Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde.»
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
Cartagena
7 comentarios:
Pero Pedro no es de los que se hunden. A pesar del gallo, qué grande es el humano Pedro.
Y gracias a Dios que no se hundió -siendo tan bestia-, porque sino no sé qué habríamos hecho los demás...
Y cantó...
La condición humana...
Pedro entrañable, débil pero firme, grande. Sobre todo muy valiente al vencer el miedo y hacer frente a las consecuencias de su testimonio.
Yo también me lo imagino un poco bestia, Néstor, pero divertido.
Un cascarrabias entrañable.
Y si se me permite, querido J (punto) gracias al gallo, que nos lo descubrió débil y cobardón, le pudimos ver sobrepuesto a su circunstancia cuando le llegaron pruebas aún más complicadas.
Jaja, Néstor, hombre, un pescador bregado y vaquerón no querrías que fuese una princesita. Un tipo duro al que embistió la debilidad y que segiro que le hizo aún más fuerte, tanto como para sostener sobre sus hombros a los que vinimos detrás. Entre nosotros, de los doce, siempre fue mi favorito.
Exacto, amigo Enrique. Somos capaces de dar un paso al frente para rebanarle la oreja a unoo y luego nos acurrucamos como ardillitas ante algo que nos asusta. Lo que supera esa mera condición es sacar fuerzas y seguir dando la cara.
Jaa, Dulci, cascarrabias no, yo le veo así como dices, pero además un pedazo de pan. A veces puede que pan duro, pero siempre pan, o sea, de buena pasta.
Me he acordado a propósito de vuestros sabios y cariñosos comentarios de la cárcel mamertina, donde, según la tradición, San Pedro fue encerrado y ofició misa la víspera de su martirio. Hay que ser fuerte, grande, bueno y temeroso como para pasar con dignidad ese trance. Un campeón.
Pero yo me imagino a Jesús cayéndosele la baba (con perdón) al oír a san Pedro decir que daría su vida. Sobre todo conociendo que, efectivamente, la iba a dar más adelente.
Pues si, Altea, es un punto de vista muy hermoso y muy sensato.
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