domingo, 21 de enero de 2007

Marion

Tuvo que ser o a finales de 1992 o a comienzos de 1993.

Una tarde fría. ¿Qué hacemos hoy? Pues un poco lo de siempre, salir por ahí, copear un rato y marcarnos unos bailes. Debía de hacer un frío considerable, pero eso no lo acabo de recordar con seguridad.
Pero nos llama un compañero común y nos invita a ir a su pido, a ver una peli que le ha recomendado fervientemente Don Eduardo y que igual también se apunta a verla. Bueno, igual.
Lo hablamos Iñaki y yo. ¿Qué hacemos? Hace unos días habíamos ido con Miguel Ángel, el compañero en cuestión, y alguien más a una cafetería y habíamos terminando echándonos unos futbolines de antología. Me está feo el decirlo, pero mi prodigioso golpe de muñeca suele ser letal para mis contrincantes y las mieles de la victoria nos endulzan la velada. Bueno, pues vamos.


La película en cuestión, que tanto gusta al pinkfloydiano Don Eduardo, es Cielo sobre Berlín. A mi me suena, pero no la he visto. Es de un director alemán muy renombrado, muy moderno y que gusta mucho a los alternativos, la gente guapa y así. Miguel Ángel vive relativamente cerca de nuestro piso, a unos cinco minutillos que, en una noche fría, gélida como aquella se convierte en medio paseo velocísimo. Finalmente asistimos al pase el propio Miguel Ángel, Don Eduardo, puede que el otro Miguel Ángel, Iñaki y yo mismo. El soporte fue una tele en color –lujazo para Iñaki y para mi, que dejamos de ver casi del todo la TV gracias al costroso aparato en Blanco y Negro borrosísimo que había en nuestro piso- y la versión era de una grabación de TVE2 subtitulada.
Aquella película me fascinó. La línea argumental es que un ángel, atraído por la curiosidad, decide encarnarse para poder saber en qué consisten las emociones humanas, para poder sentir el café caliente en la boca, poder ver los colores y saborear el dolor de las lágrimas. El ángel se enamora de una trapecista que se disfraza de ángel para actuar. En su periplo por un Berlín aún separado por el Muro, conocerá a otro ángel encarnado y los ambientes musicales underground con Crime and the City Solution o Nick Cave.
Don Eduardo tenía razón. Iñaki y yo acertamos al aceptar aquel plan en lugar de irnos de copeo por lo Viejo.

Después de verla, anduve buscándola años y años. En una ocasión la pude ver de reposición, creo que en la Filmoteca. Estuvieron a punto de traérmela de Berlín en alemán y muchos años después de aquel 92 o 93 la pude adquirir y disfrutarla en casa.




Hoy he visto en el periódico que Marion ha fallecido y he recordado aquella historia. Supongo que todos los que en algún momento quedamos deslumbrados con El cielo sobre Berlín tenemos una.

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