Oigo cosas sobre los museos y las exposiciones, a propósito del día éste sobre los susodichos. Bueno.
De las muchas cosas que se comentan me interesa una: la popularización del museo, o mejor aún, de la exposición como objeto turístico. Los turistas son un tostón. Los nuestros, o sea cuando salimos a dar la murga por ahí, que Berlín parece Chamartín, o los ajenos, que Chinchón parece Hong Kong. Bueno, que el turista, propio o ajeno sea un plomo, pues se puede sobrellevar con una cierta paciencia si sólo se dedica a retratar monumentos, a tostarse en la arena o a ponerse hasta las trancas en restaurantes locales. Pero donde se hace insoportable la cosa es a la que se empeña todo el personal en ir a ver lo del arte.
De las muchas cosas que se comentan me interesa una: la popularización del museo, o mejor aún, de la exposición como objeto turístico. Los turistas son un tostón. Los nuestros, o sea cuando salimos a dar la murga por ahí, que Berlín parece Chamartín, o los ajenos, que Chinchón parece Hong Kong. Bueno, que el turista, propio o ajeno sea un plomo, pues se puede sobrellevar con una cierta paciencia si sólo se dedica a retratar monumentos, a tostarse en la arena o a ponerse hasta las trancas en restaurantes locales. Pero donde se hace insoportable la cosa es a la que se empeña todo el personal en ir a ver lo del arte.
¿Clasismo? Bueno, por resumir muy mal resumido, algo de eso habría. Pero es como todo, yo no me meto con los que se gastan un Potosí yendo a ver lo de Fórmula 1, que es una forma tonta de gastarse el dinerito viendo como una pandilla de desaprensivos merecería ser multado por todas partes. Cada cual a lo suyo, vale.
Pues eso, que se ha puesto de moda ir de museos. Y eso está bien, objetivamente hablando, pero es un rollo, desde un punto de vista subjetivo. Porque la acumulación, en este caso, no es buena. Sobre todo, teniendo en cuenta que los nuevos visitantes no son vocacionales, sino inducidos por las guías modernas y los reportajes de la prensa guapa. O sea, que en el suplementillo de viajes te hablan de la estación de tren reconvertida en Museo de Orsay y allí que te encuentras a comandos de compatriotas que van dando voces, de quince en quince, camisetas de Beckham o uno de esos –una vez en Berlín, creo, vi a un zumbado con la del Osasuna- y haciendo fotos a diestro y siniestro, sobre todo frente a los carteles de “prohibido hacer fotos”. Esa vocación entre ácrata y totalmente rupturista es lo mejor que están aportando. Demuestra que no son aficionados a la cosa artística que, si sales del circuito de las grandes guías, no pisan una exposición ni por casualidad. Bueno, si es gratis igual si, pero tampoco, que entonces parece que es como si no valiese y tampoco mola mucho. O sea, que en el Rodin –por suerte- casi no hay turistas alpargateros, que en el Capitolino pocos, que el Lázaro Galdiano lo conocemos cuatro gatos de Madrid y alrededores y que la Sforza, pese a albergar a Gene Hackman, tampoco la conoce casi ni el Tato.
Luego está lo de las Exposiciones. De eso, mucha culpa la tiene la Thyssen, que está sabiendo combinar un nivel considerable con un tono popular evidente. Lo malo es que a base de hacer de esas dos y hasta tres al año, el nivel, a veces es un poco escuálido. Pero menos da una piedra, vale. Un día haré una lista, peor ahora apunto algunos nombres que garantizan el éxito de las exposiciones temporales: Picasso, Matisse, Denosequién a Picasso, Warhol, los desnudos en…, Denosequé a Picasso, el retrato en…, los desnudos de Picasso, Dalí (un poco menos), los retratos de Picasso,… Y claro, si Picasso, ni fu ni fa, pues fatal.
Llegados a este punto, y sabiendo de mi natural pasión por los loquiletos, se comprende que haya decidido echarme al monte y liarme a mangar cuadros. Mayormente de museos discretitos y hermosos. Mira, me acordaba esta mañana del escultor Mateo Inurria, del que hay unas salas chulísimas en el Museo regional de Córdoba, o así, enfrente, como si dijéramos, de la cervantina Posada del Potro. Una pieza en el de Bellas Artes de San Fernando. Y poco más. Qué injusto, tanto pesado con Picasso y al pobre Inurria no le visita casi nadie. Me llevaré algún mármol. Y a ver quién es el guapo que me pilla.
7 comentarios:
Ya que estás, ¿no te podrías llevar la mano esa de Botero que hay en la Castellana, o ese mazacote que cuelga de cuatro cuerdas bajo el puente de Eduardo Dato, o cualquier adefesio de esos que hay en las glorietas de las afueras de las ciudades...?
Sigue con entradas así, que estás atinando mucho y muy bien últimamente.
de acuerdo contigo, mi iconoclata preferido...
Pues hoy te voy a dar la razón aunque, por otra parte, me alegro que haya esta especie de democratización de la cultura. Aunque si es cierto que cuando se entiende como show a veces no se logran los resultados adecuados.
Buena exposición, sí señor
Pues a mí me revientan los enterados que van dando lecciones a los que les acompañan. Van diciendo obviedades o sandeces para impresionar a los que les sufren, y de vez en cuando miran a ver si tienen o no público.
También me tocan los volantes los japos que le lían a empujar, hablar a gritos o fotografiar en las salas de los museos. Luego dicen que los mediterráneos chillamos al hablar; !será en defensa propia!
Reivindico en silencio en los museos (con música ambiental adhoc, por ejemplo) y horario especial sólo para japos. De 2 a 5 de la madrugada, por ejemplo, previa incautación de cámaras.
Juajua, Alejops, te acabas de cargar el Museo de Escultura al Aire Libre. Oye, pues la de Chillida es muy chula y una de Anderu Alfaro es muy interesante también. Lo mío co la escultura es vicio, lo admito.
Jaja, Rocío, se te pega lo peor de mi: ya te empiezas a comer las letras!!!!
Acvlaro, amigo AmatíaTrenti: yo también estoy por extender la cultura hasta por las grietas, lo que pasa es que eseo es más show que otra cosa, como bien apuntas. Oye, y muy bien coincidir, ¿no?
JAja, muy bueno lo del berrido en defensa propia, Dulci. Me da que tú te defiendes bien!!!! Y oye, viva el silencio en sus momentos adecuados!!!
PD: Por un lapsus hoy he colgado dos entradas. La otra irá otro día. Y los comentarios que habéis pegado estána buen recaudo, así que también los colgaré. Aún no se cómo, pero ya veré.
Pues a mi me encanta que los museos se llenen de gente (excepto cuando quiero entrar en el Prado y la cola llega a Atocha, claro)...
Y que la escultura salga a la calle me emociona aún más... Daría lo que fuera por tener un pedazo de Chillida en Ciudad Real (la sirena varada, creo que es a la que se refiere Alejops)...
PD: estoy medio ausente, pero te leo...
Pero con orden, Néstor, con orden. Y si puede ser, con los pesados que dice Dulci biuen callatitos, que hay veces que están para echar a los leones. Medio ausente, pero leyendo, eso está muy bien.
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