martes, 1 de junio de 2010

La crisis del ladrillo

En la prensa se recoge el anuncio de la nueva gira de Roger Waters. Nuevo y Waters cada vez es más antagónico, pero en fin. Esta vez, desempolva, treinta años después, el The Wall para hacerlo girar por treinta sitios del planeta. En esta ocasión, Waters visitará por primera vez Madrid y repetirá por tercera en Barcelona. Qué tío, tres veces y ni un disco nuevo, apenas cuatro cancioncillas de medio pelo.


Y es que por resucitar, ni siquiera es la primera vez que le quita la naftalina. Waters ya montó un Wall en Berlín, al año o por ahí de la caída del muro, con estrellas invitadas como Cindy Lauper o los Scorpions. Y Van Morrison y la delgada que no es Patti Smith, pero que a mi siempre me la recuerda. Un segundico que busco y preciso el dato, en plan Frankfurter Allgemeine Zeitung. De aquello rodó un deubedé que me parece que era por lo de la retransmisión de la tele. Entre las cosas chuscas, que en un momento se escachufló el sonido y tuvieron que tirar de la grabación del ensayo del día anterior y quedó muy bien. Esos alemanes, que son la monda. La imagen de Waters con raibanes de guardia civil bajando de un helicóptero para ni cantar ni tocar el bajo probablemente fue la cumbre de aquel macroesperpento. En lo musical, la ya mencionada Lauper, disfrazada de colegiala lagartona, ay, mejoró con mucho la Another brick in the wall, 2ª parte, yan gastadita, ya. Lo mismo que la histérica de Sinnead O'Connor, vaya plasta de tía, pero qué bien canta,
que mejoró stensiblemente la cansina Mother. Dicen que tuvo un asunto con Peter Gabriel. No me extraña que se nos quedase calvorota el tío, qué agonía, jolines. También brilló Brian Adams, que hacía recordar su época de Bruce Springsteen en bueno, con la versión inédita de What shall we do now. Se trata de un alargamiento muy guitarrero y cantado a pleno pulmón de Empty spaces, eufórico, por así decirlo, que pega muy bien en ese tramo del disco, despules de dos espacios reflexivos y líricos. Para más detalles, en la sala noble. En la carperta original del disco aparecían las letras, pero la prisa al terminar de editarlo hizo que se cortara ese trozo de canción. Waters, descontento con el resultado final de The Wall, vió el cielo abierto con el proyecto de la película, en el que quería meter el supuesto tercer disco que debía haber completado los dos originales. Por eso lo de The final cut: un juego de palabras en el que se iba a incluir las canciones extras de la peli más algunas de las que luego formarían el The final cut editado en el 84. Aquello si que hubiese sido un disco colosal.
Jerry Hall, ya lo tengo. Joer, otra perla, tela marinera.
Porque para mi, The Wall es un buen disco con momentos tostones y, desgraciadamente demasiado sobrevalorado. Encima, muy castigado por los singles, agotadores. Y, en buena medida, la espoleta de la ruptura del grupo. O sea, que cariño, relativo.
Pero como menos da una piedra, pues habrá que aprovechar. Waters no se atreve a lanzarse en algo propio, en sacarnos de gira su ya vetusto Amused to death que tanto gustaba a nuestro añorado Peter, y sigue viviendo de la vieja gloria, ahora aún más cuando ya ni puede cantar el pobre. Para vender la burra sigue con la matraca de los muros mentales y se pone en plan progre de salón. Lo de Bush y Blair, pedo y pedo, Irak, caca y Afganistán, más caca. Hasta se ha descolgado que todo fue una trola, que Reagan y Thatcher no hicieron casi nada para que cayese el muro de Berlín. Bueno, es que cuando se pone político está aún peor que cuando intenta cantar Wish you were here. Topicazo tras topicazo, palestino bueno, judío chungo, hasta la chorrada final. Qué cansinos, los tontoprogres. Pero en fin, que algo ha de decir para que parezca que es algo más que una diversión para seguir haciendo dineritos, como si eso fuese algo malo: usted trabaja y yo le pago. Usted es rico y yo me divierto. Ay, la mala conciencia del rojerío multimillonario. en resumen, que la crisis creativa -y vocal- de Waters se resuelve a base de ladrillo. Y sin especulaciones. Oye, que apunten los ministerios de la cosa, a ver si espabilan.
De toda esta tontería, lo mejor que podría pasar es que Gilmour se picase y dijese, pues ahora vuelvo a retomar la vida en gira que estaba haciendo con el pobre Rick Wright, y como por España no he ido, ahora doy allí doce conciertos. Pero para mi que Gilmour o tuvo alguna mala experiencia en Ibiza y prefiere no volver, o que nos tiene entre ceja y ceja por alguna cosa de las idems. Bueno, y yo qué se. Peter decía que qué había hecho Gilmour en todo este tiempo. Y no hubo tiempo para replicarle, pero, lo mismo que a mi cada vez me gusta más el Amused to death, ahora él me dará la razón con Gilmour, el verdadero depositario de la esencia floydiana, desde Barret hasta los mejores años previos al Dark side of the Moon. Para estas diatribas, si no existiesen, tendríamos que inventarlos, a ver si no.
De todos modos, apuntamos en la agenda y por ahí nos veremos, legiones floydianas.
Ladrillos para todos. Pero no en la cabeza, ojo.

