lunes, 30 de abril de 2007

Dark side on the Waters (II)

Descanso. Qué ironía.
Montamos un cuerpo expedicionario de tres voluntarios para ir a buscar unas cervezas para beber y pasar así la sofocante hora y media de calor que se nos venía encima. Aquello fue una batalla campal, para comprar unos vasos de plástico de litro de cerveza a 10 euros. ¿Cuantos vasos? Uno. Uno diez, dos, veinte, tres treinta, cuatro cuarenta. Lógica pura, sed a raudales, pasta por un tubo,las dos nenas que ponen los vasoa agobiadas, lo nomal. ¿Qué, cuántos? Pues tres para beber allí y uno que nos trincamos ahora, y dicho y hecho. Para cuando salíamos de allí a la carrera -dentro de un orden y procurando no darnos un baño de cerveza- ya empezaba a sonar la introducción en cuadrafónido de Dark side of the Moon.
Y como en lo anterior, vayamos por partes, porque no seria honesto decir según qué sin avisar: a mi DSOTM no me gusta. Y listo. Mucha obra maestra del sinfónico, mucho antes y después del rock serio, yo que sé, se ha dicho de todo de ese disco, pero a mi me gusta más el WYWH, el Animals, el directo de Ummagumma, el Piper, claro, medio Meddle -si, Echoes- o, posiblemente por encima de rodos, el directo en Pompeya. Siempre he dicho del DSOTM que me encanta como empieza y como termina, pero la parte central me cansa mucho. Y en directo todo fue igual, pero mucho, muchísmo mejor.
En un momento, cuando se acometía la parte final del disco, nos miramos dos de los porteadores cerveceros y nos sorprendimos porque ya se acababa. Y es que llevaban ya con casi treinta minutos del DSOTM y aún estábamos alucinando o alunizando, no se seguro. Ya había sonado Time y Breathe, sin duda lo mejor, el karaoke de Money, la negra -nada de negrita, que luego me critican los diminutivos: qué pedazo de mujer, oye- pegando gritos como una loca, que vale, que si, que menudo chorro de voz oiga, pero que nos va a dejar a todos teniente, y la ñoñez pringosilla de Us and them que dejaba paso otra vez al talento en las sublimes Any colour you like y en la preciosidad que es Eclipse, en mi opinión una de las que mejor equilibra en el repertorio floydiano texto y música, con aquello de que todo bajo el Sol está en armonía, pero la Luna lo eclipsó.
Bueno, tremendo. A estas alturas del Telediario, ya me se lo de la pantalla circular, lo de las películas que proyectaban cuando lo tocaban en directo, lo del sonido cuadrafónico, todo eso. Pero es que verlo, aunque sea en forma de sucedáneo pinkfloydiano es una maravilla. Ya digo, sigue siendo un disco que me gusta sólo a medias, pero verlo, oirlo y vivirlo en directo es una buena jugada de la suerte, así que gracias.
Tras el estallido de aplausos, ya sabéis, público agradecido, convencido de entrada y todo eso, llega la tercera parte del concierto, que son los bises propiamente. El bis es media hora larga dedicada al The Wall.

De hecho, ya habíamos comenzado con la apertura de ese disco, sin duda el más reconocido aunque no el más amado por la mayoría de los fieles de la banda. De todos modos, imosible ceder a la tentación de olvidarse de él. Waters presenta a la banda usando como base The happiest days of our lives, que nunca pudo pasar de ser un simple prólogo de Another brick in the wall (pt.2), la del coro de los críos, prohibida en Sudáfrica y tal, lo menos necesario que uno se puede imaginar en un concierto así. Es que han de tocarla. O no. De hecho, Gilmour no la toca. Total, si todos nos la sabemos, a mi me interesaría que se renovase el repertorio, que tuviese el valor de interpretar canciones que hace mucho o que incluso nunca llevaron el directo, no se, algo distinto, nuevo, emocionante. Claro, lo de la catarsis, anduve cantando como el primero, pegando unas voces que las de la negra se quedaron en nada y disfruté con los dos solos del disco y el intento del tercero, aquel que llevaron en los directos pero que no grabaron en el disco por falta de espacio de ganas o de algo. Luego tocó Vera, preciosísima pero que era una manera un tanto burra de decir, hala majos a tomar aire porque en dos minutillos vais a ver lo que viene. Después lo de Bring the boys back home, con el olor a chamusquina de los del mechero de antes convenientemente apagado por los Coros y Danzas del Ejército Ruso o así que sonaban de fondo, y ¡zas!, Comfortably numb.

