Supongo que es lo que tienen muchos juegos. O casi todos los que le exigen a los que participan una cierta dosis de reposo. El juego, al final, termina siendo lo de menos.
Igual es mucho más sencillo que eso. Igual lo es tanto como que soy bastante malo en algunos de esos juegos y me tengo que distraer con otras cosas para hacer más llevadera la calamidad de la derrota. Y claro, cuando uno se estrella en lo del ajedrez, lo que le queda es compartir tablero y mantel con su oponente. Y ya está. Es como lo del viejo chiste del póquer y ganar.
Supongo que si no aprendí a jugar mejor sería no por falta de buen maestro, sino porque ese mismo maestro me estaba enseñando cosas mucho más importantes que las que ocurrían en el tablero. De hecho, en el pequeño tablero cubierto por un cristal no pasaba nada. Como mucho, que caían las figuritas de madera torneada -yo prefiero negras, el gusto por el bando de los perdedores-, como mucho que se quedaban sin jugar aperturas sicilianas, defensas españolas y demás zarandajas.
Una vez me explicaban lo del diálogo como juego de suma cero o de suma uno o de suma algo, no me acuerdo. Pero me acuerdo de la sustancia: que la gracia del diálogo, cuando se juega en serio, es que todo el que participa sale ganando porque termina sabiendo algo más de lo que sabía al comenzar. Menuda tela.
Ya digo, el tablero era un pretexto. El lujo, el maestro. También supongo que desde entonces todo una lucha para imitarle en todo lo bueno. Bueno, cuesta, pero a veces casi sale.
Cada día intentando ser un poco fuerte, un poco madrileño, un poco formal.
Un poco vivalavida, un poco católico, un poco sentimental.
Y asi.
Seguimos en la lucha.
miércoles, 4 de abril de 2007
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22 comentarios:
Yo soy madrileño, tú no sé de dónde eres, me da igual en que ciudad o porqueriza hayas nacido, me da igual de qué familia y de que ideología política seas, pero por tu forma de escribir puedo deducir que sí, que te aplastaría jugando al ajedrez.
J
Hola J.
si, posiblemente me aplastarías jugando al ajedrez. En la primera partida.
Después de esa, supongo que ya habría aprendido lo suficiente como para no necesitar la revancha.
Lo que me intriga es la sutileza que se desprende de mi modo de redactar para deducir que soy bastante justito como ajedrecista, máxime cuando afirmo que me estrellé como jugador. Es lo que tienen los ajedrecistas, que las pillan al vuelo. Creo.
Apadrino "zarandajas".
A mi me preocupa esa J, porque no es la mía, que lleva punto, así: J.
Da igual la ciudad, la familia, e incluso la ideología política. Pero me da -no sé por qué- que ser católico irrita. Güeps.
A mi, los juegos de azar se me dan mal.
Hola J. .
No había dudas, tú si que das la cara.
Apuntas bien, pero ya sabes que nos toca ser generosos, porque además nos gusta y nos da la gana. Te recomiendo que juegues. Cuando el contrincante merece la pena, el juego es un buen pretexto para aprender de él todo lo bueno.
Eso si, en el mus soy un crac.
Peter, eres un hacha, ¡catacrac!
Querido lerdo:
No es cuestión de dar la cara o no. "Esto" en lo que tú escribes es de "acceso público" y, por lo tanto, te arriesgas a que cualquier persona pueda leerlo. J es la inicial de mi nombre y aunque te lo dijese te daría igual, seguiría siendo igual de desconocido para ti.
Aún así, ya te lo aviso, seguiré visitando esta horrible página web. Me ha encantado tu respuesta, te pones la mar de digno y remilgado, está bien, está bien...
¿Ya has arreglado eso del formato Html? El uso de las cursivas en los comentarios me vendría muy bien a la hora de citarte. Que el ego no se te suba aún más, no te cito porque seas brillante, lo hago porque a veces me resultas un poquito ridículo en tus juicios, nada más...
Por cierto, dile a Mili que no me irrita lo de ser católico. Podéis ser católicos o iros a Wako cubiertos con sábanas a vivir en comuna, lo que me irrita es vuestra estupidez.
Perdona las prisas de mis misivas.
Se me olvidó esa J que tanto os ha puesto.
J
A ver si entiendes algo, anónimo:
aquí hay de todo, pensaba yo, como en botica. Genque que piensa, en general, y eso me alegraba. Poer me equivoqué: faltaba algo.
Me gusta que discrepes y que des caña. Me molesta, me sobra tu mala educación. Te invito a comportarte de un modo civilizado. Creo que tanto a mi como a la mayoría de los que por aquí se acercan, no muchos, pero si selectos, les encantará ver cómo eres capaz de desasnarte y compartir algún destello de inteligencia con la basca.
De todos modos, sigo sin entender cómo pierdes tu tiempo en cosas como esta. Los insondables misterios del alma humana.
Hasta pronto.
Querido J:
Me estupidiza aún mas leerte y eso me sienta bien.Te leo para olvidar.
Sincéramente tuyo,
j.
joer, qué mal rollito...