10 comentarios:

Dulcinea dijo...

Uff, menudo pollo tengo liado en el trabajo con un compañero, acérrimo defensor de Barret y detractor de mi David Gilmour.

El muro, em mejor LP de los Floyd. Y Gilmour la mejor guitarra.

Atiza dijo...

Dos que duermen en el mismo colchón...Por lo de Peter Gabriel, Sinnead O'Connor (joé, sí canta, sí pero lo de tía...también)
Me encanta Cindy Lauper.
Conmigo no cuentes para tu legión.
A mí ahora me ronda Franco, y Baglioni...ya ves.

Nodisparenalpianista dijo...

Un tocho tu compi, Dulci. Barret y Gilmour son perfectamente compatibles. Lo del The Wall como mejor disco... ufs, ahí si que ni harto de vino.

Jo, pobre Peter Gabriel, con la loca esa. Si es que el tequila a deshoras es lo que tiene Atiza. ¿Marrtiato? bien, bien. Oye, aventúrate a uno que se llama Gianmaria Testa, si te mola la cosa italiana. Y cambia MArtha's Vyneyard por la costa amalfitana, prego.

Dulcinea dijo...

Pianista ¿nos invitas a una ronda de limoncello? ¿si?

Y de banda sonora, los Floyd.

¿Sinnead O'Connor y Peter Gabriel tuvieron algo? No tenía ni idea, Atiza.

Atiza dijo...

Ojito con Baglioni y ni tocar "e tu come stai" o "sabatto pomeriggio",
Guau, Cyndy, espera, que me dan ganas de bailar...
Lo italiano, dices, mi debilidad y Gianmaria Testa,...la bomba.

Nodisparenalpianista dijo...

Jasjas, Dulci, tengo la botella en la fresquera!! Sinnead no se, pero Gabriel se quedó calvo. Y siete años sin discos, o sea, que malamente, no se.

Testa, querida Atiza, es un jipipulgoso que tira p'atrás, pero mola. Oye, serás de Battiato, claro. Y hasta te suena Giusto Pio que, joer, ya le podrían editar la misa que le regaló a JPII, santo súbito.

Atiza dijo...

...o de Franco, como quieras("Voglio vederti danzare", ay!)
Y Sinnead, entre otras muchas memeces se rapó la cabeza. Pero vosotros sois jóvenes para acordaros de aquello.

Dulcinea dijo...

¿Que te gusta Battiatooooooo?

Nooo, Atiza, nooo. !No sabes lo que has hecho! !Darle carrete al Pianista con Battiato!

Aggg

Nodisparenalpianista dijo...

Juajua, era por centrar el tema, Atiza, como si dijéramos. A Sineead le queda bien la bola de billar, pero es que la pobre es más rara que un perro verde y, me temo, que bastante imbécil. Una pena, oye, talentosos y tontos. En fin.

Dulci, al final te vas a dar cuenta de que a todos los sensatos nos mola Battiato. Hasta en sus videoclips imposibles...

enrique dijo...

Tengo yo ese DVD de Roger Waters y The Wall en Berlín; no me entusiasma.

Espero ver el año próximo al borde de Mr. Waters por aquí. Eso si, ha envejecido (fisicamente) mucho mejor que Gilmour, que está calvete y fondón. Este, por la mala ostia que tiene, sigue igual de delgado y con su pelo íntegro y canoso.
Pero qué momentazos nos han hecho vivir ambos!!