jueves, 29 de octubre de 2009

El nuevo maxi

Apresurado, escucho el otro día, por primera vez, mientras ando reciclando botellas primero y comprando más en el mercadona, el anticipo del nuevo disco de Massive Attack. Aún no me lo he podido comprar, Teddy, porque aquí no llega, que las disqueras están cerrando por todas partes, salvo la Fnac, con sus triangulos y todo, que a mi siempre me dio muy mala espina, ya sabemos, ¿verdad?
Fatal, entre que lo oigo cogiendo cartones de leche, chorizo pamplonica que es de Gerona, los yogures y unas Alhambra 1925, yo qué se, lo oigo fatal y no me gusta nada.
Qué horror. Y la portada, con dos calaveras, muy fea.

Al día siguiente lo vuelvo a oir con más calma. Calma laboral, como si dijéramos. Y me empieza a gustar. Mucho.
A estas alturas ya lo he oído un puñado d evecez. Es una maravilla. Me gusta mucho. Para mi gusto, algo inferior a sus dos anteriores discos (quitando la banda sonora, o sea) pero son remezclas y tal. Las versiones definitivas prometen lo mejor.
De las cuatro canciones, Psyche. Es de lo mejor que nunca he escuchado.
El disco lleva dos años de retraso, lo menos. Pero merece la pena, seguro.
Y aquí, esperando el parte del tiempo.

lunes, 26 de octubre de 2009

La fidelidad no mola

Se habla, a propósito del lamentable fallecimiento de Sabino Fernández Campo de su ejemplar lealtad al rey y se malicia sobre cómo le ha correspondido este. Y a partir de ahí, lo de siempre. Pero no, hoy no voy por ahí.


La prensa está como está, o sea, hecha un asco, repitiendo lo que los de Efe o Europa Press andan pegando, las teles copiando a las radios, las radios leyendo el periódico y Matçias Prats poniendo vídeos de Yutup. Y es el bueno. en fin.
Lo cual que todo el undo estaba con el soniquete de que blablablá, la lealtad por aquí y la lealtad por allá. Y yo, cabezón,que no, que no, que hay algo más.
Y hala, después de la cena, me pongo a buscar. Como algo le pasa a la maquinorra, tiro de Mará Moliner y voy centrando el tema. La lealtad es virtud muy interesante que se le aplica a aquél incapaz de falsedad, engaño o traición, lo que está muy bien, a ver si no.
Pero no era eso. Busco. Fidelidad.
Llamamos fiel a la persona cuyo comportamiento repsonde a la confianza que en ella hemos depositado o a lo que exige de ella el amor, la amistad o el deber. Y esto si que le viene al pelo.
Sabino ha sido todo un caballero. Un español orgulloso de serlo, un humilde católico y un militar disciplinado y amante de lo castrense. Así, con eso y siendo un poco consecuente, pues es lo que hay. Lo que ha habido.
Luego está lo que nos quedamos por saber. Que habrá que esperar ciencuenta años a ver si se desclasifican los papelajos, a ver qué pasó con el elefante blanco -que no era un elefane, que era una casa pero con mayúscula. La Casa, o sea-, quién le hizo la cama por dos veces a Tejero, cuán sucias tenían las manos los del gobierno provisional aquel que llevaba Armada en el bolsillo, que es que estaba toda la cuchipanda dentro.


El 23 de marzo de 2007 escribía breve. Pero ahí quedaba, para que se vea que no soy uno de esos lameculos que ahora se llenan la boca después de haberse esconddo por los rincones.
No cierro esto sin reseñar que dos ilustres vecinos de esta güep, a veces muy distantes, se unían, cada cuál en su estilo, para homenaear a ese ilustre caballero. Por una parte, ElclubdelabullaLepoin, un poco marañero pero muy sensato cuando toca.
jaranero y serio, en cada momento lo que toca y por la otra

sábado, 24 de octubre de 2009

Plantando palabras que me gustan (III)


Por campo semántico, la RAE dice que: 1. m. Ling. Conjunto de unidades léxicas de una lengua que comprende términos ligados entre sí por referirse a un mismo orden de realidades o ideas.
Dicho así, tan técnico puede resultar un tanto abirrido, hasta antipático. A mi me parece divertido jugar a campos semánticos. Se busca uno y se van soltando palabras y expresiones que entran en su conjunto. La teoría de conjuntos. Niños, niñas y gafas. Hala, venga intersecciones. Que útil no se sabe si sería, pero luego no paras de fijarte en los gafotas. Y las gafotas.


