Los botones del puño del traje. Son tres, lo normal. Un traje de fondo verde, con estampado de cuadros estilo inglés, marrones, un poco serio pero de esport, elegantemente cotidiano, muy buen planchado. La americana mantiene el color un poquito más intenso, eso se ve de cerca, los pantalones están más lavados, lo que tiene combinarse el traje. Con el traje le regalamos otra americana, y el honrado viajante de brochas de pintura, de lo que fuese, qué más dará, que con una compra se avía doble vestimenta. Luego el pantalón desluce al doble de velocidad, pero qué más dará eso en la cuasi eterna vida de un buen traje.
Viste una camisa azul oscura con líneas blancas, no muy finas, veraniega, elegantemente informal. Esto, así dicho, no se ve que combine, pero puesto, le queda bien. Lo lleva muy bien llevado, o sea, pese a que ya camina un poco encorvado, se le marca el traje en la espalda, se le nota la tira de la camiseta, una buena camisa si sin camiseta, no no, y menos en verano, pero mejor que no se note, claro; se mueve pausado y eso siempre es elegante, lo que al final hace lucir. El puño del traje.
Ella, vestido veraniego, de un estanpado que le lleva de las olas de Nolde a un cielo fauve. Collares de esos de ahora, baratijas que se venden caras, que resultan modernas y un tanto pintorescas. Las sabe llevar muy bien.
En algún momento la da la mano o la alcanza el bolso o le coge el brazo y entonces veo los tres botones de su puño. Un nácar clásico, marrones moteados. Pero el del medio de los tres es otro. Se les parece pero no es. Esto es que el comercial de brochas, por decir de algo, un día se lo enganchó y, hala, adiós botón. O al guardarlo en el armario pilló el puño en la puerta y lo partió, que eso a mi me ha pasado unas cuantas veces. Y ahora qué. Mañana he de ponerme esa americana. Y los dos, a buscar en el costurero un botón hermano, primo, o al menos pariente de los otros dos, que de el pego para poder salir del paso adecuadamente. Bueno, para mañana con este valdrá. Y el sábado ya iremos a la mercería esa del centro donde tienen de todo y buscamos uno igual. O cambiamos los seis. También.
Pero al final ahí se queda. El botón pegado, el traje que pierde sutil su color y la espalda que se va encorvando. Me da la paz. Su mano es firme. Tiene cara de buena persona.
miércoles, 7 de octubre de 2009
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17 comentarios:
Que bien contado! Aunque he de reconocer que hay varias palabras que no me cuadran... No se si has "dictado" la entrada a un primo hermano del dragón o se te iban los dedos... "compinarse".... esque la B y la P están muy lejos, para que se te haya ido el dedo... Nolde y Fauve??? igual soy una inculta, pero no se qué es eso, ¿me lo explicas? Y "la da la mano" no se dice.... pareces madrileño!!!
Pero oye, que es por sacarle algo, porque está muy bien escrito y descrito. Me gustan esas personas que tienen cara de buena gente.
Primer comentario!!!!!! ¿¿¿qué me llevo????
Pegar botones. He ahí una expresión de lo más cotidiana y bonita. Puede que incorrecta, pero precisa.
Mantengo mi teoría de que eres un cotilla cum laude para ir a fijarte en semejantes detalles que por cierto, están muy bien descritos.
Hoy la foto muy chula. Para que luego me pongas verde.
Primer comentario después del de la Marichunga que no cuenta porque te ha hecho la pelota.
¿Qué me llevo?
¿¿¿la pelota??? Pero si le he sacado todos las faltas!!!
La jerarquía es la jerarquía, Dulci y yo he sido la primera!!!! Pianista!!!!! mi premio!!!!!
MAría, corregido el "combinado" mal comPinado. Jo, para un día que intento repasar... Busca Emil Nolde y verás qué cuadros más chulos. HAsta a Dulci le han gustado, con eso está todo dicho. Lo de la mano es muy intencionado. Y veo que ha sonado como quería que ¡Un botón!!!
Si, si, Dulci, los botones se pegan, no se cosen. Es que si no marujeo, no güepeo, así que ya me dirás qué hago...
Venga Dulci, de premio... un dobladillo.
Pues si, Msría, guapa, menudo repaso de colegita me has dado... Ahora te quito el botón, ea.
Los botones se pegan,no se cosen, como decía mi abuela, y como cualquier otro detalle de la vestimenta,relatan aventuras y desventuras del portador del traje.
Yo me fijo muchísimo en los zapatos.
Soy obsesiva compulsiva.
No soporto los zapatos que no estén limpios, que no brillen.
Bien por tu abuela, NataliaP. ¡Viva las abuelas!, dicho sea de paso. Eso de loszapatos mi madre siempre lo dice, y, como siempre, tiene razón, oye, que es que hay cada cutre de traje de alpaca que el betún, ni en pintura, como si dijéramos.
Explica eso de "hasta a Dulci le gustan". Valiente.
Marichunga pelota. Ea.
No, Dulci, que me rompes las piernas. Y no te metas con mi Marichunga, con lo que cuesta verla por aquí últimamente!!!!
Muy bien escrito. Me gusta el final.
Lidia
Cuando te pones, escribes como te da la gana, qué tío. Qué bueno...
Abrazo
Explica ahora eso de "mi Marichunga".
Listo.
Para muestra un botón es por decir algo ja ja ja
Mientras que el del traje, que no sabe que ahora los trajes se compran con dos pantalones en lugar de con 2 americanas, te dé la paz y no la lata, todo va bien.
Porque, los hay que dan mucho la lata y una va a lo que va además de a fijarse un pooco, claro.
AnónimoLidia, qué grato reverte por aquí. Es lo que está escrito, creo. Me gusta que te te guste.
FutBlo, tío, que me vas a poner colorado a estas alturas del telediario...
A ver, Dulci, aquí el rey d elos bautizos blogueros (además de reina madre honorífica) soy yo. Así que como yo me saquñe de mi manga (con botones) lo de Marichunga, pues eso, que es cosa mía.
Myriam!! Qué grato releerte!!! oye, y a veces la muestra vale, pero no hay quien de con otro botón igual. Espero leerte prontísimo por aquí otra vez, ¿vale?
No, no Atiza, con dos pantalones en Modelo, que era una ienda estupenda y elegantísima de un fulano que se apellidaba Pantaleoni y no era chiste!!!
Y sinduda, mejor la paz que la murga, no hay color, pero me tienes intrigado, Atiza, guapa: eso de ir a lo que vas y a mirar un poco no ha quedado nada claro, así que mejor te pones a despejarnos las dudas...
Por partes: que hay quien da la paz a diestro y siniestro, hasta la contorsión y eso es dar la lata.
Hombre, que de paso que una va a lo que va, siempre los ojos miran a donde miran y se hacen una idea de si la parroquia crece o mengüa. (Que yo digo que crece en calidad, que es lo que importa)
Me voy a dar un paseo por la Castellana que hoy estará tranquila.
Atiza, hija, qué voces pegas.
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