domingo, 1 de mayo de 2011

El amigo

Esto sucedió en 1990. Al parecer el que había sido presiente de la República de Italia, Sandro Pertini, estaba muy malito. Estaba en el hospital y se dio cuenta que de aquella no le sacaba nadie. Según dicen, pidió que avisasen a su amigo.
Por allí andaría, digo yo, todo el que habría sido alguien en la cosa política, tirando a sociata mayormente, en su tiempo y en su espacio. Pero él insistía. Y su amigo se enteró del asunto y allá que se fue.
Por lo que años, unos cuantos años después explicó un testigo directo del asunto, su amigo suspendió todas sus actividades y les dijo al secretario y al fotógrafo acompañante que cogían un coche y que se iban al hospital. Y allá que se fueron.

Pertini se nos hizo especialmente simpático por aquí cuando, siendo presidente, estuvo junto al Rey, y junto al presidente alemán, en la tribuna de la final del Mundial de Fútbol. Allí también estaba el añorado Calvo Sotelo, un gran hombre aún no suficientemente reconocido, vaya aquí mi rendida admiración. Iban allí con la murga de la pelota hasta que un italiano despeinado, Tardelli, metió un gol que levantó del asiento al abuelete Pertini, que a sus 85 años de emociones, se pasó el protocolo por el Coliseo, pegó un salto, brazos al aire, el alemán de pasta de kartofen y el Rey Juan Carlos, entre divertido y admirado le dio un abrazo cariñoso, un poco por lo de la alegría mediterránea y otro poco para calmarle, no fuese a darle un jamacuco allí mismo que nos metiese en una guerra transalpina. Elegante no sería, pero simpático y espontáneamente cariñoso, lo cual que gustó mucho.
Pertini era un socialista educado y culto, ateo y respetuoso, muy querido por la gente y que al parecer, no debió de terminar muy bien con el aparato. Lo normal, diría yo. Cultivó una enorme amistad con Juan Pablo II, ese, su amigo. El amigo que pedía ver diez minuticos antes de que se le arrebatase la vida.

Yo me imagino estar de turno en el hospital, la máquina del café que no da cambio con la cosa de tener por allí todo revolucionado con los plastas de la Komintern chupando cámara mientras esperan que casque la momia. Y de pronto que se te aparezca un pedazo de cura de metro noventa con acento polaco, otro de traje que no sabes quién es y uno más de blanco que parece, que parece, que parece... ¡joer, el Papa!
El Ppa que se acerca a la familia y habla con la esposa. Hola, me he enterado de que mi amigo está muy enfermo y que quiere verme, así que aquí estoy.

La mujer de Pertini debió de ser una señora mucho más atea y no tan educada como don Sandro. Pues de aquí no pasa. Y no le dejó entrar.
Yo, y creo que muchos otros, estamos en esa y la liamos. Pero claro, cada uno es como es. Y el amigo era así.
¿Le importa que me quede un ratito en este pasillo, señora?, parece que le dijo. La mujer, ya digo, no muy educada, le contestó que hiciese lo que le diese la gana. Y a bodas me invitas. El Papa se lo tomó literalmente: hizo lo que quiso, y, sin lugar a dudas, lo mejor que podía hacer por su amigo.
Se sentó en una butaca, o silla o lo que fuese y sacó el Rosario. Y se puso a rezarlo. Yo me imagino a las enfermera sde antes flipando, y a los rogelios lameculos flipando aún más.
Ya he terminado, les dijo a su secretario y al fotógrafo acompañante. Podemos irnos. Ahora mi amigo ya sabe que he estado aquí.
Y se fueron.
Y Pertini se murió y seguro que sabe lo de su amigo.

De la parienta no tengo más datos.

20 comentarios:

Altea dijo...

Pues menudo era el Beato JP II (Uau, cómo queda!). Si tenía que desmontar toda su agenda para estar allí por su amigo, lo hacía y se quedaba tan ancho. Algún Avemaría le caería también a la mujer.
Gracias por esta historia. No tenía ni idea de ello.

Atiza dijo...