Hoy, que está cayendo una buena, pienso en eso, en lo de la lluvia y me lío buscando palabras bonitas sobre el asunto. Allá van.

Chubasquero

Cobertizo
Cafetón
Paragüero
Catiuscas
Calabobos
Nubarrón
Pararrayos
Caldito
Tendedero
Varilla
Gabardina
Charco
Gotarrón
Trueno

miércoles, 21 de octubre de 2009

Ya volvíamos


Ya volvíamos. Teníamos que pasarnos por el Navarro para comprar esqueletos y verduras para preparar un caldo. Pides un esqueleto y te miran con cara rara. Una carcasa, digo. Ah, vale. Veo al salir a una abuela. Cuando nos la vamos a cruzar se acerca y nos comienza a hablar. Anda un poco despistada. Se quién es.

La tarde, el paseo, que ha ido a comprar unas bolsas, nos las enseña, para ella y para su hermana, pues me parece que con tanto andar me he despistado un poco. Señora, ¿quiere que la acompañemos a su casa? Ella no me reconoce, pero yo se que es la señora de su cariñito, que vive al lado de la farmacia del Caracortada, donde el Tonino.
Pues es que yo vivo en Carlos I y con tanto andar me he despistado un poco. Lleva la cachava y las bolsas. Ande, señora, vamos que nos va de camino. Se cambia la cachava de mano y se me agarra del brazo. Y nos comienza a contar.


