Por casualidad di un día de paseo con la fundación de Arpad Szenes y Vieira da Silva, que resultó estar al ladito del hotel en Lisboa. Y me quedé fascinado. Eran, por entonces dos desconocidos.
Parecen dos media puntas del Oporto, a ver si no. O del Benfica. Nuno, Eusebio, Pinto, Szenes y Vieira da Silva, que un húngaro en la delantera siempre ha vestido mucho. A ver quién me dice que no, que suenan a campeones de la Copa de Ferias, que parece un premio taurino.
Bueno, que me confundo.
En cuanto repongan lo de la gasolina, nos cogemos el loquileto y el martillo pilón para los butrones y arreamos con este cuadro y con tres o cuatro más, que si hay que ir hasta Lisboa, aprovechamos el viaje, y yo le tengo el ojo echado a unos cuantos. Y nada de llevar provisiones. A ponernos morados de pastelitos de Belem. Aunque luego volvamos con sobrepeso en la cabina.
7 comentarios:
Ir a Lisboa siempre merece la pena, con cuadro o sin cuadro.
Lo del delantero húngaro, un puntazo.
¡Saludos!
!Ah, qué maravilla! Me apunto al atraco. Lo de "Pianista", por cierto, ¿no será por aquello de "tocar el piano" en comisaría?
Pues de ida o de vuelta, repostais en Madrid y del Prado me traeis las Meninas.
Si merece, si, Alejops, pero ya que hacemos el viaje, nos traemos algún recuerdillo, ¿no?
Otra historia apócrifa, JSVico, que es los pianistas valemos para un robo y para un descosido.
No se si quedará sitio en el loquileto, entre los pastelicos, los cuadros y los choris invitados, pero lo miraremos, Dulci, vale.
Me apunto a Lisboa, a la exposición y al Mosterio dos Jerónimos y a los pastelitos de Belem, of course! me quedo en el Loquileto esperando la huida.
Atiza, apuntada estás, pero a este ritmo, fleto otro loquileto. Para los pastelicos, digo.
Pues fletamos 2 ó 3 loquiletos porque a este paso, no despegamos ni a tiros. Y como que a la ida, volar bajo no importará. Pero a la vuelta, con las cosas en la saca... más nos valdrá volver ligeros y antes de que se den cuenta de lo que les falta...
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