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Brindando con un día de retraso
Voy con un día de retraso, pero es que así son las cosas y así se las vamos contando, o sea, a salto de mata, lo mejor que se puede, pero con las prisas en los talones y la cabeza en ocho sitios a la vez. Ya lo tengo dicho, quien quiera más, al Frankfurter Allgemeine Zeitung, que esto no da para más. Resulta que ayer, fiesta de la Almudena, hermosa y madrileña, se conmemoraban lo requetenoecuántos años de la proclamación de San Juan de Letrán como basílica. Resulta que, cuando el emperador Constiantino se rindió a la evidencia y trató de aclarar los asuntos de su garito proclamando al cristianismo como lo que d efacto era, religión oficial, el primer templo que adquirió el rango basilical fue la Iglesia de San Juan de Letrán, en Roma, San Giovanni in Laterano, porque los nombres, cuando se dicen en italiano ganan un rango fascinante, a ver si no. Las basílicas, según estudié en mi lejana juventud, latina del latín -no de las papichulas, ojo-, entusiasmada y artística, tienen su origen en los edificios de planta rectangular que solían estar destinadas a oficinas para los romanos. Oficinas de los oficios, como si dijñéramnos. Cuando las celebraciones cristianas fueron pasando de la clandestinidad al ámbito público, de la catacumba a la luz, se fueron adaptando las viejas basílicas en desuso a templos consagrados a Dios. O sea, la riqueza, en lugar de templo lujoso, se apañó con lo que había, quitando la mugre y adecentándolo un poco. Muerte al tópico.
San Juan de Letrán por la parte interior, que se suele ver menos. Muchos se creen que la basílica y todo el complejo anexo está en Italia, pero no es así. Todo esto es parte del Estado Vaticano, lo mismo que San Pedro, así que la tira y media de turistas han estadpo más tiempo en tierra vaticana de lo que se imaginan. Qué cosas.
Total, que San Juan de Letrán se convirtió en la primera iglesia de Roma, en su piedra angular, lo cual que con el tiempo, pese a que no demasiada gente lo sabe, la sede obispal de la ciudad está allí y no en la también basílica de San Pedro del Vaticano. Y por ello, por ser la más importante para los romanos es también la de todos los critianos, la de todos los bautizados que en algún momento hemos deambulado por este valle de lágrimas.
A mi, San Juan de Letrán me tiele loco. Me maravilla, me encanta, me conmueve, me abruma, me fascina. La he visto en la gélida Navidad, en el asfixiante verano, bajo la lluvia y el atronador brurrum de los motorinos y siempre me acuerdo, porque es uno de mis lugares favoritos.
Con un día de retraso, feliz cumpleaños, basílica de la cristiandad y depósito de tanto rato romano bien disfrutado.
Brindo, chinchín.
6 comentarios:
Pues sí. Recuerdo que una vez entre en una dependencia en san Juan de Letrán para pedir información y el pollo que me atendió llevaba la insignia del Vaticano. Me enteré entonces que no es Italia.
Por cierto, ¿será cierto que tienen el registro de TODOS los bautismos de todas las diócesis de todos los paises?
Pienso en el cura domero de la Catedral de BCN al que tuve que ir a por mi Fe de Bautismo para una gestión. El pobre tenía unos archivos infinitos a letra redondilla que flipas. No se podían contar los tomos. Así que en San Juan de Letrán ni te cuento.
Ay, que me enrollo mucho.
Arquitectura maravillosa, que aprendan los de ahora.
Creo que los Mormones tienen un edificio enorme en Salt Lake City donde tienen el registro de todos los nacimientos desde tiempos immemoriales...
Puestos en arquitectura, lo que más me gusta es el Baptisterio. Está orientado de forma que siempre hay un haz de luz que se filtra y baña directamente la Pila. Y curiosamente si paseas pegada al muro ves la luz iluminando la pared.
La Luz inspira a la luz.
Ya puestos, a ver qué Iluminati consigue esto. !Toma!
PD Los mormones, unos jetas.
Y las mormonas unas pringadas.
Pues calcula, Dulci, que sería la de todos los bautizados en todas las diócesis de todos los sitios y desde todos los tiempos. Es complicado, pero cosas más raras se han visto. Y hasta en redondilla.
Es que los mormones se han de aburrir una barbaridad, querido Enrique.
Ay, Dulci, que ahora me toca contar mis batallitas en ese baptisterio y se lía gorda. Es una de tantas maravillas que pasa desapercibida en nuestra amada Roma.
Bueno, tampoco hay que ponerse así, que hay algunas mormonasvikingas que pa qué.
A mi tambien me encanta, estoy deseando ir a verla otra vez
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