Es que he ido a comprar unas bolsas, mire, mire, y nos las vuelve a enseñar, para mi hermana y para mi. Me han costado diez duros, pues son muy bonitas, señora, de flores, y parecen muy resistentes. Pues si, me apañan. Pues ahora no hay que cargarlas mucho, que luego no hay quien las levante. Bueno, para mi sola, un litro de leche y alguna cosa más, no se crea. Es que hace dos años se me murió mi cariñito. Estuvimos casados más de... más de sesenta años. Porque el trabajaba en la Moritz, ya sabe y mire, nunca tuvimos lujos pero siempre hemos dicho que había que ahorrar por si uno lo necesitaba. Ahora ya no llora cuando habla de su cariñito.
Vaya, pues si que me fui lejos. Ahora si que se dónde estamos. He llegado hasta el puente de Marina. Llevamos andando media manzana. Es que yo vivo en Carlos I, ¿saben? Nena, ¿has visto qué bolsas he comprado. Y me suelta del brazo para enseñárselas. En un momento que ella no nos ve nos pasamos el mismo gesto, un tanto clandestino, ya sabemos. Pero yo no quiero molestarles, que ustedes tendrán cosas que hacer. No se preocupe, dice ella, que no es molestia. Si, además, ahora lo que teníamos que hacer era dar un paseo, así que no se preocupe. Tira de mi brazo y seguimos andando.
Pues mi cariñito trabajó en la Moritz, en la calle Casanovas y vivíamos en la calle de los Talleres. Pero luego le compramos el piso a un conocido que vivía en Carlos I y nos vinimos. Y le íbamos pagando a pocos, que íbamos a pagarle y nos decía, pero mujer, no se apure, pero mi cariñito y yo queríamos pagarlo para no preocuparnos, porque mi cariñito trabajaba en la Moritz de la calle Casanovas, ¿saben? Y siempre nos gustó guardar un poquito por si hacía falta. Pues eso está muy bien, señora y más en los tiempos que corren. Mire, en... sesenta años mi cariñito y yo nunca nos faltamos al respeto mi cariñito y yo, y enfatiza levantando la mano, como cuando los indios saludan a tramperos como Daniel Boone. Se le entristece un poco el gesto. Y es que hay que ver, con las cosas que pasan ahora, con tantas mujeres que las matan. Pues si, señora, un desastre. ¿Y ustedes conocen esta zona? Pues si, señora. Y yo la conozco a usted. Me mira con cierta sorpresa. Usted y yo nos hemos visto en el Chatico, cuando come con su sobrino, que un día nos lo contó. Ah, si, ese sitio me gusta mucho Mire, viene mi sobrino y vamos a comer y comemos allí los tres, porque nos gusta como hemos guardado toda la vida un poco, pues ahora podemos hacerlo. Y yo le digo ¿a quién toca pagar hoy? Y él me dice a ti. Porque a mi me gusta pagar también algunas veces, que mi cariñito y yo siempre guardamos un poquito por si un día lo necesitas, que él trabajaba en la Moritz, en la calle Casanovas y nunca nos faltamos al respeto en... sesenta años que estuvimos casados, hasta que hace dos años se me murió el pobrecito. Porque yo tenía la comida hecha para cuando llegaba a casa, que desde la cinco imagínese cómo venía. Y me da un tirón del brazo para que nos paremos. Resulta que una vez, era verano y me levantaba para prepararle el bocadillo, en la calle de los Talleres, no se si sabrán ustedes dónde está. Pues él se marchó y en éstas que me doy cuenta de que se había olvidado el bocadillo, así que, ¿qué hice?, pues salir corriendo tal y como estaba, en camisón por las escaleras y me fui corriendo detrás, porque vivíamos en la calle de los Talleres, Jovellanos, y le seguí por Valdonzella hasta que le alcancé. Mujer, pero mira cómo has bajado, pero como era verano y hacía calor, ni me di cuenta, que eran las cinco pero ya era de día, y me había bajado en camisón, no se si sabrán por dónde está. Si, de hecho, trabajamos pro allí cerca, señora. Pues me dijo que no hacía falta tanto correr, que ya se habría comprado el bocadillo en el bar, pero fíjese, yo allí en camisón, y se ríe con timidez picarona, que porque era verano y eran las cinco. Yo vivo por aquí, ahora ya me oriento, si. ¿Y usted también va al Chatico? Pues si, señora, de eso nos conocemos, que un día estaba con su sobrino y su mujer y estuvimos hablando un poco mientras tomábamos los cafés. A, si, a mi es que me gusta tomarme un cafetito al terminar de comer. Pues eso está muy bien, señora, y nos contó que usted vivía donde la farmacia. La del Caracortada, pero eso no le digo. ¡Eso!, ahí es donde vivo, al lado. Porque me gusta ir a comer al Chatico, que le pregunto a mi sobrino, ¿hoy a quién le toca pagar? a ti, tía, porque a mi también me gusta pagar unas veces, que como mi cariñito y yo guardábamos pro si nos hacía falta, ahora podemos hacer estas cosas. Lo que no se es cómo se llama usted, señora. Ay, pues te vas a reír, me dice y parece que alarga un poco el misteriod e su nombre. Verás, yo me llamo, y me da su nombre completo. Nati, así que el mismo día celebraba mi onomástica, mi cumpleaños y el aniversario de mi boda con mi cariñito. Oiga, pues me parece un nombre muy bonito y me parece más aún haber nacido el día de la Navidad. A ver, tenía veintiséis años cuando nos casamos, vinimos aquí y estuvimos sesenta años, o sea que yo tengo ochenta y seis. Pero eso no lo cuente, señora, no diga la edad, y sonríe algo presumida. Yo soy de un pueblo de Zamora y mi cariñito era asturiano. A mi cariñito le gustaba mucho viajar, que hemos recorrido muchos sitios, porque él era de Asturias y yo soy de Zamora, y se ríe. Eso también nos lo explicó cuando el café.

Nene, ¿vienes del trabajo ahora? Si Yaya. Ah, muy bien. ¿Y has comido? Si Yaya, como en el trabajo, Así ahora tengo la tarde libre. Ah, pues eso está muy bien. Hoy he comido judías con chorizo. Mira, qué buenas. Y pocos minutos después, vuelta a empezar. Y ahora, Nene ¿vas a trabajar? No Yaya, ya he terminado. Ah, ¿y vas a comer? Ya he comido Yaya, en el trabajo. ¡Mira qué bien! He comido judías con chorizo. Ah, qué buenas. ¿Y ahora has de volver a trabajar? No Yaya, ya no, como ya he comido, me queda toda la tarde libre. Pues eso está muy bien, Nene, oye. Así, poco a poco se iba desconectando. A esa señora le está pasando lo mismo.


