman, porqué no Naranjito contra Sport Billy, etc.
A mi me gustan mucho las tiendas de barrio, no tanto el pirata, que se ha sustituido por el chino que sigue abierto, que en Inglaterra son la corner shop con el Hindú y antes eran tal como los describes.
Que ha sido de las antiguas tiendas de Ultramarinos que vendían las galletas fontaneda al peso, las lentejas garbanzos etc en sacos de los que pesaban lo que quisieras comprar y lo metían en bolsitas de papel?
Por otro lado me encanta encontrarme gente en tu blog que también veo en su blog o en el mío. Como le he dicho a maría en su blog, esto es ya muy endogámico.
Un abrazo
A ver, ya que va siendo hora de poner orden. Y ya que el pianista se dedica a tocar las teclas, y no interviene,
1 Pierrot. ¿cómo calificas así a los pobres clics, con lo que dan de sí para simbolizar acciones, los accesorios, etc?
2 Pianista. ¿cómo comparas una Nancy con una Barbie? Siempre mejor Nancy.
3 Y en mi barrio (que no es periférico) los piratas llegan de allende los mares,a saber; paquistaníes (donner quebabs que proliferan pese a estar vacíos) y chinos (que ni se sabe qué hacen.
Acabaré echando de menos a los piratas patrios. A parte del puntito canalla/cañí tienen el poso del pícaro del barroco que estos guiris no conocen.
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