
Las distintas escenas, el punto de fuga tanm poco habitual, las dimensiones, todo ello viene determinado por el emplazamiento original de este cuadro. Al estar en un museo, en una sala, todo muy convencional, el efecto que nos causa es perturbador. La armonía desequilibrada, el sumarse los distintos capítulos que nos narra, desde el Lavatorio propiamente dicho, a la Última Cena y el resto de pequeños instantes se nos aparecen a tamño casi real y de un modo tremedamente próximo.
Volverá Tintoretto.
2 comentarios:
J. te pica, pero es buena gente. Y si no le gusta Pink Floyd es porque no ha entendido su punto de fuga.
Juajua, llevo Pompeya en mi corazón Peter...
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