Pues mire, yo vivo aquí, en Carlos I, un poco más adelante, ustedes no se preocupen, que ahora ya estoy orientada y ya puedo llegar. Me da un poco de miedo que se vuelva a despistar, pero tampoco que se sienta aún más desvalida. Mire, le digo, nosotros vamos al supermercado, así que, si le parece bien, vamos con usted hasta allí, y le señalo su manzana, la ayudo a cruzar la calle -porque de la vista tampoco anda muy fina- y nosotros ya nos marchamos, ¿quiere? Bueno, muy bien. Oiga, nos dice así que nos hemos visto en el Chatico. Pues si señora. Pues a ver si nos volvemos a ver allí. Bueno, yo hace un tiempo que no voy, pero si, nos veremos por allí, claro. Es que con este despiste, me he ido allí tan lejos a comprar estas bolsas, y nos vuelve a enseñar las bolsas de flores fucsias y rosas, diez duros me han costado, que me he confundido. Nena, ¿has visto qué bien van estas bolsas? Si, si. Ya podemos cruzar, ¿no? Y cruzamos.


Pues en el Chatico nos vemos, porque voy allí con mi sobrino a veces y un día paga él y otro día pago yo. A ver si nos vemos. Señora, mire lo que haremos: un día que nos veamos en el Chatico o por ahí, nos vamos a tomar un café, si le parece. Venga, y se pone contenta. Nena, le tiende el brazo con el que no me tiene cogido, muchas gracias, y le da dos besos, por su ayuda que le she molestado este rato. y entonces me da otros dos a mi. Señora, ahora a cenar un poquito y a descansar, que ha estado dando un paseo muy largo, ¿vale? Pues bueno, si, o si no veré un poco la tele. Bueno, también, pero a dormir un poco, que ha sido un gran paseo. Bueno, si, porque en la tele no echarán nada, así que si no duermo, al menos descanso. Hala, hasta otro día. Adiós. Adiós.

Vamos al Navarro. Mientras compramos esqueletos -carcasas-, carnes y verduras le cuento. Otro día, el café.

domingo, 18 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

El frío en los calcetines

El atardecido traía, dejaba ese fresco, ese frío que, cuando venía acompañado de neblina, iluminaba el camino de vuelta, tanto césped, tanto césped, luce bonito pero qué frío. Esos fríos eran de amplio gabán, de bolsillos llenos de trozos de versos, agujeros y demás parafernalia del disfraz de artista, lamparón y librito breve.


En la otra orilla ha de hacer calorcito, pues anda que no se ha de estar bien allí. Pero quédate en lo que hay, que bastante tienes. Y ya llegará, como todo, a su tiempo. Bueno.

martes, 13 de octubre de 2009

Diálogos y besugos

Ministra, ¿y para cuándo van a blindar los blindados del Ejército al menos como su Audi y el del presidente? ¿Y para cuándo les vana poner inhbidores de frecuencia al Ejército y a la Guardia Cibvil? Más que nada, porque si llevasen esos medios de protección hubésemos salvado las tres últimas bajas en combate que ha sufrido el Ejército y la Guardia Civil.


Si es se lo llega a preguntar la paniaguada de Televisión Española, yo es que beso la pantalla, como poco. Enhonor a la verdad hay que decir que este año han reconocido el abuecheo como lo que es, un abucheo, y se le atribuye al que toca, después de las sucias trampas del año pasado.

Me pregunto yo si en las logias no enseñaran a disimular. Tipo: si dicen toque de oración, no cierres los puños con rabia, no tiembles como los malos futbostas cuando suena el himno de tu rival, no mires hacia todas partes salvo al frente, como buscando la escapatoria, no muevas las piernas como los matones de los gatiros de carretera. Traga saliva, pon cara de póquer y resiste que son dos minutos de gorigori. Les tenía por más espabilados en la logia, si.

El soberbio mentecato no le da importancia. Ya se sabe cómo es esa gentuza. El lameculos quiere quedar bien, mientras respira tranquilo. Esos que no e llueven a él. Con esta gente, no se puede hacer nada bueno. La ceporra que dice que total, otro día y serían dos de leña. Hala, y ahora a lo que toca, a hacerse estampas con el negro que tenía el alma pija.

Entresaco tres para lo de las palabras que me gustan, para que luego me llamen negativo:

Paniaguado
Soberbio
Mentecato
Lameculos
Ceporro

sábado, 10 de octubre de 2009

El Tío Calambres

Leo que ha fallecido Luis Aguilé y me da mucha pena, porque me caía muy simpático, porque amaba las corbatas imposibles y porque escribió "La chatunga" que a mi siempre me ha parecido una canción como la copa de un pino, que es recordarla y se me menea la pierna sola.