J, por qué no te tomas algo para relajarte?
Cómo está el patio!, te faltó añadir, si me permites la enmienda, "...pero bien lejos". El potencial de un par de comillas bien puestas.
J (con punto) menudo puntazo: olvida, vale, pero recuerda volver por aquí!!!
A ver si pillas la idea, J (sin punto):
o aportas algo o mejor te vas a molestar a otra parte.
Lo del diálogo, es sencillo: o ganamos todos o no juega nadie.
Ohh, la censura ha llegado. ¡Qué triste! ¿Tengo que decirte lo chachi que eres para que no borres los mensajes?
Tu blog, hasta ahora, ha sido un selecto club de pretenciosos dándose palmadas los unos a los otros. Opinando sobre todo, con palabras huecas, sin ningún tipo de criterio ni valor.
La frase que has decidido suprimir era grandiosa y no me pertenece a mi sino al amigo Tarantino, siento que no sea de tu gusto.
Por cierto, me encanta cuando te pones autoritario, seguro que alguno de tus colegas salta a defenderte en breve pero tú solito te sobras....
Otra cosa más.... Me da igual que borres mis comentarios, eso es que te molestan, ya he conseguido algo.
Y otra cosita más.... Me da también igual que intentes bloquear mi Ip, me encantan los proxys. No hace falta que te lo explique, seguro que sabes mucho.
¿Si no se puede opinar libremente para que escribes un blog?
Perdona, J. No entiendo ese resentimiento. Es tristísimo.
¿Te dedicas a herir a la gente por ahí, eso eres?
Para qué.
Dejas mal cuerpo.
Opinar libremente. Opinar con respeto. Aquí hay gente que entra, opina, respeta y vuelve. O no vuelve, es lo de menos. Los que no aceptan eso, no son bienvenidos. No es tan complicado, ¿no?
Claro, si jugamos a ver quien puede poner más comentarios y quien hace la lista más grande, J (sin punto), al final dará más pena que vergüenza ajena.
Querido J.
Esto es internet. Por supuesto que no quiero herir a nadie. Pero si uno opina a gritos en la calle se expone a que unos le aplaudan, otros le echen una moneda y alguno le pegue una patada en la boca.
Hay que estar abierto a todo tipo de críticas, no solamente felicitaciones y saludos de colegueo.
Si yo arremeto contra el autor de esta página es porque no me gustan ésta ni sus opiniones y él tiene que aceptarlo porque está expresándose en un medio que leen millones de personas en el mundo. No te lo repetiré, creo que lo has entendido.
Si el autor de esta página no quiere que haya faltas de educación está en su derecho de borrar el comentario pero que se borre cualquier comentario, tan sólo porque a él no le guste, no.
Por cierto, tu web, aunque mejor escrita también tiene tela que cortar.
J
Tu página está más viva conmigo como lector, los artículos en los que participo parecen foros...
Con el tiempo me darás las gracias.
J
Bueno, algo hemos logrado. Media idea, que tampoco da para mucho, pero menos da una piedra.
Aquí nadie gritaba hasta que llegaron tus comentarios. La visceralidad y la violencia de tus argumentos te descalificarían si tuviesen algún contenido. Si no te gusta esto no es mi problema. Si no te gusta como escribo, demuestra inteligencia y cógete un buen libro. Y no esperes que agradezca que haya muchos comentarios: ese nunca ha sido el objetivo. Precisamente la idea ha sido intentar sustituir lo feo por cosas buenas. Lo de la sobreabundancia de bien, que uno intenta pero -somos barro de cocer-sólo logra en contadas ocasiones.
Oye, con tanto tiempo libre, disfruta de la vida y no lo derroches leyendo mis chorradicas...
J sin punto
eres la excepción de la regla que define a los que nos hacemos llamar gatos.
Un jugador de ajedrez gana o pierde, pero no aplasta.
Y por último, responder con ataques, insultos e incluso con amenazas obedece a falta de argumentos, no a estar sobrado de redaños.
Si tu alta condición como persona, intelectual y talante tolerante te lo permite, me sentiría muy honrada que tuvieras a bien explicarme por qué lees nuestros juicios estúpidos. Aunque mejor prefiero que no me contestes porque como no soy superdotada no te iba a entender.
Por cierto, pianista, los madrileños no somos como jota, al que rebajo el ego con una minúscula.
Ladran Sancho, luego cabalgamos.
(que no es del Quijote, ya lo seee
Y jota. no nos escandalizas, te perdonamos y rezamos por tí. Personalmente te regalaría el Catón para que te sepas mover por la vida sin ofender a la gente.
Te dedico este chotis que, si eres gato, sin duda conocerás
Anda y que te ondulen
con la per-ma-nen
y pa' suavizarte
que-te-den-cold-crem.
Hola Dulcinea
pronto, Dios mediante, estaré por tu pueblo, poniéndome ciego de torrijas y en lo de Tintoretto. O sea, recreo para la mente y para la materia. Seguiremos informando.
Miau, miau, los mediogatos casi pasaremos de echar ajedreces, pero a un chotis vacilón nos apuntamos sin pensarlo.
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