Vuelvo a usar, creo que por primera vez, una imagen que ya había pegado en la güep. Se trata de esta.
Entonces no puse nada, porque no era necesario.
Por lo que parece, anda ya muy avanzada la construcción del nuevo World Trade Center, que es una especie de horror en forma de rascacielos de esos que se da media vuelta con picajos y tal. En mi opinión es feo con ganas, pero ya se sabe que yo soy un antiguo. He visto imágenes de las dos fuentes dedicadas a la memoria de los tres mil y pico asesinados en las torres por la furia del Islam. Eso si que me parece bellísimo. Las dos cubetas cuadradas son el vacío el no-espacio simbólico que falta donde antes hubo dos torres imponentes. Sobre sus paredes, según cuentan, está grabado el nombre de las tres mil y pico ausencias que nos regalaron esa pandilla de indeseables. Lo malos, que son así.
Termino de leerme hace dos minuticos un libro de un tío al que creía yo una cierta decencia, pero que ha resultado nauseabundamente equidistante. Otro día le meto la daga napolitana. Vi ayer un reportaje en una tele moderna sobre la historia de cinco o seis familias que padecieron los ataques del 11S en sus carnes. Era como los chistes, un francés, un japonés, un hispano, un moro... Pero no tenía puñetera gracia. Cada cual con su drama, y cada cual con su grandeza. Ni uno clamaba por la sangre o por la venganza. En todos brillaba la triste serenidad: el japonés que guardaba en un altar familiar las cenizas de su hijo, los singapuríes que tenían de cubrecama una bandera de barras y estrellas, la viuda canadiense que guiaba las visitas al museo del 11S y que enseñaba con cariño y orgullosa tristeza la foto de su esposo, el francés que amaba las dos torres como dos personas, llenas de personas. La mora que sentía tristeza, peor no rencor, por haber tenido que aclarar que su hijo asesinado era americano y musulmán, por mucho que le hubiesen asesinado sus hermanos en la fe. No hay equidistancias entre los buenos y los malos. En todo caso, cobardes.
No soporto a los cobardes.
domingo, 11 de septiembre de 2011
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4 comentarios:
Entrada magnífica Pianista. Y qué foto más sugerente.
Acostumbrada como estoy a pasar lista, las personas que nombro acostumbran a contestarme diciendo "yo", "aquí" "presente" o "sí".
En los actos de homenaje de hoy en Nueva York, recitaban los tres mil nombres de los asesinados. Tres mil. Se trata de decir en voz alta el nombre de tres mil personas que no pueden contestar. El silencio contesta por ellas.
Aterrador. Triste. Dios les bendiga.
El no sonido y la presencia, Dulci, pues si.
Después de bastante buscar, he encontrado la entrevista a George W.Bush que echó el otro día el NAtional Geographic. No pensaré mal, pero en el día de mejor horario y audiencia no salieron los subttítulos. Aquí lo he encontrado completo, por si alguien está interesado.
Definitivamente, se ha volatilizado, como aquello...
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