Oigo contar en la radio a Amando de Miguel que hace unos días se metió un panzón d electura tan intenso que se puso malo.
Al parecer andaba leyéndose una biografía del rey Pedro I de Castilla, el Cruel o el Justiciero según dijeron detractores o admiradores, un tocho de más de seiscientas páginas y, según contaba, al rebasar las cuatrocientas le dió un "yuyu" como de modo muy divertido tituló a sus males. A mi me mola más jamacuco, así que a partir d eahora, jamacuco. O telele. Que es como le llamamos a a hipoglucemia en casa. Pero como telele es concreto, pues mejor jamacuco. Vale.
Le preguntan que qué le pasó, y dice que le dio el jamacuco y que fue el médico a verle, pro tranquilizar. La presión, un vahído, yo qué se, pero la cosa es que resultaba divertido cómo lo explicaba, a carcajadas. Claro, una biografía de un rey que transita de la crueldad a la justicia y viceversa, es para que te arrebate. Otro cuenta que a ese mal, al jamacuco literario se le podría llamar bibliolitis y continúan con las risas.
Bueno, pues que se cuide don Amando, que ya se sabe que a veces los libros, y más si son de caballerías, le vuelven a uno tarumba y termina como Caballo, o sea, Loco, pero, por lo que parece, hasta se le puede poner raro el asunto biológico y tampoco es plan, no sea que nos vayan a poner los libros en farmacias y de camino, les metan tres tasas más y un iva mejorado y al alza, jolín. Que solo falta que demos ideas.
miércoles, 8 de julio de 2009
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2 comentarios:
Un momento. ¿Qué pasa con los libros de caballeria? ¿Qué pasa con sus protagonistas? ¿Acaso estás llamando pirado al Quijote, mi churri?
Que sepas que en el Toboso, según vengas, te manteamos.
En donde Altea, también hay una foto de cartas. ¿Tanto da de sí el tema de los casinos? je, je, je, Es que se os ve muy puestos.
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