Pensé igual mañana cojo la bici. Parece que hacía menos fresco e invitaba a dar unas pedaladas camino del trabajo. Además, había terminado por la tarde el libro que llevaba entre manos hacía ya un tempo. El garrapateo de minutillos para dedicar ala lectura, un texto un tanto complejo, las cosas de la vida y la dificultad para concentrarse me anima a leer en el metro o en el autobús, que es una forma de usar los retales del reloj.
Pero al final me ha podido la pereza y la pasión. La pereza de darle al pedal y la pasión por cargarme unos renglones. He cogido una cosa de Umbral, que hace tiempo que no le leo nada. Es un diario y de lo poco que llevo, no hay ni media palabra de desperdicio. La bici sigue aparcada. Aún tiene el espumillón puesto. Cuando la coja será como volver a añorar la Navidad.
Y así, sigo leyendo. Y pedaleando.
martes, 3 de febrero de 2009
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7 comentarios:
Yo tampoco me animo con mi moto (macarrona que le llamas), porque ir con frío... como que no apetece.
Igual mañana...
O para la Semana Santa
Snif... Este fin de semana, entre el frío, la gripe y las obligaciones familiares me he dejado la bici en el olvido...
Y nosotros, contigo :)
Marta
Eso peladeando, leyendo y publicando para que nosotros podamos comentar...
uuff ¡¡ con la que cae...dejate de dos ruedas...en mi utilitario...calentito y escuchando la radio...saludos
¿Con esa moto iría a Lhardy? !Qué tío!
que gracia! yo que a Umbral me lo imaginaba más en vespa, con el "fular" al aire y gafas como de aviador, para que no le de el aire en los ojos..... juajuajua.
tu sigue leyendo y nos lo cuentas
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