jueves, 12 de abril de 2007

Lecturas a bordo

Comenzamos por el final, que es un sitio como cualquier otro para arrancar. Hablábamos unos días atrás en una página amiga sobre trenes y tal. A mi me gustan los trenes. Son entretenidos y le siguen dejando a uno la sensación de que está viajando, cambiando su espacio-espacio a través del tiempo. Pero las oteicidades otro día. Lo prometido es deuda y aquí llega el primer plazo.


Iba a hacerle una foto antes a la chinita del tren, pero no me ha dado tiempo o me iba a pillar, según. Para cuando me ha dado tiempo, resulta que se ha dormido, y la foto ha perdido la gracia. Esta es una de esas chinitas que hablan inglés y que suelen ser de los Estados Unidos. esas chinitas estadounidenses suelen tener dos amigas, una rubicunda un poco wasp que parece algo ida y una morena algo más feúcha de ojos terriblemente azules. Curiosa terna, no se, pero algo hay porque se repite.
Los chinitos que hablan chino ahora son simplemente chinos, más bien feos y, o atienden un súper abierto día y noche en Madrid o desalojan a los mayoristas de ropa de Barcelona para venderles el género a los gitanos que a su vez lo distribuyen en los mercadillos. Una chinita en inglés. Está leyendo -que era lo que tenía su gracia- Memorias de una geisha, pero en inglés. En un libro sin forrar, de papel malucho y un poco arrugado. De esos libros en inglés de pasta de papel malísima y el lomo pintado de amarillo chillón, casi fosforito. Una vez vi uno en francés que estaba tintado de rojo sangre. Daba un cierto repelús, aunque para un novelón de terror a mi me parece un color muy propio, la verdad. Los libros de bolsillo en inglés son terriblemente malos. El soporte, me refiero, que en cuestión de gustos, los colores, ya sabemos. Siempre están estropeadísimos, un horror. Al menos serán baratos, digo yo. La chinita, con sus gafas en la punta de la nariz recuerda un algo a la chinita de las Gilmore, que es coreana. Bueno, coreana tampoco, estadounidense. Y tiene sus pollos con la madre, una coreana -ella si- cuasi impermeable a la influencia occidental. Y la hija le sale batería de una banda postgrunge; chusco como la vida misma.
Y la chinita estadounidense traspuesta.

11 comentarios:

J. dijo...

Cuando leo en el tren, asuelo acabar como la chinita.

Cuidado, pianista. Cuando uno empieza a fijarse en las ediciones -es uno de los síntomas-, puede acabar como Vila-Matas. Enfermo de lieratura

Nodisparenalpianista dijo...

Después de los últimos acontecimientos sarajevitas, estimado J (punto), perdí toda esperanza de curación.
Por otra parte, ¿los chinos barakaldoides devienen en Patxinitos?

Anónimo dijo...

Dínos, querido pianista.

Imagina que la china va y se despierta. Como experta en artes marciales que probablemente es, se dirige a tí. Te mira fijamente. Te pregunta qué haces con el móvil enfocado hacia ella. Y tú le respondes que ...

(Oye, que me ha gustado tu relato. Por eso me gustaría que te marcases un improvisado final B a tu historia)

Anónimo dijo...

¡Ya era hora! Pensaba que te habrías olvidado del relato de trenes.
Pobre chinita, protagonista de una historia que ni siquiera conoce.
La idea de dulcinea me parece buena ;)

Lidia

Nodisparenalpianista dijo...

Bueno, improviso un final B. La chinita me descubre y yo rehuyo el combate comoobuen poetastro y salgo cual centella corriendo como un cobarde hasta esconderme en un retrete que no abro hasta llegar a Atocha.
En justa venganza (por qué no decirlo), la chinita mala uva me roba el equipaje que, dado su escaso valor prende fuego a continuación. Despojado de mis pobrezas he de dedicarme a tocar la flauta, fatal, para recaudar cuatro durillos con los que matar el hambre. Y por las noches estrelladas de los madriles sigo soñando con un caldico caliente de Lhardy y una sobredosis de torrijas.

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja ...

has estado salao, pianista.

Anónimo dijo...

Mucho mejor la historia con final ;)

Lidia

Anónimo dijo...

Me gustan las historias de trenes y, sobre todo, verlos pasar, pero no me gusta que le llames "chinita". Lo encuentro despectivo (como hacía Santiago Segura en Torrente).
Igual que llamar a los negros "negritos" o "de color" (¿de qué color? ¿verde, azul?).

Nosotros somos blancos y nadie se ofende no? creo que es mejor llamar las cosas por su nombre...

Mira, no sé, tenía que decrilo.

Nodisparenalpianista dijo...

Acepto la moción Notelotomesamal, pero no la comparto. Nada despectivo en lo de "chinita". En todo caso me parece más bonito que china, dicho así, que a veces suena como una pedrada. Además, la chinita en cuestión era así, formato reducido, en plan chinita, vamos. Si hubiese sido una tipa armario de tres puertas, la hubiese llamado chinorra o chinaza.
De Torrente no puedo decir, poque soy uno de los escasos ejemplares de español común que no ha visto ninguna de las pelis que ha perpetrado ese tío.

Anónimo dijo...

Pianista, yo sólo digo que suena despectivo, auqnue ya sé que no es esa tu intención. (medio)conocièndote, y conociendo a los chinos, era de esperar que la chica en cuestión fuera de dimensiones reducidas. Pero, al leerlo, (para mí) sonaba mal.
Igual soy demasiado susceptible, jaja...

Nodisparenalpianista dijo...

Notelotomesmal, ¿no serás tú la chinita en cuestión?
Miraré a los dos lados antes de cruzar la calle, no sea que me quiera atropellar un Hyundai...