Estamos en lo de siempre. Uno ve, en el deubedé del 2002, a Gilmour tocándola y cantándola, con Robert Wyatt haciéndole las voces lastimosas en plan Abuelo Cebolleta desde su perenne silla de ruedas y es que es para ponerse de pie en señal de respeto. Luego se va a los extras y la ve con Gilmour igual y con Bob Geldof, haciendo las voces quejumbrosas de ultratumba y también se pone de pie, pero un poco apoyado en la pared. Claro, les ves a estos y disfrutas, te conmueve, cantas, te emocionas, te sientes plácidamente insensible, pero no es lo mismo. Uno decía, después que cada vez que arrancaba el sin par Snowy White con los solos, que deseaba que lo dejase, que total para qué. Bueno, a mi no me pareció tan mal, pero claro, es Miguel Ángel y un pintamonas de Arco. Es que es muy bueno. Ya vale, si, un pedazo de pan, pero yo me vuelvo a Roma ya mismito. Con todo, como irse a Roma pues pilla complicado a veces, uno disfrutó de Comfortably numb a tope, porque además de todo, sabía que se trataban de los últimos minutos de un conciertazo, porque las giras de los Floys son cada vez más complicadas, porque Gilmour persiste en no pisar un escenario español, el muy tonto, y porque más vale disfrutar del momentico, oyes, que nunca se sabe cuándo volverás a oir esas canciones en algún espacio mayor que el del comedor de casa y como mucho con doce amiguetes tajados en los últimos ratos de un verbenón salvaje, cuando el picú se queda libre porque la tropa está en otros menesteres, sin duda mucho más lamentables.

En resumen: todo estupendo, increíble, tan increíble que suena a raro. Sobre todo porque en un momento nos avisamos ¡eo, qué pasa! cuando vemos el plano corto de Waters en pantalla cuya boca no va con lo que está cantando. En buen plan piensas en un error de sicronización entre vídeo y audio, en un rollo de postproducción o algo así, pero la cosa es mucho más simple: le ha fallado el playback. O eso parece. Eso explicaría el milagro de la recuperación de su maltrecha voz en este tiempo. De todos modos, qué gran estrella no tira hoy de latas. Y, al fin y al cabo, todo sea por oirle cantar medio bien.
Por lo demás, la banda está mucho más próxima al sonido original de los Floyd, sin aventuras ni experimentos, fieles al original, y en eso ganan un montón. Algunos le critican que debía haberse ceñido mucho más a su repertorio personal. Si, claro, pero si os coloca If, dos del Radio KAOS, medio Amused to death y alguna más del Hitchicking hubiéseis dicho lo de hace cinco años, qué tío más plomo, sigue insistiendo en su carrera personal, cuando aquí la mitad de gente ni la conoce y lo que quiere oír son los clásicos floydianos. Esto me parece que es como lo de las alineaciones del furbo, que cada cuál haría la suya y sería la mejor, claro.
Decía en el taladro previo que deseaba que hubiesemos estado todos allí. Al menos los que estuvimos, creo que lo disfrutamos. Y ahora os lo contamos.
Como éste, al que aún no he leído para no dejarme influir y que, por lo que si he leído, os recomiendo fervientemente.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale, pianista,

después de leer los dos capítulos de tu epopeya pinkfloidiana mi pregunta es:

¿te gustó o no te gustó?

Reconozco mi poca información acerca de todos los tecnicismos que explicas.

Pero te aseguro que me encanta el grupo. Y me encanta desde los años en que eran considerados raros y distintos.

Me gusta especialmente The Wall.

Eclipse dijo...

Remember when you were young... you shone like the sun!

Waters brilló en Bcn, ofreciendo un gran espectaculo, a la altura de su mito.

Un saludo!

Nodisparenalpianista dijo...

Que si, que si, Dulcinea, que si me gustó. Mucho más que el de 2002, aunque insisto, el día que venga Gilmour me voy a licuar...
A la altura del mito, como dice Eclipse.

J. dijo...

Ser Friki conlleva responsabilidades, Pianista. Si hay que gastar en cerveza, pues se gasta.

Yo que soy Beatlemaniaco espero una próxima reunión del cuarteto en otro mundo.

Nodisparenalpianista dijo...

Bueno, J (punto), mas que coseas de friquismo (no apadrino, por cierto) era más por lo de no perecer por deshidratación, porque aquello estaba bien apretadito. Por otra parte, hasta sería capaz de compartir tu felicidad en el Other World Tour de los Beatles, pero, la verdad, espero que pase much, mucho, pero mucho, vaya, requetemucho y mucho más tiempo para que tengamos el honor de ver a las cuatro momias de liberpul desde la primera fila...

Anónimo dijo...

Yo no estuve en el 2002, pero este concierto me gustó mucho, mucho, mucho!!! y las Negras (así, en mayúsculas, que se las merecen), impresinonantes...
ah, y no me veo al pinaista de freaky, sus pecualiaridades van por otro lado...