Alguien se acordará de aquel infame programa que se llamaba "El hotel de las mil y una estrellas". Era un horror, vale, pero simpático. Y hasta salía en las colecciones de cromos de los críos.

Me acuerdo del añorado Peter, uno de los culpables de que me infectase del virus güepero. Peter terminaba prematuramente su enredo con sanfermines, Elvis Presleys, Luises Aguilés y contrafiguras.
Me los veo a los dos, echándose unas risas, qué sitio más bueno para ir a encontrarse.

Diálogos y besugos

Ofende a la inteligencia, a la moral y a la decencia de cualquier persona con dos dedos de frente y algo de vergüenza lo que está ocurriendo en Afganistán. La peña persevera en lo de la "misión de paz" cuando es una guerra en toda regla, para diferenciar de aquella "guerra" que si era misión de reconstrucción en Irak.
Como es "misión de paz", no es necesario enviar blindados con blindaje o con inhibidores de frecuencia, de esos mismos que llevan todos los ministros, ministrines y demás vagos cuenta del erario público. De todo esto que ha sucedido, a propósito de la muerte en acción de guerra de un cabo español - no es tan difícil escribirlo y no se necesita papel de fumar, lo aseguro- son un par de cosas. Uno, la que pego en forma de titulares.

Los principales medios españoles titulan haciendo equilibrios para no tener que escribir que un militar español ha caído muerto en un combate. Una trampa, vale, pero resultado de una acción de combate. Por cierto, ¿cómo se activaría la mina? ¿por el efecto de pisado o por control remoto? Del pisado no creo, prque había pasado ya medio convoy. ¿No será que se nos hurta ese dato porque significaría que un cacharrín tan sencillo y barato como un inhibidor hubiese salvado a este soldado, lo mismo que a los dos Guarcia Civiles en Mallorca? Es que no hay parné. Bueno, entre condonarle la deuda al cacique Morales y salvar la vida de militares españoles, yo lo tengo clarísimo. Temo que nuestro presidente también.
La otra cosa que me indigna y me asquea. Lo comenté en una güep de por ahí. Echo de menos que algún mando -y apunto desde al Capitán General de los Ejércitos, a su hijo -el de las promocioneso automáticamente veloces- hasta al sargento que está por encima de ese desafortunado cabo- de un paso al frente, convoque una rueda de prensa, ponga sus galones encima de la mesa y diga que, aún a sabiendas de que eso sería su suicidio profesional, hay que o recomocer que estamos en guerra y, ante ello, dotar de las mejores unidades y los mejores materiales para ganarla o hay que retirarse de inmediato. Mi cartilla y mi pechera. Y con la cabeza bien alta.
Pero la milicia también está blandita.

Tal vez no tanto como la prensa, pero por ahí andan.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Los botones

Los botones del puño del traje. Son tres, lo normal. Un traje de fondo verde, con estampado de cuadros estilo inglés, marrones, un poco serio pero de esport, elegantemente cotidiano, muy buen planchado. La americana mantiene el color un poquito más intenso, eso se ve de cerca, los pantalones están más lavados, lo que tiene combinarse el traje. Con el traje le regalamos otra americana, y el honrado viajante de brochas de pintura, de lo que fuese, qué más dará, que con una compra se avía doble vestimenta. Luego el pantalón desluce al doble de velocidad, pero qué más dará eso en la cuasi eterna vida de un buen traje.


Viste una camisa azul oscura con líneas blancas, no muy finas, veraniega, elegantemente informal. Esto, así dicho, no se ve que combine, pero puesto, le queda bien. Lo lleva muy bien llevado, o sea, pese a que ya camina un poco encorvado, se le marca el traje en la espalda, se le nota la tira de la camiseta, una buena camisa si sin camiseta, no no, y menos en verano, pero mejor que no se note, claro; se mueve pausado y eso siempre es elegante, lo que al final hace lucir. El puño del traje.
Ella, vestido veraniego, de un estanpado que le lleva de las olas de Nolde a un cielo fauve. Collares de esos de ahora, baratijas que se venden caras, que resultan modernas y un tanto pintorescas. Las sabe llevar muy bien.

