Hace ya cuatro años, o tres, no se, el tiempo es raro desde el comienzo, ya lo he puesto, que temo una avería fatal en la bicicleta. Pienso en ello, la fatalidad, digo, cuando le doy al pedal izquiedo y oigo un cierto catarcrac al girar. Lo más normal sería que tuviese que darle un poco de grasa a la cadena, pero no tego ni idea, A ver si me acuerdo de echarle esprai. Luego hay que vigilar con los pantalones, porque te los pones perdidos, pero así de terrible es la mecánica. Pero claro, uno, que se suele poner siempre en lo peor, piensa que igual el ruidín ese no sea de la cadena, sino de la avería final. Una vez, hace cuatro años, tres, ya he dicho que no me acuerdo bien, un agorero de un taller de bicilcetas me dijo uy, como se te rompa el pedalier, vas listo. Terror. ¿Y eso qué es? Porque esto es como lo de los médicos. Sueltas dos cosas en la jerga propia de la fprofestión y ya tienes al pobre lego que le tiemblan las canillas. Bueno, la cosa es que el tío me explica que es una especie de sistema de engranaje donde se conectan las dos bielas (toma) de los pedales, o algo así, es decirl lo que gira, por hacerlo más claro. Y yo en plan cuánto tiempo queda para que sucumbamos a la fatalidad. Pues puede ser mañana o dentro de medio año, pero mira, y le da vueltas al pedal, ¿oyes el clac clac? Si. pues mala pinta. Uy.
Vale, hace tres años o cuatro, insisto, no me acuerdo. Y sigue.
El clac clac era que uno de los pedales perdía los cojinetes, se enganchaban y crujían al girar. Pero desde entonces, por culpa de aquel malaje de tío, cada vez que vuelvo por un taller mecánico, el de los abuelos o uno que hay cerca de un mercadillo, pregunto por si se diese el caso de escachuflamiento del pedalier, si habría o no solución. Allí, dond eel del mercadillo, uno que me recuerda a Georgie Dann me dice que bueno si se gompiese, encontraguía uno si pasez les días y tengo pasiensia. Se le ve de lejos, es todo un hombre Tour.
El tiempo que le diagnosticaron y ahí anda el hierro. El agorero también me dijo que si se rompía el pedalier y decidía tirarla, que le avisase, porque él la restauraría, por afición, ojo, que tal y como está... un momento antes me había dicho que, si, que era antigua, pero claro, que como el cuadro tenía un golpe tenía un valor muy relativo, y tal. Menuda joya.
El tiempo es raro también para una librera de aquí cerca. Una tarde de paseo, eontro y curioseo. ¿Buscas algo en particular? Pues si, si tuviese algo de Umbral. Ay, pues mira, a ver si queda algo, porque hace pocos días, un señor vino y se llevó unos cuantos. Hay que jorobarse, que uno se pone a pasear siemrpe a destiempo. Encuentro la Sinfonía borbónica y las echo al saco. Luego las leo y me gusta a medias. Demasiado bruto, pero ahí está. El libro está lleno de referencias a personajes reales, a veces con sus nombres, a veces no. Bueno.
Hay días que, mientras escucho a ver si revienta o no el pedalier, pienso en el otro letraherido umbraliano. Hay que ver, con lo poco que se encuentra por aquí, que haya uno haciéndome la cusqui con el asunto. Comoe sto me da a ráfagas, lo dejo y lo retomo, doy tiempo a ver si la peña salda libros y así se van acumulando. Pero es un asunto complicado.
Otro día doy otro paseo, hay que darle descanso al pedalier, y deambulo por donde las librerías de viejo. Hace unos años, esas calles contaban decenas de librerías, porque estaban cerca de la Universidad. Desde hace unos pocos, las fueron cerrando y pudieron agencias de viajes, un restaurante japonés que quebraría y ahora una tienda de productos de descuento algo así. Luego dicen que es el mejor momento d ela historia de las universidades, más alumnos que nunca, más titulados que nunca, más investigación que nunca. Pero las librerías van cerrando. El imbécil que se lo crea es eso: imbécil.
Total, que acabo donde la librera aquella. Voy echándole un vistazo a la enorme mesa que hay en la entrada y a algunos de los estantes. La señora, ecudacídima a la par que servicial se preocupa por si encuentro o no algo de lo que busco. Como es normal, no recuerda que hace unas semanas o tal vez meses, anduve por allí buscando lo mío. Pues mire, si, me preguntaba si tiene usted algún libro de Paco Umbral. Hay confianza, claro, a estas alturas. Pues voy a ver, que me parece que hay alguna Ninfa y poco más. ¿Sabe?, resulta que hace poco ha etsado un señor que se llevó un montón, a ver qué es lo que queda. Y queda lo que quedaba hace unos meses o tal vez semanas menos uno, la Sinfonía Borbónica, que se llevó uno de gafas rojas, pero que parece no debió calar demasuiado. Mejor pasar desapercibido, eso está claro. Pasar cruzando ese tiempo raro, bielas y Pitita, el Tour y los libros forrados o por forrar, que se me está haciendo montaña, el pedalier y Georgie Dann, que parece que fue ayer, el Bimbó y Escartín, las ninfas y todo eso, las ocurrencias en bicicleta, y así.
miércoles, 18 de agosto de 2010
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5 comentarios:
Ese señor que se llevó un montón creo que se merece una entrada en tu chat.
Ponte en contacto con María España y la invitas a visitar tu biblioteca: te hace miembro de honor de la Fundación Paco Umbral.
Bueno, qué. ¿Actualizamos o no?
Hum... Com se te rompa el eje del pedalier vas definitivamente listo. Te veo de brikomanía un mes, jejeje.
Ese señor para mi que es el fantasma dse las bibliotecas, Dulci. Un equipo ciclista patrocvinado por la Fundación Umbral: todos con maillot y bufanda. Y de mecánico Georgie Dann, o sea.
Pues a ver, si hasta actualiza Néstor, algo habrá que hacer, Dulci.
Calla, cenizo, que ya me veo yéndome a Amsterdam a chorizarle los pedaliers a algún porrero de por allí, Néstor.
A mi me da que el tipo que se llevó tantos libros de Umbral eras tu mismo, en u npaseo anterior! jajaja
Pianista, tienes que mirarte lo de las letras, que escribes tan rápido que las juntas o te las comes o las desordenas todas... ¿o es que sigues dictándole tus entradas al Dragon aquel?
y cuidadito con lo del pedalier, no vayamos a tener un susto un dia de estos!!
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