6Vaya tela marinera. Leo en un editorial del sábado pasado este interesante párrafo.
Se comprende la repugnancia de Israel a admitir, siquiera indiciariamente, que sus funcionarios, militares o civiles, han podido cometer delitos en actos considerados de legítima defensa frente a la acción terrorista. Pero la experiencia enseña que la finalidad legítima y loable no basta para hacer buenos los métodos empleados a veces contra el terrorismo. Si la justicia israelí no actúa en estos casos, la justicia universal o internacional, seguramente aprovechada por sus enemigos, tenderá a llenar el vacío.
No por lo que dice, que sigue el topicazo habitual sobre los temas del Oriente Medio, en conflicto eprmanente desde hace cincuenta y pico años, cuando, en mitad de todo aquel pollo, apareció un Estado moderno, democrático y bien implantado. La cosa es quién dice eso. Porque eso de "la finalidad legítima y loable no basta para hacer buenos los métodos empleados a veces contra el terrorismo" me recuerda a asuntos que en España aún no han diso resueltos. A asuntos que ese mismo periódico pretendió enterrar con contraexclusivas, dándole al ventilador para salpicar a otras administraciones, insinuando y contando mentiras de las de libro.
Ese mismo periódico, junto a ese editorial imposible, coloca una viñeta estupensa, del estupendo Roto, que cada día gana más enteros.
Esquizofrenia pura, podríamos decir. Pero que nadie se alarme: los editoriales son una de las partes de opinión que menos se leen en los periódicos. Albricias, que aquí no pasa nada.
sábado, 7 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Sólo hay que fijarse qué estados ¿democráticos? atacan a Israel. Y quienes lideran esos ataques. Y a quienes benefician. Y porqué.
También hay que fijarse en el silencio de los cobardes.
En mi nombre no, sotanillo.
Y en el mio tambien Dulci.
nadie es capaz de reconocer sus errores...porque nos creemos perfectos...salud
Yo es que pensaba en lo d elos GAL y lo de la frase que extraje, en las cortinas de humo y los ventiladores para salpicar de eso que todos sabemos para taparle las vergüenzas al señorito. Y ahora que andan en lo de vender el tenderete siguen en las mismas.
Ni en tu nombre, Dulci, n el de Myriam, ni el el mío ni en el de nadie sensato. Tucci, si que los hay capaces de reconocer humildemente sus torpezas, pero en este caso (y en muchos otros, ojo), la soberbia vence.
Publicar un comentario