Muy bonito, Pianista. Yo vengo de allá en viaje express. Como la cosa estaba muy pero que muy chunga para entrar, me agarré de Antonia, Antonia Dell Atte, que pasaba por allí, y me planté con los de L´Stampa. Oye, y mas chula que un 8, Atiza con Antonia. E finitto. Y ya por aquí.
¿Quién dijo "tonto el último"?;)

Nodisparenalpianista dijo...

Oye, pues seguro que si, Altea.

Atiza, venga ya esa crónica!!! Porque agarrada de la Toña, seguro que no te dejarian entrar!!!

Dulcinea dijo...

Pertini era básicamente simpático, como casi todos los italianos. Y con los años, yo creo que se volvió más salao.

No sabía esta historia que nos cuentas. Una lástima haber privado a Pertini de esa conversación con el Papa. Lo que se habrían dicho el uno al otro.

Dulcinea dijo...

Pues en un semáforo, desde un taxi, ví una vez a la Dell Atte, aquí en can butifarra. Iba sin peinar, sin maquillar y a medio vestir. y parecía un trucha, fíjate. Ni carne ni pescado.

Espero que ayer fuera duchadita y arreglada, más que nada por tí, si fuisteis agarradas del bracete.

Atiza dijo...

Ni más ni menos que en donde estaban los de l´Stampa que vendría siendo en la prensa española algo como qué, ¿Pianista?

Mira,mira lo que encuentro, Dulci...
http://www.ondacero.es/OndaCero/noticia.do?titular=&id=11050132&hit=1&automatic=true

Dulci, guapísima, déjate de historias, pero un poco grandona, para mi metro y medio, enorme!

Dulcinea dijo...

Atiza, que te lo digo de verdad, que sin el cemento cola del maquillaje y sin la ropa fashion, es un especímen andrógino que ni chicha ni limoná

Que estaba sin peinar, ni había visto la ducha en días, ni la ropa que llevaba era suya. De no ser porque la ví de frente a dos metros, hubiera dudado que era ella.

Pero cien veces mejor ella que la recauchutada Obregón, of course.

Nodisparenalpianista dijo...

Dulci, apunto lo de CASI.

Las lupas, Dulci.

Pues me has pillado, Atiza. Es que los italianos tienen lo suyo, pero nosotros lo nuestro... Busco a Atiza en el vídeo!!! Y ya sabes que soy un experto, que si me pongo, encuentro hasta al sanferminero de Verde!!!!

Es que los grunges, ya se sabe, Dulci. De todos modos, ¿alguen podría decirme cómo hemos pasado de Pertini y el Beato Juan Pablo II a la dellAte y la Obregón???javascript:void(0)

Dulcinea dijo...

Cosas de Atiza, Pianista. Bueno, Altea también la lía.

Altea dijo...

¡Ay, ay, ay, cómo te llevaban, Dulci, si no parecías ni tú! No te tapes con la manita, que se ve que eres tú la de la camilla.

Nodisparenalpianista dijo...

Uf, vaya trío, Dulci!!

Aivá, Altea, pues e verdad!!! Es que sin peineta me cuesta reconocerla!!!!

Dulcinea dijo...

¿la de la camilla? Perdona, pero soy mas de chaise-longe... je, je, je,

Dulcinea dijo...

Pianista, la culpa es tuya por no poner orden, que te veo un poco flojo, la verdad.

Atiza dijo...

El asunto no son los de la camilla, jolines, es la Dell Atte, que va a empujones, a ver si la distinguís que estáis peor que el Pianista. Si no es por ella lo veo desde Fuimicino.
Y de L`Stampa, qué, eh? Has averiguado algo? Hombre, una Estampa del nuevo Beato me dieron y eso mola...

Myriam dijo...

Muy buena entrada Pinista.
Gracias

Dulcinea dijo...

Altea, ¿tú también llevas peineta? Dí que sí, que se note donde hay clase, y no la escuchimizada de la Antonia.

Dulcinea dijo...

Escanea y reparte Atiza.

Altea dijo...

Hum... lamento decir que jamás me puse semejante cosa en la cocorota. Pero a vosotras os queda la mar de bien, vaya que sí.

Atiza dijo...

Y el otro ni mú con lo de L'Stampa porque del Observattore Romano, si sabemos algo, no?;) Ya te vale, majo. Si es que así estamos, claro.

Dulcinea dijo...

Eso, eso, Pianista, dí algo.