En algún momento la da la mano o la alcanza el bolso o le coge el brazo y entonces veo los tres botones de su puño. Un nácar clásico, marrones moteados. Pero el del medio de los tres es otro. Se les parece pero no es. Esto es que el comercial de brochas, por decir de algo, un día se lo enganchó y, hala, adiós botón. O al guardarlo en el armario pilló el puño en la puerta y lo partió, que eso a mi me ha pasado unas cuantas veces. Y ahora qué. Mañana he de ponerme esa americana. Y los dos, a buscar en el costurero un botón hermano, primo, o al menos pariente de los otros dos, que de el pego para poder salir del paso adecuadamente. Bueno, para mañana con este valdrá. Y el sábado ya iremos a la mercería esa del centro donde tienen de todo y buscamos uno igual. O cambiamos los seis. También.

Pero al final ahí se queda. El botón pegado, el traje que pierde sutil su color y la espalda que se va encorvando. Me da la paz. Su mano es firme. Tiene cara de buena persona.

domingo, 4 de octubre de 2009

De libros que no encontré y de bebidas que no beberé

Bueno, a ver si en dos patadas hacemos miedio balance y dejamos el tema por unos días, que entre todo y con esta caída de güeps, dices, total, cada día no será demasiado.

En lo de los libros, de Umbral nada, oye. Es quee so se vende más en Madrid. Será, pero este año la cosa ha ido fatal. He encontrado un catálogo de dibujos de Oteiza que vale su peso en oro. Debería escribir más cosas de Oteiza, porque se hace poco y se lo merece. Luego la gente dice "oye, pues era bueno". Pues si.

Y el que se aburra, que pinte el dibujo.

Nunca me he tomado un redbul y, la vedad, ni una gana tengo de tomármelo. Menos aún cuando han jorobado lo de los aviones para hacer su chorrada de las carreras, en las que compiten unos bienpagaos -uhuh, qué velocidad- que andan en avioneta. Y la Patrulla Águila sin venir. Muy mal.

Bueno, para esta semana pido ayuda. Un buen tipo de la parroquia ha de pasar por el quirófano por un asunto complejo. Si Dios quiere, pues irá todo bien, así que se pide a todo el que pueda, que se acuerde. He quedado que a la vuelta de su apaño, nos iremos a dar una vuelta en bici. Venga, que no quede.

Por lo demás, que os vaya todo muy bien y que disfrutéis de una semana por estrenar.

Madrugones incluídos.

viernes, 2 de octubre de 2009

Cómo saber si estás hablando con un botarate camuflado

Es que hay algunos que disimulan bien, que consiguen encandilar a sus víctimas como las cimbreantes cobras danzando frente al pardillo antes de liarse a bocados, con su parafernalia tecnointelectual por delante, su hermosos trajes o su brillante maquillaje, que uno anda despistado o demasiado trabajado de pacharanes -por decir dos circunstancias y no abundar, o sea- para que le salten las alarmas. Sea, que cuando el interlocutor suelta cosas de esas, o es tonto perdido o se lo merece y pronto le adornarán con tan significados laureles.


Implementar
Sinergia
Powerpoint
Soja
Easy listening

iPod
iPhone
Por implementar sinergias y todo eso, me sale este tío. Y claro, no es por faltar al menda, pero pinta de botarate tien, no me digáis que no.

Hay que puntualizar que si uno dice cosas tipo: ¿Soja?, deja de comer chistorra, maja si quieres rebajar chichas o menuda castaña el iPod, tanta pijada y no tiene radio, pues no se coliga su memez de modo inmediato, es más son muestra de brillante sagacidad. Así, las proporciones de idiotez aumentan exponencialmente cuando en un mismo discurso se acumulan esos vocablos. En cuanto me termine el pastelito de soja, me implemento unas músicas easy listenings en el iPod y el en iPhone. Si quieres te lo explico en un powerpoint, que para algo hemos de potenciar nuestras sinergias.

Hay más, claro está. Como briefing, timming y las que suelen terminar en forma de banco naranja donde se pega las chufas Fernando Alonso, qué agonía de tío, pero qué pesado. Hala, cómprate un Ferrari a ver si así ganas y llegas a la hora al briefing con fabada, tío plomo. Propulsión a ped...ales.
Y como veo que gusta tocar balón, bandidos, espero vuestras sangrientas aportaciones.