lunes, 4 de febrero de 2013
El triste café
Hace unos días vi en la calle, en una esquina soleada, mañana fría convaleciente de la gripe gris ay, por fin sale el sol, al vagabundo aquel que me recuerda a Roger Hogdson. Hace mucho que no le veía. No me daba tiempo a invitarle ni a un triste café, porque iba yo cargado y apresurado, peste de la vida moderna.
Ahora ya no deambulo por su barrio, pero sigo pensando en él.
En la radio, en Discópolis echan una serie sobre rock sinfónico y progresivo, por pasión del locutor y aclamación de los oyentes. Propone a ver qué pone, si Mars Volta, que son actuales, raros y fascinantes o si Supertramp, buenos, comerciales y un poco antiguos. Hace lo normal, poner los dos. Roger Hogdson, el de verdad dejó el grupo no por las desavenencias habituales de las estrellas del rock, sino porque a su chaval le iba mal en el cole y decidió tomarse una pausa en el rock para enderezar al bigardo. Mars Volta son alucinantes.
Otro día me paro y le endoso un bocata que no se lo salta un torero.
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6 comentarios:
Hazlo, pobrecillo
¡María Jesús, cuánto tiempo!!!! Me alegro de verte.
En cuanto le vea le endoso el bocata, claro que si.
Vaya con el rockero padrazo. Me ha gustado.
Me pediré sus discos en los próximos Reyes.
Bien por el roquero. A ver si chaval espabila.
Hola, Altea y Dulci. Bueno, esa batallita fue de hace casi treinta años, así que el mocete ya estará al borde de la jubilación o por ahí.
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